TEXTO DEL
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CITA
Descripción Biblia
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Referencias
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*** Texto del domingo,
13 de enero de 2013 ***
Domingo 13 de enero
Quitémonos [...]
el pecado que fácilmente nos enreda (Heb. 12:1).
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(Hebreos 12:1) Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos cerca,
quitémonos nosotros también todo peso,
y el pecado que fácilmente nos enreda,
y corramos con aguante la carrera que
está puesta delante de nosotros,
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(Hebreos 11:39) 39 Y, no
obstante, todos estos, aunque recibieron testimonio por su fe, no obtuvieron
[el cumplimiento de] la promesa,
(1
Corintios 9:26) Por lo tanto, la manera como estoy corriendo no
es incierta; la manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar
hiriendo el aire;
(Filipenses 3:13) Hermanos, todavía no me considero como
si [lo] hubiera asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las
cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá,
(1
Pedro 2:1) Por consiguiente, desechen toda maldad y todo lo
engañoso, e hipocresía, y envidias, y toda suerte de difamación solapada,
(Colosenses 2:8) Cuidado: quizás haya alguien que se los
lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la
tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según
Cristo;
(1
Timoteo 6:9) Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos
caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales,
que precipitan a los hombres en destrucción y ruina.
(Hebreos 3:12) Cuidado, hermanos, por temor de que
alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe
al alejarse del Dios vivo;
(1
Timoteo 6:12) 12 Pelea la excelente
pelea de la fe, logra asirte firmemente de la vida eterna para la cual fuiste
llamado y presentaste la excelente declaración pública enfrente de muchos
testigos.
(Filipenses 3:14) 14 prosigo hacia la meta para el
premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús.
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Cuando a un
corredor se le enredan las piernas en la ropa, casi siempre sufre una caída.
Y es más fácil que esto suceda si no hace caso de la recomendación
de evitar ciertas prendas de vestir cuando corre. ¿Por qué pudiera actuar
así? Porque es descuidado, confiado o distraído. Veamos, entonces, qué nos
enseña el consejo de Pablo. En último término, ¿por qué pierde alguien
la fe? Por las cosas que ha estado haciendo durante cierto tiempo. Hablando
del “pecado que fácilmente nos enreda”, un biblista explica que es “el que
tiene más fuerza sobre nosotros, sea por nuestras circunstancias, forma de
ser o compañías”. En otras palabras, el ambiente, las debilidades
personales y las amistades ejercen una poderosa influencia sobre nosotros.
Tanto es así que pueden debilitar nuestra fe e incluso acabar con ella (Mat. 13:3-9). w11 15/9 4:2, 10, 11
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(Mateo 13:3-9) Entonces les dijo muchas cosas por ilustraciones,
diciendo: “¡Miren! Un sembrador salió a sembrar;
4 y
al ir sembrando, algunas [semillas] cayeron a lo largo del camino, y vinieron
las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron sobre pedregales donde
no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida por no tener profundidad de tierra. 6 Pero
cuando salió el sol, se chamuscaron, y, por no tener raíz, se marchitaron. 7 Otras,
también, cayeron entre los espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron.
8 Otras más cayeron sobre la tierra excelente, y daban fruto,
esta de a ciento por uno, aquella de a sesenta, la otra de
a treinta. 9 El que tiene oídos, escuche”.
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(Mateo
13:3-9) Entonces les dijo muchas cosas por ilustraciones, diciendo:
“¡Miren! Un sembrador salió a sembrar; 4 y al ir
sembrando, algunas [semillas] cayeron a lo largo del camino, y vinieron las
aves y se las comieron. 5 Otras cayeron sobre
pedregales donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida por no tener
profundidad de tierra. 6 Pero cuando salió el sol, se
chamuscaron, y, por no tener raíz, se marchitaron. 7 Otras,
también, cayeron entre los espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron. 8 Otras
más cayeron sobre la tierra excelente, y daban fruto, esta de a ciento por
uno, aquella de a sesenta, la otra de a treinta. 9 El
que tiene oídos, escuche”.
*** Documento
extraído ***
(Mateo 13:19)
Cuando alguien oye la palabra del reino, pero no capta el sentido de ella, el
inicuo viene y arrebata lo que se sembró en su corazón; este es el que se
sembró a lo largo del camino.
(Marcos 4:4)
Y al ir sembrando, parte [de la semilla] cayó a lo largo del camino, y las
aves vinieron y se la comieron.
