lunes, 15 de abril de 2013

Lectura de la Biblia abril 15 de 2013


(Éxodo 5:1-8:32) Y después Moisés y Aarón entraron y procedieron a decir a Faraón: “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Envía a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto’”. 2 Pero dijo Faraón: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y envíe a Israel? No conozco a Jehová en absoluto y, lo que es más, no voy a enviar a Israel”. 3 Sin embargo, ellos pasaron a decir: “El Dios de los hebreos se ha puesto en comunicación con nosotros. Queremos ir, por favor, camino de tres días al desierto y hacer sacrificios a Jehová nuestro Dios; de lo contrario quizás nos hiera con peste o con espada”. 4 Ante esto, les dijo el rey de Egipto: “¿Por qué, Moisés y Aarón, hacen ustedes que el pueblo desista de sus trabajos? ¡Vayan a llevar sus cargas!”. 5 Y continuó Faraón: “¡Miren! La gente de la tierra ahora es mucha, y ustedes realmente la hacen desistir de llevar sus cargas”. 6 Inmediatamente en aquel día Faraón mandó a los que obligaban a la gente a trabajar y a sus oficiales, y dijo: 7 “Ustedes no deben recoger paja para dársela al pueblo para que haga ladrillos como antes. Que vayan ellos mismos y recojan la paja para sí. 8 Además, la cantidad de ladrillos que les era exigida y que hacían antes, todavía se la impondrán. No deben hacerles ninguna reducción, porque están holgando. Por eso andan clamando, y dicen: ‘¡Queremos irnos, queremos hacer sacrificios a nuestro Dios!’. 9 Dejen que el servicio pese sobre los hombres y que se ocupen en él, y que no presten atención a palabras falsas”. 10 De modo que salieron los que obligaban a la gente a trabajar, y sus oficiales, y dijeron al pueblo: “Esto es lo que ha dicho Faraón: ‘Ya no les doy más paja. 11 Vayan ustedes mismos, consíganse paja dondequiera que la hallen, porque no ha de haber ni una pizca de reducción de sus servicios’”. 12 Por lo tanto, se esparció el pueblo por toda la tierra de Egipto a fin de recoger rastrojo para [usarlo como] paja. 13 Y los que los obligaban a trabajar seguían apremiándolos, diciendo: “Acaben sus trabajos, cada uno su tarea, día por día, tal como cuando estaba disponible la paja”. 14 Más tarde, los oficiales de los hijos de Israel, que habían sido puestos sobre estos por los señaladores de tareas de Faraón, fueron golpeados, mientras estos decían: “¿Por qué no acabaron su tarea prescrita de hacer ladrillos como antes, ni ayer ni hoy?”. 15 En consecuencia, entraron los oficiales de los hijos de Israel y se pusieron a clamar a Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas de esta manera a tus siervos? 16 No se da paja a tus siervos y, sin embargo, nos están diciendo: ‘¡Hagan ladrillos!’, y ¡mira!, se golpea a tus siervos, cuando la falta es de tu propio pueblo”. 17 Pero él dijo: “¡Están holgando, están holgando! Por eso andan diciendo: ‘Queremos irnos, queremos hacer sacrificios a Jehová’. 18 Y ahora, ¡vayan, sirvan! Aunque no se les dará paja, aun así han de dar la cantidad fija de ladrillos”. 19 Entonces los oficiales de los hijos de Israel se vieron en un mal aprieto a causa del dicho: “No deben rebajar de sus ladrillos ni una pizca de la cuota diaria de nadie”. 20 Después de eso se encontraron con Moisés y Aarón, que estaban de pie allí para encontrarse con ellos cuando salieran de donde Faraón. 21 En seguida les dijeron: “Que Jehová los mire y juzgue, puesto que nos han hecho tener un olor ofensivo delante de Faraón y delante de sus siervos, a fin de poner una espada en mano de ellos para matarnos”. 22 Entonces se volvió Moisés a Jehová y dijo: “Jehová, ¿por qué le has causado mal a este pueblo? ¿Para qué me has enviado? 23 Porque desde el tiempo en que fui delante de Faraón para hablar en tu nombre, él le ha hecho mal a este pueblo, y tú de ninguna manera has librado a tu pueblo”. 
