TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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Texto del Lunes, 19 de Noviembre de 2012
Lunes 19 de noviembre
Mejores son dos que uno, porque tienen buen galardón
por su duro trabajo (Ecl. 4:9).
► es12 pág. 114 Noviembre
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(Eclesiastés 4:9)
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Mejores son dos que uno,
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(Génesis 2:18) Y
Jehová Dios pasó a decir: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a
hacerle una ayudante, como
complemento de él”.
(1 Samuel 23:16)
Jonatán hijo de Saúl ahora se levantó y fue a David, a Hores, para
fortalecerle la mano respecto
a Dios.
(Proverbios 27:17) Con
hierro, el hierro mismo se aguza. Así un hombre aguza el rostro de
otro.
(Hechos 13:2)
Mientras ellos estaban ministrando públicamente a Jehová y ayunando, el
espíritu santo dijo: “De todas las personas apártenme a Bernabé y a Saulo
para la obra a que los he
llamado”.
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(Proverbios 31:11) En ella el corazón de su dueño ha
cifrado confianza, y no falta ninguna ganancia.
(1
Corintios 11:9) y, más aún, el varón no fue creado por causa de
la mujer, sino la mujer por causa del varón.
(1
Timoteo 2:13) Porque Adán fue formado primero, luego Eva.
(Salmo 37:5)
Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará.
(1 Pedro
5:7) a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se
interesa por ustedes.
(1 Samuel 23:16) Jonatán
hijo de Saúl ahora se levantó y fue a David, a Hores, para fortalecerle la
mano respecto a Dios.
(Proverbios 5:1) Hijo mío, oh de
veras presta atención a mi sabiduría. A mi discernimiento inclina tus oídos,
(Hebreos 10:24) Y considerémonos
unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes,
(Hebreos 12:12) Por lo tanto,
enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas,
(Isaías 35:3) Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las
rodillas vacilantes.
(Hebreos 10:25) sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por
costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes
que el día se acerca.
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porque tienen buen galardón por su duro trabajo.
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(Juan 4:36) 36 el segador
está recibiendo salario y recogiendo fruto para vida eterna, a fin de que el sembrador y el segador se regocijen juntos.
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(Romanos 6:22)
22 Sin embargo, ahora, porque han sido libertados del
pecado, pero han llegado a ser esclavos de Dios, tienen su fruto en forma de
santidad, y el resultado final vida eterna.
(Proverbios 11:18) 18 El
inicuo obtiene salario falso; pero el que siembra justicia, sueldo verdadero.
(Daniel 12:3)
”Y los que tengan perspicacia brillarán como el resplandor de la expansión; y
los que traigan a los muchos a la justicia, como las estrellas hasta tiempo
indefinido, aun para siempre.
(1 Corintios
3:8) Ahora bien, el que planta y el que riega uno son, pero cada
[persona] recibirá su propio galardón según su propia labor.
(2 Juan
8) Cuídense, para que no pierdan las cosas para producir las cuales
hemos trabajado, sino que obtengan un galardón pleno.
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La unión
matrimonial se fortalece cuando se comparten metas y actividades (Ecl. 4:10). Por desgracia,
muchos casados pasan poco tiempo juntos. Dedican largas horas a sus respectivos
empleos. Otros viajan mucho por razones de trabajo o incluso emigran al
extranjero para enviar dinero a su familia. Hasta cuando están en casa,
algunos se aíslan a causa de la televisión, las aficiones, los deportes, los
videojuegos o Internet. ¿Ocurre así en su hogar? En tal caso, quizás
puedan hacer cambios para pasar más tiempo juntos en diversas tareas, como
preparar la comida, lavar los platos, atender el jardín, o cuidar de sus
hijos o de sus padres mayores. Más importante aún es que todas las semanas
realicen como pareja actividades espirituales. w11 15/1 2:13, 14
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(Eclesiastés 4:10)
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Pues si uno de ellos cae, el otro puede levantar a su socio.
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(Job 4:4) Al que
tropezaba, tus palabras lo levantaban; y las rodillas que se doblaban las hacías firmes.
(Gálatas 6:1)
Hermanos, aunque un hombre dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que
tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre
con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo, por temor de que tú también seas tentado.
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(Isaías 35:3)
Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes.
(Hebreos 12:12)
Por lo tanto, enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas,
(Levítico 4:2) “Habla a los hijos de Israel, diciendo:
‘En caso de que peque un alma por equivocación en cualquiera de las cosas que
Jehová manda que no deben hacerse, y realmente haga una de ellas:
(Mateo 18:15) ”Además, si tu hermano comete un
pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te
escucha, has ganado a tu hermano.
