TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del Sábado,
05 de Enero de 2013 ***
Sábado 5 de
enero
Ya no andemos
juzgándonos unos a otros, sino más bien
hagan que esto sea su decisión: el
no poner delante de un hermano
tropiezo ni causa para dar un traspié
(Rom. 14:13).
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(Romanos 14:13)
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Por
lo tanto, ya no andemos juzgándonos
unos a otros, sino más bien hagan que esto sea su
decisión: el no poner delante de un
hermano tropiezo ni
causa para dar un traspié.
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(Mateo 7:1)
7 ”Dejen de juzgar, para que no sean juzgados;
(Filipenses 1:10)
10 para que se aseguren de las cosas más importantes,
para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros hasta el día
de Cristo,
(1 Juan
2:10) 10 El que ama a su hermano permanece en
la luz, y en el caso de él no hay causa de tropiezo.
(Mateo 17:27) Pero para que no los
hagamos tropezar, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que suba
y, al abrirle la boca, hallarás una moneda de estater. Toma esa y dásela a
ellos por mí y por ti”.
(Mateo 18:6) Pero cualquiera que haga
tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que
le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno
hace girar y que lo hundan en alta mar.
(1 Corintios 8:9) Pero sigan vigilando que esta
autoridad suya no llegue a ser de algún modo tropiezo para los que son
débiles.
(1 Corintios 10:32) Eviten hacerse causas de
tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de Dios,
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Algunos cristianos
de Roma estaban criticando a otros por decisiones estrictamente personales (Rom. 14:1-6).
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(Romanos 14:1-6)
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Reciban con gusto
al que tiene debilidades en [su] fe,
pero no para tomar decisiones sobre cuestiones de duda
interna. 2 Un [hombre] tiene fe para comer de todo, pero el que es débil come
legumbres. 3 El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al
que come, porque Dios ha recibido con gusto a ese. 4 ¿Quién
eres tú para juzgar al sirviente de
casa ajeno? Para su propio amo está en pie
o cae. En verdad, se le hará estar en pie, porque Jehová puede
hacer que esté en pie. 5 Un
[hombre] juzga un día como superior a otro; otro juzga un día como todos los
demás; cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El
que observa el día, lo observa para Jehová. También, el que come, come para
Jehová, pues da gracias a Dios; y el que no come, no come para Jehová,
y sin embargo da gracias a Dios.
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(Romanos 15:1) Nosotros, pues, los que
somos fuertes, debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y
no estar agradándonos a nosotros mismos.
(1 Corintios 8:11) Realmente, por tu conocimiento,
el hombre que es débil se arruina, [tu] hermano por cuya causa Cristo murió.
(1 Tesalonicenses 5:14) Por otra parte, los
exhortamos, hermanos: amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente
a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para
con todos.
(1 Corintios
8:7) 7 No obstante, no hay
este conocimiento en todos; sino que algunos, estando hasta ahora
acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su
conciencia, que es débil, se contamina.
(Génesis 9:3)
3 Todo animal moviente que está vivo puede servirles
de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a
ustedes.
(Colosenses 2:16)
16 Por lo tanto, que nadie los juzgue en el comer y
beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de
un sábado;
(Mateo 7:1) ”Dejen de juzgar, para que
no sean juzgados;
(Santiago 4:12) Uno solo hay que es
legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, ¿quién eres, para
que estés juzgando a [tu] prójimo?
(1 Corintios
4:4) 4 Porque no tengo conciencia de nada
contra mí mismo. Sin embargo, no por esto quedo probado justo, sino que el
que me examina es Jehová.
(Jeremías 35:19)
19 por lo tanto esto es lo que ha dicho Jehová de los
ejércitos, el Dios de Israel: “No será cortado de Jonadab hijo de Recab un
hombre que siempre esté de pie delante de mí”’”.
(Salmo 92:1) 92 Es
bueno dar gracias a Jehová, y celebrar con melodía tu nombre, oh Altísimo;
(1 Corintios 10:31) 31 Por
esto, sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa,
hagan todas las cosas para la gloria de Dios.
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Por
eso, el apóstol Pablo les dio consejos a ambas partes (Rom. 14:10, 14, 15, 20, 21).
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(Romanos 14:10)
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Pero
¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué
también menosprecias a tu hermano? Pues todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios;
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(Lucas 6:37) ”Además, dejen de juzgar, y
de ninguna manera serán juzgados; y dejen de condenar, y de ninguna manera
serán condenados. Sigan poniendo en libertad, y se les pondrá en libertad.