6 De modo que Jehová dijo a Moisés: “Ahora verás lo que yo le haré a Faraón, porque a causa de una mano fuerte los enviará, y a causa de una mano fuerte los expulsará de su tierra”. 2 Y Dios siguió hablando a Moisés y diciéndole: “Yo soy Jehová. 3 Y yo solía aparecerme a Abrahán, Isaac y Jacob como Dios Todopoderoso, pero en cuanto a mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos. 4 Y también establecí mi pacto con ellos para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus residencias como forasteros, en la cual residieron como forasteros. 5 Y yo, sí, yo, he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios tienen esclavizados, y me acuerdo de mi pacto. 6 ”Por lo tanto, di a los hijos de Israel: ‘Yo soy Jehová, y ciertamente los sacaré de debajo de las cargas de los egipcios y los libraré de ser sus esclavos, y verdaderamente los reclamaré con brazo extendido y con grandes juicios. 7 Y ciertamente los tomaré a ustedes como pueblo para mí, y verdaderamente resultaré ser Dios para ustedes; y ustedes ciertamente sabrán que yo soy Jehová su Dios que los está sacando de debajo de las cargas de Egipto. 8 Y ciertamente los introduciré en la tierra acerca de la cual alcé mi mano en juramento para darla a Abrahán, Isaac y Jacob; y verdaderamente  la daré a ustedes como cosa que han de poseer. Yo soy Jehová’”. 9 Después Moisés habló de este modo a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moisés por su desánimo, y a causa de la dura esclavitud. 10 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 11 “Entra, habla a Faraón, rey de Egipto, que debe enviar a los hijos de Israel fuera de su tierra”. 12 Sin embargo, Moisés habló delante de Jehová, y dijo: “¡Mira! Los hijos de Israel no me han escuchado; y ¿cómo es posible que Faraón me escuche, puesto que soy incircunciso de labios?”. 13 Pero Jehová continuó hablando a Moisés y Aarón y dando por ellos el mandato a los hijos de Israel y a Faraón, el rey de Egipto, a fin de sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto. 14 Estos son los cabezas de la casa de sus padres: Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron Hanok y Palú, Hezrón y Carmí. Estas son las familias de Rubén. 15 Y los hijos de Simeón fueron Jemuel y Jamín y Ohad y Jakín y Zóhar y Shaúl el hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón. 16 Y estos son los nombres de los hijos de Leví, según sus descendencias familiares: Guersón y Qohat y Merarí. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años. 17 Los hijos de Guersón fueron Libní y Simeí, según sus familias. 18 Y los hijos de Qohat fueron Amram e Izhar y Hebrón y Uziel. Y los años de la vida de Qohat fueron ciento treinta y tres años. 19 Y los hijos de Merarí fueron Mahlí y Musí. Estas fueron las familias de los levitas, según sus descendencias familiares. 20 Ahora bien, Amram tomó por esposa a Jokébed, hermana de su padre. Más tarde, ella le dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años. 21 Y los hijos de Izhar fueron Coré y Néfeg y Zicrí. 22 Y los hijos de Uziel fueron Misael y Elzafán y Sitrí. 23 Ahora bien, Aarón tomó por esposa a Eliseba, hija de Aminadab, la hermana de Nahsón. Más tarde, ella le dio a luz a Nadab y a Abihú, a Eleazar y a Itamar. 24 Y los hijos de Coré fueron Asir y Elqaná y Abiasaf. Estas fueron las familias de los coreítas. 25 Y Eleazar, hijo de Aarón, tomó para sí por esposa a una de las hijas de Putiel. Más tarde, ella le dio a luz a Finehás. Estos son los cabezas de los padres de los levitas, según sus familias. 26 Este es el Aarón y Moisés a quienes dijo Jehová: “Saquen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto según sus ejércitos”. 27 Ellos fueron los que hablaron a Faraón, rey de Egipto, para sacar a los hijos de Israel de Egipto. Este es el Moisés y Aarón. 28 Y aconteció el día en que Jehová habló a Moisés en la tierra de Egipto, 29 que Jehová siguió hablando a Moisés, diciendo: “Yo soy Jehová. Habla a Faraón rey de Egipto todo lo que te estoy hablando”. 30 Entonces Moisés dijo delante de Jehová: “¡Mira! Soy incircunciso de labios, de modo que ¿cómo es posible que Faraón me escuche?”. 
