TEXTO DEL DÍA
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CITA BÍBLICA
Descripción Biblia
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Referencias BÍBLICAS
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Viernes 1 de marzo
Vengan, y subamos a
la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca
de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas (Isa. 2:3).
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(Isaías 2:3) Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
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(Jeremías 31:6) Pues existe un día en que los vigías de la región montañosa de Efraín realmente clamarán: ‘Levántense, y subamos a Sión, a Jehová nuestro Dios’”.
(Zacarías 8:23) ”Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘En aquellos días sucederá que diez hombres de todos los lenguajes de las naciones asirán, sí, realmente asirán la falda de un hombre que sea judío, y dirán: “Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído [que] Dios está con ustedes”’”.
(Revelación 22:17) Y el espíritu y la novia siguen diciendo: “¡Ven!”. Y cualquiera que oiga, diga: “¡Ven!”. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida.
(Salmo 25:8) Bueno y recto es Jehová. Por eso él instruye a los pecadores en el camino.
(Isaías 54:13) Y todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante.
(Miqueas 4:2) Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
(Juan 7:16) Jesús, a su vez, les contestó y dijo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado.
(Hechos 10:33) Por eso en seguida envié a donde ti, e hiciste bien en venir acá. Y así es que ahora todos estamos presentes delante de Dios para oír todas las cosas que Jehová te ha mandado decir”.
(1 Tesalonicenses 4:9) Sin embargo, respecto al amor fraternal, ustedes no tienen necesidad de que les escribamos, porque ustedes mismos son enseñados por Dios a amarse unos a otros;
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Los siervos de Dios
sabemos que la Biblia encierra relatos muy beneficiosos. Pone ante nosotros
el ejemplo de hombres y mujeres fieles dignos de imitar por su vida y sus
cualidades (Heb. 11:32-34).
Pero también contiene historias que nos sirven de advertencia, pues nos
hablan de personas cuya conducta y actitud hacemos bien en no copiar.
En realidad, algunos personajes mencionados en la Palabra de Dios son
las dos cosas: unas veces, modelos de conducta, y otras, ejemplos de lo que
debemos evitar. Pensemos en David, el humilde pastor que se convirtió en
poderoso rey. Por un lado fue un dechado de amor a la verdad y confianza en
Jehová; por otro, cayó en graves pecados, entre ellos los cometidos en el
caso de Bat-Seba y Urías, y su desacertada decisión de ordenar un censo. w11 15/12 1:1, 2
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(Hebreos 11:32-34) ¿Y qué más diré? Porque me faltará
tiempo si sigo contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David,
así como también de Samuel y de los [demás] profetas, 33 que
por fe derrotaron reinos en conflicto,
efectuaron justicia, obtuvieron promesas,
taparon bocas de leones, 34 detuvieron
la fuerza del
fuego, escaparon del filo de la espada, de un estado débil fueron hechos poderosos,
se hicieron valientes en guerra,
pusieron en fuga a los ejércitos de extranjeros.
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(Hechos 3:24)
24 Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en
adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han
declarado estos días patentemente.
(Jueces
7:22) 22 Y los trescientos continuaron tocando
los cuernos, y Jehová procedió a poner la espada de cada uno contra el otro
en todo el campamento; y el campamento siguió huyendo hasta Bet-sitá,
adelante a Zererá, hasta las afueras de Abel-meholá, junto a Tabat.
(Génesis
15:6) Y él puso fe en Jehová; y él procedió a contárselo por justicia.
(Hebreos
11:4) Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el
de Caín, por la cual [fe] se le dio testimonio de que era justo, pues Dios
dio testimonio respecto a sus dádivas; y por ella, aunque murió, todavía
habla.
(2 Samuel
7:12) 12 Cuando se cumplan tus días, y tengas
que yacer con tus antepasados, entonces yo ciertamente levantaré tu
descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas; y realmente
estableceré con firmeza su reino.
(Jueces
14:6) Entonces el espíritu de Jehová entró en operación sobre él, de
modo que él desgarró [al león] en dos, tal como uno desgarra un cabrito en
dos, y no había absolutamente nada en su mano. Y él no informó a su padre ni
a su madre lo que había hecho.
(1 Samuel
17:34) Y David pasó a decir a Saúl: “Tu siervo llegó a ser pastor de
su padre entre el rebaño, y vino un león, y también un oso, y [cada uno] se
llevó una oveja del hato.
