TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del martes,
08 de enero de 2013 ***
Martes 8 de enero
Si se guardan cuidadosamente
de estas cosas, prosperarán (Hech.
15:29).
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(Hechos 15:29)
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que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre,
y de cosas estranguladas, y de fornicación. Si se guardan
cuidadosamente de estas cosas,
prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!”.
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(Génesis 35:2) Entonces Jacob dijo a su casa y a
todos los que con él estaban: “Aparten los dioses extranjeros que hay en
medio de ustedes y límpiense y muden sus mantos,
(Éxodo 20:3) No debes tener otros dioses contra mi
rostro.
(Éxodo 34:15) por temor de que celebres un pacto
con los habitantes de la tierra, puesto que ellos ciertamente tendrán
ayuntamiento inmoral con sus dioses y harán sacrificios a sus dioses, y
alguien de seguro te invitará, y ciertamente comerás parte de su sacrificio.
(Ezequiel 20:30) ”Por lo tanto, di a la casa de
Israel: ‘Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “¿En el camino de
sus antepasados están ustedes contaminándose, y tras de sus cosas repugnantes
están yendo en ayuntamiento inmoral?
(1
Corintios 8:1) Ahora bien, respecto a los alimentos ofrecidos a
ídolos: sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento hincha, pero
el amor edifica.
(1
Corintios 10:14) Por lo cual, amados míos, huyan de la
idolatría.
(Génesis 9:4) Solo carne con su alma —su sangre— no
deben comer.
(Levítico 3:17) ”’Es un estatuto hasta tiempo
indefinido para las generaciones de ustedes, en todos los lugares donde
moren: No deben comer grasa alguna ni sangre alguna’”.
(Levítico 7:26) ”’Y ustedes no deben comer ninguna
sangre en ninguno de los lugares donde moren, sea la de ave o la de bestia.
(Levítico 17:10) ”’En cuanto a cualquier hombre de la
casa de Israel o algún residente forastero que esté residiendo como forastero
en medio de ustedes que coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi
rostro contra el alma que esté comiendo la sangre, y verdaderamente la
cortaré de entre su pueblo.
(Deuteronomio 12:16) Solo la sangre no deben comer
ustedes. Debes derramarla sobre la tierra como agua.
(Deuteronomio 12:23) Simplemente queda firmemente resuelto
a no comer la sangre, porque la sangre es el alma y no debes comer el alma
con la carne.
(1
Samuel 14:32) Y el pueblo empezó a lanzarse vorazmente al
despojo y a tomar ovejas y ganado vacuno y becerros y a degollarlos en la
tierra, y el pueblo se entregó a comer junto con la sangre.
(Levítico 17:13) 13 ”’En cuanto
a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que
esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una
bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar la
sangre de esta y cubrirla con polvo.
(Génesis 39:9) No hay nadie mayor que yo en esta
casa, y él no ha retenido de mí cosa alguna salvo a ti, porque eres su
esposa. Así es que, ¿cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente
pecar contra Dios?”.
(1
Corintios 6:9) ¡Qué! ¿No saben que los injustos no heredarán el
reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros,
ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se
acuestan con hombres,
(Efesios 5:5) Porque saben esto, y ustedes mismos lo
reconocen: que ningún fornicador, ni inmundo, ni persona dominada por la
avidez —lo que significa ser idólatra— tiene herencia alguna en el reino del
Cristo y de Dios.
(Colosenses 3:5) Amortigüen, por lo tanto, los miembros
de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia,
apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría.
(1
Tesalonicenses 4:3) Porque esto es la voluntad de Dios: la
santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación;
(1
Pedro 4:3) Porque basta el tiempo que ha pasado para que
ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos
de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas,
partidas de beber e idolatrías ilegales.
(Hechos 21:25) 25 En cuanto a
los creyentes de entre las naciones, hemos enviado [aviso], habiendo dictado
nuestra decisión de que se guarden de lo sacrificado a los ídolos así como
también de la sangre y de lo estrangulado y de la fornicación”.
