TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del
jueves, 27 de diciembre de 2012 ***
Jueves 27 de
diciembre
Esta es la
confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que
pidamos conforme a su voluntad, él nos oye (1 Juan 5:14).
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(1 Juan 5:14)
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Y esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo
que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.
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(Hebreos 4:16) Acerquémonos, por lo tanto, con
franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida, para que obtengamos
misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado.
(1
Juan 3:21) Amados, si [nuestro] corazón no [nos] condena,
tenemos franqueza de expresión para con Dios;
(Proverbios 15:29) Jehová está muy lejos de los inicuos,
pero oye la oración de los justos.
(Juan 9:31) Sabemos que Dios no escucha a
pecadores, pero si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, a este
escucha.
(Salmo 34:15) Los ojos de Jehová están hacia los
justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda.
(Salmo 145:19) Ejecutará el deseo de los que le
temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará.
(Isaías 58:9) En tal caso llamarías, y Jehová mismo
respondería; clamarías por ayuda, y él diría: ‘¡Aquí estoy!’. ”Si quitas de
en medio de ti la vara que sirve de yugo, el extender el dedo y el hablar lo
que es perjudicial;
(Juan 9:31) Sabemos que Dios no escucha a
pecadores, pero si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, a este
escucha.
(Salmo 10:17) El deseo de los mansos ciertamente
oirás, oh Jehová. Prepararás el corazón de ellos. Prestarás atención con tu
oído,
(Salmo 18:6) En mi angustia seguí invocando a
Jehová, y a mi Dios seguí clamando por ayuda. Desde su templo él procedió a
oír mi voz, y mi propio clamor ante él por ayuda ahora entró en sus oídos.
(Salmo 94:9) Aquel que plantó el oído, ¿no puede
oír? O Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar?
(Isaías 59:1) ¡Miren! La mano de Jehová no se ha
acortado demasiado, de modo que no pueda salvar, ni se ha hecho su oído demasiado
pesado, de modo que no pueda oír.
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A quienes luchan
con la timidez les puede ser muy difícil comentar en las reuniones.
Si este es su caso, recuerde que no es el único. Hasta siervos
fieles de Dios como Moisés y Jeremías reconocieron que no se sentían
capaces de hablar en público (Éxo. 4:10; Jer. 1:6).
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(Éxodo 4:10)
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Entonces Moisés dijo a
Jehová: “Dispénsame, Jehová, pero no soy persona que hable con fluidez, ni
desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque
soy lento de boca y lento de lengua”.
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(Éxodo 6:12)
Sin embargo, Moisés habló delante de Jehová, y dijo: “¡Mira! Los hijos de
Israel no me han escuchado; y ¿cómo es posible que Faraón me escuche, puesto
que soy incircunciso de labios?”.
(Números 12:3)
Y el hombre Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había
sobre la superficie del suelo.
(Jeremías 1:6)
Pero yo dije: “¡Ay, oh Señor Soberano Jehová! Mira que realmente no sé
hablar, pues solo soy un muchacho”.
(Hechos 7:22)
Por consiguiente, Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios.
De hecho, era poderoso en sus palabras y hechos.
(2 Corintios
11:6) Pero aunque yo sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy
en conocimiento; pero [esto se lo] hemos manifestado a ustedes de toda forma
en todas las cosas.
(Éxodo 4:10)
Entonces Moisés dijo a Jehová: “Dispénsame, Jehová, pero no soy persona que
hable con fluidez, ni desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste
con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de lengua”.
(2 Corintios
10:10) Porque, ellos dicen: “[Sus] cartas son de peso y enérgicas,
pero [su] presencia en persona es débil, y [su] habla desdeñable”.
(1 Corintios
2:13) 13 De estas cosas también hablamos, no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por [el]
espíritu, al combinar nosotros [asuntos] espirituales con [palabras]
espirituales.