(Romanos 14:4) ¿Quién eres tú para juzgar
al sirviente de casa ajeno? Para su propio amo está en pie o cae. En verdad,
se le hará estar en pie, porque Jehová puede hacer que esté en pie.
(Hechos 10:42) También, nos ordenó que
predicáramos al pueblo y que diéramos testimonio cabal de que este es Aquel
de quien Dios ha decretado que sea juez de vivos y de muertos.
(Hechos 17:31) Porque ha fijado un día en
que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha
nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo
resucitado de entre los muertos”.
(2 Corintios 5:10) Porque todos tenemos que ser
puestos de manifiesto ante el tribunal del Cristo, para que cada uno reciba
su retribución por las cosas que haya hecho mediante el cuerpo, según las
cosas que haya practicado, sea cosa buena o vil.
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(Romanos 14:14, 15)
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Yo
sé, y de ello estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada de sí mismo es contaminado; solo cuando el hombre
considera que algo es contaminado, para él es
contaminado. 15 Pues si por causa de
alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con
el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.
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(Mateo 15:11) No lo que entra por la boca
contamina al hombre; pero lo que procede de la boca, eso es lo que contamina
al hombre”.
(Hechos 10:15) Y le [habló] de nuevo la
voz, por segunda vez: “Deja tú de llamar contaminadas las cosas que Dios ha
limpiado”.
(1 Timoteo 4:4) La razón de esto es que toda
creación de Dios es excelente, y nada ha de desecharse si se recibe con
acción de gracias,
(Tito 1:15)
15 Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a
los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada
tanto la mente como la conciencia.
(Efesios 5:2)
2 y sigan andando en amor, así como el Cristo también
los amó a ustedes y se entregó por ustedes como ofrenda y sacrificio a Dios
para olor fragante.
(1 Corintios
8:11) 11 Realmente, por tu conocimiento, el
hombre que es débil se arruina, [tu] hermano por cuya causa Cristo murió.
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(Romanos 14:20, 21)
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Deja de demoler la
obra de Dios simplemente por causa de alimento.
Es verdad que todas las cosas son limpias, pero le es perjudicial al hombre
que con ocasión de tropiezo come.
21 Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer
cosa alguna por la cual tu hermano
tropiece.
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(Romanos 14:3) El que come no menosprecie
al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios ha
recibido con gusto a ese.
(1 Corintios 8:11) Realmente, por tu conocimiento,
el hombre que es débil se arruina, [tu] hermano por cuya causa Cristo murió.
(1 Corintios
8:9) 9 Pero sigan vigilando que esta autoridad
suya no llegue a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.
(Romanos 14:13) Por lo tanto, ya no
andemos juzgándonos unos a otros, sino más bien hagan que esto sea su
decisión: el no poner delante de un hermano tropiezo ni causa para dar un
traspié.
(1 Corintios 8:13) Por lo tanto, si el alimento
hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás, para no hacer
tropezar a mi hermano.
(1 Corintios 10:24) Que cada uno siga buscando, no
su propia [ventaja], sino la de la otra persona.
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Además,
les hizo esta exhortación: “Digo a cada uno que está allí entre ustedes que
no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar” (Rom. 12:3).
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(Romanos 12:3)
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Pues por la bondad
inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que
no piense más de sí mismo de lo que sea necesario
pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya
distribuido Dios una medida de fe.
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(Proverbios 16:18) El orgullo está antes de un
ruidoso estrellarse; y un espíritu altivo, antes del tropiezo.
(1 Corintios 4:6) Ahora pues, hermanos, estas cosas
las he transferido de modo que nos apliquen a mí y a Apolos para el bien de
ustedes, para que en nuestro caso aprendan la [regla]: “No vayas más allá de
las cosas que están escritas”, a fin de que no se hinchen ustedes
individualmente a favor de uno y en contra de otro.
(Gálatas 6:3) Porque si alguien piensa que
es algo, no siendo nada, está engañando su propia mente.
(Efesios 4:2) con completa humildad mental
y apacibilidad, con gran paciencia, soportándose unos a otros en amor,
(1 Pedro 5:5) De igual manera, ustedes, hombres de
menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad. Pero todos ustedes
cíñanse con humildad mental los unos para con los otros, porque Dios se opone
a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.