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No todo el que
trata de imponernos su opinión lo hace con un propósito malo. Siempre hay
amigos bienintencionados que insisten en que sigamos sus consejos. También
está la familia, que, aunque hayamos dejado el hogar, no deja de
preocuparse por nosotros y tal vez quiera intervenir en las decisiones
importantes que tomamos. Pensemos, por ejemplo, en los tratamientos médicos.
Algunos, como las transfusiones de sangre, están claramente prohibidos por la
Biblia (Hech.
15:28, 29).
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(Hechos 15:28)
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Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha
parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas
cosas necesarias:
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(Juan 16:13)
Sin embargo, cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a
toda la verdad, porque no hablará por su propio impulso, sino que hablará las
cosas que oye, y les declarará las cosas que vienen.
(Hechos 5:32)
Y nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu
santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen como gobernante”.
(Mateo 23:4)
4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de
los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas.
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. Pero otros no, y
cada cristiano debe decidir si va a aceptarlos o rechazarlos. En estos
casos, tal vez nuestros seres queridos tengan opiniones muy firmes. Sin
embargo, hemos de recordar que cada cristiano bautizado “llevará su propia
carga de responsabilidad”
(Gál. 6:4, 5)
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(Gálatas 6:4,
5)
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Pero que cada uno pruebe lo que su propia obra es, y
entonces tendrá causa para alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación
con la otra persona. 5 Porque cada uno llevará su
propia carga de responsabilidad.
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(1 Corintios
11:28) Primero apruébese el hombre a sí mismo después de escrutinio, y
así coma del pan y beba de la copa.
(2 Corintios
13:5) Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe, sigan dando
prueba de lo que ustedes mismos son. ¿O no reconocen que Jesucristo está en
unión con ustedes? A no ser que estén desaprobados.
(Gálatas 5:26)
26 No nos hagamos egotistas, promoviendo competencias
unos con otros, envidiándonos unos a otros.
(Romanos 14:4)
¿Quién eres tú para juzgar al sirviente de casa ajeno? Para su propio amo
está en pie o cae. En verdad, se le hará estar en pie, porque Jehová puede
hacer que esté en pie.
(2 Corintios
5:10) Porque todos tenemos que ser puestos de manifiesto ante el
tribunal del Cristo, para que cada uno reciba su retribución por las cosas
que haya hecho mediante el cuerpo, según las cosas que haya practicado, sea
cosa buena o vil.
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La prioridad
debe ser mantener una buena conciencia delante de Dios, no complacer a
los hombres (1 Tim.
1:5). w11 15/4 2:4
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(1 Timoteo
1:5)
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Realmente, el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón
limpio y de una buena
conciencia y de fe sin
hipocresía.
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(Romanos 13:8)
No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse unos a otros; porque el
que ama a su semejante ha cumplido [la] ley.
(Gálatas 5:6)
Porque tocante a Cristo Jesús, ni la circuncisión es de valor alguno, ni lo
es la incircuncisión, sino la fe que opera mediante el amor.
(Mateo 5:8)
”Felices son los de corazón puro, puesto que ellos verán a Dios.
(2 Timoteo
2:22) De modo que, huye de los deseos que acompañan a la juventud, mas
sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que de corazón
limpio invocan al Señor.
(Hechos 23:1)
Mirando fijamente al Sanedrín, Pablo dijo: “Varones, hermanos, yo me he
portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.
(Hechos 24:16)
En cuanto a esto, realmente, me ejercito continuamente para tener conciencia
de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.
(1 Timoteo
3:9) manteniendo el secreto sagrado de la fe con una conciencia
limpia.
(1 Pedro
3:16) Tengan una buena conciencia, para que en el particular de que se
hable contra ustedes queden avergonzados los que están hablando con
menosprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.
(Romanos 12:9)
Sea [su] amor sin hipocresía. Aborrezcan lo que es inicuo; adhiéranse a lo
que es bueno.