(Romanos 11:11) Por lo tanto, pregunto: ¿Tropezaron
ellos de modo que cayeran por completo? ¡Jamás suceda eso! Pero por su paso
en falso hay salvación para gente de las naciones, para incitarlos a celos a
ellos.
(1
Corintios 7:5) No se priven [de ello] el uno al otro, a no ser
de común acuerdo por un tiempo señalado, para que dediquen tiempo a la
oración y vuelvan a juntarse, para que no siga tentándolos Satanás por su
falta de regulación en sí mismos.
(Santiago 3:2) Porque todos tropezamos muchas veces.
Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto, capaz de refrenar
también [su] cuerpo entero.
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Pero ¿cómo le irá
al que está solo y cae cuando no hay otro que lo levante?
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(1 Samuel 23:16) 16 Jonatán
hijo de Saúl ahora se levantó y fue a David, a Hores, para
fortalecerle la mano respecto a Dios.
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(Deuteronomio 3:28) Y comisiona a Josué y anímalo y
fortalécelo, porque él es quien ha de atravesar delante de este pueblo y él
es quien ha de hacer que hereden la tierra que tú verás’.
(Nehemías 2:18) Y pasé a informarles acerca de la mano de mi Dios, cómo
era buena sobre mí, y también de las palabras del rey, que él me había dicho.
Ante esto, dijeron: “Levantémonos, y tenemos que edificar”. De manera que
fortalecieron sus manos para la buena obra.
(Job 16:5) Los fortalecería con las palabras de mi boca, y la
consolación de mis propios labios serviría para retener...
(Proverbios 17:17) Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un
hermano nacido para cuando hay angustia.
(Proverbios 27:9) Aceite e incienso son lo que regocija el corazón,
también la dulzura del compañero de uno debido al consejo del alma.
(Lucas 22:32) Mas yo he hecho ruego a favor de ti para que tu fe no
desfallezca; y tú, una vez que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos”.
(Hechos 15:32) Y Judas y Silas, puesto que ellos mismos también eran
profetas, animaron a los hermanos con muchos discursos, y los fortalecieron.
(Hebreos 10:25) sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por
costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes
que el día se acerca.
(Salmo 37:5) Haz rodar sobre
Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará.
(1 Pedro 5:7) a la
vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.
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*** w11 15/1 Respetemos el don
divino del matrimonio ***
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Respetemos el don
divino del matrimonio
“Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y
tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.” (GÉN. 2:24)
JEHOVÁ, el Autor del matrimonio, merece sin duda alguna nuestro más
profundo respeto. La Biblia lo presenta como Fuente de “toda dádiva
buena y todo don perfecto”, pues es nuestro Creador, Soberano y Padre
celestial (Sant. 1:17; Rev.
4:11). El motivo por el que nos hace tantos regalos es su inmenso
amor (1 Juan 4:8).
En efecto, todo lo que nos enseña, todo lo que nos pide y todo lo que
nos da es para nuestro beneficio y felicidad (Isa. 48:17).
2 La Biblia muestra que el matrimonio es una “dádiva
buena” de Dios (Rut 1:9;
2:12). Cuando él casó a la primera pareja, Adán y Eva, les dio
instrucciones muy claras para tener éxito (léase Mateo 19:4-6).
Si las hubieran seguido, habrían vivido dichosos por toda la eternidad.
Lamentablemente, cometieron la locura de desobedecerle, un error que les
salió muy caro (Gén. 3:6-13,
16-19, 23).
3 A la hora de tomar decisiones sobre el matrimonio,
mucha gente hace lo mismo que nuestros primeros padres y se preocupa muy poco
o nada por seguir las normas del Creador. Hay quienes rechazan de plano esta
institución o desean redefinirla a su conveniencia (Rom. 1:24-32; 2 Tim. 3:1-5).
No quieren comprender que es una dádiva divina y que, por eso, la falta
de respeto por este regalo es una ofensa contra quien lo hizo, Jehová Dios.
4 Incluso hay cristianos que dejan de percibir con
claridad cómo ve Jehová el matrimonio. Así, algunas parejas se separan, o
hasta se divorcian, por motivos que no están justificados por las
Escrituras. ¿Qué pueden hacer los cónyuges para no llegar a ese punto?
¿Cómo les ayuda a fortalecer su unión la instrucción divina de Génesis 2:24? Y en el
caso de quienes desean casarse, ¿cómo pueden prepararse para tener éxito?
Algo que nos ayudará a todos será repasar el ejemplo de tres felices parejas
de tiempos bíblicos. Su caso ilustra que, para que dure el matrimonio,
es fundamental respetar a Jehová.
