TEXTO DEL DIA
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CITA BIBLICA
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Descripción Biblia
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Referencias BIBLICAS
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*** Texto del martes,
25 de diciembre de 2012 ***
Martes 25 de
diciembre
Causaban dolor aun al
Santo de Israel (Sal. 78:41).
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(Salmo 78:41)
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Y vez tras vez ponían a Dios
a prueba, y causaban dolor aun al Santo
de Israel.
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(Números 14:22) Pero todos los hombres que han estado
viendo mi gloria y mis señales que he ejecutado en Egipto y en el desierto,
y, no obstante, han seguido poniéndome a prueba estas diez veces, y no han
escuchado mi voz,
(Deuteronomio 6:16) ”No deben poner a prueba a Jehová su
Dios, como lo pusieron a prueba en Masah.
(Salmo 95:9) cuando sus antepasados me pusieron a
prueba; me examinaron, también vieron mi actividad.
(2 Reyes
19:22) 22 ¿A quién has desafiado con escarnio y
de quién has hablado injuriosamente? ¿Y contra quién has alzado la voz y
levantas en alto los ojos? ¡Es contra el Santo de Israel!
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¿Cómo educamos la
conciencia? Estudiando la Palabra de Dios y las publicaciones bíblicas y
aplicando el siguiente principio: “El corazón del justo medita” (Pro. 15:28).
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(Proverbios 15:28)
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El corazón del justo
medita para
responder, pero la boca de los inicuos hace salir burbujeando cosas malas.
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(Proverbios 16:23)
23 El corazón del sabio hace que su boca muestre
perspicacia, y a sus labios añade persuasiva.
(Proverbios 24:2)
Porque el despojo violento es lo que su corazón sigue meditando, y gravoso
afán es lo que sus propios labios siguen hablando.
(Tito 1:10)
Porque hay muchos hombres ingobernables, habladores sin provecho y
engañadores de la mente, especialmente esos hombres que se adhieren a la
circuncisión.
(2 Pedro
2:18) Porque profieren expresiones hinchadas de ningún provecho, y
cautivan, por los deseos de la carne y por los hábitos relajados, a los que
precisamente están escapando de personas que se comportan en error.
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Pensemos, por
ejemplo, en lo útil que es la meditación cuando nos surgen preguntas sobre un
empleo. Ciertamente, hay casos en los que el esclavo fiel y discreto ha
mostrado que un trabajo entra en conflicto directo con las Escrituras, por lo
que la mayoría de los cristianos lo rechazaremos sin dudar. Ahora bien,
cuando no hay una respuesta tan clara, cada uno deberá pedirle a Dios
que lo ayude a analizar los principios bíblicos pertinentes antes de tomar
cualquier decisión. Uno de estos principios es no herir las conciencias
ajenas (1 Cor.
10:31-33).
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(1 Corintios 10:31-33)
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Por esto, sea que estén
comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas
para la
gloria de Dios. 32 Eviten hacerse
causas de
tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de
Dios, 33 así como yo estoy agradando a toda la gente en todas las
cosas, no buscando mi propia ventaja, sino la de los muchos,
para que se
salven.
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(Mateo 5:16)
Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que
ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en
los cielos.
(Colosenses 3:17)
Y cualquier cosa que hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre mediante él.
(1 Pedro
4:11) Si alguno habla, [que hable] como si fueran [las] sagradas
declaraciones formales de Dios; si alguno ministra, [que ministre] como
dependiendo de la fuerza que Dios suministra; para que en todas las cosas
Dios sea glorificado mediante Jesucristo. De él son la gloria y la potencia
para siempre jamás. Amén.
(Romanos 14:13)
Por lo tanto, ya no andemos juzgándonos unos a otros, sino más bien hagan que
esto sea su decisión: el no poner delante de un hermano tropiezo ni causa
para dar un traspié.
(1 Corintios
8:13) Por lo tanto, si el alimento hace tropezar a mi hermano, no
volveré a comer carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano.
(2 Corintios
6:3) De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para
que no se encuentre falta en nuestro ministerio;
(1 Corintios
9:22) 22 A los débiles me hice débil, para
ganar a los débiles. Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para que de
todos modos salve a algunos.