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(Jeremías 1:6)
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Pero yo dije: “¡Ay, oh
Señor Soberano Jehová! Mira que realmente no sé hablar, pues solo soy un
muchacho”.
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(Éxodo 4:10)
10 Entonces Moisés dijo a Jehová: “Dispénsame, Jehová,
pero no soy persona que hable con fluidez, ni desde ayer ni desde antes de
eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de
lengua”.
(1 Reyes
3:7) Y ahora, Jehová mi Dios, tú mismo has hecho rey a tu siervo en el
lugar de David mi padre, y no soy más que un muchachito. No sé cómo salir ni
cómo entrar.
(1 Timoteo
4:12) Que nadie jamás menosprecie tu juventud. Por lo contrario, hazte
ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en
castidad.
(Números 27:17)
que salga delante de ellos y que entre delante de ellos y que los saque y que
los introduzca, para que la asamblea de Jehová no llegue a ser como ovejas
que no tienen pastor”.
(Deuteronomio 31:2)
y les dijo: “Hoy tengo ciento veinte años de edad. Ya no se me permitirá
salir y entrar, puesto que Jehová me ha dicho: ‘No cruzarás este Jordán’.
(2 Samuel
5:2) Tanto ayer como antes de eso, mientras Saúl se hallaba como rey
sobre nosotros, tú mismo llegaste a ser quien hacía salir a Israel y lo hacía
entrar. Y Jehová procedió a decirte: ‘Tú mismo pastorearás a mi pueblo
Israel, y tú mismo llegarás a ser caudillo sobre Israel’”.
(1 Corintios
16:11) Por lo tanto, no lo menosprecie nadie. Acompáñenlo parte del
camino en paz, para que llegue aquí a donde mí, porque lo estoy esperando con
los hermanos.
(Tito 2:15)
Sigue hablando estas cosas y exhortando y censurando con plena autoridad para
mandar. Que nadie jamás te desprecie.
(Gálatas 5:22)
Por otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia,
benignidad, bondad, fe,
(Santiago 3:17)
Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable,
lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer
distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita.
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Pero tal como
Jehová los ayudó a ellos a alabarlo públicamente, a usted también le ayudará
a ofrecer sacrificios de alabanza (Heb. 13:15).
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(Hebreos 13:15)
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Mediante él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es
decir, el fruto de labios que hacen
declaración pública de su nombre.
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(Levítico 7:12)
Si lo fuera a presentar en expresión de acción de gracias, entonces tendrá
que presentar junto con el sacrificio de acción de gracias tortas anulares no
fermentadas, mojadas ligeramente con aceite, y galletitas delgadas no
fermentadas untadas con aceite, y flor de harina bien mezclada hecha en
tortas anulares, mojadas ligeramente con aceite.
(2 Crónicas
29:31) Finalmente Ezequías respondió y dijo: “Ahora ustedes han
llenado su mano con poder para Jehová. Acérquense, y traigan sacrificios y
sacrificios de acción de gracias a la casa de Jehová”. Y la congregación
empezó a traer sacrificios y sacrificios de acción de gracias, y también,
todo el de corazón dispuesto, ofrendas quemadas.
(Salmo 50:14)
Ofrece acción de gracias como tu sacrificio a Dios, y paga al Altísimo tus
votos;
(1 Pedro
2:5) ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados
en casa espiritual para el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo.
(Salmo 69:30)
Ciertamente alabaré el nombre de Dios con canción, y lo engrandeceré, sí, con
acción de gracias.
(Oseas 14:2)
Tomen con ustedes palabras y vuelvan a Jehová. Díganle todos: ‘Dígnate
perdonar el error; y acepta lo que es bueno, y ciertamente ofreceremos en
cambio los toros jóvenes de nuestros labios.
(1 Corintios
9:16) Ahora bien, si declaro las buenas nuevas, eso no es motivo para
que me jacte, porque necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarara
las buenas nuevas!
