TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del sábado,
29 de diciembre de 2012 ***
Sábado 29 de
diciembre
► es12 pág. 128
Diciembre
Sigan, pues, buscando
primero el reino y la justicia de Dios (Mat. 6:33).
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(Mateo 6:33)
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”Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas
[otras] cosas les serán añadidas.
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(Romanos 1:17) porque en ellas se revela la justicia
de Dios a causa de fe y hacia fe, así como está escrito: “Mas el justo... por
medio de la fe vivirá”.
(Romanos 14:17) Porque el reino de Dios no significa
comer y beber, sino que [significa] justicia y paz y gozo con espíritu
santo.
(Romanos 3:21) 21 Mas ahora,
aparte de ley, la justicia de Dios ha sido puesta de manifiesto, según dan
testimonio de ella la Ley y los Profetas. . .
(Juan 3:36) El que ejerce fe en el Hijo tiene vida
eterna; el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
permanece sobre él.
(Filipenses 3:9) y ser hallado en unión con él,
teniendo, no mi propia justicia, que resulta de la ley, sino la que es
mediante fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios sobre la base de la
fe,
(Habacuc 2:4) ”¡Mira! Su alma se ha hinchado; no ha
sido recta dentro de él. Pero en cuanto al justo, por su fidelidad seguirá
viviendo.
(Gálatas 3:11) Además, que por ley nadie es declarado
justo para con Dios es evidente, porque “el justo vivirá a causa de la fe”.
(Hebreos 10:38) “Pero mi justo vivirá a causa de la
fe”, y, “si se retrae, mi alma no se complace en él”.
(Mateo 6:33) ”Sigan, pues, buscando primero el
reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán
añadidas.
(Lucas 17:20) Pero cuando los fariseos le
preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, les contestó y dijo: “El reino
de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable,
(1
Corintios 8:8) 8 Pero el alimento no nos
recomienda a Dios; si no comemos, no por eso somos menos, y, si comemos, no
nos es de ningún mérito. . .
(2
Pedro 3:13) 13 Pero hay nuevos cielos y
una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la
justicia habrá de morar.
(Juan 14:27) 27 La paz les
dejo, mi paz les doy. No se la doy a ustedes como el mundo la da. No se les
perturbe el corazón ni se les encoja de temor.
(Mateo 25:21) 21 Su amo le
dijo: ‘¡Bien hecho, esclavo bueno y fiel! Fuiste fiel sobre unas cuantas
cosas. Te nombraré sobre muchas cosas. Entra en el gozo de tu
amo’. . .
(Salmo 37:25) 25 Un joven
era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado
enteramente, ni a su prole buscando pan.
(Job
32:6) Y Elihú hijo de Barakel el buzita procedió a responder y decir:
“Joven soy yo en días, y ustedes son de edad. Por eso me retraje y tuve miedo
de declararles mi conocimiento.
(Salmo 71:18) Y aun hasta la vejez y canicie, oh
Dios, no me dejes, hasta que informe acerca de tu brazo a la generación; a
todos los que han de venir, acerca de tu poderío.
(Josué 1:5) Nadie se plantará con firmeza delante
de ti en todos los días de tu vida. Tal como resulté estar con Moisés
resultaré estar contigo. No te desampararé ni te dejaré enteramente.
(Salmo 94:14) Porque Jehová no desamparará a su
pueblo, ni dejará a su propia herencia.
(Mateo 6:33) ”Sigan, pues, buscando primero el
reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán
añadidas.
(Hebreos 13:5) Que [su] modo de vivir esté exento del
amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque él ha
dicho: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé”.
(Josué 1:5) Nadie se plantará con firmeza delante
de ti en todos los días de tu vida. Tal como resulté estar con Moisés
resultaré estar contigo. No te desampararé ni te dejaré enteramente.
(Salmo 94:14) Porque Jehová no desamparará a su
pueblo, ni dejará a su propia herencia.
(Mateo 6:33) ”Sigan, pues, buscando primero el
reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán
añadidas.
(Hebreos 13:5) Que [su] modo de vivir esté exento del
amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque él ha
dicho: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé”.
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¿Qué es la justicia
de Dios? Los términos originales que se traducen por “justicia” también
pueden verterse “rectitud” y “derecho”. La justicia de Dios está basada
en sus rectos principios y valores. Como Jehová es el Creador, tiene el
derecho de decidir lo que está bien y lo que está mal (Rev. 4:11).