(Romanos 15:2)
Cada uno de nosotros agrade a [su] prójimo en lo que es bueno para [la]
edificación [de este].
(Filipenses 2:4)
no vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con
interés personal los de los demás.
(1 Tesalonicenses
2:16) 16 puesto que tratan de estorbar el que
hablemos a gente de las naciones para que estas se salven, con el resultado
de que siempre colman la medida de sus pecados. Pero al fin la ira de él ha
venido sobre ellos.
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Pero sobre todo,
nuestro principal interés es conservar una buena relación con Dios.
Preguntémonos: “¿Le causaré tristeza y dolor a Jehová si acepto este
trabajo?” (Sal. 78:40). w11 15/2
3:12
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(Salmo 78:40)
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¡Cuán a menudo se rebelaban contra él en el desierto, lo hacían sentirse herido en el desierto árido!
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(Números 14:11)
Por fin Jehová dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este
pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he
ejecutado en medio de ellos?
(Salmo 78:17)
Y siguieron pecando aún más contra él, rebelándose contra el Altísimo en la
región árida;
(Isaías 63:10)
Pero ellos mismos se rebelaron e hicieron que su espíritu santo se sintiera
herido. Ahora él fue cambiado en enemigo de ellos; él mismo guerreó contra
ellos.
(Efesios 4:30)
También, no estén contristando el espíritu santo de Dios, con el cual han
sido sellados para un día de liberación por rescate.
(Hebreos 3:16)
Pues, ¿quiénes fueron los que oyeron y, no obstante, provocaron a amarga
cólera? De hecho, ¿no lo hicieron todos los que salieron de Egipto bajo
Moisés?
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*** w11 15/2 Amemos la justicia de
todo corazón ***
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Amemos la justicia de todo corazón
“Has amado la justicia.” (SAL. 45:7)
VALIÉNDOSE de su Palabra y su espíritu, Jehová nos
guía a sus siervos por “los senderos [...] de la justicia” (Sal. 23:3). Sin embargo,
como somos imperfectos, tenemos la tendencia a desviarnos de tales caminos.
Para tomar de nuevo el rumbo correcto, se necesita hacer un gran esfuerzo.
¿Qué nos ayudará a lograrlo? Ser como Jesús, quien verdaderamente amaba
la rectitud (léase Salmo 45:7 ).
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2
Fijémonos en la expresión “los senderos [...] de la justicia”. Los
senderos son caminos pequeños y estrechos. Ahora bien, ¿por qué se dice que
estos caminos simbólicos son “de la justicia”? Porque están trazados de
acuerdo con la justicia divina. Los términos hebreos y griegos que se
traducen por “justicia” transmiten la idea de rectitud e implican el fiel
seguimiento de principios morales. Dado que Jehová es “el lugar de habitación
de la justicia”, sus siervos acudimos con gusto a él para que sea nuestro
guía moral y nos señale el camino que debemos seguir (Jer. 50:7).
3 Si
deseamos agradar a Jehová, es imprescindible que sigamos con empeño sus
rectas normas (Deu. 32:4).
Claro está, primero tenemos que aprender todo lo que podamos acerca de él en
su Palabra inspirada, la Biblia. Cuanto mejor conozcamos a Dios, más cerca lo
sentiremos y más amaremos su justicia (Sant. 4:8). Como consecuencia, cuando debamos
tomar decisiones importantes, dejaremos que nos guíe mediante su Palabra.
Busquemos la
justicia de Dios
4 (Léase Mateo 6:33.)
¿Qué significa buscar la justicia de Jehová? ¿Se trata tan solo de predicar
las buenas nuevas? No. Hace falta mucho más. Para que él acepte nuestro
servicio sagrado, hay que obedecer a diario sus elevadas normas. Quienes
buscan la justicia divina “deben vestirse de la nueva personalidad que fue
creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efe. 4:24).
5
No obstante, por mucho que nos esforcemos por obedecer a Dios, es
inevitable que cometamos errores. ¿Qué nos ayudará a no desanimarnos y
seguir amando y practicando la justicia? (Pro. 24:10.) Algo que nos fortalecerá en
nuestra resolución es orar a diario “con corazones sinceros” y con “la plena
seguridad de la fe” (Heb.