Cultivemos la lealtad
5 Zacarías y Elisabet vivían en Judá y eran una
pareja que había hecho todo bien. Los dos se habían preocupado por buscar un
cónyuge espiritual. Él desempeñaba fielmente sus deberes como sacerdote,
y ambos trataban de cumplir lo mejor posible la Ley de Dios. Tenían muchas
razones para sentirse agradecidos. Sin embargo, bastaba con estar un rato en
su hogar para darse cuenta de que les faltaba algo: no tenían hijos.
Ella era estéril y, al igual que su esposo, estaba entrada en años (Luc. 1:5-7).
6 En el antiguo Israel, la maternidad era muy
valorada, y la mayoría de las familias eran numerosas (1 Sam. 1:2, 6, 10; Sal. 128:3, 4).
De hecho, la ley rabínica permitía al varón israelita que se divorciara
de su esposa si no le daba hijos. ¡Qué traición tan terrible! Zacarías,
sin embargo, era un marido leal y permaneció al lado de Elisabet. Ninguno de
los dos buscó una salida fácil del matrimonio. Aunque les apenaba
no tener descendencia, siguieron sirviendo fielmente a Jehová juntos.
Con el tiempo, él los recompensó al permitirles concebir milagrosamente un
niño en su vejez (Luc.
1:8-14).
7 Elisabet también demostró una loable lealtad en
otro sentido. Cuando nació el bebé, su padre no podía hablar, pues se
había quedado mudo como castigo por poner en duda las palabras del ángel de
Jehová. Pero es obvio que Zacarías tuvo que haberle comunicado a su esposa de
algún modo que, de acuerdo con las indicaciones del ángel, el niño recibiría
el nombre de Juan. Cuando los vecinos y parientes insistieron en que debía
llamarse como su padre, Elisabet apoyó lealmente a su marido y dijo: “¡No,
por cierto!, sino que será llamado Juan” (Luc. 1:59-63).
8 Al igual que Zacarías y Elisabet, los esposos de la
actualidad se enfrentan a problemas y decepciones. Por eso, la lealtad es
imprescindible para que el matrimonio se mantenga floreciente.
El coqueteo, la pornografía y el adulterio son tan solo algunas de las
amenazas que pueden acabar con la armonía y la confianza. Y cuando
desaparece la confianza, el amor no tarda en marchitarse. En cierto
sentido, la lealtad es como una cerca que protege el hogar y lo mantiene
libre de intrusos y amenazas, brindando seguridad a sus moradores. Cuando los
esposos son fieles el uno al otro, pueden vivir confiados y expresarse
abiertamente los sentimientos, lo que a su vez fomenta el amor. Como vemos,
la lealtad es esencial.
9 Jehová le dijo a Adán: “El hombre dejará a su padre
y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa”
(Gén. 2:24). Estas
palabras implican que, cuando alguien se casa, cambia su orden de
prioridades, lo que influye en su relación con sus amigos y parientes.
No puede darles preferencia a ellos, pues su tiempo y atención le corresponden
en primer lugar a su cónyuge. Los dos han formado una nueva familia, de modo
que no deben permitir que sus padres se entrometan en las decisiones o
en los desacuerdos del hogar. Es imprescindible que se apeguen el uno al
otro. Eso es lo que Jehová ha dispuesto.
10 La lealtad es beneficiosa siempre, incluso cuando
uno de los cónyuges no es testigo de Jehová. Una hermana que se halla en
esta situación dice: “Le estoy muy agradecida a Jehová porque me ha enseñado
a aceptar la dirección de mi esposo y respetarlo profundamente. Por ser leal
he disfrutado de cuarenta y siete años llenos de amor y respeto” (1 Cor. 7:10, 11;
1 Ped. 3:1, 2). Ciertamente, para que cualquier matrimonio
salga adelante es preciso esfuerzo. ¿Qué puede hacer usted para que su cónyuge
se sienta seguro? Busque formas de demostrarle, tanto por palabras como por
acciones, que para usted es la persona más importante del mundo. Haga todo lo
posible para que nada ni nadie se interponga entre ustedes dos (léase Proverbios 5:15-20).
Note la conclusión a la que llegaron Ron y Jeannette, quienes llevan más de
treinta y cinco años felizmente casados: “Hemos tenido éxito en el matrimonio
por ser leales y hacer lo que Dios nos pide”.
Trabajar en unión fortalece el matrimonio
11 Siempre que el apóstol Pablo habló de sus buenos
amigos Áquila y Priscila, los mencionó juntos. La unidad de esta pareja
ilustra a qué se refería Dios cuando indicó que marido y mujer deben ser “una
sola carne” (Gén. 2:24).
