sábado, 26 de enero de 2013

sábado, 26 de enero de 2013


TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
*** Texto del sábado, 26 de enero de 2013 ***

Sábado 26 de enero

En cuanto a todos los que me ven, me hacen escarnio; siguen abriendo ancha la boca, siguen meneando la cabeza: “Se encomendó a Jehová. ¡Que Él le provea escape! ¡Líbrelo, ya que se ha deleitado en él!” (Sal. 22:7, 8).

(Salmo 22:7, 8) En cuanto a todos los que me ven, me hacen escarnio; siguen abriendo ancha la boca, siguen meneando [la] cabeza:  8 “Se encomendó a Jehová. ¡Que Él le provea escape! ¡Líbrelo, ya que se ha deleitado en él!”.

(Salmo 35:16) Entre los apóstatas que se mofan por una torta hubo un crujir de sus dientes aun contra mí.
(Mateo 5:11) ”Felices son ustedes cuando los vituperen y los persigan y mentirosamente digan toda suerte de cosa inicua contra ustedes por mi causa.
(Mateo 9:24) Jesús se puso a decir: “Salgan de aquí, porque la muchachita no ha muerto, sino que duerme”. Ante eso, empezaron a reírse de él desdeñosamente.
(Lucas 16:14) Ahora bien, los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todas estas cosas, y le hacían gestos de desprecio.
(Job 16:4) También yo mismo bien podría hablar como lo hacen ustedes. Si solo existieran las almas de ustedes donde mi alma está, ¿me mostraría yo brillante en palabras contra ustedes, y menearía la cabeza contra ustedes?
(Salmo 44:14) Nos pones como dicho proverbial entre las naciones, un sacudimiento de la cabeza entre los grupos nacionales.
(Salmo 109:25) Y para ellos yo mismo he llegado a ser algo [que es] digno de oprobio. Me ven... empiezan a menear la cabeza.
(Mateo 27:39) De modo que los que pasaban hablaban injuriosamente de él, meneando la cabeza
(Salmo 37:5)  5 Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará.
(Mateo 27:43) Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: ‘Soy Hijo de Dios’”.
(Lucas 23:35) Y el pueblo estaba de pie mirando. Mas los gobernantes hacían gestos de desprecio, y decían: “A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo de Dios, el Escogido”.
(Salmo 18:19) Y procedió a sacarme a un lugar espacioso; estaba librándome, porque se había deleitado en mí.
(Salmo 91:14) Porque en mí él ha puesto su cariño, yo también le proveeré escape. Lo protegeré porque ha llegado a conocer mi nombre.
Tal como había predicho David, Cristo sufrió las mofas de la gente cuando estaba clavado en el madero. El relato de Mateo dice: “Los que pasaban hablaban injuriosamente de él, meneando la cabeza y diciendo: ‘¡Oh tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, sálvate! Si eres hijo de Dios, ¡baja del madero de tormento!’. Del mismo modo, también, los sacerdotes principales junto con los escribas y ancianos empezaron a burlarse de él y a decir: ‘¡A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar! Él es rey de Israel; baje ahora del madero de tormento y creeremos en él. Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: “Soy Hijo de Dios”’” (Mat. 27:39-43). Jesús soportó con dignidad todos estos insultos. ¡Qué gran ejemplo para nosotros! w11 15/8 2:13
(Mateo 27:39-43) De modo que los que pasaban hablaban injuriosamente de él, meneando la cabeza 40 y diciendo: “¡Oh tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, sálvate! Si eres hijo de Dios, ¡baja del madero de tormento!”. 41 Del mismo modo, también, los sacerdotes principales junto con los escribas y ancianos empezaron a burlarse de él y a decir: 42 “¡A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar! Él es rey de Israel; baje ahora del madero de tormento y creeremos en él. 43 Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: ‘Soy Hijo de Dios’”.
(Lucas 18:32) Por ejemplo, lo entregarán a [hombres de] las naciones y se burlarán de él y lo tratarán insolentemente y escupirán contra él;
(Hebreos 12:3) Sí, consideren con sumo cuidado y atención al que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de sus propios intereses, para que no vayan a cansarse y a desfallecer en sus almas.
(Salmo 22:7) En cuanto a todos los que me ven, me hacen escarnio; siguen abriendo ancha la boca, siguen meneando [la] cabeza:
(Salmo 109:25) Y para ellos yo mismo he llegado a ser algo [que es] digno de oprobio. Me ven... empiezan a menear la cabeza.