(Lucas 8:5)
“Un sembrador salió a sembrar su semilla. Pues bien, al ir sembrando, parte
de ella cayó a lo largo del camino y fue hollada, y las aves del cielo se la
comieron.
***
Documento extraído ***
(Marcos
4:5) Y otra [parte] cayó sobre el pedregal, donde, por supuesto, no
tenía mucha tierra, y brotó inmediatamente por no tener profundidad de
tierra.
(Lucas
8:6) Otra parte cayó sobre la masa rocosa, y, después de brotar, se
secó por no tener humedad.
***
Documento extraído ***
(Mateo
13:20) En cuanto al que se sembró sobre los pedregales, este es el que
oye la palabra y en seguida la acepta con gozo.
(Mateo
13:21) Sin embargo, no tiene raíz en sí mismo, sino que continúa por
un tiempo, y después que ha surgido tribulación o persecución a causa de la
palabra, en seguida se le hace tropezar.
(Marcos
4:6) Mas cuando salió el sol, se chamuscó, y, por no tener raíz, se
marchitó.
(Mateo 13:22) En cuanto al que se sembró entre los
espinos, este es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de
cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y él se hace infructífero.
(Marcos 4:7) Y otra [parte] cayó
entre los espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.
(Marcos 4:18) Y hay otros que son
sembrados entre los espinos; estos son los que han oído la palabra,
(Marcos 4:19) pero las inquietudes
de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas y los deseos de
las demás cosas van entrando y ahogan la palabra, y esta se hace
infructífera.
(Lucas 8:7) Otra parte cayó entre
los espinos, y los espinos que crecieron con ella la ahogaron.
(Hebreos 6:8) Pero si produce
espinos y abrojos, es rechazada, y está próxima a ser maldecida; y termina
por ser quemada.
(Juan 15:16) 16 Ustedes
no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes, y los nombré para
que vayan adelante y sigan llevando fruto y que su fruto permanezca; a fin de
que sin importar qué le pidan al Padre en mi nombre, él se lo dé a ustedes.
***
Documento extraído ***
(Marcos
4:8) Mas otras cayeron sobre la tierra excelente, y, creciendo y
aumentando, empezaron a dar fruto, y llevaban de a treinta y de a sesenta y
de a ciento por uno”.
(Lucas
8:8) Otra parte cayó sobre la tierra buena, y, después de brotar,
produjo fruto de a ciento por uno”. Al decir estas cosas, procedió a clamar:
“El que tiene oídos para escuchar, escuche”.
(Mateo 11:15) 15 El
que tiene oídos, escuche.
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*** w11 15/9 “Corran de tal modo
que lo alcancen” ***
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“Corran de tal modo que lo
alcancen”
“Corran de tal modo que lo alcancen.” (1 COR.
9:24)
CON la intención de animar a los cristianos hebreos
a seguir luchando por alcanzar la vida eterna, Pablo les escribió una carta
donde utilizó la impactante imagen de una carrera. Y les dejó muy claro
que no estaban solos. Tenían a su alrededor una enorme “nube de
testigos” que ya habían completado el trayecto. Si recordaban la
fidelidad y el esfuerzo de aquellos corredores que les habían precedido,
contarían con un incentivo más para continuar adelante y no darse por
vencidos.
2 En el
artículo anterior hablamos de varios fieles de la “nube de testigos”. Cada
uno de ellos es una clara prueba del poder de la verdadera fe, gracias a la
cual consiguieron perseverar y cruzar la línea de meta. ¿Cómo podemos
lograrlo nosotros? Haciendo caso de la exhortación que dirige Pablo a todos
los cristianos: “Quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que
fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta
delante de nosotros” (Heb. 12:1).
3 Algo que nos
ayudará a entender las palabras “quitémonos [...] todo peso” es el
siguiente comentario de la obra El mundo clásico: la
epopeya de Grecia y Roma: “Los griegos se
ejercitaban y competían desnudos en los juegos atléticos”, los cuales
incluían las carreras pedestres. Efectivamente, los corredores se desvestían
por completo para no llevar ningún peso que los estorbara. Aunque hoy
parezca una falta de pudor y decencia, lo hacían con la finalidad de ganar el
premio. Entonces, ¿qué idea nos transmite la exhortación de Pablo? Que para
conseguir el premio en la carrera por la vida es esencial librarse de
cualquier estorbo. Era un consejo sabio en aquel entonces y lo sigue siendo
ahora. Pero ¿qué cargas podrían dificultar que lleguemos a la meta?