En efecto, los dos trabajaban lado a lado en su hogar, en su oficio y en
el ministerio. Cuando Pablo visitó Corinto por primera vez, lo invitaron a
quedarse con ellos en su casa, que al parecer se convirtió temporalmente en
la base de operaciones del apóstol. Más tarde, utilizaron su hogar en Éfeso
para celebrar las reuniones de la congregación, y juntos ayudaron a
cristianos nuevos, como Apolos, a crecer espiritualmente (Hech. 18:2, 18-26). Este
fervoroso matrimonio se mudó luego a Roma, donde también abrieron las puertas
de su hogar para las reuniones. Posteriormente volvieron a Éfeso, donde
siguieron fortaleciendo a los hermanos (Rom. 16:3-5).
12 Durante un tiempo, Áquila y Priscila también
desempeñaron con Pablo su oficio de fabricantes de tiendas de campaña. Una
vez más, vemos que ambos esposos realizaban sus tareas unidamente, sin andar
compitiendo ni discutiendo (Hech. 18:3). Claro, lo que fortalecía la espiritualidad de su
matrimonio era el tiempo que pasaban juntos en las actividades cristianas.
De hecho, fuera en Corinto, en Éfeso o en Roma, llegaron a ser conocidos
como “colaboradores en Cristo Jesús” (Rom. 16:3). En efecto, dondequiera que iban, colaboraban
codo a codo en la predicación del Reino.
13 Sin lugar a dudas, la unión matrimonial se
fortalece cuando se comparten metas y actividades (Ecl. 4:9, 10). Por desgracia, muchos
casados pasan poco tiempo juntos. Dedican largas horas a sus respectivos
empleos. Otros viajan mucho por razones de trabajo o incluso emigran al
extranjero para enviar dinero a su familia. Hasta cuando están en casa, algunos
se aíslan a causa de la televisión, las aficiones, los deportes, los
videojuegos o Internet. ¿Ocurre así en su hogar? En tal caso, quizás
puedan hacer cambios para pasar más tiempo juntos en diversas tareas, como
preparar la comida, lavar los platos, atender el jardín, o cuidar de sus
hijos o de sus padres mayores.
14 Más importante aún es que todas las semanas
realicen como pareja actividades espirituales. Analizar el texto diario y
llevar a cabo la Noche de Adoración en Familia es una magnífica ayuda para
unificar sus valores y metas. También lo es salir juntos en la predicación,
quizás sirviendo de precursores. ¿Les permiten sus circunstancias hacerlo,
aunque sea solo temporalmente, quizás por un mes, un año, o más? (Léase 1 Corintios
15:58.) Una hermana que participaba en el precursorado
con su esposo explica: “El ministerio nos permitía compartir momentos y
conversar a gusto. Como teníamos en común la meta de ayudar espiritualmente a
las personas, yo veía que formábamos un verdadero equipo. Y me sentía
más apegada a él, no solo como mi marido, sino también como mi mejor
amigo”. Ustedes también deben trabajar en unión para lograr objetivos que
valgan la pena. De ese modo conseguirán que sus intereses, prioridades y
costumbres vayan armonizándose día a día. Como en el caso de Áquila y
Priscila, serán cada vez más “una sola carne”, tanto en su manera de pensar y
sentir como en su forma de actuar.
Mantengamos una vida orientada hacia
la espiritualidad
15 Jesús comprendía muy bien un hecho fundamental: Jehová
debe ocupar el primer lugar en el matrimonio. De hecho, había visto al
Creador realizar la primera boda. Además, había observado lo felices que
fueron Adán y Eva mientras siguieron la dirección divina. Y también
había constatado directamente todos los problemas ocasionados por su
desobediencia. Por este motivo, cuando enseñó a la gente, se hizo eco de las
instrucciones que había dado su Padre en Génesis 2:24, y luego añadió: “Lo que Dios ha
unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:6). Hasta el día de hoy, la clave
para tener un matrimonio feliz es respetar profundamente a Jehová. Hallamos
un magnífico ejemplo de esta actitud en el caso de los padres que Jesús tuvo
en la Tierra.
16 Desde que eran novios, José fue muy amable y
respetuoso con María. Al enterarse de que estaba embarazada, decidió
tratarla con misericordia, incluso antes de que el ángel de Dios le explicara
lo que había sucedido (Mat.
1:18-20). Ya de casados, obedecieron el decreto del césar y, por
supuesto, la Ley de Moisés (Luc.
