domingo, 3 de febrero de 2013

Domingo, 03 de Febrero de 2013


TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
*** Texto del Domingo, 03 de Febrero de 2013 ***
Domingo 3 de febrero
En un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios (1 Ped. 2:10).

(1 Pedro 2:10) Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se ha mostrado misericordia.

(Oseas 1:10) ”Y el número de los hijos de Israel tiene que llegar a ser como los granos de la arena del mar que no pueden ser medidos ni numerados. Y tiene que ocurrir que, en el lugar en que solía decírseles: ‘Ustedes no son mi pueblo’, se les dirá: ‘Los hijos del Dios vivo’.
(Hechos 15:14) Symeón ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre.
(Romanos 9:25) Es como él dice también en Oseas: “A los que no son pueblo mío llamaré ‘pueblo mío’, y a la que no era amada, ‘amada’;
(Isaías 65:1) “Me he dejado buscar por los que no habían preguntado [por mí]. Me he dejado hallar por los que no me habían buscado. He dicho: ‘¡Aquí estoy, aquí estoy!’, a una nación que no invocaba mi nombre.
(Oseas 2:23) Y ciertamente la sembraré como semilla para mí en la tierra, y ciertamente mostraré misericordia a aquella a quien no se había mostrado misericordia, y ciertamente diré a los que no son mi pueblo: “Tú eres mi pueblo”; y ellos, por su parte, dirán: “[Tú eres] mi Dios”’”.
Pese a que los judíos consideraban que los gentiles eran incapaces de dar buen fruto, Jehová hizo que ellos formaran parte de “una nación” que producía el fruto del Reino (Mat. 21:43).
(Mateo 21:43) Por eso les digo: El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.
(Mateo 8:12) entre tanto que los hijos del reino serán echados a la oscuridad de afuera. Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes”.
(Mateo 22:9) Por eso, vayan a los caminos que salen de la ciudad, e inviten al banquete de bodas a cualquiera que hallen’.
(Hebreos 8:9) no según el pacto que hice con sus antepasados en [el] día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque no continuaron en mi pacto, de modo que dejé de interesarme en ellos’, dice Jehová”.
En el año 36, Cornelio, el primer gentil incircunciso, abrazó el cristianismo y fue ungido con espíritu santo. Desde ese momento quedó abierto el camino para que fueran injertadas en el olivo simbólico personas que ni eran judías ni habían pasado por la circuncisión (Hech. 10:44-48).
(Hechos 10:44-48) Mientras Pedro todavía estaba hablando acerca de estos asuntos, el espíritu santo cayó sobre todos los que oían la palabra. 45 Y los fieles que habían venido con Pedro que eran de los circuncisos estaban asombrados, porque la dádiva gratuita del espíritu santo también estaba siendo derramada sobre gente de las naciones. 46 Pues los oían hablar en lenguas y engrandecer a Dios. Entonces Pedro respondió: 47 “¿Puede alguien negar el agua de modo que no sean bautizados estos, que han recibido el espíritu santo igual que nosotros?”. 48 Con eso, mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces ellos le solicitaron que permaneciera algunos días.

(Hechos 4:31) Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo.
(Hechos 8:15) y estos bajaron y oraron para que recibieran espíritu santo.
(Gálatas 3:14) 14 El propósito fue que la bendición de Abrahán llegara a ser para las naciones por medio de Jesucristo, para que mediante nuestra fe recibiéramos el espíritu prometido.
(Hechos 2:4) y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.
(Hechos 19:6) Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el espíritu santo, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
(Mateo 3:11) Yo, por mi parte, los bautizo con agua a causa de su arrepentimiento; pero el que viene después de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de quitarle las sandalias. Ese los bautizará con espíritu santo y con fuego.
(Hechos 8:36) Entonces, siguiendo por el camino, llegaron a cierta masa de agua, y el eunuco dijo: “¡Mira! Agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”.
(Hechos 11:17) Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma dádiva gratuita que también dio a nosotros los que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios?”.
(Mateo 16:19) Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra será la cosa atada en los cielos, y cualquier cosa que desates sobre la tierra será la cosa desatada en los cielos”.
(Hechos 2:38) Pedro les [dijo]: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.
