sábado, 6 de abril de 2013

Lectura de la Biblia abril 6 de 2013



 
(Marcos 7:1-37) Ahora bien, los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén se juntaron en torno de él. 2 Y cuando vieron a algunos de los discípulos de él tomar su comida con manos contaminadas, es decir, no lavadas 3 —porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos que se laven las manos hasta el codo, teniendo firmemente asida la tradición de los hombres de otros tiempos, 4 y, al volver del mercado, no comen a menos que se limpien por rociadura; y hay muchas otras tradiciones que han recibido para tenerlas firmemente asidas: bautismos de copas y cántaros y vasos de cobre—; 5 de modo que estos fariseos y escribas le preguntaron: “¿Por qué no proceden tus discípulos conforme a la tradición de los hombres de otros tiempos, sino que toman su comida con manos contaminadas?”. 6 Él les dijo: “Aptamente profetizó Isaías acerca de ustedes, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. 7 En vano me siguen adorando, porque enseñan como doctrinas mandatos de hombres’. 8 Soltando el mandamiento de Dios, ustedes tienen firmemente asida la tradición de los hombres”. 9 Además, siguió diciéndoles: “Diestramente ponen ustedes a un lado el mandamiento de Dios para retener su tradición. 10 Por ejemplo, Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y: ‘El que injurie a padre o a madre termine en muerte’. 11 Pero ustedes dicen: ‘Si un hombre le dice a su padre o a su madre: “Todo lo que tengo por lo cual pudieras sacar provecho de mí es corbán (es decir, una dádiva dedicada a Dios)”’..., 12 ya no le dejan hacer ni una sola cosa por su padre o su madre, 13 y así invalidan la palabra de Dios por la tradición suya que ustedes transmitieron. Y hacen muchas cosas parecidas a esto”. 14 Entonces, llamando a sí otra vez a la muchedumbre, procedió a decirles: “Escúchenme, todos ustedes, y capten el significado. 15 Nada hay que entre en el hombre de fuera de él que pueda contaminarlo; mas las cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre”. 16 —— 17 Ahora bien, cuando hubo entrado en una casa, apartado de la muchedumbre, sus discípulos se pusieron a preguntarle acerca de la ilustración. 18 De modo que les dijo: “¿Están ustedes también faltos de percepción como ellos? ¿No se dan cuenta de que nada que de fuera entra en el hombre puede contaminarlo, 19 puesto que no entra en [su] corazón, sino en [sus] intestinos, y sale a la cloaca?”. Así declaró limpios todos los alimentos. 20 Además dijo: “Lo que procede del hombre es lo que contamina al hombre; 21 porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, 22 adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad. 23 Todas estas cosas inicuas proceden de dentro y contaminan al hombre”. 24 Levantándose de allí, se fue a las regiones de Tiro y Sidón. Y entró en una casa y no quería que nadie llegara a saberlo. Sin embargo, no pudo pasar inadvertido; 25 antes bien, inmediatamente una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo oyó acerca de él, y vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia; y siguió pidiéndole que expulsara de su hija al demonio. 27 Pero él empezó por decirle: “Primero deja que los hijos se satisfagan, porque no es correcto tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos”. 28 Pero, en respuesta, ella le dijo: “Sí, señor; sin embargo, los perritos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los niñitos”. 29 Ante aquello, él le dijo: “Por haber dicho esto, ve; el demonio ha salido de tu hija”. 30 De modo que ella se fue a su casa y halló a la niñita acostada en la cama, y que el demonio había salido. 31 Entonces, saliendo él de nuevo de las regiones de Tiro, se fue por Sidón al mar de Galilea y subió por en medio de las regiones de Decápolis. 32 Aquí le trajeron un hombre sordo y con un impedimento del habla, y le suplicaron que pusiera la mano sobre él. 33 Y él se lo llevó aparte de la muchedumbre, en privado, y puso sus dedos en los oídos del hombre y, después de escupir, le tocó la lengua. 34 Y con una mirada al cielo suspiró profundamente y le dijo: “Éffatha”, esto es: “Sé abierto”. 35 Pues bien, las facultades de oír de aquel fueron abiertas, y el impedimento de su lengua fue desatado, y empezó a hablar normalmente. 36 Con eso, él les ordenó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más les ordenaba, tanto más lo proclamaban. 37 De hecho, estaban atónitos de una manera sumamente extraordinaria, y decían: “Todas las cosas las ha hecho bien. Hasta a los sordos hace oír y a los mudos hablar”.