2:1-5, 21, 22). Aunque solo José, como varón, tenía la obligación
de asistir a las grandes fiestas religiosas de Jerusalén, María lo acompañaba
todos los años junto con otros miembros de la familia (Deu. 16:16; Luc. 2:41). De estas y
otras maneras, la devota pareja se esforzaba por agradar a Jehová y demostrar
respeto por las cosas espirituales. No es de extrañar que Jehová los
hubiera elegido para cuidar de su Hijo durante las primeras etapas de su vida
en la Tierra.
17 ¿Qué puede decirse de ustedes? ¿Se guían en su
hogar por los valores espirituales? Por ejemplo, antes de tomar decisiones
importantes, ¿estudian los principios bíblicos, le piden ayuda a Jehová y
luego consultan con cristianos maduros? ¿O tratan de resolver los problemas
guiándose por sus propias opiniones o por las de sus parientes y amigos?
¿Procuran aplicar las prácticas sugerencias sobre la vida familiar que
constantemente brinda el esclavo fiel? ¿O sencillamente se dejan llevar por
las costumbres del lugar donde viven o los consejos populares de este mundo?
¿Tienen la costumbre de orar y estudiar juntos, trazarse metas espirituales y
conversar sobre las prioridades de su familia?
18 Ray, quien ha disfrutado de cincuenta años de feliz
convivencia matrimonial, señala: “Nunca hemos tenido problemas que
no hayamos logrado resolver, pues siempre nos hemos esforzado por
mantener a Jehová como parte integral de nuestra ‘cuerda triple’” (léase Eclesiastés
4:12). De la misma opinión son Danny y Trina: “Como
servimos a Dios juntos, nuestro matrimonio se fortalece de día en día”.
Y ya llevan más de treinta y cuatro años felizmente casados. Sin lugar a
dudas, si le concedemos a Jehová el primer lugar en el matrimonio, él nos
ayudará a tener éxito y nos bendecirá abundantemente (Sal. 127:1).
Respetemos siempre este don de Dios
19 En lo que se refiere al matrimonio, muchos hombres
y mujeres creen que lo único que importa es su felicidad personal. Pero los
cristianos vemos las cosas desde otro ángulo. Sabemos que Jehová estableció
esta unión como un medio que contribuiría al desarrollo de su propósito (Gén. 1:26-28).
Si Adán y Eva hubieran respetado ese don divino, la Tierra entera sería
hoy un paraíso, un mundo justo y feliz donde todos servirían a Dios.
20 Ante todo, los cristianos consideramos el matrimonio
como una oportunidad de dar gloria a Jehová (léase 1 Corintios 10:31).
Como hemos repasado, la lealtad, la unidad y la espiritualidad son cualidades
que estrechan los lazos conyugales. Sea que pensemos en casarnos o que
estemos tratando de fortalecer o incluso salvar la relación con nuestra
pareja, debemos ver el matrimonio como lo que es en realidad: una institución
sagrada, pues fue establecida por el propio Dios. Si tenemos presente
esta verdad, haremos todo lo posible por seguir los principios de su Palabra
en las decisiones que tomemos en el hogar. De este modo, demostraremos
respeto tanto por el regalo del matrimonio como por quien lo hizo, nuestro
Padre celestial.
21 Por supuesto, el matrimonio no es lo único que
nos ha regalado Jehová. Ni tampoco es el único camino a la felicidad.
En el próximo artículo veremos otro maravilloso don de Dios: la
soltería.
¿Qué respuesta daríamos?
• ¿Cómo debe influir la lealtad en los cristianos casados?
• ¿Por qué se fortalece la unión cuando los cónyuges trabajan juntos?
• ¿Cómo mantienen los esposos una vida orientada a la espiritualidad?
• ¿De qué forma mostramos respeto al Autor del matrimonio?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Por qué merece Jehová
nuestro más profundo respeto?
2. ¿Qué instrucciones dio
Jehová a los primeros esposos?
3, 4. a) ¿Cómo muestran muchas
personas falta de respeto al matrimonio y a Jehová? b) ¿Qué ejemplos
repasaremos en este artículo?
5, 6. ¿Qué situación puso a
prueba a Zacarías y Elisabet, y qué recompensa tuvieron por ser leales?
7. ¿En qué otra situación fue
leal Elisabet a su marido?
8, 9. a) ¿De qué manera une a
las parejas la lealtad? b) ¿Cómo pueden demostrarse lealtad los cónyuges?
10. ¿Qué ayudará a los casados a cultivar la lealtad?
11, 12. ¿De qué maneras colaboraron Áquila y Priscila a) en su
hogar? b) en su oficio? c) en el ministerio cristiano?
13, 14. a) ¿Qué situaciones fomentan la desunión en el matrimonio? b)
¿Qué pueden hacer los cónyuges para estrechar sus lazos como “una sola
carne”?
