domingo, 3 de marzo de 2013

Domingo 3 de marzo de 2013



TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
Domingo 3 de marzo
Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento (Pro. 3:5).



(Proverbios 3:5) Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.
(Salmo 62:8) Confía en él a todo tiempo, oh pueblo. Delante de él derramen ustedes su corazón. Dios es refugio para nosotros. Sélah.
(Isaías 26:4) Confíen en Jehová para siempre, porque en Jah Jehová está la Roca de tiempos indefinidos.
(Jeremías 17:7) Bendito es el hombre físicamente capacitado que confía en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser.
(Proverbios 28:26) El que confía en su propio corazón es estúpido, pero el que anda con sabiduría es el que escapará.
(Jeremías 9:23) Esto es lo que ha dicho Jehová: “No se gloríe el sabio a causa de su sabiduría, y no se gloríe el poderoso a causa de su poderío. No se gloríe el rico a causa de sus riquezas”.
(Jeremías 10:23) Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.
(1 Corintios 3:18) Que nadie esté seduciéndose a sí mismo: Si alguno entre ustedes piensa que es sabio en este sistema de cosas, hágase necio, para que se haga sabio.
Confiar en Jehová de todo corazón implica hacer las cosas a su manera, es decir, según su voluntad. Para ello es imprescindible que le oremos siempre y le pidamos con sinceridad su guía. A muchos cristianos, no obstante, les resulta muy difícil confiar de lleno en Jehová. Tomemos por caso a Linda, una cristiana que admite: “Para mí, aprender a confiar plenamente en Jehová ha sido una lucha continua”. ¿Por qué? “No tengo ningún contacto con mi padre —cuenta—, y mi madre nunca se preocupó por mí, ni física ni emocionalmente. Así que aprendí desde niña a cuidar de mí misma.” Debido a su pasado, a Linda le cuesta mucho confiar en los demás. La capacidad y el éxito personales, por otra parte, pueden hacer que nos creamos autosuficientes. Hasta un anciano cristiano, apoyándose en su experiencia, pudiera empezar a atender asuntos de la congregación sin orar primero en busca de la guía divina. w11 15/11 1:3
“No te apoyes en tu propio entendimiento”
“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.” (PRO. 3:5)
EL JEFE de Claudia* ya ha cerrado algunas secciones de su empresa y ha despedido a varios empleados. Ella cree que será la próxima. ¿Qué hará si pierde el trabajo? ¿De qué vivirá? Una cristiana llamada Pamela desea mudarse a un lugar donde se necesitan más predicadores del Reino; pero ¿es sensato que lo haga? Samuel, joven de 20 años, tiene una preocupación de otra índole. De pequeño veía pornografía y ahora siente el fuerte deseo de volver a ese vicio. ¿Cómo puede luchar contra la tentación?
2 ¿En quién nos apoyamos a la hora de afrontar situaciones angustiosas, tomar decisiones importantes o combatir las tentaciones? ¿Confiamos solo en nosotros mismos, o arrojamos la carga sobre Jehová? (Sal. 55:22.) “Los ojos de Jehová están hacia los justos —asegura la Biblia—, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda.” (Sal. 34:15.) Por tanto, es vital que confiemos en Dios con todo el corazón y no en nuestra propia inteligencia (Pro. 3:5).
3 Confiar en Jehová de todo corazón implica hacer las cosas a su manera, es decir, según su voluntad. Para ello es imprescindible que le oremos siempre y le pidamos con sinceridad su guía. A muchos cristianos, no obstante, les resulta muy difícil confiar de lleno en Jehová. Tomemos por caso a Linda, una cristiana que admite: “Para mí, aprender a confiar plenamente en Jehová ha sido una lucha continua”. ¿Por qué? “No tengo ningún contacto con mi padre —cuenta—, y mi madre nunca se preocupó por mí, ni física ni emocionalmente. Así que aprendí desde niña a cuidar de mí misma.” Debido a su pasado, a Linda le cuesta mucho confiar en los demás. La capacidad y el éxito personales, por otra parte, pueden hacer que nos creamos autosuficientes. Hasta un anciano cristiano, apoyándose en su experiencia, pudiera empezar a atender asuntos de la congregación sin orar primero en busca de la guía divina.
4 Jehová espera que seamos consecuentes con nuestras oraciones y actuemos en armonía con su voluntad. ¿Cómo podemos hallar el equilibrio entre contarle nuestras preocupaciones y esforzarnos por resolver las situaciones difíciles? A la hora de tomar decisiones, ¿qué precaución debemos tener? ¿Por qué es importante orar cuando nos enfrentamos a tentaciones? A continuación responderemos estas preguntas analizando varios ejemplos bíblicos.
En momentos de angustia
5 Hablando del rey Ezequías de Judá, la Biblia dice: “Él siguió adhiriéndose a Jehová. No se desvió de seguirlo, sino que continuó guardando sus mandamientos que Jehová había mandado a Moisés”. Así fue, “en Jehová el Dios de Israel confió él” (2 Rey. 18:5, 6). ¿Cómo reaccionó Ezequías cuando Senaquerib, el rey de Asiria, envió a Rabsaqué y otros representantes a Jerusalén acompañados de un gran ejército? Las poderosas fuerzas asirias ya habían tomado varias ciudades amuralladas de Judá y ahora su objetivo era Jerusalén. Ezequías fue a la casa de Jehová y se puso a orar así: “Oh Jehová nuestro Dios, sálvanos, por favor, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú, oh Jehová, eres Dios, tú solo” (2 Rey. 19:14-19).
6 Ezequías fue consecuente con su oración. Por ejemplo, incluso antes de subir al templo a orar, ordenó al pueblo que no respondiera a las provocaciones de Rabsaqué. Además envió un grupo de hombres al profeta Isaías en busca de consejo (2 Rey. 18:36; 19:1, 2). Ezequías hizo lo que debía hacer. En esta ocasión no buscó el apoyo de Egipto ni de naciones vecinas —una solución que no hubiera estado en sintonía con la voluntad de Jehová— ni tampoco se apoyó en su experiencia personal. Ezequías confió en Dios. Tras la matanza de 185.000 soldados enemigos a manos del ángel de Jehová, Senaquerib regresó a Nínive (2 Rey. 19:35, 36).
7 Ana, la esposa de Elqaná el levita, también se apoyó en Jehová al sentirse angustiada porque no podía concebir hijos (1 Sam. 1:9-11, 18). Y el profeta Jonás fue liberado del vientre de un gran pez tras orar: “Desde mi angustia clamé a Jehová, y él procedió a responderme. Desde el vientre del Seol grité por ayuda. Oíste mi voz” (Jon. 2:1, 2, 10). Resulta muy consolador saber que por difíciles que sean nuestras circunstancias, siempre podemos acercarnos a Jehová con una “petición de favor” (léase Salmo 55:1, 16).
8 Además, los ejemplos de Ezequías, Ana y Jonás nos enseñan una lección sobre lo que nunca debemos olvidar cuando oramos en momentos difíciles. Los tres sufrieron el dolor de enfrentarse a situaciones amargas; aun así, sus plegarias indican que su mayor preocupación no eran ellos mismos ni sus problemas, sino el nombre de Dios, su adoración y el cumplimiento de su voluntad. A Ezequías le dolió que se deshonrara el nombre de Jehová. Ana prometió dar al hijo que tanto deseaba para que sirviera en el tabernáculo de Siló. Y Jonás dijo: “Lo que he prometido en voto, ciertamente pagaré” (Jon. 2:9).
9 Cuando pedimos a Dios que nos libre de una situación compleja, es bueno analizar nuestros motivos. ¿Nos preocupa únicamente resolver el problema, o tenemos presente a Jehová y su propósito? Los sufrimientos pueden hacer que estemos tan atrapados en nuestras circunstancias que el interés por los asuntos espirituales pase a un segundo plano. Al pedirle a Dios que nos ayude, nunca perdamos de vista a Jehová, la santificación de su nombre y la vindicación de su soberanía. Todo esto nos ayudará a mantener una actitud positiva aunque no se materialice la solución que esperábamos. A veces Jehová responde a nuestras oraciones dándonos fortaleza para aguantar la situación (léanse Isaías 40:29 y Filipenses 4:13).
