(2 Samuel 5:1-9:13)
Con el tiempo todas las tribus de Israel vinieron a David, en Hebrón, y
dijeron: “¡Mira! Nosotros mismos somos hueso tuyo y carne tuya. 2 Tanto
ayer como antes de eso, mientras Saúl se hallaba como rey sobre nosotros, tú
mismo llegaste a ser quien hacía salir a Israel y lo hacía entrar. Y Jehová
procedió a decirte: ‘Tú mismo pastorearás a mi pueblo Israel, y tú mismo llegarás
a ser caudillo sobre Israel’”. 3 Así que todos los
ancianos de Israel vinieron al rey, en Hebrón, y el rey David celebró un pacto
con ellos en Hebrón delante de Jehová; después de lo cual ellos ungieron a
David por rey sobre Israel. 4 Treinta años de edad tenía
David cuando llegó a ser rey. Por cuarenta años reinó. 5 En
Hebrón reinó sobre Judá por siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó por
treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. 6 Por
consiguiente, el rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los jebuseos que
habitaban la tierra, y ellos empezaron a decir a David: “No entrarás tú aquí,
sino que los ciegos y los cojos ciertamente te rechazarán”, pues ellos
pensaban: “David no entrará aquí”. 7 A pesar de eso,
David procedió a tomar la fortaleza de Sión, es decir, la Ciudad de David. 8 Así
que David dijo en aquel día: “¡Cualquiera que hiera a los jebuseos, encuéntrese,
por medio del túnel del agua, tanto con los cojos como con los ciegos, odiosos
al alma de David!”. Por eso dicen: “El ciego y el cojo no entrarán en la casa”.
9 Y David se puso a morar en la fortaleza, y se le llegó
a llamar la Ciudad de David; y David empezó a edificar todo en derredor, desde
el Montículo y hacia dentro. 10 Así David siguió haciéndose
cada vez más grande, y Jehová el Dios de los ejércitos estaba con él. 11 E
Hiram el rey de Tiro procedió a enviar mensajeros a David, y también árboles de
cedro y trabajadores en [obras de] madera y trabajadores en [obras de] piedra
para muros, y empezaron a edificar una casa para David. 12 Y
David llegó a saber que Jehová lo había establecido firmemente como rey sobre
Israel y que había ensalzado su reino por causa de su pueblo Israel. 13 Entretanto,
David siguió tomando más concubinas y esposas de Jerusalén después que vino de
Hebrón; y continuaron naciéndole a David más hijos e hijas. 14 Y
estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa y Sobab y Natán
y Salomón, 15 e Ibhar y Elisúa y Néfeg y Jafía, 16 y
Elisamá y Eliadá y Elifélet. 17 Y los filisteos llegaron
a oír que se había ungido a David por rey sobre Israel. Ante eso, todos los
filisteos subieron para buscar a David. Cuando David lo oyó, entonces bajó al
lugar de difícil acceso. 18 Y los filisteos, por su
parte, entraron y se pusieron a andar a paso fuerte en la llanura baja de Refaím.
19 Y David empezó a inquirir de Jehová, diciendo: “¿Subo
contra los filisteos? ¿Los darás en mi mano?”. Ante esto, Jehová dijo a David: “Sube,
porque sin falta daré a los filisteos en tus manos”. 20 De
modo que David vino a Baal-perazim, y David logró derribarlos allí. Por lo cual
dijo: “Jehová ha irrumpido a través de mis enemigos delante de mí, como una
brecha hecha por aguas”. Por eso llamó a aquel lugar por nombre Baal-perazim. 21 En
consecuencia, ellos dejaron allí sus ídolos, y David y sus hombres se los
llevaron. 22 Más tarde los filisteos volvieron a subir,
y anduvieron a paso fuerte en la llanura baja de Refaím. 23 Ante
esto, David inquirió de Jehová, pero él dijo: “No debes subir. Da la vuelta a
la zaga de ellos, y tienes que venir contra ellos enfrente de los arbustos bekja.