10:19-22). Ciertamente, todos los cristianos —sea que vayamos a vivir
en el cielo o en la Tierra— tenemos que recordar que es imprescindible
demostrar fe en Cristo como nuestro Redentor y gran Sumo Sacerdote ( Rom. 5:8; Heb. 4:14-16). En el
primer número de la edición en inglés de esta revista (julio de 1879) se
habló del poder de la sangre que vertió Cristo como rescate (1 Juan 1:6, 7).
En la página 6 de aquel número apareció esta comparación: “Un hecho
singular es que los objetos de color escarlata o carmesí parecen
blancos cuando se los mira a la luz a través de un
cristal rojo. De igual modo, aunque nuestros pecados sean tan intensos
como la escarlata o el carmesí, cuando los vemos como los ve Dios, a través
de la sangre de Cristo, se tornan blancos”. ¡Qué
maravilloso es saber que Jehová ha tomado medidas para salvarnos mediante el
sacrificio de su Hijo amado! (Isa.
1:18.)
Revisemos nuestra
armadura espiritual
6
Siempre debemos llevar puesta una pieza clave de la armadura espiritual: “la
coraza de la justicia” (Efe.
6:11, 14). Sea que nos hayamos dedicado a Jehová en años
recientes o que tengamos a nuestras espaldas décadas de servicio, es vital
revisar todos los días la armadura que Dios nos ha dado. ¿Por qué? Porque
Satanás ha sido arrojado a la Tierra junto con sus demonios (Rev. 12:7-12). Está
furioso y sabe que le queda poco tiempo. Por eso ha recrudecido sus ataques
contra el pueblo de Dios. Sin duda, esta es una poderosa razón para usar en
todo momento “la coraza de la justicia”.
7
¿Para qué sirve una coraza? Para cubrir el pecho y de este modo proteger el
corazón. ¿Por qué tenemos que proteger nuestro corazón simbólico? Porque está
inclinado al mal, dado que somos imperfectos (Gén. 8:21). De hecho, es traicionero y
desesperado (Jer. 17:9).
De ahí que sea esencial educarlo y tenerlo bajo control. Comprendemos
que “la coraza de la justicia” es vital, por lo que no nos la quitamos
ni un minuto. En efecto, no nos entretenemos con cosas que
Dios odia ni nos entregamos con la imaginación a fantasías pecaminosas.
Tampoco malgastamos nuestro valioso tiempo dedicando demasiadas horas a la
televisión. Más bien, nos esforzamos siempre por agradar a Jehová con nuestra
conducta. Pero ¿y si caemos en algún mal pensamiento o acto? No nos daremos
por vencidos, sino que seguiremos luchando con la ayuda de Dios (léase Proverbios 24:16).
8 La
armadura espiritual también incluye “el escudo grande de la fe”, pieza
indispensable para “apagar todos los proyectiles encendidos” del Diablo (Efe. 6:16). La fe nos
permite seguir en el camino de la rectitud, el cual nos lleva a la vida
eterna. Pero también necesitamos amor ferviente por Jehová, pues cuanto más
lo amemos, más amaremos su justicia. Contamos, además, con la ayuda de
nuestra conciencia. ¿Cómo contribuye esta a que demostremos amor por la
justicia divina?
Mantengamos una
buena conciencia
9 El
día que nos bautizamos presentamos ante Jehová nuestra “solicitud [...]
para una buena conciencia”
(1 Ped. 3:21). Gracias a la fe en el rescate, la sangre de
Jesús cubre nuestros pecados, lo que nos permite reconciliarnos con Dios.
No obstante, para seguir en el camino de la salvación necesitamos
mantener limpia la conciencia. Cuando esta nos avisa o nos muestra que algo
está mal, deberíamos estar agradecidos. ¿Por qué? Porque eso demuestra que
no está encallecida, sino que funciona como debe y sigue sensible a los
rectos principios de Jehová (1 Tim.
4:2). Pero la conciencia también nos ayuda de otro modo a cultivar
amor por la justicia.
