TEXTO DEL DÍA
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CITA BÍBLICA
Descripción Biblia
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Referencias BÍBLICAS
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*** Texto del Domingo, 03 de
Febrero de 2013 ***
Domingo 3 de febrero
En un tiempo ustedes
no eran pueblo, pero ahora son
pueblo de Dios (1 Ped. 2:10).
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(1 Pedro 2:10) Porque en un tiempo ustedes
no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios;
eran aquellos a quienes no se había mostrado misericordia, pero ahora son
aquellos a quienes se ha mostrado misericordia.
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(Oseas 1:10)
”Y el número de los hijos de Israel tiene que llegar a ser como los granos de
la arena del mar que no pueden ser medidos ni numerados. Y tiene que ocurrir
que, en el lugar en que solía decírseles: ‘Ustedes no son mi pueblo’, se les
dirá: ‘Los hijos del Dios vivo’.
(Hechos 15:14)
Symeón ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a
las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre.
(Romanos 9:25)
Es como él dice también en Oseas: “A los que no son pueblo mío llamaré
‘pueblo mío’, y a la que no era amada, ‘amada’;
(Isaías 65:1)
“Me he dejado buscar por los que no habían preguntado [por mí]. Me he dejado
hallar por los que no me habían buscado. He dicho: ‘¡Aquí estoy, aquí
estoy!’, a una nación que no invocaba mi nombre.
(Oseas 2:23)
Y ciertamente la sembraré como semilla para mí en la tierra, y ciertamente
mostraré misericordia a aquella a quien no se había mostrado misericordia, y
ciertamente diré a los que no son mi pueblo: “Tú eres mi pueblo”; y ellos,
por su parte, dirán: “[Tú eres] mi Dios”’”.
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Pese a que los judíos
consideraban que los gentiles eran incapaces de dar buen fruto, Jehová hizo
que ellos formaran parte de “una nación” que producía el fruto del Reino (Mat. 21:43).
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(Mateo 21:43) Por eso
les digo: El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una
nación que produzca sus frutos.
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(Mateo 8:12)
entre tanto que los hijos del reino serán echados a la oscuridad de afuera.
Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes”.
(Mateo 22:9)
Por eso, vayan a los caminos que salen de la ciudad, e inviten al banquete de
bodas a cualquiera que hallen’.
(Hebreos 8:9)
no según el pacto que hice con sus antepasados en [el] día que los tomé de la
mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque no continuaron en mi pacto,
de modo que dejé de interesarme en ellos’, dice Jehová”.
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En el año 36,
Cornelio, el primer gentil incircunciso, abrazó el cristianismo y fue ungido
con espíritu santo. Desde ese momento quedó abierto el camino para que fueran
injertadas en el olivo simbólico personas que ni eran judías
ni habían pasado por la circuncisión (Hech. 10:44-48).
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(Hechos 10:44-48) Mientras Pedro todavía estaba
hablando acerca de estos asuntos, el espíritu santo cayó sobre todos los que oían la palabra. 45 Y
los fieles que habían venido con Pedro que eran de los circuncisos estaban
asombrados, porque la dádiva gratuita del espíritu santo también estaba
siendo derramada sobre gente de las
naciones. 46 Pues los oían hablar en
lenguas y engrandecer a Dios. Entonces Pedro respondió: 47 “¿Puede
alguien negar el agua de modo que no sean bautizados
estos, que han recibido el espíritu santo igual que
nosotros?”. 48 Con eso, mandó que fueran bautizados en
el nombre de Jesucristo.
Entonces ellos le solicitaron que permaneciera algunos días.
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(Hechos 4:31)
Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido;
y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la
palabra de Dios con denuedo.
(Hechos 8:15)
y estos bajaron y oraron para que recibieran espíritu santo.
(Gálatas 3:14)
14 El propósito fue que la bendición de Abrahán
llegara a ser para las naciones por medio de Jesucristo, para que mediante
nuestra fe recibiéramos el espíritu prometido.
(Hechos 2:4) y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar
en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.
(Hechos 19:6) Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el
espíritu santo, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
(Mateo 3:11)
Yo, por mi parte, los bautizo con agua a causa de su arrepentimiento; pero el
que viene después de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de quitarle las
sandalias. Ese los bautizará con espíritu santo y con fuego.