7 Por consiguiente, Jehová dijo a Moisés: “Mira, te he hecho Dios para Faraón, y Aarón tu propio hermano llegará a ser tu profeta. 2 Tú... tú hablarás todo lo que te mande; y Aarón tu hermano se encargará de hablar a Faraón, y él tiene que enviar de su tierra a los hijos de Israel. 3 En cuanto a mí, yo dejaré que se haga obstinado  el corazón de Faraón, y ciertamente multiplicaré mis señales y mis milagros en la tierra de Egipto. 4 Y no les escuchará Faraón; y tendré que poner mi mano sobre Egipto y sacar a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto con grandes juicios. 5 Y ciertamente sabrán los egipcios que yo soy Jehová cuando extienda mi mano contra Egipto, y verdaderamente sacaré a los hijos de Israel de en medio de ellos”. 6 Y Moisés y Aarón se pusieron a hacer como Jehová les había mandado. Hicieron precisamente así. 7 Y Moisés tenía ochenta años de edad y Aarón tenía ochenta y tres años de edad cuando hablaron a Faraón. 8 Jehová ahora dijo a Moisés y a Aarón: 9 “En caso de que les hable Faraón, diciendo: ‘Prodúzcanse un milagro’, entonces tienes que decir a Aarón: ‘Toma tu vara y arrójala delante de Faraón’. Se convertirá en una culebra grande”. 10 De modo que Moisés y Aarón entraron a donde Faraón e hicieron exactamente como había mandado Jehová. Por consiguiente, Aarón arrojó su vara delante de Faraón y de sus siervos, y esta se convirtió en una culebra grande. 11 Sin embargo, Faraón también llamó a los sabios y a los hechiceros; y los mismos sacerdotes practicantes de magia de Egipto también procedieron a hacer la misma cosa con sus artes mágicas. 12 De modo que ellos arrojaron cada uno su vara, y estas se convirtieron en culebras grandes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos. 13 Sin embargo, el corazón de Faraón se hizo obstinado, y no les escuchó, tal como había hablado Jehová. 14 Entonces Jehová dijo a Moisés: “El corazón de Faraón es insensible. Ha rehusado enviar al pueblo. 15 Ve a Faraón por la mañana. ¡Mira! ¡Va a salir al agua! Y tienes que ponerte en tal posición que te encuentres con él a la orilla del río Nilo, y has de llevar en tu mano la vara que se convirtió en serpiente. 16 Y tienes que decirle: ‘Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: “Envía a mi pueblo para que me sirva en el desierto”, pero ¡mira!, no has obedecido hasta ahora. 17 Esto es lo que ha dicho Jehová: “Por esto sabrás que yo soy Jehová. Aquí voy a golpear con la vara que está en mi mano sobre el agua que está en el río Nilo, y ciertamente se convertirá en sangre. 18 Y los peces que están en el río Nilo morirán, y el río Nilo realmente hederá, y a los egipcios simplemente no les quedarán ganas de beber agua del río Nilo”’”. 19 Más tarde Jehová dijo a Moisés: “Di a Aarón: ‘Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales del Nilo y sobre sus estanques llenos de cañas y sobre todas sus aguas represadas, para que se conviertan en sangre’. Y ciertamente habrá sangre en toda la tierra de Egipto y en las vasijas de madera y en las vasijas de piedra”. 20 Al instante hicieron esto Moisés y Aarón, tal como había mandado Jehová, y él alzó la vara y golpeó el agua que estaba en el río Nilo a los ojos de Faraón y de sus siervos, y toda el agua que estaba en el río Nilo fue convertida en sangre. 21 Y los peces que estaban en el río Nilo murieron, y el río Nilo empezó a heder; y los egipcios no podían beber agua del río Nilo; y la sangre vino a estar por toda la tierra de Egipto. 22 No obstante, los sacerdotes practicantes de magia de Egipto procedieron a hacer la misma cosa con sus artes ocultas; de modo que el corazón de Faraón continuó obstinado, y no les escuchó, tal como había hablado Jehová. 23 Por tanto, Faraón se volvió y entró en su casa, y no fijó su corazón en hacer caso a esto tampoco. 24 Y todos los egipcios anduvieron cavando alrededor del río Nilo por agua para beber, porque no podían beber del agua del río Nilo. 25 Y llegaron a cumplirse siete días después que Jehová hirió el río Nilo. 