(Mateo 24:14)
Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
(Romanos 10:9)
Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca’, que
Jesús es Señor, y en tu corazón ejerces fe en que Dios lo levantó de entre
los muertos, serás salvo.
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¿Qué puede hacer
para que Dios le ayude a superar el temor a comentar? En primer lugar,
prepárese bien para la reunión. Luego, antes de ir al Salón del Reino, pídale
específicamente a Jehová que le dé el valor para comentar (Fili. 4:6).
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(Filipenses 4:6)
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No se inquieten por cosa
alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto
con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios;
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(Mateo 6:25)
”Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué
comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No
significa más el alma que el alimento, y el cuerpo que la ropa?
(Lucas 12:22)
Entonces dijo a sus discípulos: “Por esta razón les digo: Dejen de
inquietarse respecto a su alma, en cuanto a qué comerán, o respecto a su
cuerpo, en cuanto a qué se pondrán.
(1 Pedro
5:7) a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se
interesa por ustedes.
(Romanos 12:12)
Regocíjense en la esperanza. Aguanten bajo tribulación. Perseveren en la
oración.
(Santiago 1:5)
Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría,
que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar
en cara; y le será dada.
(Salmo 145:18)
Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en
apego a la verdad.
(Juan 16:23)
Y en aquel día ustedes no me harán pregunta alguna. Muy verdaderamente les
digo: Si le piden alguna cosa al Padre, él se la dará en mi nombre.
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Como está
solicitando algo “conforme a su voluntad”, puede estar seguro de que él
contestará su oración (Pro. 15:29). w10 15/10 4:12
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(Proverbios 15:29)
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Jehová está muy lejos de los
inicuos, pero oye la oración de los justos.
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(Salmo 34:16)
El rostro de Jehová está contra los que hacen lo que es malo, para cortar la
mención de ellos de la tierra misma.
(Salmo 138:6)
Porque Jehová es alto, y, no obstante, al humilde lo ve; pero al altanero lo
conoce solo de distancia.
(1 Pedro
3:12) Porque [los] ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos
están hacia su ruego; pero [el] rostro de Jehová está contra los que hacen
cosas malas”.
(Salmo 34:15)
Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor
por ayuda.
(Salmo 145:19)
Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los
salvará.
(Isaías 58:9)
En tal caso llamarías, y Jehová mismo respondería; clamarías por ayuda, y él
diría: ‘¡Aquí estoy!’. ”Si quitas de en medio de ti la vara que sirve de
yugo, el extender el dedo y el hablar lo que es perjudicial;
(Juan 9:31)
Sabemos que Dios no escucha a pecadores, pero si alguien es temeroso de Dios
y hace su voluntad, a este escucha.
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*** w10 15/10 págs. 20-25 ¿Contribuye usted
a que las reuniones cristianas sean
edificantes? ***
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¿Contribuye usted a que las reuniones
cristianas sean edificantes?
“Cuando ustedes se junt[e]n, [...] efectúense
todas las cosas para edificación.” (1 COR. 14:26)
“¡QUÉ reunión tan buena y edificante!” Seguro que
todos hemos dicho algo parecido después de una reunión en el Salón del Reino.
Tales ocasiones son verdaderamente animadoras, y no nos extraña, pues
—al igual que en los días de los primeros cristianos— un importante objetivo
de las reuniones de congregación es fortalecer espiritualmente a los
presentes. El apóstol Pablo lo recalca en su primera carta a los
Corintios. En el capítulo 14 menciona una y otra vez que todo lo
que se presenta en las reuniones debe ser siempre para “la edificación
de la congregación” (léase 1 Corintios 14:3, 12
, 26).
2
Sabemos que las reuniones son edificantes y provechosas gracias, ante todo, a
la influencia del espíritu de Dios. Por eso empezamos cada reunión con una
oración sincera en la que pedimos a nuestro Padre celestial que la bendiga
con su espíritu santo. No obstante, reconocemos que todos los miembros
de la congregación pueden contribuir a que el programa sea lo más edificante
posible. ¿Qué pasos podemos dar personalmente para que las reuniones
semanales que se celebran en nuestro Salón del Reino sean siempre alentadoras
y fortalecedoras en sentido espiritual?