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(Revelación 4:11)
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“Digno eres tú, Jehová,
nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra
y el poder,
porque tú creaste todas las cosas,
y a causa de tu voluntad
existieron y fueron creadas”.
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(Mateo 5:16)
Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que
ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en
los cielos.
(Revelación 14:7)
y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la
hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y
[el] mar y [las] fuentes de [las] aguas”.
(Efesios 5:8)
porque en un tiempo ustedes eran oscuridad, pero ahora son luz en relación
con [el] Señor. Sigan andando como hijos de la luz,
(Filipenses 2:15)
para que resulten sin culpa e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de
una generación torcida y aviesa, entre los cuales ustedes resplandecen como
iluminadores en el mundo,
(1 Pedro
2:9) Pero ustedes son “una raza escogida, un sacerdocio real, una
nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público
las excelencias” de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.
(Juan 10:32)
Jesús les respondió: “Muchas obras excelentes les exhibí de parte del Padre.
¿Por cuál de esas obras me apedrean?”.
(Juan 15:8)
Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto y
demuestren ser mis discípulos.
(Efesios 5:9)
porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y
verdad.
(1 Pedro
2:12) 12 Mantengan excelente su conducta entre
las naciones, para que, en la cosa de que hablan contra ustedes como [de]
malhechores, ellos, como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las
cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios en el día para la inspección
[por él].
(Proverbios 8:13)
El temor de Jehová significa odiar lo malo. El propio ensalzamiento y el
orgullo y el mal camino y la boca perversa he odiado.
(Mateo 10:28)
Y no se hagan temerosos de los que matan el cuerpo pero no pueden matar el
alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el
cuerpo en el Gehena.
(Salmo 19:1)
Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la
expansión está informando.
(Romanos 11:36)
Porque procedentes de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la
gloria para siempre. Amén.
(Judas 25)
a[l] único Dios nuestro Salvador mediante Jesucristo nuestro Señor, sea
gloria, majestad, potencia y autoridad por toda la eternidad pasada y ahora y
para toda la eternidad. Amén.
(Revelación 4:9)
Y siempre que las criaturas vivientes ofrecen gloria y honra y acción de
gracias al que está sentado sobre el trono, al que vive para siempre jamás,
(1 Pedro
4:17) Porque es el tiempo señalado para que el juicio comience con la
casa de Dios. Ahora bien, si comienza primero con nosotros, ¿cuál será el fin
de los que no son obedientes a las buenas nuevas de Dios?
(2 Pedro
2:9) Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa,
pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean
cortadas [de la existencia],
(Éxodo 20:11)
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo lo que
hay en ellos, y procedió a descansar en el séptimo día. Por eso Jehová
bendijo el día del sábado y procedió a hacerlo sagrado.
(Salmo 124:8)
Nuestra ayuda está en el nombre de Jehová, el Hacedor del cielo y de la
tierra.”
(Salmo 146:6)
el Hacedor del cielo y de la tierra, del mar, y de todo lo que en ellos hay,
Aquel que observa apego a la verdad hasta tiempo indefinido,
(Hechos 14:15)
15 y diciendo: “Varones, ¿por qué hacen estas cosas?
Nosotros también somos humanos que tenemos sufrimientos igual que ustedes, y
les estamos declarando las buenas nuevas, para que se vuelvan de estas cosas
vanas al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas
[que hay] en ellos.
17 Ahora
bien, al Rey de la eternidad, incorruptible, invisible, [el] único Dios, sea
honra y gloria para siempre jamás. Amén.
(Salmo 10:16)
Jehová es Rey hasta tiempo indefinido, aun para siempre. Las naciones han
perecido de Su tierra.
(Salmo 29:10)
Sobre el diluvio Jehová se ha sentado; y Jehová se sienta como rey hasta
tiempo indefinido.
(Daniel 6:26)
De delante de mí ha sido emitida una orden de que, en todo dominio de mi
reino, la gente ha de temblar y temer delante del Dios de Daniel. Porque él
es el Dios vivo y Aquel que dura hasta tiempos indefinidos, y su reino es uno
que no será reducido a ruinas, y su dominio es para siempre.
(Revelación 15:3)
Y están cantando la canción de Moisés el esclavo de Dios y la canción del
Cordero, y dicen: “Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el
Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de la eternidad.
(Romanos 1:23)
23 y tornaron la gloria del Dios incorruptible en algo
semejante a la imagen del hombre corruptible, y de aves y cuadrúpedos y cosas
que se arrastran.
