TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del lunes,
07 de enero de 2013 ***
Lunes 7 de enero
Amados, continuemos
amándonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido
de Dios y adquiere el conocimiento de Dios (1 Juan 4:7).
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(1 Juan 4:7)
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Amados, continuemos amándonos unos a otros, porque el
amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y adquiere el conocimiento de Dios.
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(1
Pedro 1:22) 22 Ahora que ustedes han
purificado sus almas por [su] obediencia a la verdad con el cariño fraternal
sin hipocresía como resultado, ámense unos a otros intensamente desde el
corazón.
(1
Corintios 13:13) 13 Ahora, sin embargo,
permanecen la fe, la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de estos
es el amor.
(1
Juan 3:6) Todo el que permanece en unión con él no practica el
pecado; nadie que practica el pecado lo ha visto ni ha llegado a conocerlo.
(1
Juan 3:9) Todo el que ha nacido de Dios no se ocupa en el
pecado, porque la semilla [reproductiva] de Él permanece en el tal, y no
puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.
(1
Juan 4:16) Y nosotros mismos hemos llegado a conocer y hemos
creído el amor que Dios tiene en nuestro caso. Dios es amor, y el que
permanece en el amor permanece en unión con Dios, y Dios permanece en unión
con él.
(Juan 17:3) 3 Esto significa
vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios
verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.
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Una de las maneras
en que Jehová nos expresa su amor es consolándonos. Se comprende, por lo
tanto, que el apóstol Pablo lo llamara “el Dios de todo consuelo” (2 Cor. 1:3).
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(2 Corintios
1:3)
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Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo,
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(Juan 20:17)
Jesús le dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al
Padre. Pero ponte en camino a mis hermanos y diles: ‘Asciendo a mi Padre y
Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes’”.
(Efesios 4:6)
un Dios y Padre de todos, que es sobre todos y por todos y en todos.
(Éxodo 34:6)
Y Jehová fue pasando delante del rostro de él y declarando: “Jehová, Jehová,
un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad
amorosa y verdad,
(Salmo 86:5)
Porque tú, oh Jehová, eres bueno y estás listo para perdonar; y la bondad
amorosa para con todos los que te invocan es abundante.
(Miqueas 7:18)
¿Quién es un Dios como tú, uno que perdona el error y pasa por alto la
transgresión del resto de su herencia? Ciertamente no tendrá asida su cólera
para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa.
(Isaías 51:3)
Porque Jehová ciertamente consolará a Sión. De seguro consolará todos sus
lugares devastados, y hará que su desierto sea como Edén, y su llanura
desértica como el jardín de Jehová. Alborozo y regocijo mismos se hallarán en
ella, acción de gracias y la voz de melodía.
(Romanos 15:5)
Ahora, que el Dios que suministra aguante y consuelo les conceda tener entre
sí la misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús,
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Durante todo su
ministerio se dedicó a animar y tranquilizar con bondad a quienes estaban
tristes. Como discípulos de Jesús, debemos dar aliento a quienes sufren (1 Cor. 11:1).
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(1 Corintios
11:1)
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Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.
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(Filipenses 3:17)
Unidamente háganse imitadores de mí, hermanos, y fijen los ojos en los que andan
de la manera que concuerde con el ejemplo que ustedes tienen
en nosotros.
(2 Tesalonicenses
3:9) No que no tengamos autoridad, sino a fin de ofrecernos como
ejemplo a ustedes, para que nos imiten.
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Pablo señaló:
“Sigan consolándose [...] y edificándose unos a otros” (1 Tes. 5:11).
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(1 Tesalonicenses 5:11)
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Por lo tanto, sigan consolándose unos a otros y edificándose unos a otros,
así como de hecho lo están haciendo.
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(Isaías 35:3)
Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes.
(Romanos 1:12)
o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada
uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.
(Romanos 15:2)
Cada uno de nosotros agrade a [su] prójimo en lo que es bueno para [la]
edificación [de este].