3 Para
contestar esa pregunta, examinaremos algunos aspectos de nuestras reuniones
que deben tener presentes quienes las dirigen. También veremos cómo la congregación
en conjunto puede contribuir a que estas les levanten el ánimo a todos los
concurrentes. Este asunto merece nuestra atención porque nuestras reuniones
son sagradas; de hecho, nuestra asistencia y participación son rasgos
importantes de nuestra adoración a Jehová (Sal. 26:12; 111:1 ; Isa.
66:22, 23).
Una
reunión ideada para estudiar la Biblia
4
Todos queremos beneficiarnos plenamente del Estudio de La Atalaya.
Para ello, debemos entender bien el objetivo principal de esta reunión
semanal. Con ese fin, repasemos algunos cambios que se han hecho a
la revista La Atalaya y a los artículos de estudio.
5 A
partir del primer número de la edición de estudio —el del 15 de enero
de 2008— se incluyó algo importante en la portada. ¿Lo notó usted?
Fíjese bien en la portada de la revista que tiene en la mano. Allí, en la
base de la torre, hay una Biblia abierta, lo cual subraya la razón por la que
celebramos el Estudio de La Atalaya: estudiar la Biblia
con la ayuda de dicha revista. Así es, en esta reunión semanal se expone la
Palabra de Dios y se le pone significado, tal como se hacía en los días de
Nehemías (Neh. 8:8; Isa. 54:13).
6
Teniendo en cuenta que nuestro principal libro de texto es la Biblia, se hizo
un cambio en los artículos de estudio: ahora algunos textos van precedidos de
la palabra léase. Se anima a todos a seguir la lectura de estos
versículos durante la reunión empleando su propia Biblia (Hech. 17:11). ¿Por
qué? Cuando vemos los consejos de Dios en nuestra Biblia, nos causan una
impresión más profunda (Heb. 4:12). Por eso, antes de que dichos textos se
lean, el conductor debe dar a los presentes suficiente tiempo para
encontrarlos y seguir su lectura.
Más
tiempo disponible para expresar nuestra fe
7 Otro
cambio en los artículos de estudio es que ahora son más cortos.
Al dedicar menos tiempo a leer los párrafos, queda más tiempo para
ofrecer comentarios. Gracias a ello, más miembros de la congregación tienen
la oportunidad de expresar públicamente su fe. Por ejemplo, pueden contestar
una pregunta impresa, señalar la aplicación de un texto o relatar una breve
experiencia que demuestre lo sabio que es seguir los principios de la Biblia.
También debe utilizarse algo de tiempo para comentar las ilustraciones (léanse Salmo 22:22
; 35:18, y 40:9).
8
Ahora bien, ese tiempo adicional para que haya una mayor participación
durante el Estudio de La Atalaya solo se aprovechará si
los comentarios del auditorio son breves y el conductor no interviene
con demasiada frecuencia. ¿Qué ayudará al conductor a que sus comentarios
complementen los de la congregación a fin de que la reunión sea edificante
para todos?
9
Contestemos esa pregunta con una ilustración. Un Estudio de La Atalaya
bien dirigido puede compararse a un hermoso ramo de flores. Tal como un ramo
consta de muchas flores, el Estudio de La Atalaya consta
de muchos comentarios. Y así como las flores varían en tamaño y color,
los comentarios del auditorio varían en largura y en forma de presentarse.
Y ¿a qué pueden compararse las intervenciones ocasionales del conductor?
A las pocas ramitas de follaje que se añaden cuidadosamente a un ramo,
no para que sean el elemento dominante, sino para darle estructura y
cohesión. El conductor ha de recordar que sus intervenciones
no deben predominar, sino complementar las palabras de alabanza que
ofrezca la congregación. Cuando se combinan hábilmente los diversos
comentarios de la congregación con las pocas y oportunas intervenciones del
conductor, el resultado es un hermoso conjunto de expresiones que edifica a
los presentes.