24 Y suceda que, cuando oigas el sonido de un marchar en
las copas de los arbustos bekja, actúa en ese tiempo con decisión,
porque en ese tiempo Jehová habrá salido delante de ti para derribar el
campamento de los filisteos”. 25 Por lo tanto David lo
hizo así, tal como le había mandado Jehová, y fue derribando a los filisteos
desde Gueba hasta Guézer.
6 Y David procedió de nuevo a reunir a todos
los hombres selectos de Israel, treinta mil. 2 Entonces
David y toda la gente que estaba con él se levantaron y fueron a Baale-judá
para hacer subir de allí el arca del Dios [verdadero], donde se invoca un
nombre, el nombre de Jehová de los ejércitos, sentado sobre los querubines. 3 Sin
embargo, hicieron que el arca del Dios [verdadero] viniera montada en un
carruaje nuevo, para llevarla de la casa de Abinadab, que estaba en la colina;
y Uzah y Ahió, hijos de Abinadab, iban conduciendo el carruaje nuevo. 4 De
modo que lo llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en la colina... con el
arca del Dios [verdadero]; y Ahió iba andando delante del Arca. 5 Y
David y toda la casa de Israel venían celebrando delante de Jehová con toda
suerte de instrumentos de madera de enebro y con arpas y con instrumentos de
cuerda y con panderetas y con sistros y con címbalos. 6 Y
gradualmente llegaron hasta la era de Nacón, y Uzah ahora alargó [la mano] al
arca del Dios [verdadero] y la agarró, porque las reses vacunas casi causaron
un vuelco. 7 Ante aquello, la cólera de Jehová se
encendió contra Uzah, y el Dios [verdadero] lo derribó allí por el acto
irreverente, de modo que murió allí cerca del arca del Dios [verdadero]. 8 Y
David se encolerizó debido a que Jehová había irrumpido en una ruptura contra
Uzah, y a aquel lugar se le llegó a llamar Pérez-uzah hasta el día de hoy. 9 Y
a David le dio miedo de Jehová en aquel día, y empezó a decir: “¿Cómo vendrá a
mí el arca de Jehová?”. 10 Y David no quiso remover el
arca de Jehová [y traerla] a sí, en la Ciudad de David. De modo que David hizo
que la llevaran aparte, a la casa de Obed-edom el guitita. 11 Y
el arca de Jehová siguió morando en casa de Obed-edom el guitita tres meses; y
Jehová siguió bendiciendo a Obed-edom y a toda su casa. 12 Por
fin se hizo el informe al rey David, diciendo: “Jehová ha bendecido la casa de
Obed-edom y todo lo suyo por razón del arca del Dios [verdadero]”. Por lo cual
David procedió a ir y hacer sacar y subir el arca del Dios [verdadero] de la
casa de Obed-edom a la Ciudad de David, con regocijo. 13 Y
acontecía que, cuando los portadores del arca de Jehová habían marchado seis
pasos, él sacrificaba inmediatamente un toro y un [animal] cebado. 14 Y
David iba danzando en derredor delante de Jehová con todo su poder, y David
estaba ceñido con un efod de lino. 15 Y David y toda la
casa de Israel venían subiendo el arca de Jehová con gozosa gritería y son de
cuerno. 16 Y sucedió que, cuando el arca de Jehová entró
en la Ciudad de David, Mical misma, hija de Saúl, miró por la ventana y llegó a
ver al rey David saltando y danzando en derredor delante de Jehová; y empezó a
despreciarlo en su corazón. 17 Así que introdujeron el
arca de Jehová y la colocaron en su lugar dentro de la tienda que David había
asentado para ella; después de lo cual David ofreció sacrificios quemados
y sacrificios de comunión delante de Jehová. 18 Cuando
David hubo acabado de ofrecer los sacrificios quemados y los sacrificios de
comunión, entonces bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. 19 Además,
repartió proporcionalmente a todo el pueblo, a la entera muchedumbre de Israel,
así a hombre como a mujer, a cada uno, una torta anular de pan y una torta de dátiles
y una torta de pasas, después de lo cual toda la gente se fue, cada uno a su
propia casa. 20 David ahora se volvió para bendecir a su
propia casa, y Mical hija de Saúl vino saliendo al encuentro de David, y
entonces dijo: “¡Cuán glorioso se hizo hoy el rey de Israel cuando se descubrió
hoy a los ojos de las esclavas de sus siervos, tal como uno de los casquivanos
se descubre completamente!”. 21 Ante esto, David dijo a
Mical: “Fue delante de Jehová, que me escogió a mí más bien que a tu padre y
toda su casa para ponerme al mando como caudillo sobre el pueblo de Jehová,
Israel, y ciertamente celebraré delante de Jehová. 22 Y
ciertamente haré que se me estime en poco aun a mayor grado que esto, y de
veras me haré bajo a mis ojos; y con las esclavas a quienes tú mencionaste, con
ellas estoy resuelto a glorificarme”. 23 Así que, en
cuanto a Mical, hija de Saúl, no llegó a tener hijo alguno hasta el día de su
muerte.