Al tomar decisiones
10 ¿Cómo toma usted las decisiones importantes? ¿Decide primero, quizás, y luego ora a Jehová para que bendiga su decisión? Veamos lo que hizo Jehosafat, rey de Judá, cuando un ejército combinado de moabitas y amonitas le declararon la guerra. Judá no estaba en condiciones de luchar contra ellos. ¿Qué hizo entonces el monarca?
11 “A Jehosafat le dio miedo, y dirigió su rostro a buscar a Jehová”, dice la Biblia. Decretó un ayuno para todo Judá y reunió al pueblo “para inquirir de Jehová”. Entonces Jehosafat se puso de pie ante la congregación de Judá y de Jerusalén y oró: “Oh Dios nuestro, ¿no ejecutarás juicio contra ellos? Porque no hay en nosotros poder delante de esta gran muchedumbre que viene contra nosotros; y nosotros mismos no sabemos qué debemos hacer, pero nuestros ojos están hacia ti”. El Dios verdadero oyó la súplica del rey y libró milagrosamente al pueblo (2 Cró. 20:3-12, 17). A la hora de tomar decisiones, sobre todo aquellas que pudieran repercutir en nuestra espiritualidad, ¿no deberíamos confiar en Jehová más bien que en nuestra inteligencia?
12 ¿Y qué deberíamos hacer ante un problema que nos parece de fácil solución porque en el pasado resolvimos uno parecido? Un relato de la vida del rey David nos dará la respuesta. Cuando los amalequitas arrasaron la ciudad de Ziqlag, se llevaron a las esposas y a los hijos de David y de sus hombres. David inquirió de Jehová, diciendo: “¿Voy en seguimiento de esta partida merodeadora?”. Jehová le respondió: “Ve en seguimiento, porque sin falta los alcanzarás, y sin falta efectuarás una liberación”. David se puso en marcha y “logró librar todo lo que los amalequitas habían tomado” (1 Sam. 30:7-9, 18-20).
13 Posteriormente, los filisteos invadieron Israel. David volvió a consultar a Jehová y recibió una clara respuesta: “Sube, porque sin falta daré a los filisteos en tus manos” (2 Sam. 5:18, 19). Al poco tiempo, los filisteos salieron una vez más en batalla contra David. ¿Qué haría él ahora? Podría haber razonado: “Esto es lo mismo que las otras dos veces, así que pelearé contra los enemigos de Dios”. ¿Decidiría él mismo, o buscaría la guía de Jehová? David no se fió de su experiencia y volvió a orar en busca de consejo. ¡Y menos mal que lo hizo, porque las instrucciones esta vez fueron diferentes! (2 Sam. 5:22, 23.) Cuando nos enfrentemos a una situación o problema que ya hayamos tratado, tengamos cuidado de no confiar solamente en nuestra experiencia personal (léase Jeremías 10:23).
14 Como todos somos imperfectos, nadie —ni siquiera los ancianos experimentados— debe dejar de buscar la dirección de Jehová al tomar decisiones. Pensemos en cómo actuaron Josué, sucesor de Moisés, y los ancianos de Israel cuando unos astutos gabaonitas se les acercaron en son de paz. Estos se habían disfrazado para dar la apariencia de que venían de un país distante. Sin preguntar a Jehová, Josué y sus hombres sellaron un pacto de paz con ellos. Y aunque es cierto que Jehová aprobó en última instancia aquel acuerdo, se aseguró de que para beneficio nuestro se registrara en las Escrituras el hecho de que no buscaron su dirección (Jos. 9:3-6, 14, 15).
Ante las tentaciones
15 Al tener “la ley del pecado” en nuestros miembros, debemos luchar decididamente en contra de nuestras malas tendencias (Rom. 7:21-25). Pero ¿cómo salir victoriosos en esta batalla? Jesús dijo a sus discípulos que la oración es imprescindible para resistir las tentaciones (léase Lucas 22:40). Aun cuando los malos deseos o pensamientos persistan después de haber orado, es necesario que sigamos “pidiéndole a Dios” sabiduría para enfrentarnos a la prueba. El discípulo Santiago nos garantiza que “[Dios] da generosamente a todos, y sin echar en cara” (Sant. 1:5). Y añade: “¿Hay alguno [espiritualmente] enfermo entre ustedes? Que llame a sí a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto” (Sant. 5:14, 15).
16 A la hora de resistir las tentaciones es esencial orar, pero hemos de hacerlo en el momento debido. Pensemos en el caso del joven que se menciona en Proverbios 7:6-23. Al anochecer camina por una calle donde sabe que vive una mujer inmoral. Seducido por su persuasión y la suavidad de sus labios, el hombre va tras ella, como un toro hacia el degüello. ¿Por qué ha ido hasta allí? Como es “falto de corazón”, es decir, inexperto, es posible que esté librando una batalla interna con algún mal deseo (Pro. 7:7). ¿Cuándo tendría que haber orado? Le hubiera sido útil hacerlo mientras la mujer le hablaba, pero indiscutiblemente hubiera sido mejor que orara en el momento en que le vino la idea de pasar por esa calle.
17 En la actualidad, quizás un hombre esté esforzándose por no ver pornografía. Pero supongamos que entre en páginas de Internet donde él sabe que hay fotos o videos provocativos. ¿No sería este un caso parecido al que se plantea en el capítulo 7 de Proverbios? La verdad es que correría un serio peligro. Para resistir la tentación de ver pornografía, la persona debe buscar la ayuda de Jehová antes de ponerse a navegar por páginas de Internet que pudieran despertar tal deseo.
18 No es fácil vencer una tentación o un vicio. “La carne está contra el espíritu en su deseo —escribió el apóstol Pablo—, y el espíritu contra la carne.” Por lo tanto, “las mismísimas cosas que [quisiéramos] hacer, no las [hacemos]” (Gál. 5:17). Para triunfar, debemos orar fervientemente en cuanto se presenten las tentaciones o los malos pensamientos, y entonces ser consecuentes con nuestros ruegos. La Biblia nos recuerda: “Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres”; así que con la ayuda de Jehová podemos serle fieles (1 Cor. 10:13).
19 Tanto si nos hallamos en medio de una situación difícil, tomando una decisión importante o tratando de resistir una tentación, contamos con un regalo maravilloso de parte de Jehová: el precioso don de la oración. Cuando buscamos su guía, demostramos que confiamos en él. Además, debemos seguir pidiéndole su espíritu santo para que nos guíe y nos fortalezca (Lucas 11:9-13). Y sobre todo, confiemos siempre en Jehová y no nos apoyemos en nuestro propio entendimiento.
[Nota]
Se han cambiado los nombres.
¿Recuerda usted?
• ¿Qué aprendimos de Ezequías, Ana y Jonás sobre la confianza en Jehová?
• ¿Cómo subrayan los ejemplos de David y Josué la necesidad de pensar bien antes de tomar una decisión?
• ¿Cuándo debemos orar para resistir las tentaciones?
[Preguntas del estudio]
 1, 2. a) ¿Qué situaciones pudieran surgirnos en la vida? b) Ante una situación angustiosa, una decisión importante o una tentación, ¿en quién debemos confiar, y por qué?
 3. a) ¿Qué implica confiar en Jehová? b) ¿Por qué pudieran algunos sentirse inclinados a confiar en su “propio entendimiento”?
 4. ¿Qué estudiaremos en este artículo?
 5, 6. ¿Cómo reaccionó Ezequías cuando el rey de Asiria lo amenazó?
 7. ¿Qué consuelo obtenemos de las oraciones de Ana y Jonás?
 8, 9. Según se ve en las oraciones de Ezequías, Ana y Jonás, ¿qué era lo que más les importaba? ¿Qué aprendemos de esto?
10, 11. ¿Qué hizo Jehosafat al enfrentarse a una situación complicada?
12, 13. ¿Qué ejemplo dio el rey David a la hora de tomar decisiones?
14. ¿Qué aprendemos de lo que hicieron Josué y los ancianos de Israel en el caso de los gabaonitas?
15. ¿Por qué es importante que oremos al enfrentarnos a tentaciones?
16, 17. Si deseamos que Jehová nos ayude a resistir una tentación, ¿cuándo debemos orar?
18, 19. a) ¿Por qué puede ser difícil resistir una tentación, pero cómo podemos vencerla? b) ¿Cuál debe ser nuestra resolución?

