martes, 13 de noviembre de 2012

Martes, 13 de Noviembre de 2012




TEXTO DEL DIA

CITA BIBLICA
Descripción Biblia

Referencias BIBLICAS
*** Texto del Martes, 13 de Noviembre de 2012 ***
Martes 13 de noviembre

► es12 pág. 112 Noviembre

Ellos no son parte del mundo (Juan 17:16).
A lo largo de todos los capítulos de la Biblia encontramos información valiosa sobre la humanidad y la soberanía de Jehová. Si los primeros tres nos hablan de la creación y del pecado original, los tres últimos nos hablan de la restauración de la humanidad. Los demás capítulos nos ofrecen numerosos detalles sobre las medidas que ha adoptado el Señor Soberano a fin de realizar su propósito para el hombre, la Tierra y el resto del universo. Y tal como el principio de Génesis explica cómo intervino Satanás y entró el mal en el mundo, el final de Revelación indica cómo eliminará Dios la maldad, destruirá al Diablo y logrará que se haga su voluntad en la Tierra como ya se hace en el cielo. Sin duda, las Escrituras revelan por qué existen el pecado y la muerte y cómo desaparecerán de la escena para dar paso a un nuevo mundo donde las personas íntegras vivirán felices por toda la eternidad. Si queremos disfrutar de esa victoria y de las numerosas bendiciones anunciadas en la Biblia, es necesario que defendamos ahora la soberanía de Jehová. w10 15/11 4:13-15


(Juan 17:16)
Ellos no son parte del mundo,
(Colosenses 1:13) 13 Él nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos transfirió al reino del Hijo de su amor,

(Lucas 22:53) Mientras estaba con ustedes día tras día en el templo no extendieron las manos contra mí. Pero esta es su hora y la autoridad de la oscuridad”.
(Efesios 2:2) en los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia.
(Romanos 11:24) 24 Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más estos que son naturales serán injertados en su propio olivo!
(Juan 18:36) Jesús contestó: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente”.
(Hebreos 1:8) Pero respecto al Hijo: “Dios es tu trono para siempre jamás, y [el] cetro de tu reino es el cetro de rectitud.
(Proverbios 8:30) 30 entonces llegué a estar a su lado como un obrero maestro, y llegué a ser aquella con quien él estuvo especialmente encariñado día a día, y estuve alegre delante de él todo el tiempo,
así como yo no soy parte del mundo.
(Juan 18:36) 36 Jesús contestó: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente”.

(1 Timoteo 6:13) 13 A vista de Dios, que conserva vivas todas las cosas, y de Cristo Jesús, que como testigo hizo la excelente declaración pública delante de Poncio Pilato, te doy órdenes
(Isaías 9:6) Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
(Daniel 2:44) ”Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos;
(Daniel 7:14) Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.
(Mateo 26:53) ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles?
(Juan 18:11) Jesús, sin embargo, dijo a Pedro: “Mete la espada en [su] vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”.