“Quitémonos [...] todo peso”
4 ¿Qué está
incluido en el “peso” que Pablo nos invita a quitarnos? Todo lo que nos
impida concentrar nuestra atención y esfuerzos en la carrera. Fijémonos en lo
que dijo Jesús sobre la época en la que vivió Noé, uno de los fieles que
mencionó Pablo: “Así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los
días del Hijo del hombre” (Luc. 17:26). ¿Se estaba centrando Cristo en la
catástrofe sin precedentes que se avecina? No. Lo que estaba destacando
era la clase de vida que hoy lleva la gente, una vida muy parecida a la de
tiempos de Noé (léase Mateo 24:37-39).
En su inmensa mayoría, aquellas personas tenían muy poco interés en
Dios, y menos aún en obedecer sus mandamientos. ¿Qué ocupaba su mente? Cosas
tan cotidianas como la comida, la bebida y el matrimonio. El problema
fue que, como indicó Jesús, estaban tan absortos en ellas que “no hicieron
caso” de la advertencia.
5 Al igual que
Noé y los suyos, nosotros estamos muy ocupados. Debemos cubrir nuestras propias
necesidades y las de nuestra familia. Esto puede consumir mucho tiempo,
energías y recursos, y constituir una seria inquietud, sobre todo si
afrontamos problemas económicos. Además, al hacernos cristianos asumimos
otras importantes responsabilidades, como predicar, prepararnos para las
reuniones, asistir al Salón del Reino y fortalecer nuestra espiritualidad
mediante el estudio individual y en familia. Noé también tenía muchas
obligaciones, y las cumplió todas “precisamente así” como se le había mandado
(Gén. 6:22). Sin duda, si queremos llegar a la meta, es necesario que
reduzcamos todo lo posible las cargas que ya soportamos y evitemos añadirnos
cargas innecesarias.
6 Entonces,
¿qué quiso decir Pablo con su exhortación: “Quitémonos [...] todo
peso”? Es evidente que no nos anima a descargarnos de todas
nuestras obligaciones. Jesús nos invita a tener esta actitud equilibrada:
“Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de
beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. Porque todas estas son las
cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su
Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas” (Mat.
6:31, 32). ¿Qué indican estos versículos? Que hasta las cosas necesarias
de la vida, como la ropa y la comida, pueden convertirse en una carga o en
una piedra de tropiezo si no las mantenemos en el lugar que les
corresponde.
7 Centrémonos
en este comentario de Jesús: “Su Padre celestial sabe que ustedes necesitan
todas estas cosas”. Estas palabras llevan implícita la idea de que Jehová
cumplirá con su parte y nos ayudará a cubrir nuestras necesidades. Ahora
bien, “todas estas cosas” que él nos garantiza no siempre coinciden con
nuestras preferencias o deseos. Aun así, Cristo nos anima a
no inquietarnos por “las cosas en pos de las cuales las naciones van con
empeño”. ¿Por qué? Él mismo da la respuesta en otro de sus consejos:
“Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar
cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de
la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un
lazo” (Luc. 21:34, 35).
8 Ya estamos
en la recta final. En vista de que nos encontramos a pocos pasos de la
meta, ¡qué triste sería no poder cruzarla por habernos llenado de cargas
innecesarias! Si somos sabios, viviremos de acuerdo con estas palabras
de Pablo: “Es un medio de gran ganancia [...] esta devoción piadosa
junto con contentamiento” (1 Tim. 6:6, nota). Sin duda, si tomamos en
serio este consejo, se nos hará más fácil correr hasta alcanzar el triunfo.
“Quitémonos [...] el pecado que
fácilmente nos enreda”
9 Pero Pablo
indica que no basta con deshacernos de “todo peso”. También nos invita a
quitarnos el pecado “que fácilmente nos enreda”. Estas palabras traducen un
término griego que no aparece en la Biblia más que en este pasaje.
Comentando sobre este versículo, el especialista Albert Barnes dijo: “Cuando
corre, el atleta ha de prescindir de prendas de vestir que puedan
enrollársele entre las piernas y entorpecerle el paso. De igual modo, el
cristiano debe desprenderse de cualquier estorbo semejante”. ¿Qué cosas
podrían enredarle en el pecado de la pérdida de fe?