(Lucas 23:35) Y el pueblo estaba de pie mirando. Mas los gobernantes hacían gestos de desprecio, y decían: “A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo de Dios, el Escogido”.
(Marcos 15:30) sálvate bajando del madero de tormento”.
(Lucas 4:3) Entonces el Diablo le dijo: “Si eres hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”.
(Marcos 15:31) Del mismo modo también los sacerdotes principales se burlaban entre sí junto con los escribas y decían: “A otros salvó; ¡a sí mismo no se puede salvar!
(Lucas 23:35) Y el pueblo estaba de pie mirando. Mas los gobernantes hacían gestos de desprecio, y decían: “A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo de Dios, el Escogido”.
(Juan 1:49) Natanael le contestó: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
(Juan 12:13) tomaron ramas de palmeras y salieron a su encuentro. Y se pusieron a gritar: “¡Salva, te rogamos! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová, sí, el rey de Israel!”.
(Marcos 15:32) 32 Baje ahora el Cristo el rey de Israel del madero de tormento, para que veamos y creamos”. Hasta los que estaban fijados en maderos junto con él lo vituperaban.
(Salmo 3:2) Muchos están diciendo de mi alma: “No hay para él salvación por Dios”. Sélah.
(Salmo 22:8) “Se encomendó a Jehová. ¡Que Él le provea escape! ¡Líbrelo, ya que se ha deleitado en él!”.
(Salmo 42:10) Con asesinato contra mis huesos me han vituperado los que me muestran hostilidad, mientras me dicen todo el día: “¿Dónde está tu Dios?”.
(Marcos 14:62) Entonces Jesús dijo: “Lo soy; y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo con las nubes del cielo”.
(Juan 5:18) A causa de esto, realmente, los judíos procuraban con más empeño matarlo, porque no solo quebraba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
(Juan 10:36) ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Blasfemas’, porque dije: Soy Hijo de Dios?


Hallaron al Mesías
“Hemos hallado al Mesías.” (JUAN 1:41)
JUAN EL BAUTISTA está con dos de sus discípulos, Andrés y Juan. Al ver acercarse a Jesús, exclama: “¡Miren, el Cordero de Dios!”. Los dos discípulos se van de inmediato detrás de Cristo y pasan el resto del día con él. Más tarde, Andrés sale a buscar a su hermano, Simón Pedro, y le hace este emocionante anuncio: “Hemos hallado al Mesías”. Acto seguido, lo conduce hasta Jesús (Juan 1:35-41).
2 Con el tiempo, Andrés, Pedro y otros tienen la oportunidad de examinar detenidamente las Escrituras. Quedan tan convencidos de que Jesús de Nazaret es el Mesías prometido que no dudan en afirmarlo en público. Nosotros también veremos cómo se fortalece nuestra fe en la Biblia y en el Ungido de Jehová al continuar estudiando las profecías mesiánicas.
“¡Mira! Tu Rey viene”
3 Haría su entrada triunfal en Jerusalén. En una predicción de Zacarías, se dirigen estas palabras a la “hija de Sión”, es decir, a Jerusalén: “Ponte muy gozosa [...]. Grita en triunfo [...]. ¡Mira! Tu rey mismo viene a ti. Es justo, sí, salvado; humilde, y cabalga sobre un asno, [...] sobre un animal plenamente desarrollado, hijo de un asna” (Zac. 9:9). Y un salmo predijo con qué palabras recibirían al Mesías: “Bendito sea Aquel que viene en el nombre de Jehová” (Sal. 118:26). Es obvio que Jesús no pudo haber manipulado a toda la ciudad de Jerusalén. Más bien, fue de forma completamente espontánea que el pueblo lo vitoreó, cumpliéndose así lo que habían anunciado las profecías. Al leer este relato, imagínese esa alegre escena (léase Mateo 21:4-9).
4 Sería muy valioso para Dios, pero muchos no lo aceptarían como el Mesías. Una profecía señala cómo lo considerarían quienes cerraran los ojos a la evidencia: “Fue despreciado [...] como [si fuera] de ninguna importancia” (Isa. 53:3; Mar. 9:12). No obstante, el salmista había indicado por inspiración: “La piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser cabeza del ángulo. Esto ha venido a ser de parte de Jehová” (Sal. 118:22, 23). Jesús se aplicó a sí mismo estas palabras cuando habló con sus enemigos, y Pedro también reconoció que se cumplían en Cristo (Mar. 12:10, 11; Hech. 4:8-11). Ciertamente, el Hijo de Dios se convirtió en la “piedra angular de fundamento”, o sea, la base sobre la que se construiría la congregación de cristianos ungidos. Esta piedra fue “rechazada, es verdad, por los hombres [incrédulos], pero [resultó] escogida, preciosa, para con Dios” (1 Ped. 2:4-6).