*** w10 15/11 págs. 24-28 Jehová es nuestro Soberano ***
Jehová es nuestro Soberano
“En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio.” (SAL. 73:28)
“LA ESCENA de este mundo está cambiando.” (1 Cor. 7:31.) Con estas palabras, parece que el apóstol Pablo compara la sociedad en que vivimos a un escenario teatral al que suben unos actores, representan sus personajes, buenos o malos, y luego dan paso a otros actores que interpretan una nueva escena.
2 En nuestros días se desarrolla, como un drama, una importantísima situación en la que todos estamos implicados y que tiene que ver, particularmente, con la soberanía universal de Jehová. Dicha situación es comparable a la que existe en un país donde hay dos bandos enfrentados. Por un lado, está el gobierno legítimo, que vela por el mantenimiento del orden, y, por otro, una mafia que recurre a todo tipo de fraudes y actos violentos, incluido el asesinato. Esta organización constituye una amenaza para las autoridades y pone a prueba la lealtad de los ciudadanos al gobierno nacional.
3 ¿Por qué decimos que en el universo se da una situación semejante? Para empezar, porque existe un gobierno legítimo, presidido por el “Señor Soberano Jehová” (Sal. 71:5). Además, la humanidad sufre la amenaza de una asociación delictiva, dirigida por el inicuo Satanás (1 Juan 5:19). Esta organización presenta un desafío para el gobierno divino y pone a prueba la lealtad de la gente al Soberano Universal. ¿Cómo llegó a producirse este estado de cosas? ¿Por qué lo permite Jehová? ¿De qué modo podemos intervenir en este conflicto?
Cuestiones implicadas en el drama
4 En este drama universal entran en juego dos asuntos estrechamente ligados entre sí: la soberanía de Dios y la integridad del ser humano. Las Escrituras llaman muchas veces a Jehová “Señor Soberano”. Por ejemplo, un salmista dijo lleno de confianza: “En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio” (Sal. 73:28). La palabra soberanía se refiere a la autoridad suprema del gobierno. Por tanto, quien ejerce el poder o autoridad en grado máximo recibe el nombre de soberano. Sin duda, tenemos sobradas razones para llamar así a Jehová, el Ser Supremo (Dan. 7:22).
5 Puesto que Jehová ha creado todo, es el legítimo Soberano de la Tierra y del resto del universo (léase Revelación 4:11). Además, también es nuestro Juez, Legislador y Rey, combinando así en su persona los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, las tres ramas del gobierno universal (Isa. 33:22). Dado que le debemos la existencia y dependemos de él, tenemos que verlo como nuestro Señor Soberano y defender su elevadísima posición. Algo que nos moverá a hacerlo es tener siempre presentes estas palabras: “Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación” (Sal. 103:19; Hech. 4:24).
6 Si queremos defender la soberanía de Jehová, debemos mantenernos íntegros. Ahora bien, ¿qué implica ser íntegro? Como lo ilustra el caso del patriarca Job, la integridad exige demostrar entereza moral, ser intachable y actuar con rectitud (Job 1:1).
Da comienzo el drama
7 Hace seis mil años, un espíritu se rebeló contra Jehová. Con sus palabras y acciones, cuestionó la legitimidad de la soberanía divina. Y lo hizo por puro egoísmo: porque quería ser adorado. Por eso indujo a nuestros primeros padres, Adán y Eva, a ser desleales al Soberano Universal. También intentó ensuciar el buen nombre de Jehová insinuando que era un mentiroso (léase Génesis 3:1-5). Aquel rebelde se convirtió en el gran enemigo de Dios. Con el tiempo llegó a ser conocido como Satanás, el Diablo, la serpiente y el dragón, nombres que lo identifican como opositor, calumniador, engañador y devorador, respectivamente (Rev. 12:9).
8 Satanás se alzó como gobernante rival. Ante ese desafío contra su soberanía, ¿qué haría Jehová? ¿Destruirlo de inmediato junto con Adán y Eva? Sin duda, tenía poder de sobra para eliminar a los tres rebeldes. Si lo hubiera hecho, habría probado que es el Dios omnipotente. Por otro lado, habría demostrado que no mentía cuando les advirtió del castigo que recibirían si violaban su ley. Entonces, ¿por qué no tomó esa medida?
