sábado, 15 de diciembre de 2012

sábado, 15 de diciembre de 2012



TEXTO DEL DIA

CITA BIBLICA
Descripción Biblia

Referencias BIBLICAS
*** Texto del sábado, 15 de diciembre de 2012 ***
Sábado 15 de diciembre
Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor (1 Cor. 15:58).

► es12 pág. 123 Diciembre
(1 Corintios 15:58)
Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes,
(Colosenses 1:23) con tal que, por supuesto, continúen en la fe, establecidos sobre el fundamento, y constantes, y no dejándose mover de la esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se han predicado en toda la creación que está bajo el cielo. De estas [buenas nuevas] yo Pablo llegué a ser ministro.
(Hebreos 3:14) Porque realmente llegamos a ser participantes del Cristo sólo si mantenemos fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio con firmeza hasta el fin,
(2 Pedro 3:17) Ustedes, por lo tanto, amados, teniendo este conocimiento de antemano, guárdense para que no vayan a ser llevados con ellos por el error de gente desafiadora de ley y caigan de su propia constancia.
inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor,
(Romanos 12:11) 11 No sean holgazanes en sus quehaceres. Fulguren con el espíritu. Sirvan a Jehová como esclavos.
sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con [el] Señor.
(2 Crónicas 15:7) Y ustedes, sean animosos y no dejen caer las manos, porque existe un galardón para su actividad”.
(1 Corintios 3:8) Ahora bien, el que planta y el que riega uno son, pero cada [persona] recibirá su propio galardón según su propia labor.
(Revelación 14:13) Y oí una voz procedente del cielo decir: “Escribe: Felices son los muertos que mueren en unión con [el] Señor desde este tiempo en adelante. Sí, dice el espíritu, que descansen de sus labores, porque las cosas que hicieron van junto con ellos”.
Analizar el texto diario y llevar a cabo la Noche de Adoración en Familia es una magnífica ayuda para unificar los valores y metas que ustedes tienen como matrimonio. También lo es salir juntos en la predicación, quizás sirviendo de precursores. ¿Les permiten sus circunstancias hacerlo, aunque sea solo temporalmente, quizás por un mes, un año, o más? Una hermana que participaba en el precursorado con su esposo explica: “El ministerio nos permitía compartir momentos y conversar a gusto. Como teníamos en común la meta de ayudar espiritualmente a las personas, yo veía que formábamos un verdadero equipo. Y me sentía más apegada a él, no solo como mi marido, sino también como mi mejor amigo”. Ustedes también deben trabajar en unión para lograr objetivos que valgan la pena. De ese modo conseguirán que sus intereses, prioridades y costumbres vayan armonizándose día a día. Como en el caso de Áquila y Priscila, serán cada vez más “una sola carne”, tanto en su manera de pensar y sentir como en su forma de actuar (Gén. 2:24). w11 15/1 2:14
(Génesis 2:24)
Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre,
(Génesis 24:58) Entonces llamaron a Rebeca y le dijeron: “¿Quieres ir con este hombre?”. A su vez, ella dijo: “Estoy dispuesta a ir”.
(Salmo 45:10) Escucha, oh hija, y mira, e inclina tu oído; y olvida tu pueblo y la casa de tu padre.
(Marcos 10:7) Por este motivo dejará el hombre a su padre y a su madre,
y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.
(Proverbios 5:18) Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud,
(Malaquías 2:16) Porque él ha odiado un divorciarse —ha dicho Jehová el Dios de Israel—; y al que con violencia ha cubierto su prenda de vestir —ha dicho Jehová de los ejércitos—. Y tienen que guardarse respecto a su espíritu, y no deben tratar traidoramente.
(Mateo 19:5) y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’?
(Romanos 7:2) Por ejemplo, la mujer casada está atada por ley a su esposo mientras este vive; pero si su esposo muere, queda desobligada de la ley de su esposo.
