domingo, 30 de diciembre de 2012

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TEXTO DEL DIA

CITA BIBLICA
Descripción Biblia

Referencias BIBLICAS
*** Texto del domingo, 30 de diciembre de 2012 ***


Domingo 30 de diciembre

► es12 pág. 128 Diciembre

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos (Mat. 7:21).

(Mateo 7:21)
”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

(Mateo 21:29) En respuesta, este dijo: ‘Iré, señor’, pero no fue.
(Romanos 2:13) Porque los oidores de ley no son los justos ante Dios, sino que a los hacedores de ley se declarará justos.
(Santiago 1:22) Sin embargo, háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a sí mismos con razonamiento falso.
(1 Juan 5:3) Pues esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos,
(1 Juan 2:17) 17 Además, el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
(1 Corintios 7:31) y los que hacen uso del mundo, como los que no lo usan a plenitud; porque la escena de este mundo está cambiando.
(1 Pedro 1:24) Porque “toda carne es como hierba, y toda su gloria es como una flor de la hierba; la hierba se marchita, y la flor se cae,
(Mateo 7:21) ”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
(1 Pedro 4:2) con el fin de vivir el resto de [su] tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios.
(Salmo 37:29) Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.
(Juan 6:40) Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.
Jesús señaló que había venido a invitar al arrepentimiento a quienes estaban violando la ley de Dios (Luc. 5:30-32).
(Lucas 5:30-32)
Por esto los fariseos y sus escribas se pusieron a murmurar, y decían a los discípulos de él: “¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?”. 31 Respondiendo, Jesús les dijo: “Los que están sanos no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento”.
(Mateo 9:11) Pero al ver esto, los fariseos se pusieron a decir a sus discípulos: “¿Por qué come su maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores?”.
(Marcos 2:16) Pero los escribas de los fariseos, cuando vieron que comía con los pecadores y recaudadores de impuestos, se pusieron a decir a sus discípulos: “¿Come él con los recaudadores de impuestos y pecadores?”.
(Lucas 15:2) Por consiguiente, tanto los fariseos como los escribas seguían murmurando, diciendo: “Este hombre recibe con gusto a pecadores, y come con ellos”.
(Isaías 53:4) 4 Verdaderamente nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó. Pero nosotros mismos lo consideramos como plagado, golpeado por Dios y afligido.
(Mateo 9:12) Como [los] oyó, él dijo: “Las personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí.
(Marcos 2:17) Al oír esto, Jesús les dijo: “Los fuertes no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí. No vine a llamar a justos, sino a pecadores”.
(Mateo 9:13) Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’. Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores”.
(1 Timoteo 1:15) Fiel y merecedor de plena aceptación es el dicho de que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a pecadores. De estos yo soy el más notable.