(Juan 1:18)
A Dios ningún hombre lo ha visto jamás; el dios unigénito que está en [la
posición del] seno para con el Padre es el que lo ha explicado.
(Colosenses 1:15)
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación;
(Deuteronomio 6:4)
”Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová.
(Isaías 43:10)
“Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien
he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo
soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí
continuó sin que lo hubiera.
(1 Corintios
8:4) Ahora bien, respecto al comer alimentos ofrecidos a ídolos,
sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un solo
Dios.
(Salmo 90:2)
2 Antes que nacieran las montañas mismas, o tú
procedieras a producir como con dolores de parto la tierra y el terreno
productivo, aun de tiempo indefinido a tiempo indefinido tú eres Dios.
(Revelación 5:13)
Y a toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y
en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: “Al que está
sentado en el trono y al Cordero sean la bendición y la honra y la gloria y
la potencia para siempre jamás”.
(Revelación 7:12)
y dijeron: “¡Amén! La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de
gracias y la honra y el poder y la fuerza [sean] a nuestro Dios para siempre
jamás. Amén”.
(Revelación 11:17)
y dijeron: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, Aquel que eres y
que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a reinar.
(Revelación 12:10)
Y oí una voz fuerte en el cielo decir: “¡Ahora han acontecido la salvación y
el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha
sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día
y noche delante de nuestro Dios!
(Efesios 3:9)
y de hacer ver a los hombres cómo se administra el secreto sagrado que desde
el pasado indefinido ha estado escondido en Dios, que creó todas las cosas.
(Revelación 10:6)
y juró por Aquel que vive para siempre jamás, que creó el cielo y las cosas
[que hay] en él, y la tierra y las cosas [que hay] en ella, y el mar y
las cosas [que hay] en él: “Ya no habrá más demora;
(Mateo 6:10)
Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la
tierra.
(Mateo 26:39)
Y yendo un poco más adelante, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: “Padre
mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero,
sino como tú quieres”.
(1 Pedro 4:2)
con el fin de vivir el resto de [su] tiempo en la carne, ya no para los
deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios.
(1 Juan 2:17)
Además, el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad
de Dios permanece para siempre.
(Génesis 2:3)
3 Y Dios procedió a bendecir el
día séptimo y a hacerlo sagrado, porque en él ha estado
descansando de toda su obra que Dios ha creado con el propósito de hacer.
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Ahora bien, la
justicia de Dios no consiste en un frío y rígido conjunto de leyes o en una
interminable lista de reglamentos y estatutos. Más bien, es un reflejo de la
propia personalidad de Jehová. En efecto, la justicia es una de sus
principales cualidades, junto con el amor, la sabiduría y el poder. Por
consiguiente, la justicia de Dios está íntimamente relacionada con su
voluntad y propósito. Implica asimismo lo que él espera de quienes desean
servirle. w10 15/10 2:1, 2
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w10 15/10 Sigamos buscando primero “la
justicia de Dios” ***
Sigamos buscando primero “la justicia
de Dios”
“Sigan, pues, buscando primero el reino y la
justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (MAT. 6:33)
“SIGAN, pues, buscando primero el reino.” (Mat.
6:33.) Los testigos de Jehová conocemos muy bien esta exhortación que hizo
Jesús en su Sermón del Monte. De hecho, nos esforzamos en todo momento
por demostrar nuestro amor y lealtad al Reino. Ahora bien, recordemos que
Jesús no terminó allí su exhortación: enseguida nos animó a buscar “la
justicia de Dios”. En este artículo veremos qué es la justicia de Dios y
qué implica buscarla primero.
2 Los
términos originales que se traducen por “justicia” también pueden verterse
“rectitud” y “derecho”. La justicia de Dios está basada en sus rectos
principios y valores. Como él es el Creador, tiene el derecho de decidir lo
que está bien y lo que está mal (Rev. 4:11). Ahora bien, la justicia de Dios
no consiste en un frío y rígido conjunto de leyes o en una interminable
lista de reglamentos y estatutos. Más bien, es un reflejo de la propia
personalidad de Jehová. En efecto, la justicia es una de sus principales
cualidades, junto con el amor, la sabiduría y el poder. De modo que la
justicia de Dios está íntimamente relacionada con su voluntad y propósito.
Implica asimismo lo que él espera de quienes desean servirle.