(1 Corintios 6:16) ¡Qué! ¿No saben que el que se une a una ramera es un solo cuerpo? Porque: “Los dos —dice él— serán una sola carne”.
(1 Corintios 7:10) A los casados doy instrucciones —sin embargo, no yo, sino el Señor— de que la esposa no debe irse de su esposo;
(Efesios 5:31) “Por esta razón el hombre dejará a [su] padre y a [su] madre y se adherirá a su esposa, y los dos llegarán a ser una sola carne.”
(Hebreos 13:4) Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.




*** w11 15/1 Respetemos el don divino del matrimonio ***
Respetemos el don divino del matrimonio
“Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.” (GÉN. 2:24)
JEHOVÁ, el Autor del matrimonio, merece sin duda alguna nuestro más profundo respeto. La Biblia lo presenta como Fuente de “toda dádiva buena y todo don perfecto”, pues es nuestro Creador, Soberano y Padre celestial (Sant. 1:17; Rev. 4:11). El motivo por el que nos hace tantos regalos es su inmenso amor (1 Juan 4:8). En efecto, todo lo que nos enseña, todo lo que nos pide y todo lo que nos da es para nuestro beneficio y felicidad (Isa. 48:17).
2 La Biblia muestra que el matrimonio es una “dádiva buena” de Dios (Rut 1:9; 2:12). Cuando él casó a la primera pareja, Adán y Eva, les dio instrucciones muy claras para tener éxito (léase Mateo 19:4-6). Si las hubieran seguido, habrían vivido dichosos por toda la eternidad. Lamentablemente, cometieron la locura de desobedecerle, un error que les salió muy caro (Gén. 3:6-13, 16-19, 23).
3 A la hora de tomar decisiones sobre el matrimonio, mucha gente hace lo mismo que nuestros primeros padres y se preocupa muy poco o nada por seguir las normas del Creador. Hay quienes rechazan de plano esta institución o desean redefinirla a su conveniencia (Rom. 1:24-32; 2 Tim. 3:1-5). No quieren comprender que es una dádiva divina y que, por eso, la falta de respeto por este regalo es una ofensa contra quien lo hizo, Jehová Dios.
4 Incluso hay cristianos que dejan de percibir con claridad cómo ve Jehová el matrimonio. Así, algunas parejas se separan, o hasta se divorcian, por motivos que no están justificados por las Escrituras. ¿Qué pueden hacer los cónyuges para no llegar a ese punto? ¿Cómo les ayuda a fortalecer su unión la instrucción divina de Génesis 2:24? Y en el caso de quienes desean casarse, ¿cómo pueden prepararse para tener éxito? Algo que nos ayudará a todos será repasar el ejemplo de tres felices parejas de tiempos bíblicos. Su caso ilustra que, para que dure el matrimonio, es fundamental respetar a Jehová.
Cultivemos la lealtad
5 Zacarías y Elisabet vivían en Judá y eran una pareja que había hecho todo bien. Los dos se habían preocupado por buscar un cónyuge espiritual. Él desempeñaba fielmente sus deberes como sacerdote, y ambos trataban de cumplir lo mejor posible la Ley de Dios. Tenían muchas razones para sentirse agradecidos. Sin embargo, bastaba con estar un rato en su hogar para darse cuenta de que les faltaba algo: no tenían hijos. Ella era estéril y, al igual que su esposo, estaba entrada en años (Luc. 1:5-7).
6 En el antiguo Israel, la maternidad era muy valorada, y la mayoría de las familias eran numerosas (1 Sam. 1:2, 6, 10; Sal. 128:3, 4). De hecho, la ley rabínica permitía al varón israelita que se divorciara de su esposa si no le daba hijos. ¡Qué traición tan terrible! Zacarías, sin embargo, era un marido leal y permaneció al lado de Elisabet. Ninguno de los dos buscó una salida fácil del matrimonio. Aunque les apenaba no tener descendencia, siguieron sirviendo fielmente a Jehová juntos. Con el tiempo, él los recompensó al permitirles concebir milagrosamente un niño en su vejez (Luc. 1:8-14).