Ahora bien, ¿cómo veía él a la gente que se negaba a abandonar el pecado? Advirtió a sus oyentes que tales personas eran una influencia peligrosa (Mat. 23:15, 23-26).
(Mateo 23:15)
”¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando este llega a serlo, lo hacen merecedor del Gehena dos veces más que ustedes.
(Mateo 6:2) Por eso, cuando andes haciendo dádivas de misericordia, no toques trompeta delante de ti, así como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los glorifiquen. Les digo en verdad: Ellos ya disfrutan de su galardón completo.
(Mateo 7:5) ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.
(Lucas 12:56) Hipócritas, saben examinar la apariencia externa de la tierra y del cielo, ¿pero cómo es que no saben examinar este tiempo en particular?
(Lucas 18:12) 12 Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero’. . .
(Mateo 16:3) y a la mañana: ‘Hoy habrá tiempo invernal y lluvioso, porque el cielo está rojo encendido, pero de aspecto sombrío’. Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar.]]
(Lucas 19:42) diciendo: “Si tú, aun tú, hubieras discernido en este día las cosas que tienen que ver con la paz..., pero ahora han sido escondidas de tus ojos.
(Mateo 23:23-26)
”¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad. Era obligatorio hacer estas cosas, y sin embargo no desatender las otras cosas. 24 ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito pero engullen el camello! 25 ”¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpian el exterior de la copa y del plato, pero por dentro están llenos de saqueo e inmoderación. 26 Fariseo ciego, limpia primero el interior de la copa y del plato, para que su exterior también quede limpio.
(Levítico 27:30) ”’Y toda décima parte de la tierra, de la semilla de la tierra y del fruto del árbol, pertenece a Jehová. Es cosa santa a Jehová.
(Lucas 11:42) Mas ¡ay de ustedes, fariseos, porque dan el décimo de la hierbabuena y de la ruda y de toda [otra] legumbre, pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios! Tenían la obligación de hacer estas cosas, pero de no omitir aquellas otras.
(Jeremías 22:15) ¿Continuarás reinando porque estás compitiendo por el uso del cedro? En cuanto a tu padre, ¿no comió y bebió y ejecutó derecho y justicia? En aquel caso le fue bien.
(Juan 7:24) Dejen de juzgar por la apariencia exterior, pero juzguen con juicio justo”.
(Oseas 6:6) Porque en bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio; y en el conocimiento de Dios más bien que en holocaustos.
(Miqueas 6:8) Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?
(Mateo 9:13) Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’. Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores”.
(Mateo 12:7) Sin embargo, si hubieran entendido qué significa esto: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’, no habrían condenado a los inculpables.
(1 Timoteo 1:5) 5 Realmente, el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.
(Mateo 15:14) 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”. . .
(Levítico 11:42) 42 En cuanto a cualquier criatura que anda sobre el vientre y cualquier criatura que anda sobre cuatro patas o sobre cualquier número grande de patas de todas las criaturas enjambradoras que enjambran sobre la tierra, no deben comerlas, porque son cosa asquerosa.
(Levítico 11:4) 4 ”’Solo que esto es lo que no deben comer entre los que rumian y entre los que tienen partida la pezuña: el camello, porque es rumiante, pero no tiene pezuña partida. Es inmundo para ustedes.
(Marcos 7:4) 4 y, al volver del mercado, no comen a menos que se limpien por rociadura; y hay muchas otras tradiciones que han recibido para tenerlas firmemente asidas: bautismos de copas y cántaros y vasos de cobre—;
(Marcos 12:40) 40 Ellos son los que devoran las casas de las viudas y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán juicio más pesado”.
(Juan 9:40) 40 Aquellos de los fariseos que estaban con él oyeron estas cosas, y le dijeron: “Nosotros no somos ciegos también, ¿verdad?”.
(Lucas 11:39) 39 Pero el Señor le dijo: “Ahora bien, ustedes los fariseos limpian el exterior de la copa y el plato, pero el interior de ustedes está lleno de saqueo e iniquidad.
A esos individuos, que en realidad no están arrepentidos ni han dejado de practicar el pecado, Cristo les dirá: “Apártense de mí” (Mat. 7:22, 23).
(Mateo 7:22, 23)
Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.
(Lucas 6:46) 46 ”Entonces, ¿por qué me llaman ‘¡Señor! ¡Señor!’, pero no hacen las cosas que digo?
(Jeremías 14:14) Y Jehová pasó a decirme: “Falsedad es lo que los profetas están profetizando en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he ordenado ni les he hablado. Una visión falsa y adivinación y una cosa que nada vale y la artimaña de su corazón es lo que ellos les están hablando proféticamente.
(Jeremías 27:15) ”‘Porque yo no los he enviado —es la expresión de Jehová—; antes bien, están profetizando en mi nombre falsamente, con el objeto de que yo los disperse a ustedes, y tengan que perecer, ustedes y los profetas que les están profetizando’”.
(Lucas 13:25) 25 una vez que el amo de casa se haya levantado y [haya] asegurado la puerta con cerradura, y ustedes comiencen a quedar de pie afuera y a tocar a la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Pero en respuesta él les dirá: ‘No sé de dónde son’.
(Salmo 6:8) Apártense de mí, todos ustedes los que practican lo que es perjudicial, porque Jehová ciertamente oirá el sonido de mi llanto.
(Lucas 13:27) Pero él hablará y les dirá: ‘No sé de dónde son. ¡Apártense de mí, todos ustedes los obradores de lo injusto!’.
(1 Juan 3:4) Todo el que practica pecado también está practicando desafuero, de modo que el pecado es desafuero.