(Daniel 3:23)
23 Pero estos [otros] hombres físicamente capacitados,
los tres, Sadrac, Mesac y Abednego, cayeron atados en medio del horno
ardiente de fuego.
(2 Reyes 6:15)
15 Cuando el ministro del hombre del Dios [verdadero]
madrugó para levantarse, y salió afuera, pues, allí estaba una fuerza militar
que cercaba a la ciudad con caballos y carros de guerra. En seguida su
servidor le dijo: “¡Ay, amo mío! ¿Qué haremos?”.
(Jueces 16:28)
Sansón ahora clamó a Jehová y dijo: “Señor Soberano Jehová, acuérdate de mí,
por favor, y fortaléceme, por favor, solo esta vez, oh tú el Dios
[verdadero], y deja que me vengue de los filisteos con venganza por uno de
mis dos ojos”.
(1 Reyes
18:46) Y la misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo
que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino
hasta Jezreel.
(Jueces 11:32)
De modo que Jefté pasó adelante a donde los hijos de Ammón para pelear contra
ellos, y Jehová procedió a darlos en su mano.
(2 Samuel
23:8) Estos son los nombres de los hombres poderosos que pertenecían a
David: Joseb-basébet tahkemonita, el cabeza de los tres. Estuvo blandiendo su
lanza sobre ochocientos que fueron muertos de una sola vez.
(Jueces
4:16) 16 Y Barac corrió tras los carros de
guerra y el campamento hasta Haróset de las naciones, de modo que todo el
campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno.
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¿Imitaremos sus
virtudes y evitaremos sus errores?
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¿Imitaremos
sus virtudes y evitaremos sus errores?
“Jehová [...]
nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas.” (ISA. 2:3)
LOS siervos de Dios sabemos que la Biblia encierra relatos muy
beneficiosos. Pone ante nosotros el ejemplo de hombres y mujeres fieles
dignos de imitar por su vida y sus cualidades (Heb. 11:32-34). Pero también
contiene historias que nos sirven de advertencia, pues nos hablan de personas
cuya conducta y actitud hacemos bien en no copiar.
2 En realidad,
algunos personajes mencionados en las Escrituras son las dos cosas: unas
veces, modelos de conducta, y otras, ejemplos de lo que debemos evitar.
Pensemos en David, el humilde pastor que se convirtió en poderoso rey. Por un
lado fue un dechado de amor a la verdad y confianza en Jehová; por otro, cayó
en graves pecados, entre ellos los cometidos en el caso de Bat-Seba y Urías,
y su desacertada decisión de ordenar un censo. No obstante, hoy
no vamos a centrarnos en él, sino en su hijo Salomón, quien también fue
rey y escritor de la Biblia. Veamos primero en qué dos aspectos fue un hombre
ejemplar.
“La sabiduría de Salomón”
3 Jesús, quien fue prefigurado por
Salomón, habló favorablemente de este rey, presentándolo como un buen
ejemplo. Lo hizo al decir a unos judíos incrédulos: “La reina del Sur
será levantada en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella
vino desde los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, pero,
¡miren!, algo más que Salomón está aquí” (Mat. 12:42). En efecto, aquel monarca
se hizo célebre por su sabiduría y animó a todos a buscarla con empeño.
4 Al comienzo del reinado de Salomón,
Jehová se le apareció en un sueño y lo invitó a pedirle lo que quisiera.
Consciente de su poca experiencia, el monarca pidió sabiduría (léase 1 Reyes
3:5-9). Dios quedó muy complacido de que, en
vez de preocuparse por la fortuna y la gloria, le hubiera hecho esa
solicitud, de modo que le concedió “un corazón sabio y entendido”, aparte de
grandes riquezas (1 Rey. 3:10-14).
Como señaló Jesús, su fama llegó hasta la reina de Seba, quien hizo un largo
viaje para ver si de verdad era tan sabio (1 Rey. 10:1, 4-9).
5 Hoy no esperamos recibir
milagrosamente la sabiduría. Es cierto que Salomón dijo que es Jehová
quien la da, pero también indicó lo que debe hacer cada uno a fin de
adquirirla: “Con tu oído [presta] atención a la sabiduría, para que inclines
tu corazón al discernimiento”. Además, mostró que esta cualidad divina solo
se consigue con esfuerzo, pues usó expresiones como “si clamas”, “si sigues
buscando” y “si sigues en busca” (Pro. 2:1-6). Como vemos, es algo que
debemos y podemos obtener.