sábado, 2 de marzo de 2013

Sábado 2 de marzo de 2013


TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
es13 págs. 26-36 Marzo
Sábado 2 de marzode 2013

El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló (Gén. 49:10).




(Génesis 49:10) El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.
(Números 24:17) Lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no de cerca. Una estrella ciertamente saldrá de Jacob, y un cetro verdaderamente se levantará de Israel. Y él ciertamente partirá las sienes de [la cabeza de] Moab y el cráneo de todos los hijos de tumulto de guerra.
(2 Samuel 2:4) Entonces vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y vinieron a informar a David, diciendo: “Los hombres de Jabés-galaad fueron los que enterraron a Saúl”.
(2 Samuel 7:16) Y tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un [trono] firmemente establecido hasta tiempo indefinido”’”.
(Isaías 9:6) Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
(Ezequiel 21:27) Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a esta también, ciertamente no llegará a ser [de nadie] hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar [esto] a él’.
(Lucas 1:32) Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre,
(Hebreos 7:14) Porque muy patente es que nuestro Señor ha provenido de Judá, de la cual tribu nada habló Moisés respecto a sacerdotes.
(Deuteronomio 18:18) Les levantaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará todo lo que yo le mande.
(Salmo 2:8) Pídeme, para que dé naciones por herencia tuya, y los cabos de la tierra por posesión tuya propia.
(Isaías 11:10) Y en aquel día tiene que suceder que habrá la raíz de Jesé que estará de pie como señal enhiesta para los pueblos. A él hasta las naciones se dirigirán inquiriendo, y su lugar de descanso tiene que llegar a ser glorioso.
(Mateo 2:6) ‘Y tú, oh Belén de la tierra de Judá, de ninguna manera eres la [ciudad] más insignificante entre los gobernadores de Judá; porque de ti saldrá uno que gobierne, que pastoreará a mi pueblo, Israel’”.
(Juan 10:16) ”Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor.
(Revelación 7:9) Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos.
¿Qué representan el cetro y el bastón de comandante? La autoridad real y el poder de mando. La profecía indica, por lo tanto, que todos los reyes serían de la tribu de Judá, tal como sucedió desde que David fue coronado. ¿Qué significa el nombre Siló? “Aquel de Quien Es” o “Aquel a Quien Pertenece”. Siló sería un descendiente de la casa real de Judá que reinaría para siempre. Algo que nos ayuda a identificarlo es lo que Dios le dijo a Sedequías, el último rey de Jerusalén. Le prometió que vendría un heredero al que le pertenecería el derecho al trono, y que a él se lo daría (Eze. 21:26, 27).
(Ezequiel 21:26, 27) esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Remueve el turbante, y quita la corona. Esta no será la misma. Póngase en alto aun lo que está bajo, y póngase bajo aun al alto. 27 Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a esta también, ciertamente no llegará a ser [de nadie] hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar [esto] a él’.