¿Por qué los juzgará con tanta severidad? Porque con sus malas acciones han estado deshonrando a Dios y haciendo daño a sus semejantes. La Palabra de Dios manda sacar de la congregación a quienes rehúsan arrepentirse de sus pecados (1 Cor. 5:9-13).
(1 Corintios 5:9-13)
En mi carta les escribí que cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores, 10 no [queriendo decir] enteramente con los fornicadores de este mundo, o personas dominadas por la avidez y los que practican extorsión, o idólatras. De otro modo, ustedes realmente tendrían que salirse del mundo. 11 Pero ahora les escribo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre. 12 Pues, ¿qué tengo yo que ver con juzgar a los de afuera? ¿No juzgan ustedes a los de adentro, 13 mientras Dios juzga a los de afuera? “Remuevan al [hombre] inicuo de entre ustedes.”
(Romanos 1:28) Y así como no aprobaron el tener a Dios en conocimiento exacto, Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hicieran las cosas que no son apropiadas,
(1 Corintios 6:9) ¡Qué! ¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres,
(Efesios 5:5) Porque saben esto, y ustedes mismos lo reconocen: que ningún fornicador, ni inmundo, ni persona dominada por la avidez —lo que significa ser idólatra— tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.
(1 Juan 2:17) 17 Además, el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
(Juan 17:15) 15 ”Te solicito, no que los saques del mundo, sino que los vigiles a causa del inicuo.
(Números 16:26) Entonces habló a la asamblea, y dijo: “Apártense, por favor, de delante de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen cosa alguna que pertenezca a ellos, para que no sean barridos en todo el pecado de ellos”.
(Romanos 16:17) Ahora los exhorto, hermanos, a que vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y que los eviten.
(2 Tesalonicenses 3:6) Ahora les damos órdenes, hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo, de que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente y no según la tradición que ustedes recibieron de nosotros.
(2 Juan 10) Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.
(Efesios 5:5) 5 Porque saben esto, y ustedes mismos lo reconocen: que ningún fornicador, ni inmundo, ni persona dominada por la avidez —lo que significa ser idólatra— tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.
(Deuteronomio 21:20) y tienen que decir a los ancianos de su ciudad: ‘Este hijo nuestro es terco y rebelde; no escucha nuestra voz, es glotón y borracho’.
(1 Corintios 6:10) ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios.
(Gálatas 5:21) envidias, borracheras, diversiones estrepitosas, y cosas semejantes a estas. En cuanto a estas cosas, les aviso de antemano, de la misma manera como ya les avisé, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
(1 Pedro 4:3) Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales.
(Marcos 4:11) 11 Y él procedió a decirles: “A ustedes se les ha dado el secreto sagrado del reino de Dios, mas a los de afuera todas las cosas ocurren en ilustraciones,
(1 Corintios 6:5) 5 Hablo para hacerles sentir vergüenza. ¿Es verdad que no hay entre ustedes ni un solo sabio que pueda juzgar entre sus hermanos,
(Eclesiastés 12:14) 14 Porque el Dios [verdadero] mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.
(Génesis 3:24) De modo que expulsó al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida.
(Deuteronomio 17:7) La mano de los testigos debe ser la primera de todas en venir sobre él para darle muerte, y la mano de todo el pueblo después; y tienes que eliminar de en medio de ti lo que es malo.
(Tito 3:10) En cuanto al hombre que promueve una secta, recházalo después de una primera y una segunda admonición;
(2 Juan 10) Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.