(Romanos 15:14)
Ahora yo mismo también estoy persuadido acerca de ustedes, hermanos míos, de
que ustedes mismos también están llenos de bondad por haberse llenado de todo
conocimiento, y de que también pueden amonestarse unos a otros.
(1 Tesalonicenses
4:10) y, de hecho, lo están haciendo para con todos los hermanos en
toda Macedonia. Pero los exhortamos, hermanos, a que sigan haciéndolo en
medida más plena,
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En particular,
las personas sinceras de este mundo necesitan como nunca antes que les
aliviemos la tristeza y el dolor. ¿Por qué? Porque en estos “tiempos críticos
[y] difíciles de manejar” se enfrentan a cada vez más individuos que
demuestran un terrible egoísmo tanto en sus palabras como en sus acciones (2 Tim. 3:1). w11 15/10
4:1, 2
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(2 Timoteo 3:1)
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Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos
críticos, difíciles de manejar.
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(Jeremías 23:20)
La cólera de Jehová no se volverá atrás hasta que él haya llevado a cabo y
hasta que haya realizado las ideas de su corazón. En la parte final de los
días ustedes darán su consideración a ello con entendimiento.
(Daniel 10:14)
Y he venido a hacer que disciernas lo que acaecerá a tu pueblo en la parte
final de los días, porque es una visión todavía para los días [venideros]”.
(Mateo 24:3)
Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los
discípulos privadamente, y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué
será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.
(Judas 18)
que ellos solían decirles: “En el último tiempo habrá burlones, que
procederán según sus propios deseos de cosas impías”.
(1 Timoteo
4:1) Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en
períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a
expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios,
(2 Pedro
3:3) Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días
vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos
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*** w11 15/10 Debemos “consolar a todos
los que están de duelo” ***
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Debemos “consolar a todos los
que están de duelo”
“Jehová me ha ungido [...] para consolar a
todos los que están de duelo.” (ISA. 61:1, 2)
JESÚS dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del
que me envió y terminar su obra” (Juan 4:34). Y al realizar esa comisión
divina, reflejó siempre las extraordinarias cualidades de su Padre,
particularmente su inmenso amor por los seres humanos (1 Juan 4:7-10).
Una de las maneras en que Jehová nos expresa su amor es consolándonos.
Se comprende, por lo tanto, que el apóstol Pablo lo llamara “el Dios de
todo consuelo” (2 Cor. 1:3). Cristo manifestó esa misma clase de cariño
al actuar tal como había anunciado Isaías en una de sus predicciones (léase
Isaías 61:1, 2).
De hecho, al visitar la sinagoga de Nazaret, leyó aquella profecía y
señaló que se cumplía en él (Luc. 4:16-21). Y así fue. Durante todo su
ministerio se dedicó a animar y tranquilizar con bondad a quienes estaban
tristes.
2 Como
discípulos de Jesús, debemos dar aliento a quienes sufren (1 Cor. 11:1).
Pablo señala: “Sigan consolándose [...] y edificándose unos a otros”
(1 Tes. 5:11). En particular, las personas sinceras de este mundo
necesitan como nunca antes que les aliviemos la tristeza y el dolor. ¿Por
qué? Porque en estos “tiempos críticos [y] difíciles de manejar” se enfrentan
a cada vez más individuos que demuestran un terrible egoísmo tanto en sus
palabras como en sus acciones (2 Tim. 3:1).
3 Tal
como indicaron las profecías, en los últimos días de este mundo malo abundan
los individuos “amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos,
altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales,
sin [...] cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo,
calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros,
testarudos, hinchados de orgullo [y] amadores de placeres más bien que amadores
de Dios”. Y la situación se está agravando de día en día, en conformidad
con estas palabras: “Los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en
peor” (2 Tim. 3:2-4, 13).