“Ofrezcamos siempre a Dios sacrificio
de alabanza”
10 Lo
que Pablo dice sobre las reuniones cristianas en 1 Corintios 14:26-33
nos ayuda a comprender mejor cómo se llevaban a cabo en el siglo primero.
Cierto biblista escribió lo siguiente sobre estos versículos: “Lo realmente
característico del culto de la Iglesia Primitiva debe de haber sido que casi
cualquier persona consideraba que tenía el privilegio y la obligación de
contribuir con algo en él. Nadie iba con la única intención de escuchar
pasivamente; sino más bien con la de recibir y aportar”. La verdad es
que los primeros cristianos veían las reuniones de congregación como
oportunidades de expresar su fe (Rom. 10:10).
11
Expresar nuestra fe en las reuniones contribuye en gran manera a “la
edificación de la congregación”. Seguramente concordará en que, sin importar
cuántos años llevemos asistiendo a las reuniones, sigue siendo un verdadero
placer escuchar los comentarios de nuestros hermanos y hermanas. Nos conmueve
la respuesta sincera de una fiel ancianita; nos anima la observación
perspicaz de un superintendente amoroso, y no podemos evitar sonreír
cuando un niño hace un comentario espontáneo que expresa su intenso amor por
Jehová. Está claro que al ofrecer comentarios todos contribuimos a que las reuniones
cristianas sean edificantes.
12
No obstante, a quienes luchan con la timidez les puede ser muy difícil
comentar. Si este es su caso, recuerde que no es el único. Hasta
siervos fieles de Dios como Moisés y Jeremías reconocieron que no se
sentían capaces de hablar en público (Éxo. 4:10; Jer. 1:6) . Pero tal como
Jehová los ayudó a ellos a alabarlo públicamente, a usted también
le ayudará a ofrecer sacrificios de alabanza (léase Hebreos
13:15). ¿Qué puede hacer para que Dios le ayude a superar el temor a
comentar? En primer lugar, prepárese bien para la reunión. Luego, antes
de ir al Salón del Reino, pídale específicamente a Jehová que le dé el valor
para comentar (Fili. 4:6). Como está solicitando algo “conforme a su
voluntad”, puede estar seguro de que él contestará su oración (1 Juan
5:14; Pro. 15:29).
Reuniones que nos edifican, animan
y confortan
13
Pablo dice que las reuniones de congregación cumplen un importante propósito:
edificar, animar y confortar a quienes asisten a ellas (1 Cor. 14:3).
Los ancianos cristianos hacen bien en preguntarse si sus intervenciones
realmente levantan el ánimo de los hermanos y los confortan. Para
averiguarlo, conviene analizar una reunión que Jesús dirigió poco después de
su resurrección.
14 En
primer lugar, fíjese en los sucesos que precedieron a esa reunión. Justo
antes de que se diera muerte a Jesús, los apóstoles “lo abandonaron y
huyeron”, y tal como se había predicho, fueron “esparcidos cada uno a su
propia casa” (Mar. 14:50; Juan 16:32). Luego, tras su resurrección, Jesús
invitó a sus desmoralizados apóstoles a una reunión especial.
En respuesta, “los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde
Jesús les había ordenado”. Cuando llegaron, “Jesús se acercó y les habló”
(Mat. 28:10, 16, 18). ¡Qué aliviados debieron sentirse al ver que Jesús
tomó la iniciativa! Y ¿de qué les habló el Maestro?
15
Jesús empezó comunicándoles lo siguiente a sus discípulos: “Toda autoridad me
ha sido dada”. Luego, les dio una asignación: “Vayan, por lo tanto, y hagan
discípulos”. Finalmente, les dio esta amorosa garantía: “Estoy con ustedes
todos los días” (Mat. 28:18-20). ¿Se fijó en lo que Jesús no hizo?