9 Con sus mentiras, Satanás consiguió que Adán y Eva se apartaran de su Creador. Y así puso en duda que Dios tuviera derecho a exigirles obediencia a los seres humanos. Además, al inducir a nuestros primeros padres a rebelarse contra Jehová, cuestionó la lealtad de todas las criaturas inteligentes. Como se vio más tarde en el caso de Job —quien sí se mantuvo fiel a la soberanía divina—, el Diablo estaba afirmando que era capaz de apartar de Dios a toda persona (Job 2:1-5).
10 Al no zanjar de inmediato la cuestión de la soberanía, Jehová le dio tiempo a Satanás para que intentara probar sus acusaciones. Y, además, nos concedió a los seres humanos la oportunidad de demostrarle lealtad. ¿Qué ha sucedido en el transcurso de los siglos? Satanás ha formado una poderosa red criminal. Pero Dios terminará destruyéndolo a él y a su organización, y de este modo dejará establecido que es el legítimo Soberano. Jehová siempre ha estado seguro de su victoria. Tanto es así que la anunció tan pronto como se produjo la rebelión del hombre (Gén. 3:15).
11 Muchos seres humanos han demostrado fe y lealtad poniéndose del lado de Jehová en la cuestión de la soberanía y la santificación de su nombre. Entre ellos figuran Abel, Enoc, Noé, Abrahán, Sara, Moisés, Rut, David, Jesús, los primeros cristianos y millones de hombres y mujeres íntegros de nuestros días. Estos defensores de la soberanía divina han contribuido a probar que Satanás es un mentiroso. Con su fidelidad, también han ayudado a limpiar el nombre divino de todo el lodo que le ha lanzado el Diablo al asegurar que podía apartar de Jehová a cualquier persona (Pro. 27:11).
El triunfo del bien está garantizado
12 Dentro de poco, Jehová demostrará que es el legítimo Soberano. ¿Por qué estamos tan seguros? Para empezar, porque él no puede tolerar indefinidamente la maldad. Además, todo indica que vivimos en los últimos días. Y él ya ha eliminado a los malvados en otras ocasiones. Así lo hizo en el Diluvio, y al destruir a las ciudades de Sodoma y Gomorra y al faraón de Egipto y su ejército. Tampoco resistieron su brazo los soldados de Sísara ni los del emperador asirio Senaquerib (Gén. 7:1, 23; 19:24, 25; Éxo. 14:30, 31; Jue. 4:15, 16; 2 Rey. 19:35, 36). De modo que no nos cabe ninguna duda: Jehová no soportará por siempre la falta de respeto a su nombre ni los ataques contra sus Testigos. Y actuará pronto, pues está muy clara la señal de la presencia de Cristo y el fin de este malvado sistema (Mat. 24:3).
13 Si no queremos perecer junto con los enemigos de Jehová, es imprescindible que demostremos lealtad a la soberanía divina. Pero ¿cómo podemos hacerlo? Permaneciendo lejos de la organización criminal de Satanás y no dejándonos intimidar por sus agentes (Isa. 52:11; Juan 17:16; Hech. 5:29). Solo así defenderemos la soberanía de Dios y evitaremos ser destruidos cuando él limpie su nombre y pruebe ante todos que es el Soberano Universal.
14 A lo largo de todos los capítulos de la Biblia encontramos información valiosa sobre la humanidad y la soberanía de Jehová. Si los primeros tres nos hablan de la creación y del pecado original, los tres últimos nos hablan de la restauración de la humanidad. Los demás capítulos nos ofrecen numerosos detalles sobre las medidas que ha adoptado el Señor Soberano a fin de realizar su propósito para el hombre, la Tierra y el resto del universo. Y tal como el principio de Génesis explica cómo intervino Satanás y entró el mal en el mundo, el final de Revelación indica cómo eliminará Dios la maldad, destruirá al Diablo y logrará que se haga su voluntad en la Tierra como ya se hace en el cielo. Sin duda, las Escrituras revelan por qué existen el pecado y la muerte y cómo desaparecerán de la escena para dar paso a un nuevo mundo donde las personas íntegras vivirán felices por toda la eternidad.
15 Pronto cambiará por completo la escena de este mundo. Va a caer el telón, dando fin al drama de la soberanía, que lleva siglos desarrollándose. Satanás será expulsado del escenario y, con el tiempo, desaparecerá para siempre. ¡La voluntad de Dios habrá triunfado! Si queremos disfrutar de esa victoria y de las numerosas bendiciones anunciadas en la Biblia, es necesario que defendamos ahora la soberanía de Jehová. No es posible nadar entre dos aguas. Únicamente podremos decir “Jehová está de mi parte” si nosotros estamos de la suya (Sal. 118:6, 7).
¡Podemos ser íntegros!