(2 Reyes 25:6) Entonces prendieron al rey y lo hicieron subir al rey de Babilonia en Riblá, para que pronunciaran contra él una decisión judicial.
(Jeremías 13:18) ”Di al rey y a la dama: ‘Siéntense en un lugar más bajo, porque ciertamente caerá de sus cabezas su corona de hermosura’.
(Jeremías 44:30) Esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí voy a dar a Faraón Hofrá, el rey de Egipto, en la mano de sus enemigos y en la mano de los que buscan su alma, tal como he dado a Sedequías el rey de Judá en la mano de Nabucodorosor el rey de Babilonia, su enemigo y el que buscaba su alma”.’”
(Jeremías 52:11) Y cegó los ojos de Sedequías, después de lo cual el rey de Babilonia lo sujetó con grilletes de cobre y lo llevó a Babilonia y lo puso en la casa de custodia hasta el día de su muerte.
(Ezequiel 21:13) 13 Porque un exterminio se ha hecho, ¿y qué si rechaza también el cetro? Este no continuará existiendo’, es la expresión del Señor Soberano Jehová.
(1 Samuel 2:7) Jehová es Uno que empobrece y Uno que enriquece, Uno que abate, también Uno que ensalza,
(Salmo 75:7) Porque Dios es el juez. A este abate, y a aquel ensalza.
(Salmo 113:7) y levanta al de condición humilde desde el polvo mismo; ensalza al pobre del mismísimo pozo de cenizas,
(Daniel 4:17) Por el decreto de vigilantes es la cosa, y [por] el dicho de santos la solicitud es, con la intención de que sepan los vivientes que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere [darlo] lo da, y coloca sobre él aun al de más humilde condición de la humanidad”.
(Filipenses 2:9) Por esta misma razón, también, Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo [otro] nombre,
(Jeremías 24:8) ”’Y como los higos malos que no pueden comerse de malos que son, esto de hecho es lo que ha dicho Jehová: “Así daré a Sedequías el rey de Judá y a sus príncipes y al resto de Jerusalén que se están quedando en este país y a los que están morando en la tierra de Egipto...
(Ezequiel 12:13) Y ciertamente extenderé mi red sobre él, y tiene que ser cogido en mi red de caza; y ciertamente lo llevaré a Babilonia, a la tierra de los caldeos, pero no la verá; y allí morirá.
(Daniel 4:37) ”Ahora yo, Nabucodonosor, alabo y ensalzo y glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdad y sus caminos son justicia, y porque a los que andan con orgullo él los puede humillar.”
(Lucas 21:24) y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.
(2 Crónicas 20:23) Y los hijos de Ammón y Moab procedieron a levantarse contra los habitantes de la región montañosa de Seír para darlos por entero a la destrucción y aniquilarlos; y tan pronto como acabaron con los habitantes de Seír, ayudaron a arruinar cada cual a su propio compañero.
(Ezequiel 5:16) ”’Cuando envíe las flechas dañinas del hambre sobre ellos, que tienen que resultar ser para arruinamiento, las cuales enviaré para arruinarlos a ustedes, hasta el hambre aumentaré sobre ustedes, y ciertamente quebraré sus varas alrededor de las cuales se suspenden panes anulares.
(Génesis 49:10) El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.
(Salmo 89:3) “He celebrado un pacto para con mi escogido; he jurado a David mi siervo:
(Salmo 110:1) La expresión de Jehová a mi Señor es: “Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies”.
(Isaías 9:6) Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
(Isaías 11:10) Y en aquel día tiene que suceder que habrá la raíz de Jesé que estará de pie como señal enhiesta para los pueblos. A él hasta las naciones se dirigirán inquiriendo, y su lugar de descanso tiene que llegar a ser glorioso.
(Ezequiel 37:25) Y realmente morarán sobre la tierra que di a mi siervo, a Jacob, en la cual moraron los antepasados de ustedes, y ellos realmente morarán sobre ella, ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos hasta tiempo indefinido, y David mi siervo será su principal hasta tiempo indefinido.
(Lucas 1:32) Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre,
(Romanos 15:12) Y otra vez dice Isaías: “Habrá la raíz de Jesé, y habrá uno que se levante para gobernar naciones; en él cifrarán su esperanza naciones”.
(Revelación 5:5) Pero uno de los ancianos me dice: “Deja de llorar. ¡Mira! El León que es de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el rollo y sus siete sellos”.
(Salmo 2:8) Pídeme, para que dé naciones por herencia tuya, y los cabos de la tierra por posesión tuya propia.
(Daniel 7:14) Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.
(Lucas 22:29) y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino,
Después de Sedequías, el único descendiente de David que contó con la promesa de recibir el reino fue Jesús. En efecto, meses antes de su nacimiento, el ángel Gabriel le dijo a María: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin” (Luc. 1:32, 33).
(Lucas 1:32, 33) Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin”.
(Filipenses 2:10) para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los [que están] en el cielo y de los [que están] sobre la tierra y de los [que están] debajo del suelo,
(1 Timoteo 6:15) Esta [manifestación] la mostrará a los propios tiempos señalados de ella el feliz y único Potentado, [él] el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores,
(Mateo 27:54) Pero el oficial del ejército y los que con él vigilaban a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedían, tuvieron muchísimo miedo, y dijeron: “Ciertamente este era Hijo de Dios”.