8 Entonces Jehová dijo a Moisés: “Entra a donde Faraón, y tienes que decirle: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Envía a mi pueblo para que me sirva. 2 Y si sigues rehusando enviarlo, aquí voy a plagar de ranas todo tu territorio. 3 Y el río Nilo realmente rebosará de ranas, y ciertamente subirán y entrarán en tu casa y en tu alcoba interior y sobre tu lecho y en las casas de tus siervos y sobre tu pueblo y en tus hornos y en tus artesas. 4 Y sobre ti y sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos subirán las ranas”’”. 5 Más tarde Jehová dijo a Moisés: “Di a Aarón: ‘Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, los canales del Nilo y los estanques llenos de cañas y haz subir las ranas sobre la tierra de Egipto’”. 6 Por lo cual Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas empezaron a subir y a cubrir la tierra de Egipto. 7 Sin embargo, los sacerdotes practicantes de magia hicieron la misma cosa por sus artes ocultas e hicieron subir las ranas sobre la tierra de Egipto. 8 Con el tiempo Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: “Rueguen a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, puesto que quiero enviar al pueblo para que haga sacrificios a Jehová”. 9 Entonces Moisés dijo a Faraón: “Toma de sobre mí la gloria de decir cuándo he de rogar por ti y tus siervos y tu pueblo a fin de cortar las ranas de ti y de tus casas. Solo en el río Nilo quedarán”. 10 A lo cual él dijo: “Mañana”. De modo que [Moisés] dijo: “Será conforme a tu palabra, a fin de que sepas que no hay otro como Jehová nuestro Dios, 11 por cuanto las ranas ciertamente se apartarán de ti y tus casas y tus siervos y tu pueblo. Solo en el río Nilo quedarán”. 12 Por consiguiente, Moisés y Aarón salieron de donde Faraón, y Moisés clamó a Jehová a causa de las ranas que Él había puesto sobre Faraón. 13 Entonces Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y las ranas empezaron a morir de las casas, los patios y los campos. 14 Y fueron juntándolas en montón sobre montón, y la tierra empezó a heder. 15 Cuando Faraón llegó a ver que se había efectuado el alivio, hizo insensible su corazón; y no les escuchó, tal como había hablado Jehová. 16 Jehová ahora dijo a Moisés: “Di a Aarón: ‘Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, y tiene que convertirse en jejenes por toda la tierra de Egipto’”. 17 Y procedieron a hacer esto. De modo que Aarón extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, y los jejenes llegaron a estar sobre hombre y bestia. Todo el polvo de la tierra se convirtió en jejenes en toda la tierra de Egipto. 18 Y trataron de hacer lo mismo los sacerdotes practicantes de magia por sus artes ocultas, a fin de producir jejenes, pero no pudieron. Y los jejenes llegaron a estar sobre hombre y bestia. 19 Por lo tanto, los sacerdotes practicantes de magia dijeron a Faraón: “¡Es el dedo de Dios!”. Pero el corazón de Faraón continuó obstinado, y no les escuchó, tal como había hablado Jehová. 20 Entonces Jehová dijo a Moisés: “Levántate muy de mañana y toma una posición enfrente de Faraón. ¡Mira! ¡Va a salir al agua! Y tienes que decirle: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Envía a mi pueblo para que me sirva. 21 Pero si no envías a mi pueblo, aquí voy a enviar sobre ti y tus siervos y tu pueblo y en tus casas el tábano; y simplemente estarán llenas del tábano las casas de Egipto, y también el suelo sobre el cual están. 22 Y ciertamente haré distinta en aquel día la tierra de Gosén sobre la cual está situado mi pueblo, para que no exista allí tábano alguno; a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra. 23 Y verdaderamente fijaré una demarcación entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana se efectuará esta señal”’”. 24 Y Jehová procedió a hacerlo así; y densos enjambres de tábanos empezaron a invadir la casa de Faraón y las casas de los siervos de este y toda la tierra de Egipto. Quedó arruinada la tierra como resultado de los tábanos. 25 Por fin Faraón llamó a Moisés y Aarón y dijo: “Vayan, hagan sacrificios a su Dios en el país”. 26 Pero Moisés dijo: “No es admisible hacerlo así, porque sacrificaríamos a Jehová nuestro Dios algo que es cosa detestable a los egipcios. Suponiendo que sacrificáramos una cosa detestable a los egipcios delante de sus ojos; ¿no nos apedrearían? 27 Iremos camino de tres días al desierto y definitivamente haremos sacrificios a Jehová nuestro Dios tal como él nos lo ha dicho”. 28 Ahora Faraón dijo: “Yo... yo los enviaré, y verdaderamente harán sacrificios a Jehová su Dios en el desierto. Solo no hagan que sea tan lejos el lugar adonde van. Rueguen a favor de mí”. 29 Entonces Moisés dijo: “Mira que voy a salir de delante de ti, y verdaderamente rogaré a Jehová, y mañana los tábanos ciertamente se apartarán de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. Solo que no vaya a burlarse de nuevo Faraón dejando de enviar al pueblo para hacer sacrificios a Jehová”. 30 Después de eso Moisés salió de donde Faraón y le rogó a Jehová. 31 De modo que Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y los tábanos se apartaron de Faraón, de sus siervos y de su pueblo. No quedó ni uno. 32 Sin embargo, Faraón hizo insensible su corazón esta vez también y no envió al pueblo.

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