(Marcos 8:1-38) En aquellos días, cuando otra vez hubo una muchedumbre grande y no tenían qué comer, mandó llamar a los discípulos y les dijo: 2 “Me compadezco de la muchedumbre, porque ya son tres días que han permanecido cerca de mí y no tienen qué comer; 3 y si los envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino. De hecho, algunos de ellos son de muy lejos”. 4 Pero sus discípulos le contestaron: “¿De dónde podrá alguien aquí en un lugar aislado satisfacer a estos con panes?”. 5 A pesar de eso, él procedió a preguntarles: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos dijeron: “Siete”. 6 Y mandó que la muchedumbre se reclinara sobre el suelo, y tomó los siete panes y, habiendo dado gracias, los partió, e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la muchedumbre. 7 También tenían unos cuantos pescaditos; y él, habiéndolos bendecido, les dijo que también sirvieran estos. 8 De modo que comieron y quedaron satisfechos, y recogieron trozos sobrantes, siete cestas de provisiones llenas. 9 Sin embargo, eran unos cuatro mil [hombres]. Por fin los despidió. 10 E inmediatamente subió a la barca con sus discípulos y entró en las partes de Dalmanuta. 11 Aquí salieron los fariseos y comenzaron a disputar con él, buscando de él una señal procedente del cielo, para ponerlo a prueba. 12 De modo que él gimió profundamente con su espíritu, y dijo: “¿Por qué busca señal esta generación? Verdaderamente digo: No se le dará señal alguna a esta generación”. 13 Con eso los dejó, volvió a embarcarse, y se fue a la ribera opuesta. 14 Sucedió que se les olvidó llevar panes, y, con la excepción de un pan, no tenían nada consigo en la barca. 15 Y él se puso a ordenarles expresamente y a decir: “Mantengan los ojos abiertos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. 16 De modo que iban discutiendo los unos con los otros sobre el hecho de que no tenían panes. 17 Notándolo él, les dijo: “¿Por qué discuten sobre el no tener panes? ¿Todavía no perciben ni captan el significado? ¿Tienen su corazón embotado e incapaz de entender? 18 ‘Aunque tienen ojos, ¿no ven?; y aunque tienen oídos, ¿no oyen?’ ¿Y no se acuerdan, 19 cuando partí los cinco panes para los cinco mil [hombres], cuántas cestas llenas de trozos recogieron?”. Le dijeron: “Doce”. 20 “Cuando partí los siete para los cuatro mil [hombres], ¿cuántas cestas de provisiones llenas de trozos recogieron?”. Y le dijeron: “Siete”. 21 Entonces les dijo: “¿Todavía no captan el significado?”. 22 Ahora bien, arribaron a Betsaida. Aquí le trajeron un ciego, y le suplicaron que lo tocara. 23 Y tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea, y, habiendo escupido sobre los ojos de este, puso las manos sobre él y se puso a preguntarle: “¿Ves algo?”. 24 Y el hombre miró hacia arriba, y decía: “Veo hombres, porque observo lo que parece árboles, pero están andando”. 25 Entonces él volvió a poner las manos sobre los ojos del hombre, y el hombre vio con claridad, y quedó restaurado, y veía todo distintamente. 26 De modo que él lo envió a su casa, diciendo: “Pero no entres en la aldea”. 27 Entonces Jesús y sus discípulos partieron para las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino se puso a interrogar a sus discípulos, diciéndoles: “¿Quién dicen los hombres que soy?”. 28 Ellos le dijeron: “Juan el Bautista, y otros: Elías, y otros: Uno de los profetas”. 29 Y él les hizo la pregunta: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Respondiendo, Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”. 30 Entonces les ordenó con firmeza que no dijeran a nadie acerca de él. 31 También, comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos y los sacerdotes principales y los escribas, y ser muerto, y levantarse tres días después. 32 De hecho, con franqueza les hacía aquella declaración. Mas Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Él se volvió, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro, y dijo: “Ponte detrás de mí, Satanás, porque tú no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres”. 34 Entonces llamó a sí a la muchedumbre con sus discípulos y les dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo. 35 Porque el que quiera salvar su alma, la perderá; mas el que pierda su alma por causa de mí y de las buenas nuevas, la salvará. 36 En realidad, ¿de qué provecho le es al hombre ganar todo el mundo y pagarlo con perder su alma? 37 ¿Qué, realmente, daría el hombre en cambio por su alma? 38 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

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