(Juan 1:49) Natanael le contestó: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
(2 Samuel 7:12) Cuando se cumplan tus días, y tengas que yacer con tus antepasados, entonces yo ciertamente levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas; y realmente estableceré con firmeza su reino.
(Salmo 132:11) Jehová ha jurado a David, verdaderamente no se retraerá de ello: “Del fruto de tu vientre pondré en tu trono.
(Isaías 9:7) De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
(Jeremías 23:5) “¡Miren! Vienen días —es la expresión de Jehová—, y yo ciertamente levantaré a David un brote justo. Y un rey ciertamente reinará y actuará con discreción y ejecutará derecho y justicia en la tierra.
(Isaías 11:1) Y tiene que salir una ramita del tocón de Jesé; y procedente de sus raíces un brote será fructífero.
(Isaías 11:10) Y en aquel día tiene que suceder que habrá la raíz de Jesé que estará de pie como señal enhiesta para los pueblos. A él hasta las naciones se dirigirán inquiriendo, y su lugar de descanso tiene que llegar a ser glorioso.
(Mateo 1:1) El libro de la historia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán:
(Daniel 2:44) ”Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos;
(Daniel 7:14) Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.
(Hebreos 1:8) Pero respecto al Hijo: “Dios es tu trono para siempre jamás, y [el] cetro de tu reino es el cetro de rectitud.
Queda claro que Siló no es otro que Jesús, quien era de la tribu de Judá y descendía de David (Mat. 1:1-3, 6; Luc. 3:23, 31-34).
(Mateo 1:1-3) El libro de la historia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán:   2 Abrahán llegó a ser padre de Isaac; Isaac llegó a ser padre de Jacob; Jacob llegó a ser padre de Judá y de sus hermanos;  3 Judá llegó a ser padre de Pérez y de Zérah mediante Tamar; Pérez llegó a ser padre de Hezrón; Hezrón llegó a ser padre de Ram;
(Génesis 5:1) 5 Este es el libro de la historia de Adán. En el día que Dios creó a Adán, lo hizo a la semejanza de Dios.
(1 Crónicas 17:11) ”’”Y tiene que suceder que cuando se [te] hayan cumplido tus días para ir [a estar] con tus antepasados, ciertamente levantaré después de ti a tu descendencia que llegará a ser uno de tus hijos, y realmente estableceré con firmeza su gobernación real.
(Mateo 9:27) Al ir pasando Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, clamando y diciendo: “Ten misericordia de nosotros, Hijo de David”.
(Lucas 1:32) Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre,
(Génesis 22:18) 18 Y mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz’”.
(Génesis 21:3) Por lo tanto Abrahán llamó por nombre Isaac a su hijo que le había nacido, que Sara le había dado a luz.
(1 Crónicas 1:28) Los hijos de Abrahán fueron Isaac e Ismael.
(Lucas 3:34) [hijo] de Jacob, [hijo] de Isaac, [hijo] de Abrahán, [hijo] de Taré, [hijo] de Nacor,
(Génesis 25:26) Y después salió su hermano, y con la mano tenía asido el talón de Esaú; de modo que él lo llamó por nombre Jacob. E Isaac tenía sesenta años de edad cuando ella los dio a luz.
(1 Crónicas 1:34) Y Abrahán llegó a ser padre de Isaac. Los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel.
(Génesis 29:35) 35 Y quedó encinta otra vez y dio a luz un hijo, y entonces dijo: “Esta vez elogiaré a Jehová”. Por lo tanto lo llamó por nombre Judá. Después de eso cesó de dar a luz.
(Génesis 38:29) Finalmente resultó que, luego que él retiró la mano, pues, sucedió que salió su hermano, de modo que ella exclamó: “¿Qué quieres decir con esto, que has producido para ti una ruptura perineal?”. Por lo tanto fue llamado por nombre Pérez.
(1 Crónicas 2:4) Y Tamar su nuera fue quien le dio a luz a Pérez y Zérah. Todos los hijos de Judá fueron cinco.
(Rut 4:18) Ahora bien, estas son las generaciones de Pérez: Pérez llegó a ser padre de Hezrón;
(Lucas 3:33) [hijo] de Aminadab, [hijo] de Arní, [hijo] de Hezrón, [hijo] de Pérez, [hijo] de Judá,
(1 Crónicas 2:9) 9 Y los hijos de Hezrón que le nacieron fueron Jerahmeel y Ram y Kelubai.
(Mateo 1:6) Jesé llegó a ser padre de David el rey. David llegó a ser padre de Salomón mediante la esposa de Urías;
(Rut 4:17) Entonces las vecinas le dieron nombre, diciendo: “Le ha nacido un hijo a Noemí”. Y empezaron a llamarlo por nombre Obed. Él es el padre de Jesé, padre de David.
(1 Crónicas 2:15) Ozem el sexto, David el séptimo.
(2 Samuel 5:4) 4 Treinta años de edad tenía David cuando llegó a ser rey. Por cuarenta años reinó.
(2 Samuel 12:24) Y David empezó a consolar a Bat-seba su esposa. Además, fue a ella y se acostó con ella. Andando el tiempo ella dio a luz un hijo, y llegó a llamársele por nombre Salomón. Y Jehová mismo sí lo amó.
(1 Crónicas 3:5) Y estos le nacieron en Jerusalén: Simeá y Sobab y Natán y Salomón —cuatro de Bat-seba hija de Amiel—
(Lucas 3:31) [hijo] de Meleá, [hijo] de Mená, [hijo] de Matatá, [hijo] de Natán, [hijo] de David,
(Lucas 3:23) Además, Jesús mismo, cuando comenzó [su obra], era como de treinta años, siendo hijo, según se opinaba, de José, [hijo] de Helí,
(Lucas 3:31-34) [hijo] de Meleá, [hijo] de Mená, [hijo] de Matatá, [hijo] de Natán, [hijo] de David, 32 [hijo] de Jesé, [hijo] de Obed, [hijo] de Boaz, [hijo] de Salmón, [hijo] de Nahsón, 33 [hijo] de Aminadab, [hijo] de Arní, [hijo] de Hezrón, [hijo] de Pérez, [hijo] de Judá, 34 [hijo] de Jacob, [hijo] de Isaac, [hijo] de Abrahán, [hijo] de Taré, [hijo] de Nacor,