Esta medida es necesaria al menos por tres razones: 1) para que no se ensucie el nombre de Jehová, 2) para que no se contamine la congregación y 3) para animar al propio pecador a arrepentirse. ¿Tenemos el mismo criterio que Jesús sobre las personas que se empeñan en violar la ley de Dios? w11 15/2 4:13-15
*** w11 15/2 ¿Odiamos la maldad? ***
¿Odiamos la maldad?
“Odiaste el desafuero.” (HEB. 1:9)
EN CIERTA ocasión, Jesús indicó a sus discípulos cuál debía ser la cualidad más importante para ellos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35) . Con estas palabras les estaba mandando que se demostraran mutuamente amor abnegado, un amor que los identificaría como sus verdaderos seguidores. Y en otra ocasión también los exhortó: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen” (Mat. 5:44).
2 Pero Jesús no solo enseñó a sus discípulos lo que debían amar, sino también lo que tenían que odiar. Una profecía dijo lo siguiente sobre Cristo: “Amaste la justicia, y odiaste el desafuero”, o, lo que es lo mismo, “la iniquidad” o maldad (Heb. 1:9; Sal. 45:7). Su ejemplo nos muestra que, además de cultivar amor por la justicia, tenemos que cobrarle odio al pecado, a todo lo que está en contra de la ley de Jehová. Cabe señalar que el apóstol Juan dijo claramente: “Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios” (1 Juan 3:4, Nueva Traducción Viviente).
3 Cada cristiano hace bien en preguntarse: “¿Odio las cosas que prohíbe la ley de Dios?”. Veamos a continuación cómo debemos manifestar odio por la maldad en estos cuatro campos: 1) el abuso del alcohol, 2) el ocultismo, 3) la inmoralidad y 4) el trato con quienes aman el pecado.
Seamos prudentes con el alcohol
4 En diversas ocasiones, Jesús tomó vino, sabiendo que es un regalo de Dios (Sal. 104:14, 15). Sin embargo, nunca cayó en excesos con la bebida (Pro. 23:29-33). Por eso pudo recomendar sin ninguna hipocresía que se evitaran tales abusos (léase Lucas 21:34). El consumo inmoderado de alcohol puede conducir a otros graves pecados. De ahí que Pablo escribiera: “No anden emborrachándose con vino, en lo cual hay disolución [o conducta desenfrenada], sino sigan llenándose de espíritu” (Efe. 5:18). Además, exhortó a las hermanas de edad avanzada a que no estuvieran “esclavizadas a mucho vino” (Tito 2:3).
5 Si nuestra conciencia nos permite consumir alcohol, deberíamos preguntarnos: “¿Tengo la misma actitud que Jesús frente a los excesos con la bebida? Si me viera en la necesidad de aconsejar a un hermano sobre este asunto, ¿podría hacerlo con franqueza? ¿Bebo para olvidar los problemas y relajarme? ¿Cuánto alcohol consumo semanalmente? ¿Cómo reacciono cuando alguien da a entender que me estoy excediendo? ¿Me pongo a la defensiva o incluso me enojo?”. Si dejamos que el vino nos esclavice, se verán afectadas las facultades que nos permiten razonar con claridad y tomar decisiones sabias. Y eso es algo que, como cristianos, no podemos permitir, pues siempre debemos proteger nuestra capacidad de pensar (Pro. 3:21, 22).
Evitemos el ocultismo
6 Durante toda su vida en la Tierra, Jesús se opuso con firmeza a Satanás y sus demonios. Cuando el Diablo lanzó ataques directos contra él, se mantuvo leal a Dios (Luc. 4:1-13). Y también supo resistir cuando el Enemigo intentó de forma más velada corromper su pensamiento y conducta (Mat. 16:21-23)(Mat. 16:21-23). Además, a muchas personas necesitadas de su ayuda las libró del cruel dominio de los espíritus malignos (Mar. 5:2, 8 , 12-15; 9:20, 25-27).
7 Después de ser coronado en 1914, Jesús libró a los cielos de la contaminante presencia de Satanás y sus demonios. Por este motivo, el Diablo está más empeñado que nunca en seguir “extraviando [con sus engaños] a toda la tierra habitada” (Rev. 12:9, 10). Con razón hay cada vez más interés por el ocultismo. Ciertamente, es una plaga muy extendida de la que debemos protegernos. La cuestión es: ¿cómo podemos hacerlo?
8 La Biblia nos previene claramente contra los peligros del espiritismo y las demás formas de ocultismo (léase Deuteronomio 18:10-12). Hoy, Satanás y sus demonios influyen en la forma de pensar de la gente a través de películas, libros y videojuegos que promueven las prácticas ocultistas. Por eso es conveniente analizar el tipo de entretenimiento que seleccionamos. Preguntémonos: “En los últimos meses, ¿he elegido películas, programas de televisión, juegos electrónicos, libros o historietas que giran en torno a la magia o lo sobrenatural? ¿Comprendo la importancia de rechazar el ocultismo, o les resto gravedad a sus peligros? ¿He pensado en cómo ve Jehová mis diversiones? ¿He bajado la guardia ante estas influencias satánicas? En ese caso, ¿estoy decidido a cerrarles de una vez por todas las puertas de mi mente y así demostrar amor por Jehová y sus justos principios?” (Hech. 19:19, 20).