No reprendió a sus apóstoles. No cuestionó sus motivos
ni agravó sus sentimientos de culpa recordándoles que se les había debilitado
su fe temporalmente. Lo que sí hizo fue confirmarles el amor que él y su
Padre les tenían encomendándoles una asignación muy importante. ¿Qué efecto
tuvo esto en sus apóstoles? Se sintieron tan edificados, animados y
confortados que poco después de aquella reunión se les vio de nuevo
“enseñando y declarando las buenas nuevas” r(Hech. 5:42).
16 Hoy
día, los ancianos imitan a Jesús al ver las reuniones como oportunidades de
confirmar a los hermanos que nada los separará del amor de Jehová (Rom.
8:38, 39). Por ello, durante sus intervenciones se enfocan en las
virtudes de sus hermanos, no en sus debilidades. Y no cuestionan
sus motivos. Más bien, sus palabras revelan que los consideran personas que
aman a Jehová y que desean hacer lo que a él le agrada (1 Tes. 4:1, 9-12)
. Por supuesto, hay ocasiones en las que los ancianos quizás tengan que
dar un consejo para corregir a la congregación en general, pero si solo hace
falta aconsejar a unos cuantos, suele ser mejor hacerlo en privado (Gál. 6:1;
2 Tim. 2:24-26). Cuando los ancianos se dirigen a la entera
congregación, procuran dar encomio siempre que sea oportuno (Isa. 32:2).
Hacen lo posible por expresarse de tal manera que al concluir la reunión
todos los presentes se sientan alentados y fortalecidos (Mat. 11:28; Hech.
15:32).
Un
remanso de paz
17 Como
el mundo de Satanás se hace cada vez más opresivo, tenemos que asegurarnos de
que las reuniones cristianas sean un remanso de paz, es decir, una fuente de
consuelo para todos (1 Tes. 5:11). Una hermana que años atrás afrontó
una prueba muy difícil junto con su esposo recuerda: “En el Salón del
Reino, rodeados de nuestros hermanos, percibíamos el tierno cuidado de
Jehová. Sentíamos que podíamos arrojarle nuestra carga, y eso nos daba paz”
(Sal. 55:22). Queremos que todos los que asisten a nuestras reuniones se
sientan igual de animados y confortados. Para que así sea, desempeñemos el
papel que nos corresponde en hacer que las reuniones cristianas sean
edificantes.
[Notas]
Se predijo que algunas de las características de las
reuniones cristianas del siglo primero cesarían. Por ejemplo, ya no se
hablaría en lenguas ni se profetizaría (1 Cor. 13:8; 14:5). Aun
así, las instrucciones de Pablo nos ayudan a comprender mejor cómo deben
celebrarse las reuniones en la actualidad.
En La Atalaya del 1 de septiembre
de 2003, páginas 19 a 22, hallará sugerencias sobre cómo hacer
mejores comentarios en las reuniones.
Respecto a la diferencia entre los términos griegos
que se traducen por “animar” y “confortar”, el Diccionario expositivo
de palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento exhaustivo, de W. E. Vine, explica que la
palabra que se traduce “confortar” conlleva un matiz “más entrañable” que la
que se traduce “animar” (compárese con Juan 11:19).
Esta pudo haber sido la ocasión a la que Pablo se
refirió posteriormente cuando dijo que Jesús “se apareció a más de
quinientos” discípulos (1 Cor. 15:6).
¿Qué
respondería?
• ¿Cuánta importancia tienen las reuniones
cristianas?
• ¿Por qué contribuyen a “la edificación de la
congregación” los comentarios que se hacen en las reuniones?
• ¿Qué se puede aprender de una reunión que celebró
Jesús con sus seguidores?
[Preguntas del estudio]
1. Según el
capítulo 14 de Primera a los Corintios, ¿cuál es un importante objetivo de
las reuniones de congregación?