(Hechos 19:5) Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús.
¿Quiere decir eso que después del año 36 ya no podría ningún judío entrar a formar parte de la descendencia de Abrahán? No. Pablo explica: “[Los judíos] también, si no permanecen en su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo. Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más estos que son naturales serán injertados en su propio olivo!” (Rom. 11:23, 24). w11 15/5 4:16-18
(Romanos 11:23, 24) Ellos también, si no permanecen en su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más estos que son naturales serán injertados en su propio olivo!
(Hechos 2:38) 38 Pedro les [dijo]: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.
(Romanos 11:17) 17 Sin embargo, si algunas de las ramas fueron desgajadas, pero tú, aunque eres acebuche, fuiste injertado entre ellas y llegaste a ser partícipe de la raíz de grosura del olivo,
(2 Corintios 3:16) 16 Pero cuando hay un volverse a Jehová, se quita el velo.

*** w11 15/5 ¡Qué profunda es la sabiduría de Dios! ***

¡Qué profunda es la sabiduría de Dios!
“¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!” (ROM. 11:33)
¿CUÁL es el mayor honor que le han concedido? De buenas a primeras, puede que piense en alguna responsabilidad que le confiaron o algún reconocimiento que le hicieron. Sin embargo, para el cristiano bautizado no hay mayor privilegio que gozar de la amistad de Jehová, el único Dios verdadero. En efecto, es todo un honor llegar a ser “conocido por él” (1 Cor. 8:3; Gál. 4:9).
2 ¿Por qué decimos que es un honor inmenso conocer a Jehová y ser conocidos por él? No solo porque se trata del Ser más ilustre del universo, sino porque es el Protector de las personas a quienes ama. Bien dijo el profeta Nahúm en un mensaje inspirado: “Jehová es bueno, una plaza fuerte en el día de la angustia. Y sabe de los que buscan refugio en él” (Nah. 1:7; Sal. 1:6). En realidad, si queremos obtener vida eterna, es imprescindible que conozcamos bien al único Dios verdadero y a su Hijo Jesucristo (Juan 17:3).
3 Ahora bien, ¿qué está envuelto en conocer a Dios? Conocerlo es mucho más que saber su nombre personal. Implica familiarizarse con Jehová, verlo como nuestro Amigo y descubrir lo que le gusta y lo que le desagrada. También conlleva vivir de acuerdo con lo que aprendemos acerca de su persona (1 Juan 2:4). Y eso no es todo. Para conocerlo bien, debemos interesarnos en todos sus actos, examinando la forma en que los llevó a cabo y los motivos que tuvo para hacerlos. Cuanto mejor comprendamos sus propósitos, más nos maravillará “la profundidad [...] de la sabiduría” divina (Rom. 11:33).
Jehová lleva a cabo su propósito
4 Jehová es un Dios que siempre actúa de acuerdo con un propósito. De hecho, la Biblia habla de su “propósito eterno” (Efe. 3:10, 11). En las Escrituras, ¿qué idea transmite la palabra “propósito”? La idea de una meta u objetivo definido que puede lograrse de más de una forma.
5 Pongamos un ejemplo. Una persona desea viajar a cierta ciudad. Llegar allí es su meta o propósito. Es muy posible que seleccione el medio de transporte y la ruta entre diversas opciones. Sin embargo, durante el trayecto tal vez se vea obligado a tomar una vía alternativa por causa del mal tiempo, del tráfico o del cierre de carreteras. El asunto es que, sin importar los cambios de última hora, consigue su objetivo, pues llega a la localidad de destino.
6 De igual modo, Jehová lleva a cabo su propósito eterno con notable flexibilidad. Sin dejar nunca de respetar la libertad de elección de sus criaturas inteligentes, realiza cualquier modificación que estima necesaria para lograr sus fines. Tomemos como ejemplo la forma en que ha desarrollado su propósito valiéndose de la Descendencia Prometida. Después de crear a nuestros primeros padres, Jehová les mandó: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Gén. 1:28). Ahora bien, cuando ambos se rebelaron en el jardín de Edén, ¿se vio frustrado el propósito que había expresado Jehová? De ningún modo. Ante la nueva situación, él tomó de inmediato nuevas medidas, una “ruta” alternativa para conseguir su propósito. Anunció que vendría una “descendencia” que remediaría todos los daños ocasionados por los rebeldes (Gén. 3:15; Heb. 2:14-17; 1 Juan 3:8).