Sigamos las advertencias de Jesús contra la inmoralidad
9 Jesús siempre respaldó las normas divinas sobre moralidad sexual. Dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:4-6). Cristo sabía, además, que lo que entra por los ojos llega hasta el corazón. Por eso, en el Sermón del Monte señaló: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’. Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mat. 5:27, 28). La persona que no hace caso de estos consejos de Jesús está alimentando en su interior amor por la maldad.
10 A fin de fomentar la inmoralidad, Satanás ha inundado la sociedad actual de imágenes pornográficas. Una vez que se contemplan, son difíciles de borrar de la mente, y llegan a crear adicción. Así le sucedió a un cristiano, quien confiesa: “Miraba pornografía en secreto. Había creado mi propio mundo de fantasía, y lo veía como algo aparte del mundo donde servía a Jehová. Sabía que lo que hacía estaba mal, pero aun así me decía que Dios seguía aceptando mi adoración”. ¿Qué le ayudó a cambiar de actitud? “Aunque fue lo más difícil que he tenido que hacer —explica—, decidí hablar del problema con los ancianos.” Con el tiempo, logró vencer aquel sucio hábito. “Una vez que me libré de ese pecado —señala—, sentí por fin que mi conciencia estaba limpia de verdad.” No hay duda: solo se puede odiar la pornografía si se ha aprendido a odiar la maldad.
11 La música y la letra de las canciones pueden dejar una profunda huella en nuestros sentimientos y, por consiguiente, en nuestro corazón. Es verdad que la música es un don de Dios y que se ha utilizado por siglos en su adoración (Éxo. 15:20, 21; Efe. 5:19) . Pero no es menos cierto que las canciones de este mundo ensalzan la inmoralidad (1 Juan 5:19). ¿Cómo podemos determinar si lo que escuchamos nos está corrompiendo?
12 Pudiéramos preguntarnos: “¿Qué dicen las canciones que escucho? ¿Exaltan el asesinato, el adulterio, la fornicación y el lenguaje obsceno? Si le leyera la letra a otra persona, ¿pensaría ella que detesto la maldad o, por el contrario, que tengo el corazón contaminado?”. No podemos afirmar que odiamos el pecado y al mismo tiempo escuchar canciones que lo alaban. Jamás olvidemos lo que dijo Jesús: “Las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias” (Mat. 15:18, 19; compárese con Santiago 3:10, 11).
Tengamos el mismo criterio de Jesús sobre quienes aman la maldad
13 Jesús señaló que había venido a invitar al arrepentimiento a quienes estaban violando la ley de Dios (Luc. 5:30-32). Ahora bien, ¿cómo veía él a la gente que se negaba a abandonar el pecado? Advirtió a sus oyentes que tales personas eran una influencia peligrosa (Mat. 23:15, 23-26) . Y afirmó: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día [en que Dios traiga el juicio]: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’”. A esos individuos, que en realidad no están arrepentidos ni han dejado de practicar el pecado, Cristo les dirá: “Apártense de mí” (Mat. 7:21-23). ¿Por qué los juzgará con tanta severidad? Porque con sus malas acciones han estado deshonrando a Dios y haciendo daño a sus semejantes.
14 La Palabra de Dios manda sacar de la congregación a quienes rehúsan arrepentirse de sus pecados (léase 1 Corintios 5:9-13). Esta medida es necesaria al menos por tres razones: 1) para que no se ensucie el nombre de Jehová, 2) para que no se contamine la congregación y 3) para animar al propio pecador a arrepentirse.
15 ¿Compartimos el criterio de Jesús sobre las personas que se empeñan en violar la ley de Dios? Todos hacemos bien en preguntarnos: “Si alguien fuera expulsado o decidiera desasociarse de la congregación, ¿intentaría yo mantener un trato frecuente con él? ¿Y si se tratara de un pariente cercano que ya no vive en mi hogar?”. Sin duda, situaciones como estas someten a prueba nuestro amor por la justicia y nuestra lealtad a Jehová.
16 Examinemos un caso de la vida real. Cierta cristiana vio cómo su hijo adulto iba perdiendo el amor por Jehová y se entregaba al pecado sin demostrar ningún arrepentimiento, de modo que tuvo que ser expulsado de la congregación. La hermana amaba a Jehová, pero también amaba a su hijo, y por ello se le hacía muy difícil aplicar el mandamiento bíblico de no relacionarse con él.