7 Elisabet también demostró una loable lealtad en otro sentido. Cuando nació el bebé, su padre no podía hablar, pues se había quedado mudo como castigo por poner en duda las palabras del ángel de Jehová. Pero es obvio que Zacarías tuvo que haberle comunicado a su esposa de algún modo que, de acuerdo con las indicaciones del ángel, el niño recibiría el nombre de Juan. Cuando los vecinos y parientes insistieron en que debía llamarse como su padre, Elisabet apoyó lealmente a su marido y dijo: “¡No, por cierto!, sino que será llamado Juan” (Luc. 1:59-63).
8 Al igual que Zacarías y Elisabet, los esposos de la actualidad se enfrentan a problemas y decepciones. Por eso, la lealtad es imprescindible para que el matrimonio se mantenga floreciente. El coqueteo, la pornografía y el adulterio son tan solo algunas de las amenazas que pueden acabar con la armonía y la confianza. Y cuando desaparece la confianza, el amor no tarda en marchitarse. En cierto sentido, la lealtad es como una cerca que protege el hogar y lo mantiene libre de intrusos y amenazas, brindando seguridad a sus moradores. Cuando los esposos son fieles el uno al otro, pueden vivir confiados y expresarse abiertamente los sentimientos, lo que a su vez fomenta el amor. Como vemos, la lealtad es esencial.
9 Jehová le dijo a Adán: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa” (Gén. 2:24). Estas palabras implican que, cuando alguien se casa, cambia su orden de prioridades, lo que influye en su relación con sus amigos y parientes. No puede darles preferencia a ellos, pues su tiempo y atención le corresponden en primer lugar a su cónyuge. Los dos han formado una nueva familia, de modo que no deben permitir que sus padres se entrometan en las decisiones o en los desacuerdos del hogar. Es imprescindible que se apeguen el uno al otro. Eso es lo que Jehová ha dispuesto.
10 La lealtad es beneficiosa siempre, incluso cuando uno de los cónyuges no es testigo de Jehová. Una hermana que se halla en esta situación dice: “Le estoy muy agradecida a Jehová porque me ha enseñado a aceptar la dirección de mi esposo y respetarlo profundamente. Por ser leal he disfrutado de cuarenta y siete años llenos de amor y respeto” (1 Cor. 7:10, 11; 1 Ped. 3:1, 2). Ciertamente, para que cualquier matrimonio salga adelante es preciso esfuerzo. ¿Qué puede hacer usted para que su cónyuge se sienta seguro? Busque formas de demostrarle, tanto por palabras como por acciones, que para usted es la persona más importante del mundo. Haga todo lo posible para que nada ni nadie se interponga entre ustedes dos (léase Proverbios 5:15-20). Note la conclusión a la que llegaron Ron y Jeannette, quienes llevan más de treinta y cinco años felizmente casados: “Hemos tenido éxito en el matrimonio por ser leales y hacer lo que Dios nos pide”.
Trabajar en unión fortalece el matrimonio
11 Siempre que el apóstol Pablo habló de sus buenos amigos Áquila y Priscila, los mencionó juntos. La unidad de esta pareja ilustra a qué se refería Dios cuando indicó que marido y mujer deben ser “una sola carne” (Gén. 2:24). En efecto, los dos trabajaban lado a lado en su hogar, en su oficio y en el ministerio. Cuando Pablo visitó Corinto por primera vez, lo invitaron a quedarse con ellos en su casa, que al parecer se convirtió temporalmente en la base de operaciones del apóstol. Más tarde, utilizaron su hogar en Éfeso para celebrar las reuniones de la congregación, y juntos ayudaron a cristianos nuevos, como Apolos, a crecer espiritualmente (Hech. 18:2, 18-26). Este fervoroso matrimonio se mudó luego a Roma, donde también abrieron las puertas de su hogar para las reuniones. Posteriormente volvieron a Éfeso, donde siguieron fortaleciendo a los hermanos (Rom. 16:3-5).