16 Sin duda, podemos defender la soberanía de Jehová y ser leales a él, pues el apóstol Pablo escribió: “Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla” (1 Cor. 10:13). ¿De dónde viene la tentación que menciona Pablo, y cómo nos brinda Dios la salida?
17 Tal como ilustran los sucesos que vivió Israel en el desierto, la “tentación” que menciona Pablo se presenta cuando surgen circunstancias que pudieran inducirnos a violar la ley de Dios (léase 1 Corintios 10:6-10). Los israelitas podrían haber resistido la tentación, pero se dejaron llevar por la codicia al desear “cosas perjudiciales”. Esto sucedió cuando Jehová les proporcionó milagrosamente codornices para un mes entero. Aunque llevaban tiempo sin comer carne, estaban bien alimentados, pues contaban con suficiente maná. Sin embargo, cayeron en el lazo de la codicia cuando se pusieron a recoger aquellas aves con avidez (Núm. 11:19, 20, 31-35).
18 Anteriormente, mientras Moisés recibía la Ley en el monte Sinaí, los israelitas participaron en actos idolátricos, durante los cuales dieron culto a un becerro y se entregaron con desenfreno a placeres sensuales. Algo que facilitó que se descontrolaran y cedieran a la tentación fue el hecho de que no tenían junto a ellos a su dirigente visible (Éxo. 32:1, 6). Más tarde, justo antes de entrar en la Tierra Prometida, miles de hombres se dejaron seducir por las mujeres moabitas, tuvieron relaciones inmorales con ellas y terminaron perdiendo la vida como castigo por su pecado (Núm. 25:1, 9). Además, el pueblo cayó a veces en la tentación de quejarse con rebeldía. De hecho, en una ocasión no solo hablaron contra Moisés, sino contra el propio Jehová (Núm. 21:5). Hasta llegaron a protestar por la ejecución de los rebeldes Coré, Datán, Abiram y sus partidarios, pues les parecía una injusticia. Como consecuencia, 14.700 personas murieron por un azote divino (Núm. 16:41, 49).
19 Aquellas tentaciones no eran irresistibles. Los israelitas sucumbieron porque habían perdido la fe en Jehová y se habían olvidado de él, del cuidado que les había dado y de sus justos caminos. Además, todas las tentaciones a las que se enfrentaron eran comunes a la experiencia del ser humano, y lo mismo puede decirse de las nuestras. Por eso, si luchamos por vencerlas, acudiendo a Jehová para que nos ayude, lograremos permanecer íntegros. Podemos estar seguros de ello, pues “Dios es fiel” y nunca permite que sus siervos “sean tentados más allá de lo que pueden soportar”. Él jamás nos desamparará; nunca dejará que pasemos por situaciones en las que nos resulte humanamente imposible hacer su voluntad (Sal. 94:14).
20 ¿De qué manera “dispondrá la salida” Jehová? Dándonos fuerzas para resistir la tentación. Pensemos en el caso de la persecución. Nuestros enemigos tal vez nos maltraten con la intención de hacernos abandonar la fe. Al sufrir tales abusos, tal vez nos veamos tentados a claudicar para evitar los golpes, las torturas o incluso la muerte. Pero, tal como indicó Pablo en 1 Corintios 10:13, tenemos la garantía divina de que la prueba será temporal. Jehová nunca permitirá que la situación llegue al punto de que nos resulte imposible seguir fieles. Él puede fortalecer nuestra fe y espiritualidad para que permanezcamos íntegros.
21 Jehová nos sostiene con su espíritu. Además, mediante él nos hace recordar ideas bíblicas que necesitamos para resistir la tentación (Juan 14:26). De este modo, no caemos en el error de desviarnos del buen camino. Por ejemplo, comprendemos que se han cuestionado dos asuntos íntimamente relacionados entre sí: la soberanía divina y la integridad del ser humano. Conocer este hecho y contar con la ayuda de Dios ha permitido a muchos cristianos ser íntegros hasta la muerte. En su caso, ¿cuál fue “la salida” de la tentación? No fue la muerte. Lo que les permitió aguantar hasta el fin sin pecar fue la ayuda de Jehová. Él nos brinda esa misma ayuda a todos nosotros. De hecho, nos apoya con sus ángeles, los cuales son siervos públicos “enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación” (Heb. 1:14). Como veremos en el próximo artículo, tenemos ante nosotros el privilegio de defender la soberanía divina por toda la eternidad. Pero solo lo conseguiremos si nos mantenemos íntegros y reconocemos en todo momento a Jehová como nuestro Soberano.