(2 Corintios
6:6) por pureza, por conocimiento, por gran paciencia, por bondad, por
espíritu santo, por amor libre de hipocresía,
(Santiago 3:17)
Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable,
lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer
distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita.
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*** w11 15/4 Tomemos decisiones que honren
a Dios ***
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Tomemos decisiones que honren a
Dios
“El sagaz considera sus pasos.” (PRO. 14:15)
LAS tomamos a cada instante. Muchas de ellas
no tienen mayores consecuencias, pero otras pueden cambiarnos la vida
por completo. ¿De qué estamos hablando? De las decisiones. Ahora bien,
sea que tengan poca o mucha trascendencia, siempre debemos adoptarlas pensando
en honrar a Dios (léase 1 Corintios
10:31).
2 ¿Le
resulta fácil tomar decisiones, o le parece todo un reto? Si queremos
alcanzar la madurez cristiana, debemos aprender a distinguir lo bueno de lo
malo, y decidir en armonía con nuestros propios principios, y no con los
de otras personas (Rom. 12:1, 2; Heb. 5:14). ¿Qué razones adicionales
tenemos para aprender a elegir bien? ¿Por qué es a veces tan difícil tomar
decisiones? ¿Cómo podemos lograr que nuestras elecciones en la vida honren a Dios?
¿Por
qué hay que tomar decisiones?
3
No podemos ser indecisos cuando están en juego los principios de la
Biblia. De lo contrario, nuestros compañeros de estudios o trabajo
concluirán que no estamos convencidos de nuestras creencias y que somos
fáciles de manipular. Tal vez mientan, hagan trampa o roben y luego insistan
en que nos unamos a ellos, o que por lo menos los encubramos. Pero eso es
“seguir tras la muchedumbre”, es decir, ir ciegamente tras la mayoría (Éxo.
23:2). El cristiano que sabe tomar decisiones que honran a Dios
no permite que el temor o el deseo de ser aceptado lo lleven a pasar por
alto su conciencia educada por la Biblia (Rom. 13:5).
4
No todo el que trata de imponernos su opinión lo hace con un propósito
malo. Siempre hay amigos bienintencionados que insisten en que sigamos sus
consejos. También está la familia, que, aunque hayamos dejado el hogar,
no deja de preocuparse por nosotros y tal vez quiera intervenir en las
decisiones importantes que tomamos. Pensemos, por ejemplo, en los tratamientos
médicos. Algunos, como las transfusiones de sangre, están claramente
prohibidos por la Biblia (Hech. 15:28, 29). Pero otros no, y cada
cristiano debe decidir si va a aceptarlos o rechazarlos. En estos casos,
tal vez nuestros seres queridos tengan opiniones muy firmes. Sin embargo,
hemos de recordar que cada cristiano bautizado “llevará su propia carga de
responsabilidad” (Gál. 6:4, 5). La prioridad debe ser mantener una
buena conciencia delante de Dios, no complacer a los hombres (1 Tim.
1:5).
5 La
indecisión es muy peligrosa. ¿Por qué lo decimos? Porque, como señaló el
discípulo Santiago, el indeciso es “inconstante en todos sus caminos” (Sant.
1:8). Tal como una barca sin timón que es arrastrada de acá para allá por la
tormenta, esa persona se deja llevar por la cambiante opinión popular, lo que
fácilmente puede conducirla al naufragio espiritual. Hay quienes incluso
terminan culpando a los demás por su lamentable situación (1 Tim. 1:19).
¿Cómo evitaremos que eso nos suceda? Esforzándonos por estar “estabilizados
en la fe” (léase Colosenses 2:6, 7).
Esa estabilidad se alcanza aprendiendo a tomar decisiones que reflejen
confianza en la Palabra inspirada de Dios (2 Tim. 3:14-17). Con todo,
hay factores que pueden afectar nuestra capacidad de decidir. ¿Cuáles son?
¿Por
qué es a veces tan difícil tomar
decisiones?
6 El
miedo a equivocarnos, fracasar o quedar en ridículo puede ser paralizante.