10 La fe
no se pierde de la noche a la mañana. Esto es algo que al cristiano
pudiera sucederle poco a poco, quizás sin que se dé cuenta. En su carta,
Pablo advirtió unos capítulos antes del peligro de que uno esté alejándose de
la verdad, como un barco “a la deriva”, y desarrollando “un corazón inicuo y
falto de fe” (Heb. 2:1; 3:12). Recordemos lo que sucede cuando a un corredor
se le enredan las piernas en la ropa: casi siempre sufre una caída. Y es
más fácil que esto suceda si no hace caso de la recomendación de evitar
ciertas prendas de vestir cuando corre. ¿Por qué pudiera actuar así? Porque
es descuidado, confiado o distraído. Veamos, entonces, qué nos enseña el
consejo de Pablo.
11 En último
término, ¿por qué pierde alguien la fe? Por las cosas que ha estado haciendo
durante cierto tiempo. Hablando del “pecado que fácilmente nos enreda”, un
biblista explica que es “el que tiene más fuerza sobre nosotros, sea por
nuestras circunstancias, forma de ser o compañías”. En otras palabras,
el ambiente, las debilidades personales y las amistades ejercen una poderosa
influencia sobre nosotros. Tanto es así que pueden debilitar nuestra fe e
incluso acabar con ella (Mat. 13:3-9).
12 En el
transcurso de los años, el esclavo fiel y discreto ha destacado la necesidad
de tener mucho cuidado con lo que vemos y escuchamos, pues influye
profundamente en nuestros pensamientos y deseos. Además, nos ha advertido que
podemos salirnos de trayectoria si nos dejamos arrastrar por el amor al
dinero o la fascinación por el entretenimiento y la tecnología, con su
constante avalancha de novedades. Ahora bien, ¿cómo consideramos personalmente
tales consejos? ¿Nos parecen exagerados? ¿Creemos que solo son aplicables a
los demás y que somos inmunes al peligro? Pensar así sería un grave error.
Las trampas del mundo de Satanás son tan difíciles de detectar y tan
engañosas que han llevado a muchos a la perdición. Nunca adoptemos una
actitud descuidada, confiada o distraída. ¡Podríamos quedarnos sin el premio
de la vida! (1 Juan 2:15-17.)
13 Día tras día
nos relacionamos con gente que promueve los objetivos, valores y opiniones
del mundo (léase Efesios 2:1, 2).
¿Cuánto impacto tendrán en nosotros? Eso dependerá, en buena medida, de cómo
reaccionemos ante su influencia. Pablo señaló que la forma de pensar mundana
es como el “aire” que nos rodea. Pero es un aire muy tóxico, que ocasiona la
muerte espiritual. Por eso, debemos esforzarnos por evitarlo al máximo.
Si no, nos asfixiaremos y nunca llegaremos a la meta. ¿Qué nos ayudará a
seguir adelante? No perder de vista a Jesús, el líder de la carrera
(Heb. 12:2). Otro excelente ejemplo es el de Pablo, quien se incluyó entre
los participantes de esta prueba y, de hecho, animó a sus hermanos a imitarlo
(1 Cor. 11:1; Fili. 3:14).
Cómo alcanzar el premio
14 ¿Cuánta
importancia daba Pablo a la carrera por la vida? En su discurso de
despedida a los ancianos de Éfeso, les dijo: “No hago mi vida de valor
alguno como preciada para mí, con tal que termine mi carrera y el ministerio
que recibí del Señor Jesús” (Hech. 20:24, nota). Como vemos, para él era
crucial alcanzar la meta. Tanto es así que estaba dispuesto a sacrificar
hasta su propia vida para lograrlo. Había hecho grandes esfuerzos en la
predicación, pero consideraba que serían inútiles si no conseguía cruzar
la línea de llegada. Claro, nunca se confió ni pensó que tuviera
garantizada la victoria (léase Filipenses 3:12, 13).
Fue solo cuando se acercaba su muerte que pudo decir con cierta seguridad:
“He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he
observado la fe” (2 Tim. 4:7).
15 Además,
Pablo deseaba que sus hermanos completaran el trayecto y no se salieran
a medio camino. Esta es la razón por la que recomendó a los filipenses que
trabajaran con empeño por su salvación. En efecto, les dijo: “[Sigan]
teniendo la palabra de vida asida con fuerza, para que yo tenga causa para
alborozarme en el día de Cristo: que no corrí en vano, ni trabajé
duro en vano” (Fili. 2:16). Y demostró el mismo interés por sus
compañeros de Corinto. Refiriéndose al premio, les dijo: “Corran de tal modo
que lo alcancen” (1 Cor. 9:24).