15. ¿Cuál es la clave para tener un matrimonio feliz? Explique su
respuesta.
16. ¿Cómo demostraron José y María que llevaban una vida de familia
espiritual?
17, 18. a) ¿De qué maneras demuestra la pareja que pone a Dios en
primer lugar? b) ¿Cómo beneficia la espiritualidad al matrimonio?
19. ¿Por qué estableció Jehová el matrimonio?
20, 21. a) ¿Por qué debemos considerar sagrado el matrimonio? b) ¿De
qué don hablaremos la próxima semana?
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(Génesis 2:24) 24 Por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y
tienen que llegar a ser una sola carne.
(Santiago 1:17) 17 Toda dádiva
buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las
luces [celestes], y con él no hay la variación del giro de la sombra.
(Revelación 4:11) 11 “Digno eres
tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder,
porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y
fueron creadas”.
(1 Juan 4:8) 8 El
que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.
(Isaías 48:17) 17 Esto es lo
que ha dicho Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: “Yo, Jehová, soy tu
Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te
hace pisar en el camino en que debes andar.
(Rut 1:9) 9 Que Jehová les
haga una dádiva, y de veras hallen un lugar de descanso, cada cual en la casa
de su esposo”. Entonces las besó, y ellas se pusieron a alzar la voz y
llorar.
(Rut 2:12) 12 Que Jehová
recompense tu manera de obrar, y que llegue a haber para ti un salario
perfecto procedente de Jehová el Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a
buscar refugio”.
(Mateo 19:4-6) 4 En
respuesta, él dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde [el] principio los
hizo macho y hembra 5 y dijo: ‘Por esto el hombre
dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una
sola carne’? 6 De modo que ya no son dos, sino una
sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe
ningún hombre”.
(Génesis 3:6-13) 6 Por
consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los
ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De
modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también
a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo. 7 Entonces
se les abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta de que estaban
desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas
para los lomos. 8 Más tarde oyeron la voz de Jehová
Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del día, y el hombre y su
esposa procedieron a esconderse del rostro de Jehová Dios entre los árboles
del jardín. 9 Y Jehová Dios siguió llamando al hombre
y diciéndole: “¿Dónde estás?”. 10 Por fin él dijo: “Oí
tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo, y por eso me
escondí”. 11 A lo que dijo él: “¿Quién te informó que
estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. 12 Y
pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo,
ella me dio [fruto] del árbol y así es que comí”. 13 Ante
eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual
respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí”.
(Génesis 3:16-19) 16 A la
mujer dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de
parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te
dominará”. 17 Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz
de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto del cual te di este
mandato: ‘No debes comer de él’, maldito está el suelo por tu causa. Con
dolor comerás su producto todos los días de tu vida. 18 Y
espinos y cardos hará crecer para ti, y tienes que comer la vegetación del
campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta
que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo
volverás”.
(Génesis 3:23) 23 Con eso
Jehová Dios lo echó del jardín de Edén para que cultivara el suelo del cual
había sido tomado.
(Romanos 1:24-32) 24 Por lo
tanto, en conformidad con los deseos de sus corazones, Dios los entregó a la
inmundicia, para que sus cuerpos fueran deshonrados entre sí, 25 hasta
a los que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron
servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó, que es bendito
para siempre. Amén. 26 Por eso Dios los entregó a
apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de
sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; 27 y
así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se
encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con
varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa
completa, que se les debía por su error. 28 Y así como
no aprobaron el tener a Dios en conocimiento exacto, Dios los entregó a un
estado mental desaprobado, para que hicieran las cosas que no son apropiadas,
29 llenos como estaban de toda injusticia, iniquidad,
codicia, maldad, estando llenos de envidia, asesinato, contienda, engaño,
genio malicioso, siendo susurradores, 30 difamadores
solapados, odiadores de Dios, insolentes, altivos, presumidos, inventores de
cosas perjudiciales, desobedientes a los padres, 31 sin
entendimiento, falsos en los acuerdos, sin tener cariño natural, despiadados.
32 Aunque estos conocen muy bien el justo decreto de
Dios, que los que practican tales cosas son merecedores de muerte, no solo
siguen haciéndolas, sino que también consienten a los que las practican.
(2 Timoteo 3:1-5) 3 Mas sabe
esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de
manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí
mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a
los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener
cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin
autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros,
testarudos, hinchados [de orgullo], amadores de placeres más bien que
amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción
piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.
(Génesis 2:24) 24 Por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y
tienen que llegar a ser una sola carne.