7 Y aconteció que, cuando el rey moraba en su
propia casa y Jehová mismo le había dado descanso de todos sus enemigos en
derredor, 2 entonces el rey dijo a Natán el profeta: “Ve
esto: yo moro en una casa de cedros mientras el arca del Dios [verdadero] mora
en medio de telas de tienda”. 3 Ante esto, Natán dijo al
rey: “Todo lo que esté en tu corazón... anda, hazlo, porque Jehová está contigo”.
4 Y aquella noche aconteció que la palabra de Jehová
vino a Natán, y dijo: 5 “Ve, y tienes que decir a mi
siervo David: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “¿Debes tú mismo edificarme una
casa para que more en ella? 6 Porque yo no he morado en
una casa desde el día en que hice subir de Egipto a los hijos de Israel hasta
el día de hoy, sino que estuve andando de continuo en una tienda y en un tabernáculo.
7 Durante todo el tiempo que he estado andando entre todos
los hijos de Israel, ¿hubo una palabra que hablara yo con una de las tribus de
Israel a las que mandé pastorear a mi pueblo Israel, diciendo: ‘¿Por qué no me
han edificado ustedes una casa de cedros?’”’. 8 Y ahora
esto es lo que dirás a mi siervo David: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los
ejércitos: “Yo mismo te tomé del apacentadero, de seguir al rebaño, para que
llegaras a ser caudillo sobre mi pueblo Israel. 9 Y
resultaré estar contigo adondequiera que en efecto vayas, y ciertamente cortaré
a todos tus enemigos de delante de ti; y ciertamente haré para ti un gran
nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10 Y
ciertamente señalaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré, y realmente
residirá donde está, y ya no se le perturbará; y los hijos de la injusticia no
volverán a afligirlo como lo hicieron al principio, 11 aun
desde el día en que puse jueces al mando sobre mi pueblo Israel; y ciertamente
te daré descanso de todos tus enemigos. ”’”Y Jehová te ha declarado que una
casa es lo que Jehová hará para ti. 12 Cuando se cumplan
tus días, y tengas que yacer con tus antepasados, entonces yo ciertamente
levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas; y
realmente estableceré con firmeza su reino. 13 Él es el
que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su
reino firmemente hasta tiempo indefinido. 14 Yo mismo
llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo. Cuando él haga mal,
entonces ciertamente lo censuraré con la vara de hombres y con los golpes de
los hijos de Adán. 15 En cuanto a mi bondad amorosa, no
se apartará de él como se la quité a Saúl, a quien quité por motivo de ti. 16 Y
tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante
de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un [trono] firmemente establecido hasta
tiempo indefinido”’”. 17 Conforme a todas estas palabras
y conforme a toda esta visión fue como Natán habló a David. 18 Ante
eso, el rey David entró y se sentó delante de Jehová y dijo: “¿Quién soy yo, oh
Señor Soberano Jehová? ¿Y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? 19 Como
si esto aun fuera cosa pequeña a tus ojos, oh Señor Soberano Jehová, sin
embargo, también hablas respecto a la casa de tu siervo hasta para un tiempo
del futuro lejano; y esta es la ley dada para la humanidad, oh Señor Soberano