6 Convendría preguntarse: “¿Tomo en
serio el ejemplo de Salomón y aprecio la sabiduría divina tanto como él?”.
Hoy, la inestabilidad económica lleva a muchos a concentrarse en el trabajo y
el dinero, e influye en sus decisionessobre qué tipo de estudios cursar y por
cuánto tiempo. ¿Qué hay de nosotros y nuestras familias? ¿Indican nuestras
decisiones que valoramos la sabiduría divina y vamos en busca de ella?
¿Podríamos adquirirla a mayor grado modificando nuestras perspectivas y
metas? Los beneficios de obtenerla y aplicarla en la vida son duraderos.
A quien actúe así, Salomón le da esta garantía: “En tal caso entenderás
justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno” (Pro. 2:9).
Trajo la paz al poner en
alto la adoración verdadera
7 En la primera parte de su reinado,
Salomón tomó medidas para reemplazar el tabernáculo —que venía usándose desde
tiempos de Moisés— por un magnífico santuario (1 Rey. 6:1). Lo llamamos el templo
de Salomón, pero no porque fuera idea suya ni un medio con el que
pretendiera hacerse famoso como arquitecto o generoso benefactor.
En realidad, quien propuso su edificación y aportó buena parte de los
fondos fue David, y quien proporcionó los detalles sobre su diseño y
mobiliario fue Dios (2 Sam. 7:2, 12, 13; 1 Cró. 22:14-16). Aun así, Salomón
fue el responsable de ejecutar las obras, que duraron siete años y medio (1 Rey. 6:37, 38; 7:51).
8 De este modo, Salomón nos dejó un
ejemplo al dar prioridad a lo más importante y perseverar en las buenas
obras. Cuando se terminó el templo y se introdujo el arca del pacto, ofreció
una oración pública en la que dijo a Jehová: “Que tus ojos resulten estar
abiertos hacia esta casa noche y día, hacia el lugar del cual dijiste: ‘Mi
nombre resultará estar allí’, para escuchar la oración con que tu siervo ore
hacia este lugar” (1 Rey. 8:6, 29). Israelitas y extranjeros podrían
dirigir sus plegarias hacia este santuario edificado en honor del nombre de
Dios (1 Rey. 8:30, 41-43, 60).
9 ¿Qué efecto tuvo el que Salomón
exaltara así la adoración verdadera? Tras la inauguración del templo, todos
estaban “regocijándose y sintiéndose alegres de corazón por todo el bien que
Jehová había ejecutado para David su siervo y para Israel” (1 Rey. 8:65, 66). Sus cuarenta
años de reinado se distinguieron por una gran paz y prosperidad (léase 1 Reyes
4:20, 21, 25). Esta situación se refleja en el Salmo 72, que nos permite hacernos una pequeña idea de las bendiciones
que disfrutaremos bajo el gobierno de Cristo, el rey representado por Salomón
(Sal. 72:6-8, 16).
Las advertencias que
encierran los errores de Salomón
10 Entonces, ¿por qué decimos que la
vida de Salomón también constituye una advertencia? Es probable que el
primer error que nos venga a la mente sea que tuvo concubinas y esposas
extranjeras. Dice la Biblia: “Al tiempo en que envejeció Salomón aconteció
que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros
dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová” (1 Rey. 11:1-6). Sin duda,
no queremos actuar de forma tan insensata. Pero ¿fue ese el único error
de este rey? No. Hay otros detalles que fácilmente pueden pasarse por alto y
que nos muestran conductas que debemos evitar.
11 El gobierno de Salomón duró cuarenta
años (2 Cró. 9:30).
Teniendo esto presente, ¿qué aprendemos de 1 Reyes 14:21? (Léase.) Según este versículo, cuando él murió
lo sucedió su hijo Rehoboam, de
41 años, cuya madre era
“Naamá la ammonita”. Se ve que, ya antes de subir al trono, Salomón
había contraído matrimonio con una extranjera de una nación idólatra y
enemiga de su pueblo (Jue. 10:6; 2 Sam. 10:6). No sabemos si
esta mujer adoró ídolos. De ser así, pudo haber dejado la religión falsa
y luego abrazar la verdadera, como hicieron Rahab y Rut (Rut 1:16; 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Sea como fuere, es
probable que Salomón tuviera que relacionarse con los padres de ella y con
otros parientes que no servían a Jehová.