(Hechos 10:38) 38 a saber, Jesús que era de Nazaret, cómo Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los [que eran] oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él.
(Números 4:3) 3 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que están entrando en el grupo del servicio para hacer el trabajo en la tienda de reunión.
(Mateo 13:55) 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y los hermanos de él Santiago y José y Simón y Judas?
(Mateo 1:16) Jacob llegó a ser padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, a quien se llama Cristo.
(Lucas 1:35) En respuesta, el ángel le dijo: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios.
(Lucas 4:22) Y todos daban testimonio favorable acerca de él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que procedían de su boca, y decían: “Este es hijo de José, ¿verdad?”.
(Juan 6:42) y empezaron a decir: “¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: ‘Yo he bajado del cielo’?”.


w11 15/8 1:6

Esperaban al Mesías

Esperaban al Mesías

“Todos esperaban que el Mesías viniera pronto, y tenían muchas ganas de saber si Juan era el Mesías.” (LUC. 3:15, NUEVA TRADUCCIÓN VIVIENTE)

HA CAÍDO la noche. Los pastores se encuentran a campo raso, vigilando sus rebaños. De repente, se sobresaltan al ver que aparece a su lado el ángel de Jehová y que los envuelve la luz de la gloria divina. Escuchemos el emocionante anuncio que les hace este mensajero celestial: “No teman, porque, ¡miren!, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor”. Efectivamente, había nacido un niño que llegaría a ser el Mesías. Y podían encontrarlo en un establo de un pueblo cercano, acostado en un pesebre. “De súbito —añade la Biblia— se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, alabando a Dios y diciendo: ‘Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad[’].” (Luc. 2:8-14.)

2 Como judíos que eran, los pastores sabían que la palabra “Mesías”, o “Cristo”, se refería al “Ungido”, es decir, a la persona escogida por Jehová para desempeñar una función especial (Éxo. 29:5-7). Ahora bien, ¿cómo podría cualquiera de ellos aprender más sobre el Mesías y convencer a otras personas de que aquel niño era el elegido para serlo, tal como señaló el ángel? Examinando las profecías de las Escrituras Hebreas que hablaban del Mesías y observando cómo se cumplían durante la vida del niño.

¿Por qué tanta expectación?

3 Años más tarde, Juan el Bautista aparece en escena. Sus palabras y acciones llevan a muchos a preguntarse si habrá llegado ya el Mesías (léase Lucas 3:15). ¿Por qué piensan algunos que es el momento de que aparezca Cristo? Una posibilidad es que hayan logrado entender correctamente la profecía de las “setenta semanas”, la cual dice: “Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo [...]. Y debes saber [...] que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas” (Dan. 9:24, 25). Numerosas obras explican que se trata de semanas de años, o sea, períodos de siete años. Por ejemplo, La Palabra de Dios para Todos aclara en una nota: “Setenta semanas de años, o sea cuatrocientos noventa años”.

4 Hoy, los siervos de Jehová sabemos que las 69 semanas de Daniel 9:25 comenzaron en el 455 antes de nuestra era, cuando el rey Artajerjes de Persia autorizó a Nehemías a reconstruir Jerusalén (Neh. 2:1-8). Si contamos desde entonces 69 semanas, o 483 años, llegamos al 29 de la era cristiana, cuando tuvo lugar el bautismo de Jesús. En ese momento fue ungido con espíritu santo y se convirtió en el Mesías (Mat. 3:13-17).*

5 Examinemos ahora otras predicciones que hablan del nacimiento, los primeros años y el ministerio del Mesías. Al repasar cómo se cumplen, se fortalecerá nuestra fe en la Biblia y nos quedará aún más claro que Jesús era el esperado Mesías.