7 Ciertamente, Dios ha demostrado una gran capacidad de adaptación al llevar a cabo su propósito. Y esto está en armonía con la descripción que hizo de sí mismo al darle una comisión a Moisés. Cuando Moisés señaló ciertos obstáculos que podrían impedirle cumplir dicha comisión, Jehová lo tranquilizó diciéndole: “‘Yo resultaré ser lo que resultaré ser’. Y añadió: ‘Esto es lo que has de decir a los hijos de Israel: “Yo resultaré ser me ha enviado a ustedes”’” (Éxo. 3:14). Con esta descripción de su persona, Jehová destacó su capacidad de llegar a ser todo lo que haga falta a fin de llevar a cabo su propósito. El apóstol Pablo ilustra este hecho de manera magistral en el capítulo 11 de la carta a los Romanos, donde habla de un árbol simbólico, un olivo. Todos nosotros —tanto si esperamos vivir eternamente en el cielo o en la Tierra— hacemos bien en examinar esta comparación, pues nos ayudará a comprender mejor lo profunda que es la sabiduría divina.
El propósito divino y la Descendencia Prometida
8 Si queremos entender bien la comparación del olivo, primero debemos recordar cuatro hechos sobre cómo desarrolla Jehová su propósito valiéndose de la Descendencia Prometida. Primero, que Dios le hizo esta promesa a Abrahán: “Mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra” (Gén. 22:17, 18). Segundo, que Jehová les dio a los descendientes de Abrahán, la nación de Israel, la oportunidad de producir “un reino de sacerdotes” (Éxo. 19:5, 6). Tercero, que Dios tomó otras medidas para producir dicho “reino de sacerdotes” al ver que la mayoría de los israelitas no aceptaron al Mesías (Mat. 21:43; Rom. 9:27-29). Y, cuarto, que aunque Jesús es la parte principal de la descendencia de Abrahán, Jehová concede a otras personas el honor de formar parte de dicha descendencia (Gál. 3:16, 29).
9 A estos cuatro puntos se une otro dato que encontramos en Revelación: 144.000 personas van al cielo para ser reyes y sacerdotes con Cristo (Rev. 14:1-4). Este libro los designa también como “los hijos de Israel” (Rev. 7:4-8). ¿Quiere decir lo anterior que todos los 144.000 son israelitas de raza, es decir, judíos? La contestación a esta pregunta revela lo flexible que es Jehová al cumplir su propósito. Para encontrar la respuesta, fijémonos ahora en la carta que escribió Pablo a los romanos.
“Un reino de sacerdotes”
10 Como hemos visto, originalmente Israel fue la única nación que tuvo el privilegio de proporcionar los miembros que formarían “un reino de sacerdotes y una nación santa” (léase Romanos 9:4, 5). Pero ¿qué sucedería cuando llegara la Descendencia Prometida? ¿Saldría de la nación judía la totalidad de los 144.000 israelitas espirituales, los cuales constituyen la parte secundaria de la descendencia de Abrahán?
11 (Léase Romanos 11:7-10.) En el siglo primero, la nación judía rechazó a Jesús. Por ello, la oportunidad de producir la descendencia de Abrahán dejó de ser privilegio exclusivo suyo. No obstante, el día de Pentecostés del año 33, cuando comenzó a invitarse a los integrantes del futuro “reino [celestial] de sacerdotes”, hubo algunos judíos que demostraron la debida disposición y aceptaron esa invitación. Eran tan solo unos miles, nada más que “un resto” en comparación con la entera nación judía (Rom. 11:5).
12 Entonces, ¿cómo completaría Jehová “el número pleno” de miembros de la descendencia de Abrahán? (Rom. 11:12, 25.) Examinemos la respuesta que da Pablo: “No es como si la palabra de Dios hubiera fallado. Porque no todos los que provienen de [la nación literal de] Israel son realmente ‘Israel’. Ni porque son descendencia de Abrahán son todos hijos [o sea, parte de la descendencia de Abrahán] [...]. Es decir, los hijos en la carne no son realmente los hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son contados como descendencia” (Rom. 9:6-8). Por consiguiente, Jehová ya no exigía que los miembros de la descendencia tuvieran a Abrahán como antepasado.