12 La situación tomó un rumbo
decididamente malo tras la coronación. “Salomón procedió a formar una alianza
matrimonial con Faraón el rey de Egipto y a tomar la hija de Faraón y traerla
a la Ciudad de David.” (1 Rey. 3:1.) ¿Abrazó ella en algún momento
la religión verdadera, como Rut? La Biblia no indica que obrara
así. Lo que sí indica es que cuando Salomón le edificó una casa (quizás
también para sus doncellas egipcias), la hizo fuera de la Ciudad de David.
¿Por qué? Las Escrituras señalan que tomó esta medida porque era inapropiado
que los paganos vivieran junto al arca del pacto (2 Cró. 8:11).
13 Salomón tal vez contrajo matrimonio
con la princesa egipcia pensando en las posibles ventajas políticas. Pero ¿se
justificaba su decisión? No. Siglos antes, Dios había prohibido a sus siervos
casarse con las mujeres de Canaán, enumerando específicamente varios pueblos
de aquella tierra pagana (Éxo. 34:11-16). ¿Razonó Salomón que, como
Egipto no aparecía en la lista, su conducta no era censurable?
Si lo hizo, no tenía excusa. Estaba pasando por alto un peligro que
Jehová había mencionado expresamente: ser desviado a la religión falsa (léase Deuteronomio 7:1-4).
14 ¿Demostraremos con nuestra conducta
que hemos aprendido de los errores de Salomón? Una hermana tal vez trate de
encontrar alguna justificación para tener relaciones románticas con un
no creyente, dejando a un lado las claras instrucciones divinas de
“casarse [...] solo en el Señor” (1 Cor. 7:39). Con pretextos similares,
algunos quizás participen en su centro de estudios en asociaciones y equipos
deportivos fuera de horas de clase, declaren menos ingresos de los reales o
mientan cuando deberían revelar acciones por las que se exponen a sufrir
vergüenza. El punto es que todos podríamos caer en el error de buscar
pretextos para no cumplir con los mandatos de Dios, tal como seguramente
hizo Salomón.
15 Cabe destacar que la Biblia menciona
en primer lugar que Salomón se casó con esa princesa extranjera y luego
relata que recibió la sabiduría que había solicitado, así como abundantes
riquezas (1 Rey. 3:10-13).
Aunque había desoído las instrucciones de Dios, no leemos que él lo
rechazara enseguida como rey ni que lo disciplinara con severidad.
Y es que Jehová comprende que los humanos estamos formados del polvo y
somos imperfectos (Sal. 103:10, 13, 14). Pero no olvidemos
nunca que nuestros actos tienen consecuencias, sea que vengan inmediatamente
o con el transcurso del tiempo.
¡Tantas esposas!
16 En el Cantar de los Cantares, el rey
exclamó con admiración que cierta joven virgen era más bella que 60 reinas y
80 concubinas (Cant. de Cant. 6:1, 8-10). ¿Aludía aquí Salomón a su
situación en aquel punto de su reinado? Si es así, ya contaba con muchas
mujeres. No sabemos si entonces la mayoría de ellas, o incluso todas,
adoraban al Dios verdadero. En cualquier caso, Salomón había
desobedecido la orden divina, transmitida mediante Moisés y referida al rey
de Israel: “[No] debe él multiplicarse esposas, para que no se desvíe su
corazón” (Deu. 17:17).
Pero nuevamente vemos que Jehová no se apartó de él. Es más, siguió
bendiciéndolo al usarlo para componer el Cantar de los Cantares.
17 ¿Quiere decir lo anterior que
Salomón podía hacer caso omiso de las leyes divinas y librarse del castigo o
que podamos hacerlo nosotros? No. Lo que muestra es que la paciencia de
Jehová se extiende a veces durante tiempo. Sin embargo, el que un siervo de Dios
desobedezca sus mandatos y no sufra las consecuencias de inmediato
no significa que no las vaya a sufrir más tarde. Recordemos que el
propio Salomón escribió: “Por cuanto la sentencia contra una obra mala
no se ha ejecutado velozmente, por eso el corazón de los hijos de los
hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo”.
Y luego añadió: “Sin embargo también me doy cuenta de que les
resultará bien a los que temen al Dios verdadero, porque le han tenido temor”
(Ecl. 8:11, 12).