12 Durante un tiempo, Áquila y Priscila también desempeñaron con Pablo su oficio de fabricantes de tiendas de campaña. Una vez más, vemos que ambos esposos realizaban sus tareas unidamente, sin andar compitiendo ni discutiendo (Hech. 18:3). Claro, lo que fortalecía la espiritualidad de su matrimonio era el tiempo que pasaban juntos en las actividades cristianas. De hecho, fuera en Corinto, en Éfeso o en Roma, llegaron a ser conocidos como “colaboradores en Cristo Jesús” (Rom. 16:3). En efecto, dondequiera que iban, colaboraban codo a codo en la predicación del Reino.
13 Sin lugar a dudas, la unión matrimonial se fortalece cuando se comparten metas y actividades (Ecl. 4:9, 10). Por desgracia, muchos casados pasan poco tiempo juntos. Dedican largas horas a sus respectivos empleos. Otros viajan mucho por razones de trabajo o incluso emigran al extranjero para enviar dinero a su familia. Hasta cuando están en casa, algunos se aíslan a causa de la televisión, las aficiones, los deportes, los videojuegos o Internet. ¿Ocurre así en su hogar? En tal caso, quizás puedan hacer cambios para pasar más tiempo juntos en diversas tareas, como preparar la comida, lavar los platos, atender el jardín, o cuidar de sus hijos o de sus padres mayores.
14 Más importante aún es que todas las semanas realicen como pareja actividades espirituales. Analizar el texto diario y llevar a cabo la Noche de Adoración en Familia es una magnífica ayuda para unificar sus valores y metas. También lo es salir juntos en la predicación, quizás sirviendo de precursores. ¿Les permiten sus circunstancias hacerlo, aunque sea solo temporalmente, quizás por un mes, un año, o más? (Léase 1 Corintios 15:58.) Una hermana que participaba en el precursorado con su esposo explica: “El ministerio nos permitía compartir momentos y conversar a gusto. Como teníamos en común la meta de ayudar espiritualmente a las personas, yo veía que formábamos un verdadero equipo. Y me sentía más apegada a él, no solo como mi marido, sino también como mi mejor amigo”. Ustedes también deben trabajar en unión para lograr objetivos que valgan la pena. De ese modo conseguirán que sus intereses, prioridades y costumbres vayan armonizándose día a día. Como en el caso de Áquila y Priscila, serán cada vez más “una sola carne”, tanto en su manera de pensar y sentir como en su forma de actuar.
Mantengamos una vida orientada hacia la espiritualidad
15 Jesús comprendía muy bien un hecho fundamental: Jehová debe ocupar el primer lugar en el matrimonio. De hecho, había visto al Creador realizar la primera boda. Además, había observado lo felices que fueron Adán y Eva mientras siguieron la dirección divina. Y también había constatado directamente todos los problemas ocasionados por su desobediencia. Por este motivo, cuando enseñó a la gente, se hizo eco de las instrucciones que había dado su Padre en Génesis 2:24, y luego añadió: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:6). Hasta el día de hoy, la clave para tener un matrimonio feliz es respetar profundamente a Jehová. Hallamos un magnífico ejemplo de esta actitud en el caso de los padres que Jesús tuvo en la Tierra.
16 Desde que eran novios, José fue muy amable y respetuoso con María. Al enterarse de que estaba embarazada, decidió tratarla con misericordia, incluso antes de que el ángel de Dios le explicara lo que había sucedido (Mat. 1:18-20). Ya de casados, obedecieron el decreto del césar y, por supuesto, la Ley de Moisés (Luc. 2:1-5, 21, 22). Aunque solo José, como varón, tenía la obligación de asistir a las grandes fiestas religiosas de Jerusalén, María lo acompañaba todos los años junto con otros miembros de la familia (Deu. 16:16; Luc. 2:41). De estas y otras maneras, la devota pareja se esforzaba por agradar a Jehová y demostrar respeto por las cosas espirituales. No es de extrañar que Jehová los hubiera elegido para cuidar de su Hijo durante las primeras etapas de su vida en la Tierra.