17 ¿Qué le habríamos dicho a esta hermana? Pues bien, un anciano la ayudó a ver que Jehová comprendía su tristeza. También la invitó a pensar en el dolor que tuvo que sentir Dios al ver rebelarse a algunos de sus hijos celestiales. Le recordó que, aunque nuestro Padre sabe lo duro que puede resultarnos, ordena expulsar a quienes no se arrepienten. La hermana supo valorar aquellos consejos y demostró respeto por las medidas disciplinarias. Esa lealtad sin duda complace mucho a Jehová (Pro. 27:11).
18 Si afrontamos una situación tan dura como la anterior, haremos bien en recordar que Jehová se compadece de nuestro dolor. Al cortar la relación con la persona expulsada o desasociada, demostramos que odiamos las actitudes y la conducta que la llevaron a estar fuera de la congregación. Pero también indicamos que amamos al pecador y que sabemos que las medidas disciplinarias son para su bien. De hecho, si las apoyamos por lealtad a Jehová, es más probable que la persona se arrepienta y vuelva a la verdad.
19 Una hermana que fue expulsada y más tarde readmitida escribió: “Me alegra saber que Jehová ama tanto a su organización que se encarga de mantenerla limpia. A la gente de fuera puede parecerle una medida muy dura, pero realmente es necesaria y amorosa”. ¿Habría llegado ella a esa conclusión si los miembros de la congregación —entre ellos sus propios familiares— hubieran mantenido tras la expulsión un trato frecuente con ella? Si apoyamos las medidas disciplinarias que establecen las Escrituras, demostramos amor por la justicia y reconocemos el derecho de Jehová a decirnos cómo debemos actuar.
“Odien lo que es malo”
20 El apóstol Pedro nos hace esta advertencia: “Mantengan su juicio, sean vigilantes”. ¿Por qué razón? Porque “[nuestro] adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien” (1 Ped. 5:8). ¿Estaremos nosotros entre las presas que él logrará atrapar? Mucho dependerá de cuánto nos hayamos esforzado por odiar el mal.
21 Cultivar odio por la maldad no es fácil. Somos imperfectos y vivimos en un mundo que apela a los deseos egoístas (1 Juan 2:15-17). Pero si imitamos a Jesucristo y nutrimos nuestro amor por Jehová, lograremos aborrecer el pecado. Es preciso que todos los cristianos “odien lo que es malo”. Por lo tanto, adoptemos la resolución de obedecer ese mandato, con la seguridad de que Jehová “[guarda a] los que le son leales; de la mano de los inicuos los libra” (Sal. 97:10).
[Notas]
Este asunto se analiza con más detalle en La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, páginas 20 a 25.
Véase también La Atalaya del 15 de enero de 2007, páginas 17 a 20.
¿Qué responderíamos?
• ¿Qué nos ayudará a examinar nuestra actitud frente al alcohol?
• ¿Qué medidas podemos tomar contra el ocultismo?
• ¿Por qué es peligrosa la pornografía?
• Cuando un ser querido es expulsado, ¿cómo demostramos que odiamos la maldad?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Qué clase de amor indicó Jesús a sus discípulos que deberían demostrar?
 2. ¿Qué debemos odiar los cristianos?
 3. ¿Qué cuatro campos en los que debemos manifestar odio por la maldad vamos a analizar?
 4. ¿Por qué pudo Jesús recomendar con franqueza que se evitaran los excesos con la bebida?
 5. ¿Qué preguntas debería hacerse el cristiano que consume bebidas alcohólicas?
 6, 7. a) ¿Cómo reaccionó Jesús ante Satanás y sus demonios? b) ¿Por qué están tan extendidas las artes ocultas?
 8. ¿Qué preguntas deberíamos hacernos sobre las diversiones que elegimos?
 9. ¿Cómo podría una persona alimentar en su corazón amor por la maldad?
10. Relate una experiencia que ilustre que es posible dejar el vicio de la pornografía.
11, 12. ¿Cómo podemos mostrar odio por la maldad a la hora de seleccionar la música que escuchamos?
13. ¿Cómo veía Jesús a las personas que se negaban a abandonar el pecado?
14. ¿Por qué se expulsa de la congregación a quienes se niegan a arrepentirse?
15. ¿Qué serias preguntas debería hacerse todo el que desee ser leal a Jehová?
16, 17. ¿A qué difícil situación se enfrentó una cristiana, y qué le ayudó a respetar las medidas disciplinarias?
18, 19. a) Cuando cortamos la relación con quienes practican el pecado, ¿a qué cosas demostramos odio? b) ¿Qué pudiéramos conseguir siendo leales a Dios y sus disposiciones?
20, 21. ¿Por qué es tan necesario aprender a odiar la maldad?


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