3 ¿Qué
significa buscar primero la justicia de Dios? En pocas palabras, hacer
la voluntad de Jehová a fin de obtener su favor. Implica esforzarnos por
vivir en armonía con sus normas y valores perfectos en vez de guiarnos por
los nuestros (léase Romanos 12:2). Esta manera de vivir
está estrechamente ligada a nuestra relación con Dios. De hecho,
obedecemos sus leyes por el amor que le tenemos, no por temor al
castigo. Ese cariño nos motiva a hacer todo lo posible por complacerlo
siguiendo sus pautas, no las nuestras. Estamos convencidos de que eso es
lo justo, el mismísimo objetivo para el que fuimos creados. Tal como Jesús,
el Rey del Reino de Dios, debemos amar la justicia (Heb. 1:8, 9).
4 ¿Por
qué es tan importante buscar la justicia de Jehová? Pues bien, pensemos en la
prueba que afrontaron Adán y Eva en el jardín de Edén. Ellos tuvieron que
decidir si reconocerían o no el derecho de Jehová a fijar las leyes que
los regían (Gén. 2:17; 3:5). Pero eligieron mal y les acarrearon sufrimiento
y muerte a todos sus descendientes (Rom. 5:12). Sin embargo, la Palabra de
Dios nos da esta garantía: “El que sigue tras la justicia y la bondad
amorosa hallará vida, justicia y gloria”
(Pro. 21:21). De modo que si buscamos primero la justicia de Dios,
tendremos una buena relación con él y podremos obtener la salvación (Rom.
3:23, 24).
El
peligro de creerse más justo que los
demás
5 En
su carta a los Romanos, el apóstol Pablo subrayó un peligro que debemos
evitar quienes buscamos primero la justicia de Dios. Él señaló lo
siguiente acerca de los judíos de su tiempo: “Doy testimonio de que tienen
celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; pues, a causa de
no conocer la justicia de Dios, pero de procurar establecer
la suya propia, no se sujetaron a la justicia de
Dios” (Rom. 10:2, 3). De acuerdo con Pablo, aquellos judíos
no alcanzaban a comprender lo que significaba realmente la justicia de
Dios debido a que estaban empeñados en establecer su propia justicia, es
decir, en demostrar que ellos eran justos.
6
¿Cómo podríamos caer en esta trampa? Una manera sería comparándonos con
nuestros hermanos y viendo el servicio a Dios como una competencia. Esta
actitud fácilmente podría llevarnos a confiar demasiado en nuestras propias
habilidades y a olvidarnos de lo que realmente importa: la justicia de Jehová
(Gál. 6:3, 4). La motivación correcta para hacer el bien es el amor
que le tenemos a Dios. Si tratáramos de demostrar que somos justos por
méritos propios, estaríamos negando el amor que decimos tenerle (léase
Lucas 16:15).
7 En
tiempos de Jesús había quienes “confiaban en sí mismos como justos,
y [...] consideraban como nada a los demás”. Para ilustrar lo mal que
está creerse más justo que las otras personas, dio el siguiente ejemplo: “Dos
hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de
impuestos. El fariseo se puso de pie y oraba para sí estas cosas: ‘Oh
Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a
extorsión, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de
impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que
adquiero’. Pero el recaudador de impuestos, estando de pie a la distancia,
no quería ni siquiera alzar los ojos hacia el cielo, sino que se
golpeaba el pecho, y decía: ‘Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy
pecador’”. Jesús concluyó su ilustración diciendo: “Este hombre bajó a su
casa probado más justo que aquel; porque todo el que se ensalza será
humillado, pero el que se humilla será ensalzado” (Luc. 18:9-14).
El
peligro de ser “justo en demasía”
8 Otro
riesgo que corremos se explica en Eclesiastés 7:16: “No te hagas justo
en demasía, ni te muestres excesivamente sabio. ¿Por qué
debes causarte desolación?”. El escritor de este texto inspirado explica
en el versículo 20 por qué debemos evitar esa actitud: “No hay en la
tierra hombre justo que siga haciendo el bien y no peque”. Todo el que
se hace “justo en demasía” tiende a fijar sus propias normas de justicia y a
juzgar a los demás basándose en ellas. De lo que no se da cuenta es
de que en realidad está poniendo sus propias reglas por encima de las normas
divinas, por lo que termina convirtiéndose en una persona injusta a la vista
de Dios.
9
Quien es “justo en demasía” —o como dicen otras traducciones bíblicas,
“demasiado legalista” o “excesivamente justo”— podría llegar a cuestionar la
forma de actuar de Jehová. No obstante, dudar de la justicia de sus
decisiones equivaldría a pensar que nuestro criterio es mejor que el suyo.