(Tito 2:6) Igualmente, sigue exhortando
a los hombres de menos edad a que sean de juicio sano,
(1 Pedro 4:7) Pero el fin de todas las cosas se ha
acercado. Sean de juicio sano, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones.
(Efesios 4:7)
7 Ahora bien, a cada uno de nosotros se le dio bondad
inmerecida según la manera como el Cristo dio por medida la dádiva
gratuita.
(Efesios 2:8)
8 Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han
sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios.
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Y luego
les recomendó: “Sigamos tras las cosas que contribuyen a la paz y las cosas
que sirven para edificación mutua” (Rom. 14:19).
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(Romanos 14:19)
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Por
eso, pues, sigamos tras las cosas que contribuyen a la
paz y las cosas que sirven para edificación mutua.
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(Mateo 5:9) ”Felices son los pacíficos,
puesto que a ellos se les llamará ‘hijos de Dios’.
(Romanos 12:18) Si es posible, en cuanto
dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.
(1 Corintios 14:12)
Por eso ustedes mismos, también, dado que están celosamente deseosos de
[dones del] espíritu, procuren abundar en ellos para la edificación de la
congregación.
(Hebreos 10:24) Y considerémonos
unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes,
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Hoy
día, los cristianos deben demostrar la misma actitud cuando surgen
diferencias entre ellos. Han de analizar los principios bíblicos pertinentes
y aplicarlos con amor y humildad. Claro está, para que “mantengan [la] paz”,
es probable que todas las partes involucradas necesiten hacer cambios, tal y
como hicieron los cristianos de Roma (Mar. 9:50). w11 15/8 4:8-10
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(Marcos 9:50)
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La
sal es excelente; pero si en cualquier tiempo la sal pierde su fuerza, ¿con
qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes, y mantengan paz entre unos y otros”.
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(Mateo 5:13) ”Ustedes son la sal
de la tierra; pero si la sal pierde su fuerza, ¿cómo se le restaurará su
salinidad? Ya no sirve para nada, sino para echarla fuera para que los
hombres la huellen.
(Lucas 14:34) ”La sal, de seguro,
es excelente. Pero si hasta la sal pierde su fuerza, ¿con qué será sazonada?
(Romanos 12:18) Si es posible, en cuanto
dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.
(Efesios 4:29) No proceda de la boca de
ustedes ningún dicho corrompido, sino todo dicho que sea bueno para
edificación según haya necesidad, para que imparta lo que sea favorable a los
oyentes.
(1 Tesalonicenses 5:13) y que les den consideración
más que extraordinaria en amor por causa de su trabajo. Sean pacíficos unos
con otros.
(Hebreos 12:14) Sigan tras la paz con
todos, y la santificación sin la cual nadie verá al Señor,
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*** w11 15/8
Busquemos la paz ***
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Busquemos la paz
“Sigamos
tras las cosas que contribuyen a la paz.” (ROM. 14:19)
EL MUNDO actual
no disfruta de verdadera paz. Ni siquiera viven unidos quienes
pertenecen al mismo país y hablan el mismo idioma, pues a menudo los separan
cuestiones religiosas, políticas y sociales. ¡Qué diferente es el pueblo de
Jehová! En él reina la paz, a pesar de que en su seno están representadas
“todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” (Rev. 7:9).
2 Pero esta
bendición no es casualidad. ¿Qué razones explican que el pueblo de
Jehová viva en armonía? La primera y más importante es que sus
integrantes están en “paz con Dios”, ya que han cifrado su fe en Jesús
y han sido redimidos por su sangre (Rom. 5:1; Efe. 1:7). La segunda
razón es que, como sirven lealmente a Jehová, reciben el espíritu santo,
el cual produce como fruto diversas cualidades, entre ellas la paz (Gál.
5:22). La tercera razón es que “no son parte del mundo” (Juan 15:19).
Siempre se mantienen neutrales en asuntos políticos y nunca participan en las
guerras, sean dentro o fuera de su país, pues han convertido “sus espadas en
rejas de arado” (Isa. 2:4).
3 Ahora bien, la paz
de que gozamos no solo nos lleva a evitar hacer daño a nuestros
hermanos. Nos mueve a amarlos, sin importar su raza o cultura (Juan 15:17).
En efecto, nos impulsa a hacer “lo que es bueno para con todos, pero
especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe”
(Gál. 6:10). Vivimos en un auténtico paraíso espiritual que debemos valorar y
proteger. Por eso, es bueno examinar cómo podemos buscar la paz en la
congregación.