Jehová. 20 ¿Y qué más puede añadir David y hablarte,
cuando tú mismo conoces bien a tu siervo, oh Señor Soberano Jehová? 21 Por
amor a tu palabra y de acuerdo con tu propio corazón has hecho todas estas
cosas grandes para hacer que tu siervo las conozca. 22 Por
eso eres realmente grande, oh Señor Soberano Jehová; porque no hay otro como tú,
y no hay Dios fuera de ti entre todos aquellos acerca de quienes hemos oído con
nuestros oídos. 23 ¿Y qué nación por sí en la tierra es
como tu pueblo Israel, a quien Dios fue a redimírselo como pueblo y a asignarse
un nombre y a hacer para ellos cosas grandes e inspiradoras de temor... a
expulsar debido a tu pueblo —a quien te has redimido de Egipto— a las naciones
y sus dioses? 24 Y procediste a establecer a tu pueblo
Israel firmemente para ti como pueblo tuyo hasta tiempo indefinido; y tú mismo,
oh Jehová, has llegado a ser su Dios. 25 ”Y ahora, Jehová
Dios, la palabra que has hablado respecto a tu siervo y respecto a su casa,
realízala hasta tiempo indefinido y haz tal como has hablado. 26 Y
llegue a ser grande tu propio nombre hasta tiempo indefinido, y que se diga: ‘Jehová
de los ejércitos es Dios sobre Israel’, y que la mismísima casa de tu siervo
David llegue a ser firmemente establecida delante de ti. 27 Porque
tú, Jehová de los ejércitos el Dios de Israel, has hecho una revelación al oído
de tu siervo, diciendo: ‘Una casa te edificaré’. Por eso tu siervo ha cobrado
corazón para orarte con esta oración. 28 Y ahora, oh Señor
Soberano Jehová, tú eres el Dios [verdadero]; y en cuanto a tus palabras,
resulten ser verdad, ya que prometes a tu siervo este bien. 29 Y
ahora tómalo a tu cargo y bendice la casa de tu siervo [para que esta] continúe
hasta tiempo indefinido delante de ti; porque tú mismo, oh Señor Soberano Jehová,
has prometido, y debido a tu bendición sea bendita la casa de tu siervo hasta
tiempo indefinido”.
8 Y después de aquello aconteció que David
procedió a derribar a los filisteos y a sojuzgarlos, y David logró tomar de
mano de los filisteos a Meteg-amá. 2 Y pasó a derribar a
los moabitas y a medirlos con un cordel, haciendo que se acostaran sobre la
tierra, para medir dos cordeles para darles muerte, y un cordel completo para
conservarlos vivos; y los moabitas llegaron a ser siervos de David para llevar
tributo. 3 Y David pasó a derribar a Hadadézer hijo de
Rehob el rey de Zobá mientras este iba para poner de nuevo su control junto al
río Éufrates. 4 Y David logró capturar de él mil setecientos
hombres de a caballo y veinte mil hombres de a pie; y David procedió a
desjarretar todos los caballos de los carros, pero dejó que quedaran de ellos
cien caballos de carro. 5 Cuando Siria de Damasco vino
para ayudar a Hadadézer el rey de Zobá, David entonces derribó entre los sirios
a veintidós mil hombres. 6 Además, David puso
guarniciones en Siria de Damasco; y los sirios llegaron a ser siervos de David
para llevar tributo. Y Jehová continuó salvando a David dondequiera que fue. 7 Además,
David tomó los escudos circulares de oro que se hallaban sobre los siervos de
Hadadézer y los trajo a Jerusalén. 8 Y de Bétah y de
Berotai, ciudades de Hadadézer, el rey David tomó cobre en muy grande cantidad.