4 Este
hecho no nos toma por sorpresa, pues la Biblia señala que “el mundo entero
yace en el poder del inicuo” (1 Juan 5:19). Al decir “el mundo
entero”, quedan incluidos los elementos políticos, religiosos y comerciales,
así como sus medios de propaganda. Con razón se llama a Satanás “el
gobernante del mundo” y “el dios de este sistema de cosas” (Juan 14:30;
2 Cor. 4:4). ¿A qué se debe que las condiciones del planeta vayan
de mal en peor? A que el Diablo está furioso sabiendo que falta poco
para que lo quiten de en medio (Rev. 12:12). Pronto, Jehová dejará de tolerar
a Satanás y su maligno sistema, y responderá contundentemente al desafío que
este enemigo lanzó contra su forma de gobernar. ¡Qué alivio! (Gén.,
cap. 3; Job, cap. 2.)
Predicamos buenas
noticias por toda la Tierra
5 En
esta ardua etapa de la historia también vemos cumplirse la siguiente profecía
de Cristo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra
habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”
(Mat. 24:14). Nuestra obra mundial cobra cada día más empuje. Hoy, más de
7.500.000 proclamadores, organizados en más de 107.000 congregaciones,
anuncian por todo el globo el Reino de Dios, el gobierno que predicó y enseñó
Jesús (Mat. 4:17). Como consecuencia, la gente que sufre llega a recibir un
gran consuelo. Prueba de ello es que en tan solo el año pasado y el anterior
se bautizaron como testigos de Jehová 570.601 personas.
6 Otra
clara muestra del progreso de la evangelización es el hecho de que traducimos
y editamos publicaciones bíblicas en más de quinientos idiomas. ¡Es un logro sin
paralelo en la historia! El simple hecho de que la parte terrestre de la
organización de Jehová siga en existencia, muy activa y en constante
desarrollo, es algo sencillamente extraordinario. Habría sido imposible sin
la ayuda y dirección del espíritu santo, pues tenemos en contra a este mundo
manipulado por Satanás. Gracias a la predicación internacional de las buenas
nuevas, un creciente número de personas acepta el mensaje del Reino y recibe
el consuelo del que ya disfrutamos los siervos de Dios.
Consolemos a
nuestros hermanos
7 Hoy
día es imposible no sufrir algún tipo de inquietud, pues en este mundo
reinan la maldad y el dolor. Mientras Dios no lo destruya, seguiremos
padeciendo penas y sinsabores. Además, hemos de hacer frente a la persecución
predicha en las Escrituras, viéndola como una oportunidad de demostrar que
somos fieles a Jehová y defendemos su soberanía universal (2 Tim. 3:12).
Con la ayuda y el consuelo de nuestro Padre celestial, seremos como los
cristianos ungidos de la antigua Tesalónica, quienes fueron ejemplares “a
causa del aguante y la fe [...] en todas sus persecuciones y [...]
tribulaciones” (léase 2 Tesalonicenses
1:3-5).
8
Jehová siempre concede a sus siervos la fortaleza que necesitan. Tomemos
como ejemplo a Elías. Cuando la malvada reina Jezabel amenazó con matarlo,
cayó presa del pánico, salió huyendo y llegó a decir que quería morirse. Pero
Dios no lo reprendió, sino que amorosamente lo reconfortó y le infundió
valor para seguir con su misión profética (1 Rey. 19:1-21). Ciertamente,
Jehová siempre conforta a su pueblo, y así lo demuestra la historia de los
cristianos del siglo primero. En efecto, en un pasaje leemos: “La
congregación por toda Judea y Galilea y Samaria entró en un período de paz,
siendo edificada; y como andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del
espíritu santo, siguió multiplicándose” (Hech. 9:31). ¡Qué maravilloso es
saber que nosotros, al igual que ellos, contamos con “el consuelo del
espíritu santo”!
9 Algo
que también nos reconforta a los cristianos es estudiar el ejemplo de Jesús y
seguir sus pasos. Él mismo dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y
están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí,
porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para
sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mat. 11:28-30).