Cuando un hermano
ofende a otro
4 Santiago escribió:
“Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra,
este es varón perfecto” (Sant. 3:2). Por tanto, es inevitable que se
produzcan malentendidos y desavenencias entre hermanos (Fili. 4:2, 3).
Pero ¿es posible resolverlos sin perturbar la paz de la congregación? Desde
luego que sí. La Biblia indica qué pasos debemos dar si notamos que
hemos ofendido a alguien (léase Mateo 5:23, 24).
5 Pero ¿y si es el
otro el que ha cometido una ofensa contra nosotros? ¿Deberíamos razonar que
es él quien tiene que dar el primer paso y disculparse? No. Recordemos que el
verdadero amor “no lleva cuenta del daño” (1 Cor. 13:5). Cuando se trata
de problemas de poca importancia, es mucho mejor hacer borrón y cuenta nueva,
o sea, perdonar y olvidar (léase Colosenses 3:13).
Al actuar así, estaremos en paz con los demás y con nosotros mismos.
¡Con razón dice la Biblia que es una “hermosura [...] pasar por alto la
transgresión”! (Pro. 19:11.)
6 ¿Y si
no logramos pasar por alto lo sucedido? ¿Sacaremos algo contándoselo a
todo el que esté dispuesto a escucharnos? Con eso lo único que conseguiremos
será perturbar la paz de la congregación. Mateo 18:15 nos indica cómo
resolver el problema de forma pacífica: “Si tu hermano comete un pecado, ve y
pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te escucha, has
ganado a tu hermano”. Es cierto que en el contexto inmediato (versículos
15 a 17) se está hablando de ofensas graves. Sin embargo, el versículo 15
contiene un principio aplicable a la situación de la que hablamos: debemos
abordar en privado a quien nos ha ofendido, haciéndolo con respeto y tratando
de arreglar las cosas.
7 El apóstol Pablo
escribió: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se
ponga el sol estando ustedes en estado [de irritación], ni dejen lugar
para el Diablo” (Efe. 4:26, 27). Y Jesús aconsejó: “Ocúpate en
arreglar prestamente los asuntos con el que se queja contra ti en juicio”
(Mat. 5:25). En ambos textos se subraya la importancia de actuar sin
demora para mantener la paz y evitar que se agraven las heridas. Nunca
dejemos que el orgullo, la envidia o la codicia nos impidan resolver
rápidamente los problemas (Sant. 4:1-6).
Cuando hay varios
implicados
8 Supongamos que el
problema no se limita a dos hermanos, sino que hay varios implicados.
Eso fue lo que sucedió en el siglo primero entre los cristianos de Roma,
algunos de los cuales eran de origen judío y otros no. Parece que la polémica
surgió porque había quienes menospreciaban a los que tenían una conciencia
“débil” —es decir, muy restrictiva— y los criticaban por decisiones
estrictamente personales. ¿Qué consejos dio Pablo por inspiración? (Rom.
14:1-6.)
9 El apóstol se
dirigió a ambas partes. Al que tenía muy claro que no era necesario
obedecer la Ley mosaica, le advirtió que no se creyera mejor que quienes
aún no lo tenían tan claro y consideraban repulsivos los alimentos que
esta prohibía (Rom. 14:2, 10). Si trataba con desprecio a estos
hermanos, podría hundirlos espiritualmente. “Deja de demoler la obra de Dios
simplemente por causa de alimento —escribió Pablo—. [...] Es bueno
no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la
cual tu hermano tropiece.” (Rom. 14:14, 15, 20, 21.) Por otra parte, al
cristiano de conciencia más restrictiva le aconsejó que no criticara
a quienes no compartían su criterio (Rom. 14:13). Anteriormente ya les
había hecho esta exhortación: “Digo a cada uno que está allí entre ustedes
que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar” (Rom.
12:3). Y ahora les recomendó: “Sigamos tras las cosas que contribuyen
a la paz y las cosas que sirven para edificación mutua” (Rom. 14:19).
10 ¿Cómo respondieron
los romanos a las palabras de Pablo? Sin duda, le escucharon y corrigieron su
forma de actuar. Hoy día, los cristianos deben demostrar la misma actitud
cuando surgen diferencias entre ellos. Han de analizar los principios
bíblicos pertinentes y aplicarlos con amor y humildad. Claro está, para que
“mantengan [la] paz”, es probable que todas las partes involucradas necesiten
hacer cambios, tal y como hicieron los cristianos de Roma (Mar. 9:50).