9 Ahora bien, Toi el rey de Hamat llegó a oír que David
había derribado toda la fuerza militar de Hadadézer. 10 Por
lo tanto Toi envió a Joram su hijo al rey David para preguntarle acerca de su
bienestar y felicitarlo por el hecho de que había peleado contra Hadadézer de
tal manera que lo había derribado (pues Hadadézer había llegado a estar
entrenado en guerrear contra Toi); y en su mano se hallaban objetos de plata y
objetos de oro y objetos de cobre. 11 Estos también los
santificó el rey David a Jehová, junto con la plata y el oro que había
santificado de todas las naciones que había sojuzgado: 12 de
Siria y de Moab y de los hijos de Ammón y de los filisteos y de Amaleq y del
despojo de Hadadézer hijo de Rehob el rey de Zobá. 13 Y
David procedió a hacer un nombre cuando volvió de derribar a los edomitas en el
valle de la Sal... dieciocho mil. 14 Y mantuvo
guarniciones colocadas en Edom. En todo Edom colocó guarniciones, y todos los
edomitas llegaron a ser siervos de David; y Jehová siguió salvando a David
dondequiera que fue. 15 Y David siguió reinando sobre
todo Israel; y de continuo David ejecutaba decisión judicial y justicia para
todo su pueblo. 16 Y Joab hijo de Zeruyá estaba sobre el
ejército; y Jehosafat hijo de Ahilud era registrador. 17 Y
Sadoc hijo de Ahitub y Ahimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Seraya era
secretario. 18 Y Benaya hijo de Jehoiadá [estaba sobre]
los keretitas y los peletitas. En cuanto a los hijos de David, llegaron a ser
sacerdotes.
9 Y David procedió a decir: “¿Hay todavía
alguno que quede de la casa de Saúl, para que yo pueda ejercerle bondad amorosa
por causa de Jonatán?”. 2 Ahora bien, la casa de Saúl
tenía un siervo cuyo nombre era Zibá. De modo que lo llamaron a David, y el rey
entonces le dijo: “¿Eres tú Zibá?”, a lo cual él dijo: “Soy tu siervo”. 3 Y
el rey pasó a decir: “¿No hay nadie ya de la casa de Saúl, para que yo pueda
ejercerle la bondad amorosa de Dios?”. Ante esto, Zibá dijo al rey: “Hay todavía
un hijo de Jonatán, lisiado de los pies”. 4 Entonces le
dijo el rey: “¿Dónde está?”. De modo que Zibá dijo al rey: “¡Mira! Está en casa
de Makir hijo de Amiel, en Lo-debar”. 5 El rey David
envió inmediatamente y lo tomó de la casa de Makir hijo de Amiel, en Lo-debar. 6 Cuando
Mefibóset hijo de Jonatán hijo de Saúl entró donde estaba David, en seguida cayó
sobre su rostro y se postró. Entonces David dijo: “¡Mefibóset!”, a lo que él
dijo: “Aquí está tu siervo”. 7 Y David pasó a decirle: “No
tengas miedo, porque sin falta ejerceré bondad amorosa para contigo por causa
de Jonatán tu padre; y tengo que devolverte todo el campo de Saúl tu abuelo, y
tú mismo comerás pan a mi mesa constantemente”. 8 Ante
aquello, él se postró y dijo: “¿Qué es tu siervo, para que hayas vuelto tu
rostro a un perro muerto como soy?”. 9 El rey ahora llamó
a Zibá, el servidor de Saúl, y le dijo: “Todo lo que había llegado a pertenecer
a Saúl y a toda su casa lo doy en efecto al nieto de tu amo. 10 Y
tienes que cultivarle el suelo, tú y tus hijos y tus siervos, y tienes que
hacer la recolección, y tiene que servir de alimento para [los que pertenecen]
al nieto de tu amo, y tienen que comer; pero Mefibóset mismo, el nieto de tu
amo, comerá pan a mi mesa constantemente”. Ahora bien, Zibá tenía quince hijos
y veinte siervos. 11 Así que Zibá dijo al rey: “Conforme
a todo lo que mi señor el rey manda a su siervo, así lo hará tu siervo; pero
Mefibóset está comiendo a mi mesa como uno de los hijos del rey”. 12 Ahora
bien, Mefibóset tenía un hijo jovencito cuyo nombre era Micá, y todos los que
moraban en la casa de Zibá eran siervos de Mefibóset. 13 Y
Mefibóset mismo estuvo morando en Jerusalén, porque comía constantemente a la
mesa del rey; y era cojo de ambos pies.
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