18 ¡Qué lástima que Salomón se olvidara
de esa verdad divina! Es cierto que había hecho muchas cosas bien y que
por años había gozado de la bendición de Dios. Pero con el tiempo dio un paso
en falso tras otro, cayendo en un mal patrón de comportamiento. Siglos
después, el apóstol Pablo escribió por inspiración unas palabras muy ciertas:
“No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier
cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará” (Gál. 6:7). Salomón desobedeció a Jehová,
pues “amó a muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a
moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias e hititas” (1 Rey. 11:1). Es probable que un
buen número de ellas mantuvieran su devoción a los dioses falsos, y el
monarca no fue inmune a su influencia. Con los años cosechó los tristes
frutos de su conducta, pues terminó descarriándose y perdiendo el favor de
nuestro paciente Dios (léase 1 Reyes
11:4-8).
Imitemos sus virtudes y
evitemos sus errores
19 En su bondad, Jehová hizo que Pablo
redactara estas palabras: “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo
pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro
aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4). Entre las “cosas que fueron
escritas” figuran muchos ejemplos positivos de hombres y mujeres de extraordinaria fe. Pablo
señaló: “¿Y qué más diré? Porque me faltará tiempo si sigo contando de
Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como también de Samuel y
de los demás profetas, que por fe derrotaron reinos en conflicto, efectuaron
justicia, obtuvieron promesas [...] [y hallándose en] un estado débil
fueron hechos poderosos” (Heb. 11:32-34). Ciertamente, podemos y
debemos beneficiarnos de los buenos ejemplos de las Escrituras.
Lo haremos si aprendemos las lecciones que nos brindan estos personajes
bíblicos y tratamos de ponerlas en práctica.
20 Sin embargo, la Biblia contiene
también ejemplos que nos sirven de advertencia. Hallamos algunos en las vidas
de hombres y mujeres a los que Dios aceptó y utilizó como siervos suyos en un
determinado momento. Al leer las Escrituras, podemos notar cuándo y cómo
se descarriaron y llegaron a ejemplificar errores que debemos evitar.
A veces observaremos que fueron desarrollando malas actitudes y
tendencias, lo que al final los llevó a sufrir consecuencias lamentables.
¿Cómo extraemos lecciones de estos relatos? Preguntándonos: “¿Qué llevó a esa
situación? ¿Podría pasarme a mí algo parecido? ¿Qué puedo hacer para aprender
de este error y evitar cometerlo?”.
21 Hacemos bien en tomar en serio estos
relatos, pues Pablo señaló por inspiración: “Estas cosas siguieron
aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de
nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 Cor. 10:11).
¿Qué hemos aprendido?
•
¿Cómo nos benefician los ejemplos bíblicos de virtudes y errores?
•
¿Qué llevó a Salomón a adoptar un mal patrón de conducta?
•
¿Qué lección aprendemos de los errores de Salomón?
[Preguntas del estudio]
1,
2. ¿De qué dos formas nos benefician los ejemplos de la Biblia?
3.
¿Por qué podemos decir que Salomón es un buen ejemplo?
4,
5. ¿De qué manera obtuvo Salomón la sabiduría, y de qué forma la obtenemos
nosotros?
6.
¿De qué formas mostramos que estamos imitando el ejemplo de aprecio por la
sabiduría que dejó Salomón?
7.
¿Cómo llegó a contar Dios con un gran templo?
8,
9. a) ¿Qué ejemplo de perseverancia nos dio Salomón? b) ¿Qué efecto
tuvo el que Salomón exaltara la adoración verdadera?
10.
¿Qué error de Salomón nos viene enseguida a la mente?
11.
¿Cuáles fueron las consecuencias del primer matrimonio de Salomón?
12,
13. ¿Qué mala decisión tomó Salomón al principio de su reinado, y cómo pudo
haber tratado de justificarla?
14.
¿Cómo mostramos que hemos aprendido de los errores de Salomón?
15.
¿Cómo demostró misericordia Jehová a Salomón, pero qué no deberíamos
olvidar nunca?
16.
¿Qué mandato desoyó Salomón al tomar muchas esposas?
17.
¿Qué hecho no deberíamos ignorar?
18. ¿Cómo ilustra el caso
de Salomón la verdad de Gálatas 6:7?
19.
¿Qué buenos ejemplos contiene la Biblia?
20,
21. ¿Por qué estamos decididos a beneficiarnos de las advertencias que
contienen algunos ejemplos bíblicos?
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viernes, 1 de marzo de 2013
Viernes 1 de marzo de 2013
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