17 ¿Qué puede decirse de ustedes? ¿Se guían en su hogar por los valores espirituales? Por ejemplo, antes de tomar decisiones importantes, ¿estudian los principios bíblicos, le piden ayuda a Jehová y luego consultan con cristianos maduros? ¿O tratan de resolver los problemas guiándose por sus propias opiniones o por las de sus parientes y amigos? ¿Procuran aplicar las prácticas sugerencias sobre la vida familiar que constantemente brinda el esclavo fiel? ¿O sencillamente se dejan llevar por las costumbres del lugar donde viven o los consejos populares de este mundo? ¿Tienen la costumbre de orar y estudiar juntos, trazarse metas espirituales y conversar sobre las prioridades de su familia?
18 Ray, quien ha disfrutado de cincuenta años de feliz convivencia matrimonial, señala: “Nunca hemos tenido problemas que no hayamos logrado resolver, pues siempre nos hemos esforzado por mantener a Jehová como parte integral de nuestra ‘cuerda triple’” (léase Eclesiastés 4:12). De la misma opinión son Danny y Trina: “Como servimos a Dios juntos, nuestro matrimonio se fortalece de día en día”. Y ya llevan más de treinta y cuatro años felizmente casados. Sin lugar a dudas, si le concedemos a Jehová el primer lugar en el matrimonio, él nos ayudará a tener éxito y nos bendecirá abundantemente (Sal. 127:1).
Respetemos siempre este don de Dios
19 En lo que se refiere al matrimonio, muchos hombres y mujeres creen que lo único que importa es su felicidad personal. Pero los cristianos vemos las cosas desde otro ángulo. Sabemos que Jehová estableció esta unión como un medio que contribuiría al desarrollo de su propósito (Gén. 1:26-28). Si Adán y Eva hubieran respetado ese don divino, la Tierra entera sería hoy un paraíso, un mundo justo y feliz donde todos servirían a Dios.
20 Ante todo, los cristianos consideramos el matrimonio como una oportunidad de dar gloria a Jehová (léase 1 Corintios 10:31). Como hemos repasado, la lealtad, la unidad y la espiritualidad son cualidades que estrechan los lazos conyugales. Sea que pensemos en casarnos o que estemos tratando de fortalecer o incluso salvar la relación con nuestra pareja, debemos ver el matrimonio como lo que es en realidad: una institución sagrada, pues fue establecida por el propio Dios. Si tenemos presente esta verdad, haremos todo lo posible por seguir los principios de su Palabra en las decisiones que tomemos en el hogar. De este modo, demostraremos respeto tanto por el regalo del matrimonio como por quien lo hizo, nuestro Padre celestial.
21 Por supuesto, el matrimonio no es lo único que nos ha regalado Jehová. Ni tampoco es el único camino a la felicidad. En el próximo artículo veremos otro maravilloso don de Dios: la soltería.
¿Qué respuesta daríamos?
• ¿Cómo debe influir la lealtad en los cristianos casados?
• ¿Por qué se fortalece la unión cuando los cónyuges trabajan juntos?
• ¿Cómo mantienen los esposos una vida orientada a la espiritualidad?
• ¿De qué forma mostramos respeto al Autor del matrimonio?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Por qué merece Jehová nuestro más profundo respeto?
 2. ¿Qué instrucciones dio Jehová a los primeros esposos?
 3, 4. a) ¿Cómo muestran muchas personas falta de respeto al matrimonio y a Jehová? b) ¿Qué ejemplos repasaremos en este artículo?
 5, 6. ¿Qué situación puso a prueba a Zacarías y Elisabet, y qué recompensa tuvieron por ser leales?