(Lucas 1:5-7) 5 Sucedió que
en los días de Herodes, rey de Judea, hubo cierto sacerdote de nombre
Zacarías, de la división de Abías, y este tenía una esposa que vino de las
hijas de Aarón, y el nombre de ella era Elisabet. 6 Ambos
eran justos delante de Dios porque andaban exentos de culpa de acuerdo con
todos los mandamientos y requisitos legales de Jehová. 7 Pero
no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
(1 Samuel 1:2) 2 Y
tenía dos esposas; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra Peniná. Y
Peniná llegó a tener hijos, pero Ana no tenía hijos.
(1 Samuel 1:6) 6 Y
la esposa que era su rival también la irritaba penosamente a fin de hacer que
se sintiera desconcertada porque Jehová le había cerrado la
matriz. . .
(1 Samuel 1:10) 10 Y
ella estaba amargada de alma, y se puso a orar a Jehová y a llorar
profusamente.
(Salmo 128:3, 4) 3 Tu
esposa será como vid que produce fruto en las partes más recónditas de tu
casa. Tus hijos serán como plantones de olivos todo en derredor de tu mesa.
4 ¡Mira! Así será bendecido el hombre
físicamente capacitado que teme a Jehová.
(Lucas 1:8-14) 8 Ahora bien,
mientras él actuaba como sacerdote en la asignación de su división delante de
Dios, 9 conforme a la práctica solemne del oficio
sacerdotal le tocó su turno de ofrecer el incienso al entrar en el santuario
de Jehová; 10 y toda la multitud del pueblo estaba
fuera orando a la hora en que se ofrecía el incienso. 11 A
él se apareció el ángel de Jehová, de pie al lado derecho del altar del
incienso. 12 Mas Zacarías se perturbó al verlo, y cayó
temor sobre él. 13 Sin embargo, el ángel le dijo: “No
temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido oído favorablemente, y tu esposa
Elisabet llegará a ser para ti madre de un hijo, y has de ponerle por nombre
Juan. 14 Y tendrás gozo y gran alegría, y muchos se
regocijarán por su nacimiento;
(Lucas 1:59-63) 59 Y al
octavo día vinieron para circuncidar al niñito, e iban a llamarlo por el
nombre de su padre, Zacarías. 60 Pero su madre
contestó y dijo: “¡No, por cierto!, sino que será llamado Juan”. 61 Ante
eso, le dijeron: “Nadie hay entre tus parientes que se llame por ese nombre”.
62 Entonces se pusieron a preguntar por señas al padre
cómo quería que se le llamara. 63 Y él pidió una
tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Ante esto, todos se maravillaron.
(Génesis 2:24) 24 Por eso el hombre
dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen
que llegar a ser una sola carne.
(1 Corintios 7:10, 11) 10 A
los casados doy instrucciones —sin embargo, no yo, sino el Señor— de que la
esposa no debe irse de su esposo; 11 pero si de hecho
se fuera, que permanezca sin casarse, o, si no, que se reconcilie con su
esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa.
(1 Pedro 3:1, 2) 3 De
igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a
fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una
palabra por la conducta de [sus] esposas, 2 por haber
sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.
(Proverbios 5:15-20) 15 Bebe agua
de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo.
16 ¿Deben esparcirse afuera tus manantiales, [tus]
corrientes de agua en las plazas públicas mismas? 17 Resulten
ser para ti solo, y no para los extraños contigo. 18 Resulte
bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, 19 una
amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te
embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente. 20 ¿Por
qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar
el seno de una extranjera?
(Génesis 2:24) 24 Por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y
tienen que llegar a ser una sola carne.
(Hechos 18:2) 2 Y halló a
cierto judío de nombre Áquila, un natural del Ponto que recientemente había
llegado de Italia, y a Priscila su esposa, por el hecho de que Claudio había
ordenado que todos los judíos se fueran de Roma. De modo que fue a ellos
(Hechos 18:18-26) 18 Sin
embargo, Pablo, después de quedarse bastantes días más, se despidió de los
hermanos y procedió a embarcarse para Siria, y con él Priscila y Áquila,
puesto que en Cencreas él se había hecho cortar al rape el pelo de la cabeza,
porque tenía un voto. 19 De modo que llegaron a Éfeso,
y a ellos los dejó allí; pero él mismo entró en la sinagoga y razonó con los
judíos. 20 Aunque seguían solicitándole que
permaneciera por más tiempo, no consintió, 21 sino que
se despidió y agregó: “Volveré otra vez a ustedes, si Jehová quiere”. Y se
hizo a la mar desde Éfeso 22 y bajó a Cesarea. Y subió
y saludó a la congregación, y bajó a Antioquía. 23 Y
cuando hubo pasado algún tiempo allí, partió y fue de lugar en lugar a través
del país de Galacia y de Frigia, fortaleciendo a todos los discípulos. 24 Ahora
bien, cierto judío de nombre Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente,
llegó a Éfeso; y estaba bien versado en las Escrituras. 25 Este
había sido instruido oralmente en el camino de Jehová y, puesto que estaba
fulgurante con el espíritu, iba hablando y enseñando con exactitud las cosas
acerca de Jesús, pero conocía solamente el bautismo de Juan. 26 Y
comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila,
lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud el camino de Dios.