Los primeros años

6 Pertenecería a la tribu de Judá. En su lecho de muerte, Jacob pronunció bendiciones para sus hijos. En una de ellas profetizó: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos” (Gén. 49:10). Tal como lo reconocieron muchos estudiosos judíos, estas palabras tienen que ver con el Mesías. ¿Qué representan el cetro y el bastón de comandante? La autoridad real y el poder de mando. La profecía indica, por lo tanto, que todos los reyes serían de la tribu de Judá, tal como sucedió desde que David fue coronado. ¿Qué significa el nombre Siló? “Aquel de Quien Es” o “Aquel a Quien Pertenece”. Siló sería un descendiente de la casa real de Judá que reinaría para siempre. Algo que nos ayuda a identificarlo es lo que Dios le dijo a Sedequías, el último rey de Jerusalén. Le prometió que vendría un heredero al que le pertenecería el derecho al trono, y que a él se lo daría (Eze. 21:26, 27). Después de Sedequías, el único descendiente de David que contó con la promesa de recibir el reino fue Jesús. En efecto, meses antes de su nacimiento, el ángel Gabriel le dijo a María: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin” (Luc. 1:32, 33). Queda claro que Siló no es otro que Jesús, quien era de la tribu de Judá y descendía de David (Mat. 1:1-3, 6; Luc. 3:23, 31-34).

7 Nacería en Belén. Miqueas escribió: “Tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido” (Miq. 5:2). Como vemos, el Mesías nacería en Belén, población que al parecer se había llamado antes Efrata. María y su esposo José no vivían en aquella localidad de Judá, sino en Nazaret. Pero como tuvieron que ir a Belén para inscribirse en un censo ordenado por los romanos, fue allí donde nació Jesús en el año 2 antes de nuestra era (Mat. 2:1, 5, 6). ¡Qué forma tan extraordinaria de cumplirse la profecía!

8 Nacería de una mujer virgen. Isaías anunció: “La doncella [...] quedará encinta” (léase Isaías 7:14). Es cierto que este versículo no usa la palabra hebrea que significa específicamente “virgen” (bethuláh), sino otra que quiere decir “doncella” (ʽalmáh). Pero este último término también se aplicaba a las mujeres solteras que no habían tenido relaciones sexuales, como es el caso de Rebeca (Gén. 24:16, 43). Además, guiado por el espíritu de Dios, Mateo empleó el vocablo griego preciso para “virgen” (parthénos) cuando explicó que Isaías 7:14 se había cumplido al nacer Jesús. Y los Evangelios de Mateo y Lucas no dejan ninguna duda de que María lo había concebido sin haber tenido relaciones con ningún hombre, sino únicamente por la acción del espíritu santo (Mat. 1:18-25; Luc. 1:26-35).

9 Tras su nacimiento ocurriría una matanza de niños. Varios siglos antes de la era cristiana, cuando los hebreos vivían en Egipto, el faraón les mandó arrojar al río Nilo a todos sus varones recién nacidos (Éxo. 1:22). Mucho tiempo después, Jeremías 31:15, 16 anunció una matanza similar. La profecía habla de “Raquel que llora a sus hijos”, pues se los han llevado a “la tierra del enemigo”. Se lamenta con tanta fuerza que la oyen hasta en la lejana Ramá, en el territorio de Benjamín, al norte de Jerusalén. Mateo muestra que la predicción se cumplió cuando el rey Herodes ordenó ejecutar a los niños varones de muy corta edad de Belén y sus alrededores (léase Mateo 2:16-18). ¡Cuánto dolor tuvieron que sentir las familias de aquella región!

10 Al igual que al pueblo de Israel, Dios lo haría salir de Egipto (Ose. 11:1). Antes de que Herodes decretara el exterminio de los niños, un ángel avisó a José para que huyera a Egipto junto con María y Jesús. De allí salieron tras “el fallecimiento de Herodes, para que se cumpliera lo que Jehová había hablado por su profeta [Oseas], que dijo: ‘De Egipto llamé a mi hijo’” (Mat. 2:13-15). Dado que Jesús no tenía control sobre ninguno de estos sucesos relacionados con su nacimiento y primeros años de vida, es imposible que hubiera tramado algún plan para que se produjeran.

Comienza su ministerio

11 Irían delante de él allanándole el camino. Malaquías anunció que “Elías el profeta” haría esta labor al preparar los corazones del pueblo para la llegada del Mesías (léase Malaquías 4:5, 6). El propio Jesús explicó que este “Elías” era Juan el Bautista (Mat. 11:12-14). Además, Marcos indicó que el ministerio de Juan cumplió una predicción de Isaías (Isa. 40:3; Mar. 1:1-4). Jesús no le pidió a Juan que fuera su precursor y realizara una obra como la de Elías. Fue Jehová quien le había encargado esa misión que ayudaría a los judíos a reconocer al Mesías.

12 Podría ser identificado por su comisión divina. En cierta ocasión, Jesús visitó la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde se había criado. Tomó el rollo de Isaías y leyó el siguiente pasaje: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación, para predicar el año acepto de Jehová”. Era innegablemente el Mesías, y por eso se aplicó a sí mismo aquellas palabras al decir: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír” (Luc. 4:16-21).