Sería traicionado y abandonado
5 Sufriría la traición de un amigo. El Mesías haría suyas estas palabras de una profecía de David: “El hombre que estaba en paz conmigo, en quien yo confiaba, que estaba comiendo mi pan, ha engrandecido [o levantado] contra mí su talón [para hacerme caer]” (Sal. 41:9). Comer pan con una persona era considerado una muestra de amistad (Gén. 31:54). Por tanto, la profecía de David habla de un mal amigo, un traidor de la peor clase. Jesús mismo indicó cómo se cumpliría esa predicción cuando les dijo a sus apóstoles que iba a ser traicionado: “No hablo de todos ustedes; yo conozco a los que he escogido. Mas es para que se cumpla la Escritura: ‘El que comía de mi pan ha alzado contra mí su talón’” (Juan 13:18). Como bien sabemos, Cristo se refería con este comentario a la traición de Judas Iscariote.
6 Sería traicionado por el precio de un esclavo: 30 monedas de plata. Mateo dijo que, tal como se había profetizado, el pago por la traición de Jesús fue esa mísera cantidad. Ahora bien, el evangelista señaló que esto lo había predicho “Jeremías el profeta”. ¿Por qué dijo eso, si las palabras están tomadas de Zacarías 11:12, 13? Es probable que, en tiempos de Mateo, Jeremías fuera el primer libro de un conjunto de escritos proféticos que incluía a Zacarías (compárese con Lucas 24:44). Judas no llegó a utilizar aquel dinero manchado de sangre, sino que lo arrojó en el templo y luego se suicidó (Mat. 26:14-16; 27:3-10).
7 Le abandonarían sus discípulos. Fue tal y como había profetizado Zacarías: “Hiere al pastor, y que las ovejas del rebaño sean esparcidas” (Zac. 13:7). El 14 de nisán del año 33, Jesús dijo a sus seguidores: “A todos ustedes se les hará tropezar respecto a mí esta noche, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán esparcidas’”. Y así sucedió, pues el propio Mateo señaló que “todos los discípulos lo abandonaron y huyeron” (Mat. 26:31,  56).
Acusado y agredido
8 Sería juzgado y condenado a muerte (léase Isaías 53:8). Al amanecer del día 14 de nisán, se reunió en pleno el Sanedrín. Este tribunal decidió atar a Jesús y enviarlo al gobernador romano Poncio Pilato, quien, después de interrogarlo, no halló en él ninguna culpabilidad. Pilato dirigió la palabra a los numerosos judíos que habían acudido ante él y les ofreció ponerles en libertad a Jesús, pero ellos gritaron en respuesta: “¡Al madero con él!”. De hecho, prefirieron que soltara en su lugar a un delincuente llamado Barrabás. Queriendo complacerlos, Pilato lo liberó y ordenó que Jesús fuera azotado y clavado en un madero (Mar. 15:1-15).
9 Sería víctima de falsos testimonios. Al igual que David, el Mesías podría decir: “Testigos violentos se levantan; lo que no he sabido me preguntan” (Sal. 35:11). En conformidad con estas palabras proféticas, “los sacerdotes principales y todo el Sanedrín buscaban testimonio falso contra Jesús a fin de darle muerte” (Mat. 26:59). “Muchos, en realidad, testificaban falsamente contra él, pero sus testimonios no estaban de acuerdo.” (Mar. 14:56.) Tan rabiosos estaban los enemigos de Cristo que no dudaron en recurrir a declaraciones falsas para lograr que lo mataran.
10 Se quedaría callado ante sus acusadores. Isaías anunció: “Estuvo en severa estrechez, y él fue dejando que se le afligiera; no obstante, no abría la boca. Se le fue llevando justamente como una oveja a la degollación; y, como una oveja que delante de sus esquiladores ha enmudecido, él igualmente no abría la boca” (Isa. 53:7). Jesús cumplió al detalle la profecía: “Mientras lo acusaban los sacerdotes principales y los ancianos, no contestó nada. Entonces Pilato le dijo: ‘¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?’. Pero no le contestó, no, ni una sola palabra, de modo que el gobernador quedó muy admirado” (Mat. 27:12-14). En ningún momento insultó a sus enemigos (Rom. 12:17-21(Rom. 12:17-21; 1 Ped. 2:23).