Cuando los ancianos
dan ayuda
11 Imaginémonos que
un hermano acude a un anciano para contarle cierto problema que tiene con
alguien de la familia o de la congregación. ¿Qué hará el superintendente?
En primer lugar, escucharle con atención, pues recuerda la siguiente
advertencia: “Cualquiera que tapa su oído al clamor [...] del de
condición humilde [...] clamará y no se le responderá” (Pro.
21:13). Ahora bien, evitará ponerse automáticamente de parte del ofendido,
pues otro proverbio señala: “El primero que da su versión parece que dice la
verdad, hasta que llega el otro y lo desmiente” (Pro. 18:17, Nueva Biblia
al Día). Por lo general, después de escucharle, le preguntará
si ha hablado con la otra persona. Además, le mostrará con la Palabra de Dios
los pasos que puede dar a fin de restablecer la paz.
12 Ciertamente,
formarse una opinión sin conocer antes las dos versiones es muy peligroso.
Así lo demuestra el ejemplo de tres personajes bíblicos. El primero es
Potifar, quien creyó a su esposa cuando esta le contó que José había
intentado violarla. Se enojó tanto con él que lo encarceló injustamente
(Gén. 39:19, 20). El segundo es el rey David. Cuando Zibá aseguró
que su amo, Mefibóset, se había pasado al enemigo, David no comprobó si
era cierto. Simplemente le dijo: “¡Mira! Tuyo es todo lo que pertenece a
Mefibóset” (2 Sam. 16:4; 19:25-27). El tercero es Artajerjes, rey
de Persia. En cierta ocasión recibió un informe de que los judíos
estaban reedificando las murallas de Jerusalén e iban a rebelarse contra él.
La acusación era falsa, pero el monarca la dio por verdadera y ordenó
paralizar todas las obras. Como consecuencia, se detuvo la reconstrucción del
templo de Dios (Esd. 4:11-13, 23, 24). Estos casos contienen una importante
lección para los ancianos: antes de emitir cualquier juicio, deben informarse
bien y, como aconsejó Pablo, evitar a toda costa el favoritismo (léase
1 Timoteo 5:21).
13 ¿Es suficiente con
escuchar las dos versiones de un conflicto? No; a menudo hace falta algo más.
La Biblia indica que “si alguien piensa que ha adquirido conocimiento de
algo, todavía no lo sabe exactamente como debe saberlo” (1 Cor.
8:2). Es muy probable que nos falten datos sobre el origen del problema
o sobre las circunstancias de los implicados. Cuando los ancianos juzgan
algún asunto, deben tener cuidado para no dejarse llevar por
manipulaciones, mentiras o rumores. Han de recordar que Jesucristo, el Juez
que Dios ha nombrado, siempre actúa con justicia, tal como se había
profetizado: “No juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos,
ni [...] simplemente según lo que oigan sus oídos” (Isa. 11:3, 4).
Además, él sigue en todo momento la guía del espíritu de Jehová, y lo mismo
deben hacer ellos.
14 Por eso es tan
necesario que, antes de emitir un juicio, le pidan a Jehová su espíritu y
busquen su guía consultando las Escrituras y las publicaciones del “esclavo
fiel y discreto” (Mat. 24:45).
Algo más importante
que conservar la paz
15 Es cierto que los
cristianos debemos buscar siempre la paz. Con todo, la Biblia afirma: “La
sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica”
(Sant. 3:17). Como vemos, Jehová considera que mantener la castidad —es
decir, la pureza moral y espiritual— es aún más importante que conservar la
paz. Por eso, si nos enteramos de que un hermano ha cometido un pecado grave,
debemos animarle a que se lo confiese a los ancianos (1 Cor.
6:9, 10; Sant. 5:14-16). Pero si no lo hace, tenemos el deber de
informárselo nosotros. Sería un grave error quedarnos callados, tal vez
creyendo que así mantenemos la paz con el pecador. Si lo hiciéramos, nos
convertiríamos en sus cómplices (Lev. 5:1; léase Proverbios
29:24).
16 Cierto episodio de
la vida de Jehú demuestra que es más importante defender la justicia divina
que buscar la paz. Jehová envió a Jehú a castigar a la familia del rey Acab.