El olivo simbólico
13 Pablo compara a los miembros de la descendencia de Abrahán con las ramas de un olivo cultivado (Rom. 11:21). Este árbol simboliza el cumplimiento del propósito divino en lo referente al pacto abrahámico. La raíz del olivo es santa y representa a Jehová, pues él es quien le da vida al Israel espiritual (Isa. 10:20; Rom. 11:16). El tronco corresponde a Jesús, la parte principal de la descendencia de Abrahán. Y el conjunto de ramas representa “el número pleno” de quienes forman la parte secundaria de dicha descendencia.
14 En la ilustración del olivo, los judíos que nunca aceptaron a Jesús son comparados a ramas que, al haber sido “desgajadas”, o arrancadas, del árbol perdieron la oportunidad de formar parte de la descendencia de Abrahán (Rom. 11:17). ¿Quiénes serían los reemplazos? Serían personas en las que nunca habrían pensado los judíos, quienes tan orgullosos se sentían de tener por antepasado a Abrahán. Pero no olvidemos que Juan el Bautista ya les había advertido que, si Jehová lo deseaba, podía crear descendientes de Abrahán hasta de las propias piedras (Luc. 3:8).
15 Entonces, ¿qué hizo Jehová para realizar su propósito? Como explica Pablo, sustituyó las ramas desgajadas por otras de acebuche. O, lo que es lo mismo, injertó ramas de olivo silvestre en el olivo cultivado (léase Romanos 11:17, 18). En conformidad con estas palabras, los cristianos ungidos procedentes de las naciones —entre ellos los miembros gentiles de la congregación de Roma— fueron injertados, o incorporados, al olivo simbólico. De este modo llegaron a formar parte de la descendencia de Abrahán. Aunque en un principio no habían tenido ninguna posibilidad de participar en ese pacto especial, pues eran como ramas de acebuche, Jehová les dio la oportunidad de convertirse en judíos espirituales (Rom. 2:28, 29).
16 En una carta dirigida a los israelitas espirituales, entre los cuales había cristianos gentiles, el apóstol Pedro les dio esta explicación: “Para ustedes, por lo tanto, [Jesucristo] es precioso, porque son creyentes; pero para los que no creen: ‘la mismísima piedra que los edificadores rechazaron ha llegado a ser la cabeza del ángulo’, y ‘una piedra de tropiezo y masa rocosa de ofensa’. [...] Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se ha mostrado misericordia” (1 Ped. 2:7-10).
17 Jehová hizo algo que muchos jamás hubieran esperado. Pablo describe lo sucedido como un proceso “contrario a la naturaleza” (Rom. 11:24). ¿En qué sentido? En el sentido de que resulta extraño, e incluso antinatural, injertar la rama de un árbol silvestre en un árbol de huerto. (Cabe señalar, sin embargo, que eso era precisamente lo que hacían algunos agricultores en el siglo primero.) De igual modo, la medida que Dios tomó fue algo fuera de lo común. A pesar de que los judíos consideraban que los gentiles eran incapaces de dar buen fruto, él hizo que algunos de ellos formaran parte de “una nación” que producía el fruto del Reino (Mat. 21:43). En el año 36, Cornelio, el primer gentil incircunciso, abrazó el cristianismo y fue ungido con espíritu santo. Desde ese momento quedó abierto el camino para que fueran injertadas en el olivo simbólico personas que ni eran judías ni habían pasado por la circuncisión (Hech. 10:44-48).
18 ¿Quiere decir lo anterior que después del año 36 ya no podría ningún judío entrar a formar parte de la descendencia de Abrahán? No. Pablo explica: “[Los judíos] también, si no permanecen en su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo. Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más estos que son naturales serán injertados en su propio olivo!” (Rom. 11:23, 24).