 7. ¿En qué otra situación fue leal Elisabet a su marido?
 8, 9. a) ¿De qué manera une a las parejas la lealtad? b) ¿Cómo pueden demostrarse lealtad los cónyuges?
10. ¿Qué ayudará a los casados a cultivar la lealtad?
11, 12. ¿De qué maneras colaboraron Áquila y Priscila a) en su hogar? b) en su oficio? c) en el ministerio cristiano?
13, 14. a) ¿Qué situaciones fomentan la desunión en el matrimonio? b) ¿Qué pueden hacer los cónyuges para estrechar sus lazos como “una sola carne”?
15. ¿Cuál es la clave para tener un matrimonio feliz? Explique su respuesta.
16. ¿Cómo demostraron José y María que llevaban una vida de familia espiritual?
17, 18. a) ¿De qué maneras demuestra la pareja que pone a Dios en primer lugar? b) ¿Cómo beneficia la espiritualidad al matrimonio?
19. ¿Por qué estableció Jehová el matrimonio?
20, 21. a) ¿Por qué debemos considerar sagrado el matrimonio? b) ¿De qué don hablaremos la próxima semana?

(Génesis 2:24) 24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.
(Santiago 1:17) 17 Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces [celestes], y con él no hay la variación del giro de la sombra.
(Revelación 4:11) 11 “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”.
(1 Juan 4:8) 8 El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.
(Isaías 48:17) 17 Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar.
(Rut 1:9) 9 Que Jehová les haga una dádiva, y de veras hallen un lugar de descanso, cada cual en la casa de su esposo”. Entonces las besó, y ellas se pusieron a alzar la voz y llorar.
(Rut 2:12) 12 Que Jehová recompense tu manera de obrar, y que llegue a haber para ti un salario perfecto procedente de Jehová el Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a buscar refugio”.
(Mateo 19:4-6) 4 En respuesta, él dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde [el] principio los hizo macho y hembra 5 y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? 6 De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”.
(Génesis 3:6-13) 6 Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo. 7 Entonces se les abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos. 8 Más tarde oyeron la voz de Jehová Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del día, y el hombre y su esposa procedieron a esconderse del rostro de Jehová Dios entre los árboles del jardín. 9 Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: “¿Dónde estás?”. 10 Por fin él dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo, y por eso me escondí”. 11 A lo que dijo él: “¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. 12 Y pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio [fruto] del árbol y así es que comí”. 13 Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí”.
(Génesis 3:16-19) 16 A la mujer dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará”. 17 Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto del cual te di este mandato: ‘No debes comer de él’, maldito está el suelo por tu causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida. 18 Y espinos y cardos hará crecer para ti, y tienes que comer la vegetación del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”.
(Génesis 3:23) 23 Con eso Jehová Dios lo echó del jardín de Edén para que cultivara el suelo del cual había sido tomado.
(Romanos 1:24-32) 24 Por lo tanto, en conformidad con los deseos de sus corazones, Dios los entregó a la inmundicia, para que sus cuerpos fueran deshonrados entre sí, 25 hasta a los que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó, que es bendito para siempre. Amén. 26 Por eso Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; 27 y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error. 28 Y así como no aprobaron el tener a Dios en conocimiento exacto, Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hicieran las cosas que no son apropiadas, 29 llenos como estaban de toda injusticia, iniquidad, codicia, maldad, estando llenos de envidia, asesinato, contienda, engaño, genio malicioso, siendo susurradores, 30 difamadores solapados, odiadores de Dios, insolentes, altivos, presumidos, inventores de cosas perjudiciales, desobedientes a los padres, 31 sin entendimiento, falsos en los acuerdos, sin tener cariño natural, despiadados. 32 Aunque estos conocen muy bien el justo decreto de Dios, que los que practican tales cosas son merecedores de muerte, no solo siguen haciéndolas, sino que también consienten a los que las practican.