Sería como sentar a Dios en el banquillo de los acusados y juzgarlo
basándonos en lo que consideramos que es bueno o malo. Pero ¿tenemos nosotros
el derecho a establecer las normas de justicia? ¡Por supuesto que no! Eso
solo le corresponde a Jehová (Rom. 14:10).
10 Por
supuesto, a ninguno de nosotros se nos ocurriría jamás juzgar a Dios. Sin
embargo, bajo ciertas circunstancias podríamos terminar haciéndolo debido a
nuestra imperfección. Así podría suceder, por ejemplo, si vemos algo que nos
parece injusto o si atravesamos graves dificultades. Hasta el fiel Job cayó
en este error. La Biblia dice que era un hombre “sin culpa y
recto, [...] temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Entonces
empezó a sobrevenirle una desgracia tras otra, y afligido por esta aparente
injusticia, llegó a considerar “justa su propia alma más bien que a Dios”
(Job 32:1, 2). Era necesario que corrigiera su actitud. No nos
extrañemos, pues, si llegamos a estar en una situación parecida a la de él y
experimentamos sentimientos similares. En ese caso, ¿qué puede ayudarnos
a corregir nuestra manera de pensar?
No
siempre contamos con toda la información
11 Lo
primero que debemos recordar es que no siempre contamos
con toda la información. Eso fue lo que le
ocurrió a Job. Él no tenía ni idea de que Satanás lo había acusado
falsamente ante Dios y los ángeles en dos reuniones celestiales (Job 1:7-12;
2:1-6). No entendía que el culpable de sus sufrimientos era el Diablo.
De hecho, ni siquiera sabemos si conocía quién era en realidad esta
malévola criatura. Por eso concluyó erróneamente que el causante de sus
problemas era Dios. Como vemos, es muy fácil equivocarse cuando no se
tienen todos los hechos.
12
Ahora analicemos la parábola de Jesús sobre el dueño de una viña y sus
trabajadores (léase Mateo 20:8-16).
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13
Veamos esta parábola desde otro ángulo. El dueño del viñedo debió de
saber que todos sus empleados tenían familias que mantener. En los días
de Jesús, a los trabajadores del campo se les pagaba al acabar la jornada,
por lo que contaban con ese dinero para poner el pan en la mesa. Con esto
presente, piense en los hombres que solo trabajaron una hora debido a que el
dueño del viñedo los encontró al final del día. ¿Hubieran podido alimentar a
su familia con tan poca paga? Difícilmente. Pero ellos querían trabajar.
De hecho, estuvieron esperando todo el día a que alguien los empleara
(Mat. 20:1-7). El problema fue que nadie solicitó sus servicios.
En ningún lugar se dice que fueran unos holgazanes, así que no fue
su culpa. Ahora imagine que usted es uno de esos hombres y que está allí,
esperando todo el día, sabiendo que su familia depende de lo que gane.
¿No se sentiría agradecido de ser contratado, aunque fuera por poco
tiempo? ¿Y no le sorprendería que al final del día le dieran suficiente
dinero para llevarles de comer a los suyos?
14
Repasemos lo que hizo el dueño de la viña. Él no le pagó menos de lo
debido a ninguno de sus jornaleros. Más bien, reconoció que todos tenían
derecho a ganarse la vida. Aunque pudo haberse aprovechado del exceso de mano
de obra para ofrecerles menos, no lo hizo, sino que les pagó lo que era
justo, por lo que todos regresaron a casa con lo suficiente para alimentar a
sus familias. Cuando tenemos presentes estos detalles adicionales, es natural
que cambie nuestra opinión de él. Nos damos cuenta de que, lejos de tomar una
decisión arbitraria y abusiva, actuó con consideración. Esta parábola nos
enseña que si no tenemos toda la información, es
fácil llegar a una conclusión equivocada. Además, destaca con claridad la
superioridad de la justicia divina, la cual no se basa simplemente en
criterios legales ni en los méritos de las personas.
Un
punto de vista limitado o distorsionado
15 Un
segundo factor que hemos de tener en cuenta al toparnos con una situación
aparentemente injusta es que nuestro punto de vista
es limitado e incluso puede estar distorsionado.