(Romanos 16:3-5) 3 Den mis
saludos a Prisca y a Áquila mis colaboradores en Cristo Jesús, 4 los
cuales por mi alma han arriesgado su propio cuello, a quienes no solo yo,
sino todas las congregaciones de las naciones, dan gracias; 5 y
[saluden] a la congregación que está en casa de ellos. Saluden a mi amado Epéneto,
que es primicias de Asia para Cristo.
(Hechos 18:3) 3 y, por ser
del mismo oficio, se quedó en su casa, y trabajaban, porque el oficio de
ellos era hacer tiendas de campaña.
(Romanos 16:3) 3 Den mis
saludos a Prisca y a Áquila mis colaboradores en Cristo Jesús,
(Eclesiastés 4:9, 10) 9 Mejores
son dos que uno, porque tienen buen galardón por su duro trabajo. 10 Pues
si uno de ellos cae, el otro puede levantar a su socio. Pero ¿cómo le irá al
que está solo y cae cuando no hay otro que lo levante?
(1 Corintios 15:58) 58 Por
consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre
teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en
vano en lo relacionado con [el] Señor.
(Mateo 19:6) 6 De modo que
ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo
un yugo, no lo separe ningún hombre”. . .
(Mateo 1:18-20) 18 Pero el
nacimiento de Jesucristo fue de esta manera. Durante el tiempo en que su
madre María estaba comprometida para casarse con José, se halló que estaba
encinta por espíritu santo antes que se unieran. 19 Sin
embargo, José su esposo, porque era justo y no quería hacer de ella un espectáculo
público, tenía la intención de divorciarse de ella secretamente. 20 Pero
después de haber reflexionado acerca de estas cosas, ¡mire!, el ángel de
Jehová se le apareció en un sueño, y dijo: “José, hijo de David, no tengas
miedo de llevar a María tu esposa a casa, porque lo que ha sido engendrado en
ella es por espíritu santo.
(Lucas 2:1-5) 2 Ahora bien, en aquellos días
salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra
habitada 2 (esta primera inscripción se efectuó cuando
Quirinio era el gobernador de Siria); 3 y todos se
pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad. 4 Por
supuesto, José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea,
a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser miembro de la casa y
familia de David, 5 para inscribirse con María, quien
le había sido dada en matrimonio según se había prometido, y a la sazón estaba
en estado avanzado de gravidez.
(Lucas 2:21, 22) 21 Ahora
bien, cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarlo, también se le
puso por nombre Jesús, el nombre puesto por el ángel antes que fuera
concebido en la matriz. 22 También, cuando se cumplieron
los días para la purificación de ellos conforme a la ley de Moisés, lo
llevaron a Jerusalén para presentarlo a Jehová,
(Deuteronomio 16:16) 16 ”Tres
veces al año todo varón tuyo debe presentarse delante de Jehová tu Dios en el
lugar que él escoja: en la fiesta de las tortas no fermentadas y en la fiesta
de las semanas y en la fiesta de las cabañas, y ninguno debe presentarse
delante de Jehová con las manos vacías.
(Lucas 2:41) 41 Ahora bien,
sus padres acostumbraban ir de año en año a Jerusalén para la fiesta de la
pascua. . .
(Eclesiastés 4:12) 12 Y si alguien
pudiera subyugar a uno solo, dos juntos podrían mantenerse firmes contra él.
Y una cuerda triple no puede ser rota en dos pronto.
(Salmo 127:1) 127 A menos que Jehová mismo
edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en
ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda
se haya quedado despierto.
(Génesis 1:26-28) 26 Y Dios
pasó a decir: “Hagamos [al] hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza,
y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los
cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que
se mueve sobre la tierra”. 27 Y Dios procedió a crear
al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además,
los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen
la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las
criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre
la tierra”.
(1 Corintios 10:31) 31 Por
esto, sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa,
hagan todas las cosas para la gloria de Dios.
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lunes, 19 de noviembre de 2012
Lunes, 19 de Noviembre de 2012
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