2. a) ¿Por
qué son tan edificantes las reuniones? b) ¿Qué pregunta contestaremos?
3. ¿Cuánta
importancia tienen las reuniones cristianas?
4, 5. ¿Cuál
es el objetivo del Estudio de La Atalaya?
6. a) ¿Qué
cambio se hizo en los artículos de estudio de La Atalaya?
b) ¿Qué debe tenerse presente en cuanto a los textos precedidos de la palabra
léase?
7. ¿Qué
oportunidad ofrece el Estudio de La Atalaya?
8, 9. ¿Qué se
espera del conductor del Estudio de La Atalaya?
10. ¿Cómo veían los primeros cristianos las
reuniones de congregación?
11. a) ¿Qué contribuye en gran manera a que las
reuniones sean edificantes, y por qué? b) ¿Qué sugerencias nos ayudarán a
mejorar nuestros comentarios en las reuniones? (Véase la nota.)
12. a) ¿Qué aprendemos de los ejemplos de Moisés y
Jeremías? b) ¿Cómo nos ayuda la oración a ofrecer comentarios?
13. a) ¿Qué efecto deben tener las reuniones en
quienes asisten a ellas? b) ¿Qué pregunta es importante que se hagan los
ancianos?
14. a) ¿Qué sucesos precedieron a una reunión que
convocó Jesús? b) ¿Por qué debieron sentirse aliviados los apóstoles al ver
que “Jesús se acercó y les habló”?
15. a) ¿Qué dijo Jesús en aquella reunión, y qué
no hizo? b) ¿Qué efecto tuvo dicha reunión en los apóstoles?
16. ¿Qué tienen que hacer los ancianos, en imitación
de Jesús, para que las reuniones sean alentadoras?
17. a) ¿Por qué es más importante que nunca que las
reuniones sean un remanso de paz? b) ¿Qué puede hacer usted para que las
reuniones sean edificantes? (Véase el recuadro “Diez maneras de hacer que las
reuniones sean edificantes para todos”.)
[Ilustraciones
y recuadro de las páginas 22 y
23]
DIEZ
MANERAS DE HACER QUE LAS REUNIONES SEAN
EDIFICANTES PARA TODOS
Prepárese de
antemano. Si estudia en casa lo que se analizará en el Salón del
Reino, las reuniones le resultarán más interesantes y la información se le
quedará más grabada.
Asista con
regularidad. Ya que una buena concurrencia anima a todos los reunidos,
su presencia vale mucho.
Llegue a
tiempo. Si está en su asiento antes de que empiece el programa,
podrá unirse a los demás en el cántico y la oración de apertura, que son
parte de nuestra adoración a Jehová.
Lleve las
publicaciones necesarias. Si tiene la Biblia y las
publicaciones que se utilizarán en la reunión, podrá seguir el programa y
comprender mejor lo que se diga.
No se
distraiga. Por ejemplo, no lea los mensajes de texto durante las
reuniones. Hágalo en otro momento. Así mantendrá los asuntos personales en su
debido lugar.
Participe.
Cuando comentan muchos, más personas se sienten animadas y fortalecidas por
la diversidad de expresiones de fe.
Haga comentarios
breves. Así más hermanos tendrán la oportunidad de participar.
Cumpla con
sus asignaciones. Cuando reciba una asignación en la Escuela
del Ministerio Teocrático o en la Reunión de Servicio, prepárese bien, ensaye
de antemano y procure no cancelarla.
Encomie a
quienes participen. Diga a los que tuvieron intervenciones en
la reunión o a quienes ofrecieron comentarios lo mucho que agradece su
participación.
Relaciónese con
los presentes. Los amables saludos y las edificantes
conversaciones antes y después de las reuniones incrementan el placer y los
beneficios de asistir a ellas.
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jueves, 27 de diciembre de 2012
jueves, 27 de diciembre de 2012
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