Eso es comprensible; después de todo, nadie quiere hacer una elección que le
cause problemas o le haga pasar vergüenza. Algo que nos ayudará a vencer esos
temores es el amor a Dios y su Palabra. Ese amor nos impulsará a consultar la
Biblia y las publicaciones cristianas antes de adoptar cualquier
decisión importante. Y así será menos probable que cometamos errores. ¿Por
qué? Porque la Biblia les da “sagacidad a los inexpertos” y
“conocimiento y capacidad de pensar al joven” (Pro. 1:4).
7
¿Quiere decir lo anterior que siempre elegiremos el mejor camino? No, pues
nadie es perfecto (Rom. 3:23). David, por ejemplo, fue un hombre sabio y
fiel, pero cometió errores de juicio que les ocasionaron grandes sufrimientos
a él y a otras personas (2 Sam. 12:9-12). Sin embargo, no permitió
que sus equivocaciones debilitaran su resolución de tomar decisiones que
agradaran a Dios (1 Rey. 15:4, 5). Al igual que este rey,
debemos recordar que Jehová pasa por alto los errores y perdona los pecados,
y que siempre apoyará a quienes lo aman y obedecen. Así impediremos que nos
paralicen los errores del pasado (Sal. 51:1-4, 7-10) .
8 ¿Qué
nos ayudará a reducir la ansiedad que produce la toma de decisiones?
Comprender que muchas veces hay más de una opción acertada. Analicemos el
razonamiento que siguió el apóstol Pablo al hablar del matrimonio. Por
inspiración escribió: “Si alguno piensa que se está portando impropiamente
para con su virginidad, si esta ha pasado la flor de la juventud, y esa es la
manera como debe efectuarse, que haga lo que quiera; no peca. Que se
casen. Pero si alguno está resuelto en su corazón, y no tiene necesidad
alguna, sino que tiene autoridad sobre su propia voluntad y ha tomado esta
decisión en su propio corazón, de guardar su propia virginidad, hará bien”
(1 Cor. 7:36-38). Como vemos, Pablo recomendó la soltería, pero
no dijo que fuera la única opción aceptable.
9
¿Deberíamos preocuparnos por las opiniones ajenas? Hasta cierto grado, sí.
Veamos lo que aconsejó Pablo acerca de comer alimentos que quizás hubieran
sido ofrecidos a los ídolos. Primero reconoció que había decisiones que,
aunque no eran malas en sí mismas, podían perturbar a quienes tenían una
conciencia débil. ¿Qué determinación tomó él? “Si el alimento hace tropezar a
mi hermano, no volveré a comer carne jamás, para no hacer tropezar
a mi hermano.” (1 Cor. 8:4-13.) Nosotros también debemos tomar en cuenta
cómo afectarán a los demás nuestras elecciones, pero sin olvidar nunca que lo
más importante es el efecto que tendrán en nuestra amistad con Jehová (léase
Romanos 14:1-4). ¿Qué principios podrían guiarnos
a fin de tomar decisiones que honren a Dios?
Seis
pasos para elegir bien
10 No tomarse
libertades indebidas. Lo primero que debemos hacer es
preguntarnos: “¿Realmente me corresponde a mí tomar esta decisión?”.
El rey Salomón escribió: “¿Ha venido la presunción? Entonces vendrá la
deshonra; pero la sabiduría está con los modestos” (Pro. 11:2).
11 Por
ejemplo, los padres pueden darle a su hijo la libertad de tomar ciertas
decisiones. Pero eso no le da el derecho a pensar que es libre de
hacer lo que quiera (Col. 3:20). De igual modo, aunque la madre disfruta
de cierto grado de autoridad, no debe olvidar que la dirección de la
familia recae en su esposo (Pro. 1:8; 31:10-18; Efe. 5:23). Y este, a su
vez, ha de recordar que su autoridad es limitada, pues debe sujetarse a
Cristo (1 Cor. 11:3). En la congregación, los ancianos toman
decisiones que afectan a los hermanos. Por eso deben asegurarse de no ir
“más allá de las cosas que están escritas” en la Biblia (1 Cor. 4:6).