10 Si
obramos mal, la conciencia puede acusarnos e incluso mortificarnos. Así le
sucedió a un joven que se descarrió de “los senderos [...] de la
justicia” cuando apenas comenzaba a andar por ellos. Se hizo adicto a la
pornografía y a la marihuana. En las reuniones tenía remordimientos, y
en la predicación se sentía hipócrita. Por eso, abandonó por completo las
actividades cristianas. “Poco me imaginaba —explica él— que la conciencia iba
a seguir pidiéndome cuenta de mis actos. Aun así, me comporté como un necio
durante cuatro años.” Luego comenzó a plantearse la idea de regresar a la
verdad. Aunque pensaba que Jehová no iba a querer escucharlo, le oró de
todos modos y le pidió perdón. No habían pasado ni diez minutos
cuando su madre fue a visitarlo y lo animó a volver a las reuniones. Hizo
caso del consejo y le pidió a un anciano ayuda para estudiar la Biblia. Con
el tiempo se bautizó, y hoy da gracias a Jehová por haberle salvado la vida.
11
¿Verdad que nada reporta tantas alegrías como llevar una vida recta?
Si amamos los principios justos y procuramos aplicarlos cada día mejor,
sentiremos la gran satisfacción de complacer a Dios con nuestra conducta.
¡Imagínese! Viene el día en que todas las personas reflejarán a la perfección
la imagen de su Padre celestial, por lo que su conciencia estará libre de
sentimientos de culpa. Pero ahora es el momento de cultivar en nuestro
corazón amor por la justicia y así regocijar a Jehová (Pro. 23:15, 16).
12
¿Cómo educamos la conciencia? Estudiando la Palabra de Dios y las
publicaciones bíblicas y aplicando el siguiente principio: “El corazón del
justo medita” (Pro. 15:28).
Pensemos, por ejemplo, en lo útil que es la meditación cuando nos surgen
preguntas sobre un empleo. Ciertamente, hay casos en los que el esclavo fiel
y discreto ha mostrado que un trabajo entra en conflicto directo con las
Escrituras, por lo que la mayoría de los cristianos lo rechazaremos sin
dudar. Ahora bien, cuando no hay una respuesta tan clara, cada uno
deberá pedirle a Dios que lo ayude a analizar los principios bíblicos pertinentes
antes de tomar cualquier decisión. Uno de estos principios es no herir
las conciencias ajenas (1 Cor.
10:31-33). Pero sobre todo, nuestro principal interés es conservar una
buena relación con Dios. Si vemos a Jehová como nuestro amigo, nos
preguntaremos en primer lugar: “¿Le causaré tristeza y dolor si acepto este
trabajo?” (Sal.
78:40, 41).
13
Cuando preparamos las lecciones de La Atalaya o del
Estudio Bíblico de la Congregación, no nos olvidemos de meditar.
¿Andamos siempre subrayando a toda velocidad las respuestas, párrafo tras
párrafo? Esa preparación no puede ayudarnos a formar bien la conciencia
ni a fortalecer nuestro amor por la justicia. Para lograr este objetivo,
debemos dedicarnos en serio al estudio y la reflexión sobre la Palabra de Dios.
No hay atajos si queremos que los principios rectos se graben en nuestro
corazón.
Demostremos hambre
y sed de justicia
14
Jehová y su Hijo desean que al realizar nuestro servicio sagrado
experimentemos gozo. ¿Qué contribuirá a ello? Nuevamente, el amor a la
justicia. Bien lo dijo Jesús en el Sermón del Monte: “Felices son los que
tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados” (Mat. 5:6). ¿Qué implican
estas palabras para quienes aman los rectos caminos de Dios?
15 El
mundo está dominado por Satanás (1 Juan 5:19). Sin importar dónde vivamos, los periódicos
contienen cada vez más noticias de actos crueles y violentos. Todo el que ama
la justicia no puede menos que horrorizarse ante el salvajismo del
hombre para con el hombre (Ecl.
8:9). Claro, quienes aman a Jehová y sus justas normas comprenden que
él es el único capaz de saciar su hambre y sed espiritual. Dentro de poco,
los malvados desaparecerán. La gente recta ya no tendrá que
soportar más a los pecadores y su mala conducta (2 Ped. 2:7, 8). ¡Qué alivio!
16 Los
que seguimos a Cristo y servimos a Jehová sabemos que quienes anhelan la
justicia “serán saciados”. En efecto, quedarán plenamente satisfechos
gracias a los nuevos cielos y la nueva tierra donde “la justicia habrá de
morar” (2 Ped. 3:13)(2 Ped. 3:13).