(2 Timoteo 3:1-5) 3 Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados [de orgullo], amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.
(Génesis 2:24) 24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.
(Lucas 1:5-7) 5 Sucedió que en los días de Herodes, rey de Judea, hubo cierto sacerdote de nombre Zacarías, de la división de Abías, y este tenía una esposa que vino de las hijas de Aarón, y el nombre de ella era Elisabet. 6 Ambos eran justos delante de Dios porque andaban exentos de culpa de acuerdo con todos los mandamientos y requisitos legales de Jehová. 7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
(1 Samuel 1:2) 2 Y tenía dos esposas; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra Peniná. Y Peniná llegó a tener hijos, pero Ana no tenía hijos.
(1 Samuel 1:6) 6 Y la esposa que era su rival también la irritaba penosamente a fin de hacer que se sintiera desconcertada porque Jehová le había cerrado la matriz.
(1 Samuel 1:10) 10 Y ella estaba amargada de alma, y se puso a orar a Jehová y a llorar profusamente.
 3 Tu esposa será como vid que produce fruto
en las partes más recónditas de tu casa.
Tus hijos serán como plantones de olivos todo en derredor de tu mesa.
 4 ¡Mira! Así será bendecido el hombre físicamente capacitado
que teme a Jehová.
(Lucas 1:8-14) 8 Ahora bien, mientras él actuaba como sacerdote en la asignación de su división delante de Dios, 9 conforme a la práctica solemne del oficio sacerdotal le tocó su turno de ofrecer el incienso al entrar en el santuario de Jehová; 10 y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora en que se ofrecía el incienso. 11 A él se apareció el ángel de Jehová, de pie al lado derecho del altar del incienso. 12 Mas Zacarías se perturbó al verlo, y cayó temor sobre él. 13 Sin embargo, el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido oído favorablemente, y tu esposa Elisabet llegará a ser para ti madre de un hijo, y has de ponerle por nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y gran alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento;
(Lucas 1:59-63) 59 Y al octavo día vinieron para circuncidar al niñito, e iban a llamarlo por el nombre de su padre, Zacarías. 60 Pero su madre contestó y dijo: “¡No, por cierto!, sino que será llamado Juan”. 61 Ante eso, le dijeron: “Nadie hay entre tus parientes que se llame por ese nombre”. 62 Entonces se pusieron a preguntar por señas al padre cómo quería que se le llamara. 63 Y él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Ante esto, todos se maravillaron.
(Génesis 2:24) 24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.
(1 Corintios 7:10, 11) 10 A los casados doy instrucciones —sin embargo, no yo, sino el Señor— de que la esposa no debe irse de su esposo; 11 pero si de hecho se fuera, que permanezca sin casarse, o, si no, que se reconcilie con su esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa. . .
(1 Pedro 3:1, 2) 3 De igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de [sus] esposas, 2 por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.
(Proverbios 5:15-20) 15 Bebe agua de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo. 16 ¿Deben esparcirse afuera tus manantiales, [tus] corrientes de agua en las plazas públicas mismas? 17 Resulten ser para ti solo, y no para los extraños contigo. 18 Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, 19 una amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente. 20 ¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera?