11 Sería agredido. En la profecía de Isaías, el Mesías dice: “Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me arrancaran la barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían” (Isa. 50:6, Versión Popular). Por su parte, en Miqueas leemos: “Con la vara golpearán sobre la mejilla al juez de Israel” (Miq. 5:1). En el Evangelio de Marcos hallamos un claro testimonio del cumplimiento de estas profecías en Jesús: “Algunos comenzaron a escupirle y a cubrirle todo el rostro y a darle de puñetazos y a decirle: ‘¡Profetiza!’. Y, dándole de bofetadas, lo recibieron los servidores del tribunal. [...] También, [los soldados] le daban en la cabeza con una caña y le escupían y, doblando las rodillas, le rendían homenaje” en son de burla (Mar. 14:65; 15:19). Sobra decir que él no hizo nada para merecer tales abusos.
Fiel hasta la muerte
12 Sería clavado de pies y manos en un madero como un delincuente. El Mesías vio cómo se hacían realidad en su caso estas palabras de David: “La asamblea de malhechores mismos me ha circundado. Como un león acometen mis manos y mis pies” (Sal. 22:16). Los lectores de la Biblia conocen muy bien los sucesos que cumplieron estas palabras. El evangelista Marcos relata: “Era ya la hora tercera [o sea, como las nueve de la mañana], y lo fijaron en el madero” (Mar. 15:25). Además, una profecía de Isaías indicó que el Mesías sería incluido entre los pecadores: “Derramó su alma hasta la mismísima muerte, y con los transgresores fue contado” (Isa. 53:12). En conformidad con esta indicación de las Escrituras, “fueron fijados en maderos con [Jesús] dos salteadores, uno a su derecha y uno a su izquierda” (Mat. 27:38).
13 Sería insultado (léase Salmo 22:7, 8). Tal como había predicho David, Cristo sufrió las mofas de la gente cuando estaba clavado en el madero. El relato de Mateo dice: “Los que pasaban hablaban injuriosamente de él, meneando la cabeza y diciendo: ‘¡Oh tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, sálvate! Si eres hijo de Dios, ¡baja del madero de tormento!’. Del mismo modo, también, los sacerdotes principales junto con los escribas y ancianos empezaron a burlarse de él y a decir: ‘¡A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar! Él es rey de Israel; baje ahora del madero de tormento y creeremos en él. Ha puesto en Dios su confianza; líbrelo Él ahora si le quiere, puesto que dijo: “Soy Hijo de Dios”’” (Mat. 27:39-43). Jesús soportó con dignidad todos estos insultos. ¡Qué gran ejemplo para nosotros!
14 Sortearían su ropa. David dijo: “Reparten entre sí mis prendas de vestir, y sobre mi ropa echan suertes” (Sal. 22:18). ¿Cómo se cumplieron estas palabras en Cristo? “Cuando [los soldados romanos] lo hubieron fijado en el madero, repartieron sus prendas de vestir exteriores echando suertes.” (Mat. 27:35; léase Juan 19:23, 24.)
15 Le darían a beber vinagre y hiel. Cristo haría suyas estas palabras de los Salmos: “Por alimento me dieron una planta venenosa, y para mi sed trataron de hacerme beber vinagre” (Sal. 69:21). El Evangelio de Mateo indica lo que le ocurrió a Jesús: “Le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero, después de gustarlo, él rehusó beber”. Más tarde, alguien “corrió y, tomando una esponja, la empapó en vino agrio y, poniéndola en una caña, se puso a darle de beber” (Mat. 27:34, 48).
16 Parecería que Dios lo había abandonado (léase Salmo 22:1). Marcos muestra cómo se hizo realidad la profecía de Salmos: “A la hora nona [o sea, hacia las tres de la tarde] Jesús clamó con voz fuerte: ‘Éli, Éli, ¿láma sabajtháni?’, que, traducido, significa: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?’” (Mar. 15:34). No es que él hubiera perdido la fe en su Padre celestial. Entonces, ¿en qué sentido lo abandonó Jehová en manos de sus enemigos? Lo hizo al retirarle su protección para que pudiera ser puesto a prueba hasta el límite. Ciertamente, las palabras que exclamó Cristo cumplieron Salmo 22:1.
17 Lo herirían con una lanza, pero no le romperían ningún hueso. Zacarías anunció: “Los habitantes de Jerusalén [...] mirarán a Aquel a quien traspasaron” (Zac. 12:10). Y David predijo en Salmo 34:20: “[Jehová] está guardando todos los huesos de aquél; ni siquiera uno de ellos ha sido quebrado”. Un testigo ocular, el apóstol Juan, confirma que así le sucedió a Jesús: “Uno de los soldados le punzó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo ha visto [es decir, Juan mismo] ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero [...]. De hecho, estas cosas sucedieron para que se cumpliera la escritura: ‘Ni un hueso de él será quebrantado’. Y, de nuevo, una escritura diferente dice: ‘Mirarán a Aquel a quien traspasaron’” (Juan 19:33-37).