Por eso, no nos desconcierta ni desanima el hecho de que en este
mundo satánico predominen la violencia y la opresión (Ecl. 5:8). El Altísimo lo ve todo y
pronto libertará a quienes aman la rectitud.
Cosechemos bendiciones
por amar la justicia
17
“Jehová está amando a los justos”, dice Salmo 146:8. ¿Ha notado en este versículo cuál es
uno de los mayores beneficios de seguir la senda de la rectitud?
La certeza de ser queridos por el Soberano universal. ¡Qué privilegio!
Por este motivo, no tenemos ninguna duda de que él cubrirá nuestras
necesidades si ponemos el Reino en primer lugar (léanse Salmo 37:25 y Proverbios
10:3). Al final, el planeta entero será de quienes
anhelan la justicia (Pro. 13:22).
La gran mayoría de los siervos fieles de Dios serán recompensados con la
dicha eterna de vivir en un nuevo mundo paradisíaco. De hecho, hoy día
ya disfrutan de una paz interior que los ayuda a llevarse bien con sus
familiares y sus hermanos espirituales (Fili. 4:6, 7).
18
Mientras esperamos el gran día de Jehová, debemos seguir buscando la justicia
de Dios (Sof. 2:2, 3).
Tenemos que demostrar que amamos de verdad sus rectos caminos.
No podemos quitarnos nunca “la coraza de la justicia”, ya que dejaríamos
desprotegido el corazón. También es necesario que mantengamos una buena
conciencia, pues solo así lograremos vivir satisfechos y hacer feliz a
nuestro Padre celestial (Pro. 27:11).
19
Jehová tiene su mirada “discurriendo por toda la tierra”, ya que desea
“mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Cró. 16:9). ¡Cuánto
nos consuelan estas palabras a quienes nos esforzamos por vivir rectamente en
medio de este mundo cada día más inestable, violento y malvado! Quienes viven
alejados de Dios quizás se sorprendan de que aún respetemos las normas
divinas, pero sabemos que estas son siempre para nuestro provecho (Isa. 48:17; 1 Ped. 4:4).
Por eso estamos decididos a seguir demostrando en nuestra vida que amamos la
justicia con toda el alma. Pero debemos hacer algo más. Para probar que
nuestro corazón es completo para con Dios, también hemos de odiar el
desafuero. En el siguiente artículo veremos qué está implicado en ello.
[Nota]
Los principios bíblicos aplicables al empleo se
analizan en La Atalaya del 15 de abril de 1999,
páginas 28 a 30.
¿Qué respuesta
daríamos?
• ¿De qué manera nos ayuda a seguir amando la
justicia comprender el valor del rescate?
• ¿Por qué es vital llevar siempre puesta “la coraza
de la justicia”?
• ¿Cómo educamos la conciencia?
[Preguntas del
estudio]
1. ¿Qué nos
ayudará a seguir por “los senderos [...] de la justicia”?
2. ¿Qué son
“los senderos [...] de la justicia”?
3. ¿Cómo
podemos conocer mejor la justicia de Dios?
4. ¿Qué
significa buscar la justicia de Dios?
5. ¿Qué nos
ayudará a vencer el desánimo?
6. ¿Por qué
es vital revisar nuestra armadura espiritual?
7. ¿Cómo nos
comportaremos si comprendemos lo necesaria que es “la coraza de la justicia”?
8. ¿Por qué
necesitamos “el escudo grande de la fe”?
9. ¿Qué
beneficios conseguimos al mantener una buena conciencia?
10, 11. a) Ilustre con una experiencia los
beneficios de escuchar la voz de nuestra conciencia cristiana. b) ¿Por qué
reporta gran alegría llevar una vida recta?
12, 13. ¿Cómo podemos educar la conciencia?
14. ¿Cómo quieren Jehová y Jesucristo que nos
sintamos al realizar nuestro servicio?
15, 16. ¿Cómo saciará Dios nuestra hambre y sed de
justicia?
17. ¿Qué bendiciones cosechamos por amar la
justicia?
18. ¿Qué debemos hacer mientras esperamos el día de
Jehová?
19. ¿Cuál debe ser nuestra firme decisión, y qué
veremos en el próximo artículo?
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