Cuando el malvado rey Jehoram, hijo de Acab y Jezabel, salió a su encuentro
en su carro, le dijo: “¿Hay paz, Jehú?”. Su respuesta fue contundente:
“¿Qué paz podría haber mientras haya las fornicaciones de Jezabel tu madre y
sus muchas hechicerías?” (2 Rey. 9:22). De inmediato, Jehú le
disparó una flecha que le atravesó el corazón. ¿Qué lección pueden extraer de
este relato los ancianos de la actualidad? Que cuando alguien peca y se niega
a arrepentirse, no pueden tolerar su mala conducta solo por mantener la
paz con esa persona. Deben expulsarla, pues así la congregación podrá seguir
disfrutando de paz con Dios (1 Cor. 5:1, 2, 11-13).
17 Afortunadamente,
la mayoría de los problemas entre hermanos no tienen que ver con pecados
graves ni requieren la formación de un comité judicial. En tales
casos, el amor dicta que perdonemos y pasemos la página. La Biblia
asegura: “El que encubre la transgresión busca amor, y el que sigue hablando
de un asunto separa a los que se han familiarizado entre sí” (Pro. 17:9).
Si nos esforzamos por pasar por alto los errores de nuestros hermanos,
la congregación será un oasis de paz. Y, lo que es más, conservaremos la
buena relación con Jehová (Mat. 6:14, 15).
Las bendiciones
de buscar la paz
18 El cristiano que
busca “las cosas que contribuyen a la paz” recibirá grandes bendiciones. Para
empezar, como imita la personalidad de Jehová, gozará de su amistad y estará
colaborando para que todos disfrutemos de armonía y unidad en nuestro paraíso
espiritual. Por otro lado, al promover las buenas relaciones en la
congregación, le resultará más fácil hacer lo mismo en el territorio cuando
predica “las buenas nuevas de la paz” (Efe. 6:15). Así logrará “ser amable
para con todos” y mantenerse “reprimido”, o controlado, cuando lo traten mal
(2 Tim. 2:24).
19 Además, verá
hacerse realidad esta promesa: “Va a haber resurrección así de justos como de
injustos” (Hech. 24:15). Cuando eso suceda en la Tierra, volverán a la vida
millones de personas de todos los orígenes, culturas, personalidades y
épocas, desde la actualidad hasta los tiempos de “la fundación del mundo”
(Luc. 11:50, 51). Dado que entonces tendremos el gran honor de
enseñarles los caminos de la paz, ¡qué importante es que ya estemos andando
en ellos!
[Nota]
La Atalaya
del 15 de octubre de 1999, páginas 17 a 22, expone consejos
bíblicos aplicables a casos graves, como la calumnia y el fraude.
¿Lo sabría explicar?
• ¿Qué pasos
debemos dar si notamos que hemos ofendido a alguien?
• ¿De qué forma
mantenemos la paz cuando un hermano nos ofende?
• ¿Por qué es un
error ponerse de parte de alguien en los problemas ajenos?
• ¿Qué es más
importante que buscar la paz?
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿Por qué razones reinan la paz y la
concordia entre los testigos de Jehová?
3. ¿A qué nos impulsa la paz de que gozamos,
y qué veremos en este artículo?
4. ¿Qué debemos hacer si hemos ofendido a
alguien?
5. ¿De qué forma buscamos la paz cuando un
hermano nos ofende?
6. ¿Qué deberíamos hacer si no logramos
pasar por alto cierta ofensa?
7. ¿Por qué es importante resolver los
problemas lo antes posible?
8, 9. a) ¿Qué polémica surgió entre los
cristianos de Roma? b) ¿Qué consejos dio Pablo?
10. Al igual que
los cristianos de Roma, ¿qué debemos hacer para solucionar las diferencias?
11. ¿Qué deben
hacer los ancianos cuando alguien les cuente que tiene un problema con otro
cristiano?
12. ¿Qué ejemplos
ilustran el peligro de emitir un juicio sobre un conflicto sin haber oído
antes a todas las partes?
13, 14. a) ¿Qué
debemos recordar cuando hay un problema entre dos personas? b) ¿Con qué ayuda
cuentan los superintendentes a la hora de emitir un juicio?
15. ¿Cuándo debemos
hacerles saber a los ancianos que un hermano ha cometido un pecado grave?
16. ¿Qué nos enseña
el relato de Jehú y el rey Jehoram?
17. ¿Cómo
contribuimos a que la congregación sea un oasis de paz?
18, 19. ¿Qué
bendiciones recibiremos si nos esforzamos por buscar la paz?
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sábado, 5 de enero de 2013
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