(Salmo 73:28) 28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio, para declarar todas tus obras.
(1 Corintios 7:31) 31 y los que hacen uso del mundo, como los que no lo usan a plenitud; porque la escena de este mundo está cambiando.
(Salmo 71:5)  5 Porque tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud.
(1 Juan 5:19) 19 Sabemos que nosotros nos originamos de Dios, pero el mundo entero yace en el [poder del] inicuo.
(Salmo 73:28) 28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio, para declarar todas tus obras.
(Daniel 7:22) 22 hasta que vino el Anciano de Días y juicio mismo se dio a favor de los santos del Supremo, y llegó el tiempo definitivo en que los santos tomaron posesión del reino mismo.
(Revelación 4:11) 11 “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”.
(Isaías 33:22) 22 Porque Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
(Salmo 103:19) 19 Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación.
(Hechos 4:24) 24 Al oír esto, ellos levantaron la voz de común acuerdo a Dios y dijeron: “Señor Soberano, tú eres Aquel que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas [que hay] en ellos,
(Job 1:1) 1 Sucedió que en la tierra de Uz hubo un hombre cuyo nombre era Job; y aquel hombre resultó sin culpa y recto, y temeroso de Dios y apartado del mal.
(Génesis 3:1-5) 3 Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”. 2 Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. 3 Pero en cuanto a [comer] del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran’”. 4 Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán. 5 Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
(Revelación 12:9) 9 De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.
(Job 2:1-5) 2 Después llegó a ser el día en que los hijos del Dios [verdadero] entraban para tomar su puesto delante de Jehová, y Satanás también procedió a entrar allí mismo entre ellos para tomar su puesto delante de Jehová. 2 Entonces Jehová dijo a Satanás: “¿Y tú, de dónde vienes?”. Ante esto, Satanás respondió a Jehová y dijo: “De discurrir por la tierra y de andar por ella”. 3 Y Jehová pasó a decir a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Todavía está reteniendo firmemente su integridad, aunque tú me incitas contra él para que me lo trague sin causa”. 4 Pero Satanás respondió a Jehová y dijo: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. 5 Para variar, sírvete alargar la mano, y toca hasta su hueso y su carne, [y ve] si no te maldice en tu misma cara”.
(Génesis 3:15) 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
(Proverbios 27:11) 11 Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio.
(Génesis 7:1) 7 Después de eso Jehová dijo a Noé: “Entra, tú y toda tu casa, en el arca, porque es a ti a quien he visto justo delante de mí en medio de esta generación.
(Génesis 7:23) 23 Así borró él toda cosa existente que había sobre la superficie del suelo, desde hombre hasta bestia, hasta animal moviente y hasta criatura voladora de los cielos, y fueron borrados de sobre la tierra; y solo Noé y los que con él estaban en el arca siguieron sobreviviendo.
(Génesis 19:24, 25) 24 Entonces Jehová hizo llover azufre y fuego desde Jehová, desde los cielos, sobre Sodoma y sobre Gomorra. 25 De modo que siguió adelante derribando a estas ciudades, sí, al Distrito entero, y a todos los habitantes de las ciudades, y las plantas del suelo.
(Éxodo 14:30, 31) 30 Así salvó Jehová en aquel día a Israel de mano de los egipcios, e Israel alcanzó a ver a los egipcios muertos en la orilla del mar. 31 Israel también alcanzó a ver la gran mano que Jehová puso en acción contra los egipcios; y el pueblo empezó a temer a Jehová y a poner fe en Jehová y en Moisés su siervo.
(Jueces 4:15, 16) 15 Y Jehová empezó a poner en confusión a Sísara y todos sus carros de guerra y todo el campamento a filo de espada delante de Barac. Por fin Sísara se bajó del carro y echó a huir a pie. 16 Y Barac corrió tras los carros de guerra y el campamento hasta Haróset de las naciones, de modo que todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno.
(2 Reyes 19:35, 36) 35 Y aconteció que en aquella noche el ángel de Jehová procedió a salir y a derribar a ciento ochenta y cinco mil [hombres] en el campamento de los asirios. Cuando unas personas se levantaron muy de mañana, pues, allí todos eran cadáveres muertos. 36 Por lo tanto Senaquerib el rey de Asiria partió y se fue y regresó, y se puso a morar en Nínive.