Como bien sabemos, Cristo trataba a los demás de un modo muy edificante y
amoroso. Y el hecho de repasar su ejemplo y luego esforzarnos por
imitarlo refresca nuestro ánimo, aliviándonos de las tensiones del diario
vivir.
10 Otra
fuente de consuelo es nuestra hermandad. En particular, los
superintendentes cristianos son una gran ayuda para quienes afrontan
situaciones difíciles. Bien dijo el discípulo Santiago: “¿Hay alguno
[espiritualmente] enfermo entre ustedes? Que llame a sí a los ancianos de la
congregación, y que ellos oren sobre él”. ¿Cuáles serán los resultados? “La
oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si
hubiera cometido pecados, se le perdonará.” (Sant. 5:14, 15.)
Por supuesto, todos los miembros de la congregación podemos animarnos unos a
otros.
11 Hay
problemas que las mujeres prefieren tratar entre ellas. Las hermanas maduras
y experimentadas tienen la oportunidad de dar excelentes consejos a las más
jóvenes, pues probablemente ya han pasado por situaciones parecidas.
Su actitud compasiva y sus cualidades femeninas son de gran valor (léase
Tito 2:3-5). Claro, es igualmente necesario que
los ancianos y otros cristianos “hablen confortadoramente a las almas
abatidas” de la congregación (1 Tes. 5:14, 15). No hay que
olvidar que Dios “nos consuela en toda nuestra tribulación” con un propósito:
“para que nosotros podamos consolar a los que se hallan en cualquier clase de
tribulación” (2 Cor. 1:4).
12 Las
reuniones cristianas, con sus edificantes explicaciones bíblicas, siempre han
sido una fuente de consuelo muy importante. Así, leemos que Judas y
Silas “animaron a los hermanos con muchos discursos, y los
fortalecieron” (Hech. 15:32). Además, tanto antes como después de las
reuniones tenemos conversaciones que nos reconfortan. Por eso,
si estamos atravesando problemas, no nos alejemos de los hermanos,
pues no vamos a mejorar nada haciéndolo (Pro. 18:1). Por el contrario,
sigamos esta exhortación inspirada del apóstol Pablo: “Considerémonos unos a
otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el
reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros,
y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca” (Heb.
10:24, 25).
La Palabra
de Dios es nuestra fuente de consuelo
13 Sin
importar si llevamos tiempo bautizados o apenas estamos dando los primeros
pasos para aprender de Jehová y sus propósitos, todos disponemos de una gran
fuente de alivio: la Biblia. Así lo indicó Pablo: “Todas las cosas que fueron
escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que
mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos
esperanza” (Rom. 15:4). La Palabra de Dios infunde ánimo al cristiano y
lo capacita para que “sea enteramente competente y esté completamente
equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). ¡Cuánto nos
reconforta conocer los propósitos divinos y contar con una esperanza firme
para el futuro! Por consiguiente, demos buen uso a las Escrituras y las
publicaciones que las explican. Sin lugar a dudas, recibiremos consuelo y
muchos otros beneficios.
14
Jesús nos dejó un magnífico ejemplo. Él utilizó la Palabra de Dios para
instruir y consolar al prójimo. Después de resucitar, se apareció a dos de
sus discípulos y les estuvo “abriendo por completo las Escrituras”,
llegándoles al corazón con sus explicaciones (Luc. 24:32). El apóstol
Pablo supo imitar el excelente ejemplo de Cristo. En numerosas ocasiones
“razonó con [sus oyentes] a partir de las Escrituras”. ¿Cómo reaccionaron
ellos? Los de Berea “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y
examinaban con cuidado las Escrituras diariamente” (Hech. 17:2, 10, 11).
Sin duda, es muy necesario que leamos la Biblia todos los días. Gracias a
ella y a las publicaciones cristianas, encontraremos consuelo y esperanza en
estos tiempos tan difíciles.