18 Sería enterrado junto a los ricos (léase Isaías 53:5, 8, 9). El Evangelio de Mateo explica que el 14 de nisán, en las últimas horas de la tarde, “un hombre rico de Arimatea, de nombre José, [...] fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. [...] Y José tomó el cuerpo, lo envolvió en un lino limpio y fino, y lo puso en su nueva tumba conmemorativa, que había labrado en la masa rocosa. Y, después de hacer rodar una piedra grande a la puerta de la tumba conmemorativa, se fue” (Mat. 27:57-60).
¡Aclamemos al Mesías!
19 Sería resucitado. El Mesías haría suyas estas palabras que David le dirigió a Jehová: “No dejarás mi alma en el Seol” (Sal. 16:10). ¡Qué sorpresa se llevaron las mujeres que fueron a la tumba donde se había depositado su cuerpo! Un ángel que había adoptado forma humana les dijo: “Dejen de aturdirse. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, que fue fijado en un madero. Fue levantado; no está aquí. ¡Miren! El lugar donde lo pusieron” (Mar. 16:6). Más tarde, Pedro pronunció un discurso ante la multitud que había acudido a Jerusalén en el año 33 para celebrar la fiesta del Pentecostés. El apóstol les dijo: “David [...] vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción” (Hech. 2:29-31). En conformidad con esta profecía, Dios no permitió que el cuerpo de Jesús se corrompiera. Lo que es más, hizo que su Hijo amado resucitara milagrosamente como espíritu (1 Ped. 3:18).
20 Sería reconocido por Dios como Hijo suyo (léanse Salmo 2:7 y Mateo 3:17). Además, Jesús contó con el reconocimiento de las multitudes cuando hizo su entrada triunfal en Jerusalén. Hoy, nosotros también aclamamos con gran alegría a Cristo y su glorioso gobierno (Mar. 11:7-10). El Mesías “cabalga en la causa de la verdad y la humildad y la justicia”, y pronto acabará con sus enemigos (Sal. 2:8, 9; 45:1-6). Gracias a su reinado, la Tierra entera disfrutará de paz y prosperidad (Sal. 72:1, 3, 12, 16; Isa. 9:6, 7). Como testigos de Jehová, debemos anunciar que su amado Hijo ya reina en los cielos y va a traer un futuro maravilloso. ¡Qué honor tan grande tenemos!
¿Qué contestaciones daríamos?
• ¿Qué profecías anunciaron que Jesús sería traicionado y abandonado, y cómo se cumplieron?
• ¿Qué circunstancias de la ejecución de Cristo se habían predicho?
• ¿Qué lo convence a usted de que Jesús es el Mesías prometido?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Qué llevó a Andrés a decir: “Hemos hallado al Mesías”?
 2. ¿Por qué hacemos bien en seguir examinando las profecías acerca del Mesías?
 3. ¿Qué profecías se cumplieron cuando Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén?
 4. ¿Cómo se cumplió Salmo 118:22, 23?
 5, 6. ¿Qué decían algunas predicciones sobre la traición del Mesías, y cómo se cumplieron?
 7. ¿Cómo se cumplió Zacarías 13:7?
 8. ¿Cómo se hizo realidad Isaías 53:8?
 9. ¿Qué cumplimiento tuvo Salmo 35:11 en el caso de Jesús?
10. ¿De qué manera se cumplió Isaías 53:7?
11. ¿Cómo se hicieron realidad Isaías 50:6 y Miqueas 5:1?
12. ¿Cómo se cumplieron en Jesús las palabras de Salmo 22:16 e Isaías 53:12?
13. ¿Cómo se cumplieron en Jesús las palabras de Salmo 22:7, 8?
14, 15. ¿Cómo se cumplieron las profecías sobre el sorteo de la ropa y el ofrecimiento de vinagre?
16. ¿De qué manera se cumplió Salmo 22:1?
17. ¿Cómo se cumplieron Zacarías 12:10 y Salmo 34:20?
18. ¿Qué llevó a que Jesús fuera enterrado con los ricos?
19. ¿Qué sucesos cumplieron las palabras de Salmo 16:10?
20. ¿Qué dicen las profecías acerca del reinado del Mesías?

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