(Hechos 18:2) 2 Y halló a cierto judío de nombre Áquila, un natural del Ponto que recientemente había llegado de Italia, y a Priscila su esposa, por el hecho de que Claudio había ordenado que todos los judíos se fueran de Roma. De modo que fue a ellos
(Hechos 18:18-26) 18 Sin embargo, Pablo, después de quedarse bastantes días más, se despidió de los hermanos y procedió a embarcarse para Siria, y con él Priscila y Áquila, puesto que en Cencreas él se había hecho cortar al rape el pelo de la cabeza, porque tenía un voto. 19 De modo que llegaron a Éfeso, y a ellos los dejó allí; pero él mismo entró en la sinagoga y razonó con los judíos. 20 Aunque seguían solicitándole que permaneciera por más tiempo, no consintió, 21 sino que se despidió y agregó: “Volveré otra vez a ustedes, si Jehová quiere”. Y se hizo a la mar desde Éfeso 22 y bajó a Cesarea. Y subió y saludó a la congregación, y bajó a Antioquía. 23 Y cuando hubo pasado algún tiempo allí, partió y fue de lugar en lugar a través del país de Galacia y de Frigia, fortaleciendo a todos los discípulos. 24 Ahora bien, cierto judío de nombre Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, llegó a Éfeso; y estaba bien versado en las Escrituras. 25 Este había sido instruido oralmente en el camino de Jehová y, puesto que estaba fulgurante con el espíritu, iba hablando y enseñando con exactitud las cosas acerca de Jesús, pero conocía solamente el bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud el camino de Dios.
(Romanos 16:3-5) 3 Den mis saludos a Prisca y a Áquila mis colaboradores en Cristo Jesús, 4 los cuales por mi alma han arriesgado su propio cuello, a quienes no solo yo, sino todas las congregaciones de las naciones, dan gracias; 5 y [saluden] a la congregación que está en casa de ellos. Saluden a mi amado Epéneto, que es primicias de Asia para Cristo.
(Hechos 18:3) 3 y, por ser del mismo oficio, se quedó en su casa, y trabajaban, porque el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña. . .
(Romanos 16:3) 3 Den mis saludos a Prisca y a Áquila mis colaboradores en Cristo Jesús,
(Eclesiastés 4:9, 10) 9 Mejores son dos que uno, porque tienen buen galardón por su duro trabajo. 10 Pues si uno de ellos cae, el otro puede levantar a su socio. Pero ¿cómo le irá al que está solo y cae cuando no hay otro que lo levante?
(1 Corintios 15:58) 58 Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con [el] Señor.
(Mateo 19:6) 6 De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. . .
(Mateo 1:18-20) 18 Pero el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera. Durante el tiempo en que su madre María estaba comprometida para casarse con José, se halló que estaba encinta por espíritu santo antes que se unieran. 19 Sin embargo, José su esposo, porque era justo y no quería hacer de ella un espectáculo público, tenía la intención de divorciarse de ella secretamente. 20 Pero después de haber reflexionado acerca de estas cosas, ¡mire!, el ángel de Jehová se le apareció en un sueño, y dijo: “José, hijo de David, no tengas miedo de llevar a María tu esposa a casa, porque lo que ha sido engendrado en ella es por espíritu santo.
(Lucas 2:1-5) 2 Ahora bien, en aquellos días salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada 2 (esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria); 3 y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad. 4 Por supuesto, José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser miembro de la casa y familia de David, 5 para inscribirse con María, quien le había sido dada en matrimonio según se había prometido, y a la sazón estaba en estado avanzado de gravidez. . .
(Lucas 2:21, 22) 21 Ahora bien, cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarlo, también se le puso por nombre Jesús, el nombre puesto por el ángel antes que fuera concebido en la matriz. 22 También, cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos conforme a la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo a Jehová,
(Deuteronomio 16:16) 16 ”Tres veces al año todo varón tuyo debe presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja: en la fiesta de las tortas no fermentadas y en la fiesta de las semanas y en la fiesta de las cabañas, y ninguno debe presentarse delante de Jehová con las manos vacías.
(Lucas 2:41) 41 Ahora bien, sus padres acostumbraban ir de año en año a Jerusalén para la fiesta de la pascua. . .
(Eclesiastés 4:12) 12 Y si alguien pudiera subyugar a uno solo, dos juntos podrían mantenerse firmes contra él. Y una cuerda triple no puede ser rota en dos pronto.
(Salmo 127:1) 127 A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya quedado despierto.
(Génesis 1:26-28) 26 Y Dios pasó a decir: “Hagamos [al] hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra”. 27 Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”.
(1 Corintios 10:31) 31 Por esto, sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.

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