13 Realizaría su ministerio público en Galilea. Refiriéndose a “Galilea de las naciones”, en “la tierra de Zabulón y [...] Neftalí”, Isaías dijo: “El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz. En cuanto a los que moran en la tierra de sombra profunda, la luz misma ha brillado sobre ellos” (Isa. 9:1, 2). Pues bien, ¿dónde comenzó Jesús su obra? Precisamente en el distrito de Galilea. De hecho, vivió en una de sus ciudades, Capernaum. De este modo, los residentes de Zabulón y Neftalí pudieron disfrutar de su iluminación espiritual (Mat. 4:12-16). Además, fue en Galilea donde Cristo pronunció el Sermón del Monte, eligió a sus apóstoles y realizó su primer milagro. Y es muy probable que también fuera allí donde se apareció a más de quinientos discípulos después de resucitar (Mat. 5:1–7:27; 28:16-20; Mar. 3:13, 14; Juan 2:8-11; 1 Cor. 15:6). Como vemos, cumplió las palabras de Isaías al predicar en “la tierra de Zabulón y [...] Neftalí”. No obstante, llevó el mensaje del Reino por todo Israel.

Se predicen otras actividades

14 Utilizaría comparaciones y parábolas. El salmista Asaf cantó: “En un dicho proverbial [o “en parábolas”] ciertamente abriré mi boca” (Sal. 78:2; Reina-Valera Actualizada). ¿Por qué podemos asegurar que estas palabras son aplicables a Jesús? Porque así nos lo indica Mateo. Después de relatar las parábolas donde Jesús compara el Reino a una semilla de mostaza y a la levadura del pan, el evangelista añade: “Sin ilustración no les hablaba; para que se cumpliera lo que se habló por medio del profeta que dijo: ‘Abriré mi boca con ilustraciones, publicaré cosas escondidas desde la fundación [del mundo]’” (Mat. 13:31-35). Ciertamente, las comparaciones y parábolas eran un medio que usó con maestría para enseñar a la gente.

15 Haría curaciones milagrosas. Así lo había anunciado Isaías: “Nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó” (Isa. 53:4). Mateo señaló que, después de curar a la suegra de Pedro, Cristo sanó a otras personas “para que se cumpliera lo que se había hablado mediante Isaías el profeta, que dijo: ‘Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias’” (Mat. 8:14-17). Y este es tan solo uno de los numerosos relatos donde Jesús aparece curando enfermos.

16 A pesar de sus extraordinarias obras, no sería aceptado por la mayoría (léase Isaías 53:1). El apóstol Juan mostró cómo se había hecho realidad esta predicción en el caso de Jesús: “Aunque había ejecutado tantas señales delante de ellos, no ponían fe en él, de modo que se cumplió la palabra de Isaías el profeta, que él dijo: ‘Jehová, ¿quién ha puesto fe en la cosa oída por nosotros? Y en cuanto al brazo de Jehová, ¿a quién ha sido revelado?’” (Juan 12:37, 38). Estas palabras seguían cumpliéndose años después, pues cuando Pablo predicaba las buenas nuevas, la gente todavía se negaba a creer en Cristo (Rom. 10:16, 17).

17 Sería odiado sin motivo (Sal. 69:4). Juan cita este comentario de Jesús: “Si yo no hubiera hecho entre [los judíos] las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y también han odiado tanto a mí como a mi Padre. Pero es para que se cumpla la palabra que está escrita en la Ley de ellos: ‘Me odiaron sin causa’” (Juan 15:24, 25). ¿Por qué dijo que la predicción está en “la Ley”, si se encuentra en los Salmos? Porque a menudo se llamaba “la Ley” a todas las Escrituras Hebreas (Juan 10:34; 12:34). Los Evangelios confirman que Jesús tuvo muchos enemigos, sobre todo entre los guías religiosos judíos. Él mismo dijo a sus oyentes: “El mundo no tiene razón para odiarlos a ustedes, pero a mí me odia, porque doy testimonio [...] de que sus obras son inicuas” (Juan 7:7).

18 En el siglo primero, los discípulos no tuvieron la menor duda de que Jesús de Nazaret era el Mesías, pues había cumplido todas las profecías de las Escrituras Hebreas que ayudaban a identificarlo (Mat. 16:16). Como hemos visto, algunas se hicieron realidad durante sus primeros años de vida y otras durante su ministerio. En el siguiente artículo examinaremos más predicciones. Hacemos bien en reflexionar sobre ellas, pues así se fortalecerá nuestra convicción de que Jesús es, sin la menor duda, el Ungido de Jehová.

[Nota]

Las “setenta semanas” se explican con más detalle en el capítulo 11 del libro Prestemos atención a las profecías de Daniel.

¿Qué responderíamos?
• ¿Qué profecías se cumplieron cuando nació Jesús?
• ¿Quién preparó el camino para la llegada del Mesías?
• ¿Cómo se cumplieron en Cristo las predicciones del capítulo 53 de Isaías?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Qué les anunció el ángel a los pastores?
 2. ¿Qué significa “Mesías”, y cómo se podría saber quién había sido elegido para serlo?
 3, 4. ¿Cómo debemos entender Daniel 9:24, 25?
 5. ¿Qué profecías vamos a examinar?
 6. ¿Cómo se cumplió Génesis 49:10?
 7. ¿Dónde nació el Mesías, y por qué es significativo?
 8, 9. Según las profecías, ¿de quién nacería el Mesías, y qué tragedia ocurriría después de su nacimiento?
10. ¿Cómo se cumplió Oseas 11:1 en el caso de Jesús?
11. ¿Cómo se preparó el camino delante de Cristo?
12. ¿Qué comisión identifica a Jesús como el Mesías?
13. ¿Qué predijo Isaías acerca del ministerio de Cristo en Galilea?
14. ¿De qué forma cumplió Jesús Salmo 78:2?
15. ¿Cómo se hizo realidad Isaías 53:4?
16. ¿Cómo indicó el apóstol Juan que Isaías 53:1 era aplicable a Jesús?
17. ¿Qué aplicación hizo Juan de Salmo 69:4?
18. ¿Qué fortalecerá nuestra convicción de que Jesús es el Mesías?