¿Qué puede inducirnos al error? La imperfección, los prejuicios o las
diferencias culturales. Los seres humanos estamos limitados, pues
no podemos saber qué hay en el corazón de los demás ni cuáles son
sus verdaderas intenciones. En cambio, Jehová y Jesús no tienen
esas limitaciones (Pro. 24:12; Mat. 9:4; Luc. 5:22).
16
Veamos lo que sucedió cuando David cometió adulterio con Bat-seba
(2 Sam. 11:2-5). La Ley mosaica dictaba que ambos fueran ejecutados
(Lev. 20:10; Deu. 22:22). Sin embargo, aunque Jehová los castigó severamente,
decidió no aplicar su propia ley y les perdonó la vida. ¿Actuó de manera
injusta? ¿Violó sus rectas normas por favoritismo hacia David? A algunos
lectores de la Biblia les parece que sí.
17
No obstante, debemos tener en cuenta que eran jueces imperfectos y
limitados quienes debían aplicar la ley del adulterio. Como eran incapaces de
leer el corazón de los acusados, esta ley establecía que tomaran la misma
decisión en todos los casos. En cambio, Jehová sí puede ver lo que hay
en nuestro interior (Gén. 18:25; 1 Cró. 29:17). Por eso no era
necesario que él se ciñera a dicha ley, que estaba destinada a los jueces
humanos. Esperar que lo hiciera sería como obligar a alguien con visión
perfecta a usar lentes correctivos. Como Jehová podía leer el corazón de
David y el de Bat-seba, vio su arrepentimiento sincero y los juzgó con
misericordia y amor.
Sigamos buscando la justicia de
Dios
18 En
conclusión: si nos parece que Jehová ha actuado de forma injusta —sea por
algo que leamos en la Biblia o que experimentemos en nuestra vida—,
no lo juzguemos según nuestro propio concepto de la justicia. Recordemos
que no siempre contamos con toda la información y que nuestro punto de
vista es limitado y quizás esté distorsionado. Nunca olvidemos que “la ira
del hombre no obra la justicia de Dios” (Sant. 1:19, 20). Así,
nunca llegaremos a “enfure[cernos] contra Jehová” (Pro. 19:3).
19 Como
Jesús, reconozcamos que solo Jehová tiene el derecho de decidir lo que es
justo y bueno (Mar. 10:17, 18). Concentrémonos en adquirir “conocimiento
exacto” o “conocimiento real” de sus normas (Rom. 10:2; 2 Tim. 3:7, Biblia
del nuevo milenio). Si las aceptamos y vivimos
conforme a la voluntad divina, demostraremos que estamos buscando primero “la
justicia de Dios” (Mat. 6:33).
[Nota]
Según un especialista, el término griego que se
vierte “establecer” también puede transmitir la idea de levantar un
monumento. De modo que los judíos estaban, por decirlo así, levantando
un monumento para su propia gloria, no para la de Dios.
¿Lo
recuerda?
• ¿Por qué es importante buscar la justicia de
Jehová?
• ¿De qué dos peligros debemos cuidarnos?
• ¿Qué debemos hacer para buscar primero la justicia
de Dios?
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿Qué es
la justicia de Dios, y de qué es un reflejo?
3. a) ¿Qué
significa buscar primero la justicia de Dios? b) ¿Qué nos motiva a respetar
las justas normas de Jehová?
4. ¿Por qué
es tan importante buscar la justicia de Dios?
5. ¿Qué
peligro debemos evitar?
6. ¿Qué actitud
debemos evitar, y por qué?
7. ¿Cómo
explicó Jesús que está mal creerse más justo que los demás?
8, 9. ¿Qué
significa ser “justo en demasía”, y a qué nos puede llevar esta actitud?
10. Tal como le sucedió a Job, ¿qué podría llevarnos
a juzgar a Dios?
11, 12. a) ¿Qué debemos recordar si creemos que una
situación es injusta? b) ¿Por qué podría parecer injusto el dueño de la viña
de la parábola de Jesús?
13. ¿Desde qué otro ángulo se puede ver la parábola
de los trabajadores de la viña?
14. ¿Qué importante lección aprendemos de la
parábola de los trabajadores de la viña?
15. ¿Por qué decimos que nuestro punto de vista
sobre la justicia es limitado e incluso podría estar distorsionado?
16, 17. ¿Cuál pudo haber sido la razón por la que
Jehová no aplicó su ley del adulterio en el caso de David y Bat-seba?
18, 19. ¿Qué impedirá que juzguemos a Jehová según
nuestro concepto de la justicia?
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