Además, han de esforzarse por seguir siempre las instrucciones del esclavo
fiel (Mat. 24:45-47). Si queremos ahorrarnos angustias y sufrimientos a
nosotros mismos y a quienes nos rodean, seamos modestos y aprendamos a tomar
decisiones solo cuando nos corresponda.
12 Informarse
bien. Salomón escribió: “Los planes del diligente propenden de seguro
a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la
carencia” (Pro. 21:5). Veamos un ejemplo. ¿Ha recibido usted alguna propuesta
de negocios? No se deje dominar por las emociones. Reúna toda la
información necesaria, pida consejo a quienes conozcan bien el tema y analice
los principios bíblicos aplicables a la situación (Pro. 20:18). Luego elabore
una lista con los pros y los contras. Recuerde que el cristiano prudente
siempre “calcula los gastos” antes de decidir (Luc. 14:28). Piense en el impacto
que tendrá su elección no solo en sus finanzas, sino también en su salud
espiritual. Toda esta investigación requiere tiempo y esfuerzo, pero impedirá
que nos precipitemos y nos ahorrará muchos dolores de cabeza.
13 Pedir
sabiduría. Para que nuestras decisiones honren a Dios, debemos
solicitarle su ayuda. Santiago aseguró: “Si alguno de ustedes tiene
deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da
generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada” (Sant. 1:5).
No hay nada de vergonzoso en admitir que necesitamos la guía divina para
hacer una buena elección (Pro. 3:5, 6). De hecho, confiar
exclusivamente en nuestro criterio podría llevarnos por mal camino.
Si le rogamos a Jehová que nos dé sabiduría y buscamos la dirección de
la Biblia, el espíritu santo nos ayudará a descubrir las verdaderas razones
por las que preferimos una determinada opción (Heb. 4:12; léase
Santiago 1:22-25).
14 No posponer
la decisión. Es cierto que no es bueno apresurarse;
primero hay que investigar y pedir sabiduría. Efectivamente, el sabio
“considera sus pasos” con cuidado (Pro. 14:15). Pero tampoco es bueno
postergar las cosas. El indeciso pudiera inventar excusas absurdas para
no actuar (Pro. 22:13). Lo que no sabe es que de este modo ya
está tomando una decisión: dejar su vida en manos de otros.
15 Poner
manos a la obra. El esfuerzo que exige tomar
una buena decisión puede desperdiciarse si no actuamos con
determinación. “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo
poder”, aconsejó Salomón (Ecl. 9:10). Además, debemos emplear todos los
recursos que sean necesarios para obtener el resultado deseado. Pongamos el
caso de un publicador que decide ser precursor. ¿Tendrá éxito en su
ministerio? Solo si se asegura de que el empleo y las diversiones no le
roben las energías y el tiempo que exige su labor.
16 A
menudo, las mejores decisiones son las más difíciles de llevar a la práctica.
Esto se debe a que “el mundo entero yace en el poder del inicuo” (1 Juan
5:19). Así es, “tenemos una lucha [...] contra los gobernantes mundiales
de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares
celestiales” (Efe. 6:12). Como señalaron Pablo y Judas, todos los que están
decididos a honrar a Dios tienen por delante esa dura batalla (1 Tim.
6:12; Jud. 3).
17 Evaluar
los resultados y hacer cualquier cambio
necesario. Las cosas no siempre resultan como se planearon, pues
“el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Ecl. 9:11). Aun así,
en el caso de algunas decisiones, Jehová espera que nos mantengamos firmes
contra viento y marea. Por ejemplo, los votos que hacemos al casarnos y al
dedicarnos a Dios no son negociables. Él desea que los cumplamos (léase
Salmo 15:1, 2,4).
Claro, hay muchas otras decisiones que no son tan trascendentales. El cristiano sabio las evalúa periódicamente y no permite que el orgullo o la terquedad le impidan hacer ajustes o incluso dar marcha atrás si es necesario (Pro. 16:18). Lo que más le importa es asegurarse de honrar a Dios.