“Todo Israel será salvo”
19 Ciertamente, el propósito divino sobre “el Israel de Dios” se está cumpliendo de un modo maravilloso (Gál. 6:16). Como indicó Pablo, “todo Israel será salvo” (Rom. 11:26). Cuando llegue el momento que Jehová ha establecido, “todo Israel” —o sea, el número pleno de israelitas espirituales— realizará sus funciones en el cielo. En efecto, servirán como reyes y sacerdotes. ¡Nada puede impedir que se realice el propósito de Dios!
20 Gracias a la descendencia de Abrahán, formada por Jesucristo y los 144.000, la “gente de las naciones” podrá recibir grandes bendiciones, cumpliéndose así la promesa divina (Rom. 11:12; Gén. 22:18). Como vemos, los beneficios se extenderán al pueblo de Dios en su totalidad. Sin duda, al contemplar cómo se va haciendo realidad el propósito eterno de Jehová, no podemos menos que exclamar: “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” (Rom. 11:33).
[Notas]
No hay razón para hablar de un olivo típico y de otro antitípico, como si Israel fuera un olivo que representara simbólicamente a otro. ¿Por qué no? Porque aunque la nación de Israel produjo reyes y sacerdotes, nunca se convirtió en un reino de sacerdotes; la propia Ley prohibía que los reyes israelitas ejercieran el sacerdocio. De modo que la nación de Israel no fue ningún olivo que prefigurara a otro árbol posterior. Lo que Pablo ilustró con su comparación era cómo se cumple en el Israel espiritual el propósito de Dios de producir “un reino de sacerdotes”. Esta explicación actualiza la que se publicó en La Atalaya del 1 de enero de 1984, páginas 14 a 19.
Véase el recuadro “¿Para qué injertar ramas de acebuche?”.
Ocurrió tal como había indicado la profecía de las 70 semanas de años: los gentiles fueron admitidos cuando terminó un período de tres años y medio durante el cual se invitó únicamente a los judíos a formar parte de la nación espiritual (Dan. 9:27).
En Romanos 11:24, la expresión “de huerto” traduce un prefijo derivado de un adjetivo que significa “bueno”, “excelente” o “idóneo para su propósito”, y que se aplica en particular a objetos que cumplen su finalidad.
¿Lo hemos captado?
• ¿Qué aprendemos acerca de Jehová al examinar cómo cumple su propósito?
• ¿Qué representan los siguientes elementos de la comparación de Romanos 11?
El olivo
La raíz
El tronco
Las ramas
• ¿Por qué era “contrario a la naturaleza” el tipo de injerto que se usó?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Cuál es el mayor honor para el cristiano bautizado?
 2. ¿Por qué es un privilegio sin par conocer a Jehová y ser conocidos por él?
 3. ¿Qué está implicado en conocer a Dios?
 4, 5. a) ¿Con qué sentido se usa en la Biblia la palabra “propósito”? b) Muestre con un ejemplo que es posible lograr el mismo propósito de diversas maneras.
 6. ¿Qué muestra de flexibilidad ha dado Jehová al desarrollar su propósito?
 7. ¿Qué nos enseña la descripción que hace Jehová de sí mismo en Éxodo 3:14?
 8, 9. a) ¿Qué cuatro puntos básicos nos ayudarán a entender la comparación del olivo? b) ¿Qué pregunta vamos a analizar, y qué nos revela sobre Jehová la respuesta?
10. ¿Qué privilegio tuvo en exclusiva la nación de Israel?
11, 12. a) ¿Cuándo comenzó a invitarse a los futuros miembros del Reino celestial, y cómo respondió la mayoría de los judíos de la época? b) ¿Cómo completaría Jehová “el número pleno” de integrantes de la descendencia de Abrahán?
13. a) ¿Qué simboliza el olivo? b) ¿A quién representa la raíz? c) ¿Quién es el tronco? d) ¿Qué son las ramas?
14, 15. ¿Quiénes son las ramas “desgajadas” del olivo de huerto, y quiénes son las ramas injertadas?
16. ¿Cómo explicó Pedro la formación de la nueva nación espiritual?
17. ¿En qué sentido fue “contrario a la naturaleza” lo que hizo Jehová?
18. ¿Qué oportunidad tuvieron los judíos aun después del año 36?
19, 20. Tal como indica la comparación del olivo, ¿qué logra Jehová?

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