Otras formas
de brindar consuelo
15 Hay
muchas formas de aliviar las cargas a nuestros hermanos. Por ejemplo, si están
limitados por la enfermedad y la vejez y les resulta difícil ir a la tienda,
¿por qué no nos ofrecemos a traerles los alimentos? También podemos
interesarnos por quienes necesitan realizar alguna tarea en el hogar
brindándoles nuestra ayuda (Fili. 2:4). Asimismo, haremos bien felicitando a
todos por su amor, ingenio, valentía, fe o cualquier otra buena cualidad que
demuestren.
16 Una
excelente forma de consolar a los hermanos mayores es visitarlos y escuchar
con atención cuando nos cuenten las vivencias que han tenido y las formas en
que han experimentado la bendición de Jehová sobre su servicio. Es muy
posible que los que salgamos fortalecidos seamos nosotros. Cuando vamos a
verlos, podemos leerles de la Biblia o de nuestras publicaciones cristianas.
Sería muy adecuado repasar juntos el artículo del Estudio de La Atalaya
o la lección del Estudio Bíblico de la Congregación que se esté examinando
esa semana. Otra opción sería ver juntos un DVD bíblico, o leerles o
relatarles animadoras experiencias de nuestras publicaciones.
17
Cuando vemos que un cristiano anda necesitado de consuelo, podemos
mencionarlo por nombre en nuestras oraciones privadas (Rom. 15:30; Col.
4:12). Sea que nos preocupemos por ayudar a otros o que nos enfrentemos a
problemas personales, debemos actuar con igual fe y convicción que el
salmista que cantó: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te
sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo” (Sal. 55:22).
Si somos leales a Dios, él siempre estará a nuestro lado para apoyarnos
y reconfortarnos.
18 En
la antigüedad, Jehová dijo a sus siervos: “Yo... yo mismo soy Aquel que está
consolándolos” (Isa. 51:12). Hoy, él también nos alienta, al tiempo que
bendice nuestros esfuerzos por fortalecer con nuestras palabras y obras a quienes
se encuentran tristes. Independientemente de que esperemos vivir en el cielo
o en la Tierra, todos recibimos ánimo al leer lo que les dijo Pablo a sus
compañeros ungidos: “Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre,
que nos amó y dio consuelo eterno y buena esperanza por medio de bondad
inmerecida, consuelen sus corazones y los hagan firmes en todo buen hecho y
buena palabra” (2 Tes. 2:16, 17).
¿Recordamos estos
puntos?
• ¿Qué extensión ha alcanzado nuestra obra de
consolar a quienes sufren?
• ¿De qué diversas formas podemos consolar a los
demás?
• ¿Qué textos bíblicos muestran que Jehová consuela
a sus siervos?
[Preguntas del
estudio]
1. ¿Cómo
ayudó Jesús a quienes sufrían, y por qué lo hizo?
2, 3. ¿Por
qué tenemos los cristianos que imitar el ejemplo de Jesús y consolar a la
gente?
4. ¿Qué
sucede hoy con las condiciones mundiales?
5. ¿Cómo se
está cumpliendo en los últimos días la profecía sobre la predicación?
6. ¿Qué opina
usted del crecimiento que ha experimentado la obra?
7.
a) ¿Por qué no debería el cristiano esperar que Jehová elimine
inmediatamente todo lo que le hace sufrir? b) ¿Cómo sabemos que es
posible soportar las persecuciones y tribulaciones?
8. ¿Qué
ejemplos bíblicos indican que Jehová siempre conforta a sus siervos?
9. ¿Por qué
decimos que estudiar el ejemplo de Cristo nos reanima?
10, 11. ¿Qué miembros de la congregación pueden
consolar a los demás?
12. ¿Por qué es tan necesario asistir a las
reuniones cristianas?
13, 14. ¿Cómo nos fortalecen las Escrituras?
15, 16. ¿Cuáles son algunas maneras de ayudar y
consolar a nuestros hermanos?
17, 18. ¿Por qué podemos confiar los siervos leales
de Jehová en que él nos apoyará y consolará?
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domingo, 6 de enero de 2013
lunes, 07 de enero de 2013
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