Enseñemos a otros a tomar decisiones que honren a Dios
18 Hay mucho que pueden hacer los padres para ayudar a un hijo a tomar decisiones que honren a Dios. Una de las mejores maneras de enseñarle es con el ejemplo b (Luc. 6:40). Quizás podrían explicarle los pasos que ellos mismos dieron antes de hacer cierta elección. Tal vez quieran dejarlo decidir en algunos asuntos. Si da un paso acertado, no deben olvidarse de felicitarlo. Pero ¿y si se equivoca? La primera reacción suele ser protegerlo de las consecuencias. Sin embargo, eso no siempre es lo mejor. Pensemos en un padre que le permite a su hijo obtener una licencia de conducir. Imagínese que el muchacho comete una infracción y recibe una multa. El padre podría pagarla, ¿verdad? En cambio, si le pide que trabaje para conseguir el dinero, es más probable que aprenda a responsabilizarse de sus actos (Rom. 13:4).
19 Jesús indicó que todos sus discípulos tenemos el deber de enseñar a la gente (Mat. 28:20). Y una de las cosas más importantes que podemos enseñar a nuestros estudiantes es a decidir bien. Para lograr este objetivo, tenemos que resistir el impulso de decirles qué hacer en cada situación. Es mucho mejor ayudarlos a razonar y a tomar sus propias decisiones basándose en los principios de la Biblia. Al fin y al cabo, “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Rom. 14:12). No cabe duda: tenemos sobradas razones para esforzarnos por tomar decisiones que honren a Jehová.
[Nota]
Para un análisis detallado de este tema, véase el suplemento “¿Qué opino de las fracciones sanguíneas y de los procedimientos médicos que impliquen el uso de mi sangre?” (Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 2006, páginas 3 a 6).
¿Qué respondería?
• ¿Por qué es necesario aprender a tomar decisiones?
• ¿De qué modo nos afecta el miedo, y cómo podemos superarlo?
• ¿Qué seis pasos debemos dar para que nuestras decisiones siempre honren a Dios?
[Preguntas del estudio]
1, 2. a) ¿En qué debemos pensar cada vez que tomamos una decisión? b) ¿Qué preguntas contestaremos a continuación?
3. ¿Qué factores no deberían influir en nuestras decisiones?
4. ¿Por qué podrían los demás tratar de imponernos su opinión?
5. ¿Cómo evitaremos que nuestra fe se vaya a pique?
6. ¿Cómo podría afectarnos el miedo?
7. ¿Qué aprendemos del ejemplo de David?
8. ¿Qué nos enseñan los comentarios de Pablo referentes al matrimonio?
9. ¿Deberíamos preocuparnos por las opiniones ajenas? Explique su respuesta.
10, 11. a) ¿Qué nos ayudará a no tomarnos libertades indebidas en el hogar? b) ¿Qué deben recordar los ancianos al tomar decisiones que afectan a la congregación?
12. a) ¿Por qué es necesario investigar primero? b) ¿Qué debe incluir la investigación?
13. a) ¿Qué garantía nos ofrece Santiago 1:5? b) ¿Por qué es útil pedirle sabiduría a Dios?
14. ¿Por qué no debemos aplazar las decisiones?
15, 16. ¿Qué se necesita para llevar a la práctica una decisión?
17. ¿Qué espera Jehová que hagamos después de tomar nuestras decisiones?
18. ¿Cómo pueden los padres enseñar a sus hijos a tomar buenas decisiones?
19. ¿Qué debemos enseñarles a nuestros estudiantes de la Biblia, y cuál es la mejor manera de hacerlo?
Pasos para tomar buenas decisiones
1 No tomarse libertades indebidas
2 Informarse bien
3 Pedir sabiduría
4 No posponer la decisión
5 Poner manos a la obra
6 Evaluar los resultados y hacer cualquier cambio necesario
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martes, 8 de enero de 2013
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