16 En una
competición de larga distancia, como el maratón, los corredores
no divisan la meta desde el mismo comienzo. Sin embargo, no piensan
en otra cosa a lo largo de la prueba, y más aún cuando les queda poca
distancia por recorrer. En nuestro caso ha de suceder igual.
El premio tiene que ser muy real para nosotros. Así estaremos más
motivados a seguir luchando por alcanzarlo.
17 Como señaló
Pablo, aquí entra en juego la fe, a la que definió como “la expectativa
segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades
aunque no se contemplen” (Heb. 11:1). Pensemos en Abrahán y Sara. ¿Por
qué estuvieron dispuestos a dejar todas las comodidades que tenían y vivir
como “extraños y residentes temporales en la tierra” de Canaán? Porque
“vieron desde lejos” el cumplimiento de las promesas de Jehová. Recordemos,
además, a Moisés. ¿Por qué se privó de “disfrutar temporalmente del pecado” y
de “los tesoros de Egipto”? También por su fe, que le dio las fuerzas para
actuar así. En efecto, leemos que “miraba atentamente hacia el pago del
galardón” (Heb. 11:8-13, 24-26). ¡Qué apropiado es, por lo tanto, que, al
mencionar a cada uno de estos siervos fieles, Pablo comience siempre con las
palabras “por fe”! Sin duda, fue esta cualidad la que les permitió extender
la mirada más allá de las pruebas y dificultades del momento y ver lo que ya
estaba haciendo Jehová por ellos y lo que iba a hacer en el futuro.
18 Si queremos
que se fortalezca nuestra fe y así evitar “el pecado que fácilmente nos
enreda”, hemos de estudiar el ejemplo de los hombres y mujeres del capítulo
11 de Hebreos y esforzarnos por imitarlo (Heb. 12:1). También debemos
reunirnos con nuestros fieles hermanos para que todos juntos podamos
“incitarnos al amor y a las obras excelentes” (Heb. 10:24).
19 Ya casi
estamos llegando a la meta. ¡La tenemos ante nuestros propios ojos! Gracias a
la fe y a la ayuda de Jehová, podemos cumplir la exhortación de Pablo:
“Quitémonos [...] todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda”.
Esto nos permitirá correr de tal modo que alcancemos la gloriosa recompensa
que nos promete nuestro amado Padre, Jehová.
[Nota]
Los judíos consideraban ofensiva esta costumbre de
los atletas. Por eso, como indica un libro apócrifo, la propuesta de
construir un gimnasio en Jerusalén en tiempos de los Macabeos provocó un gran
revuelo. La idea de edificarlo vino del sumo sacerdote Jasón, quien se
había vuelto apóstata y quería que la gente adoptara el estilo de vida griego
(2 Macabeos 4:7-17).
¿Qué hemos aprendido?
• ¿Qué quiere decir el consejo: “Quitémonos [...]
todo peso”?
• ¿Qué pudiera llevar a un cristiano al pecado de
perder la fe?
• ¿Por qué debemos concentrarnos en el premio?
[Preguntas del estudio]
1, 2.
a) ¿Qué utilizó Pablo para animar a los cristianos hebreos? b) ¿Qué
exhortación hemos recibido los siervos de Dios?
3. ¿Qué
lección quería establecer Pablo al utilizar la imagen de los atletas griegos?
4. ¿En qué
cosas estaba absorta la gente de tiempos de Noé?
5. ¿Qué nos
ayudará a triunfar en la carrera?
6, 7. ¿Qué
consejo de Jesús debemos tener muy presente?
8. ¿Por qué
es más necesario que nunca que nos quitemos todo peso?
9, 10.
a) ¿A qué se refiere la expresión “el pecado que fácilmente nos enreda”?
b) ¿Qué pudiera sucederle a nuestra fe?
11. ¿Cómo pudiéramos perder la fe?
12. ¿Qué consejos debemos seguir para no perder
la fe?
13. ¿Qué nos ayudará a seguir corriendo sin que nos
asfixie el “aire” del mundo?
14. ¿Cuánta importancia daba Pablo a la carrera
cristiana?
15. ¿Qué palabras de ánimo dirigió Pablo a sus
compañeros de carrera?
16. ¿Por qué debemos tener siempre presente el
premio que recibiremos al llegar a la meta?
17. ¿Cómo ha ayudado la fe a los siervos de Dios a
concentrarse en la recompensa?
18. ¿Qué nos ayudará a evitar “el pecado que
fácilmente nos enreda”?
19. ¿Por qué debemos seguir luchando en la carrera
cristiana?
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domingo, 13 de enero de 2013
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