(Mateo 24:3) 3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente, y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.
(Isaías 52:11) 11 Apártense, apártense, sálganse de allí, no toquen nada inmundo; sálganse de en medio de ella, manténganse limpios, ustedes los que llevan los utensilios de Jehová.
(Juan 17:16) 16 Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.
(Hechos 5:29) 29 En respuesta, Pedro y los [otros] apóstoles dijeron: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.
(Salmo 118:6, 7)  6 Jehová está de mi parte; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre terrestre?  7 Jehová está de mi parte entre los que me ayudan, de manera que yo mismo pondré la vista sobre los que me odian.
(1 Corintios 10:13) 13 Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.
(1 Corintios 10:6-10) 6 Ahora bien, estas cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros no seamos personas que deseen cosas perjudiciales, tal como ellos las desearon. 7 Ni nos hagamos idólatras, como hicieron algunos de ellos; así como está escrito: “Se sentó el pueblo a comer y beber, y se levantaron para divertirse”. 8 Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil [de ellos] en un día. 9 Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de ellos [lo] pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes. 10 Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor.
(Números 11:19, 20) 19 Comerán, no un solo día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, 20 sino hasta un mes de días, hasta que se les salga por las narices y lleguen a tenerle asco, simplemente porque ustedes rechazaron a Jehová, que está en medio de ustedes, y se pusieron a llorar delante de él, diciendo: “¿Por qué hemos salido de Egipto?”’”.
(Números 11:31-33) 31 Y un viento prorrumpió de parte de Jehová y empezó a impeler codornices desde el mar y a dejarlas caer sobre el campamento, como el camino de un día por esta dirección y como el camino de un día por la otra dirección, todo en derredor del campamento, y como dos codos sobre la superficie de la tierra. 32 Entonces el pueblo se levantó todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente y siguió recogiendo las codornices. El que menos juntó, recogió diez homeres; y siguieron tendiéndolas extensamente para sí todo en derredor del campamento. 33 La carne estaba todavía entre sus dientes, antes que pudiera ser masticada, cuando se encendió la cólera de Jehová contra el pueblo, y Jehová empezó a herir al pueblo con una matanza sumamente grande.
(Éxodo 32:1) 32 Entretanto, el pueblo llegó a ver que Moisés tardaba mucho en bajar de la montaña. De modo que el pueblo se congregó en torno a Aarón, y le dijeron: “Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque en cuanto a este Moisés, el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, ciertamente no sabemos qué le habrá pasado”.
(Éxodo 32:6) 6 De modo que al día siguiente se levantaron temprano, y empezaron a ofrecer ofrendas quemadas y a presentar sacrificios de comunión. Después de eso se sentó el pueblo a comer y beber. Entonces se levantaron para divertirse.
(Números 25:1) 25 Ahora bien, Israel estaba morando en Sitim. Entonces el pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab.
(Números 25:9) 9 Y los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil.
(Números 21:5) 5 Y el pueblo siguió hablando contra Dios y Moisés: “¿Por qué nos han hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay pan y no hay agua, y nuestra alma ha llegado a aborrecer el pan despreciable”.
(Números 16:41) 41 Y precisamente al día siguiente la entera asamblea de los hijos de Israel se puso a murmurar contra Moisés y Aarón, diciendo: “Ustedes han dado muerte al pueblo de Jehová”.
(Números 16:49) 49 Y los muertos del azote ascendieron a catorce mil setecientos, aparte de los muertos a causa de Coré.
(Salmo 94:14) 14 Porque Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia.
(1 Corintios 10:13) 13 Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.
(Juan 14:26) 26 Mas el ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho.
(Hebreos 1:14) 14 ¿No son todos ellos espíritus para servicio público, enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación?

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