(Hechos 8:36)
Entonces, siguiendo por el camino, llegaron a cierta masa de agua, y el
eunuco dijo: “¡Mira! Agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”.
(Hechos 11:17)
Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma dádiva gratuita que también
dio a nosotros los que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo
para poder estorbar a Dios?”.
(Mateo 16:19) Yo te daré
las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra
será la cosa atada en los cielos, y cualquier cosa que desates sobre la
tierra será la cosa desatada en los cielos”.
(Hechos 2:38) Pedro les
[dijo]: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de
Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán la dádiva gratuita del
espíritu santo.
(Hechos 19:5) Al oír esto,
se bautizaron en el nombre del Señor Jesús.
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¿Quiere decir eso que
después del año 36 ya no podría ningún judío entrar a formar parte de la
descendencia de Abrahán? No. Pablo explica: “[Los judíos] también, si
no permanecen en su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede
injertarlos de nuevo. Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza
es silvestre, y contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de
huerto, ¡cuánto más estos que son naturales serán injertados en su propio
olivo!” (Rom.
11:23, 24). w11 15/5 4:16-18
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(Romanos 11:23, 24) Ellos también, si no
permanecen en su falta de fe, serán
injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo. 24 Porque
si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y contrario a
la naturaleza fuiste
injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más estos que son
naturales serán injertados en su propio olivo!
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(Hechos 2:38)
38 Pedro les [dijo]: “Arrepiéntanse, y bautícese cada
uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y
recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.
(Romanos 11:17)
17 Sin embargo, si algunas de las ramas fueron
desgajadas, pero tú, aunque eres acebuche, fuiste injertado entre ellas y
llegaste a ser partícipe de la raíz de grosura del olivo,
(2 Corintios 3:16)
16 Pero cuando hay un volverse a Jehová, se quita el
velo.
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*** w11 15/5 ¡Qué profunda es
la sabiduría de Dios! ***
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¡Qué profunda es
la sabiduría de Dios!
“¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y
del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e
ininvestigables sus caminos!” (ROM. 11:33)
¿CUÁL es el mayor honor que le han concedido? De buenas a primeras, puede
que piense en alguna responsabilidad que le confiaron o algún reconocimiento
que le hicieron. Sin embargo, para el cristiano bautizado no hay mayor
privilegio que gozar de la amistad de Jehová, el único Dios verdadero. En
efecto, es todo un honor llegar a ser “conocido por él” (1 Cor. 8:3;
Gál. 4:9).
2 ¿Por qué decimos que es un honor inmenso conocer a
Jehová y ser conocidos por él? No solo porque se trata del Ser más
ilustre del universo, sino porque es el Protector de las personas a quienes
ama. Bien dijo el profeta Nahúm en un mensaje inspirado: “Jehová es bueno,
una plaza fuerte en el día de la angustia. Y sabe de los que buscan
refugio en él” (Nah. 1:7; Sal. 1:6). En realidad, si queremos obtener
vida eterna, es imprescindible que conozcamos bien al único Dios verdadero y
a su Hijo Jesucristo (Juan 17:3).
3 Ahora bien, ¿qué está envuelto en conocer a Dios?
Conocerlo es mucho más que saber su nombre personal. Implica familiarizarse
con Jehová, verlo como nuestro Amigo y descubrir lo que le gusta y lo que le
desagrada. También conlleva vivir de acuerdo con lo que aprendemos acerca de
su persona (1 Juan 2:4). Y eso no es todo. Para conocerlo bien,
debemos interesarnos en todos sus actos, examinando la forma en que los llevó
a cabo y los motivos que tuvo para hacerlos. Cuanto mejor comprendamos sus
propósitos, más nos maravillará “la profundidad [...] de la sabiduría” divina
(Rom. 11:33).
Jehová lleva a cabo su propósito
4 Jehová es un Dios que siempre actúa de acuerdo con un
propósito. De hecho, la Biblia habla de su “propósito eterno” (Efe. 3:10,
11). En las Escrituras, ¿qué idea transmite la palabra “propósito”? La idea
de una meta u objetivo definido que puede lograrse de más de una forma.
5 Pongamos un ejemplo. Una persona desea viajar a cierta
ciudad. Llegar allí es su meta o propósito. Es muy posible que seleccione el
medio de transporte y la ruta entre diversas opciones. Sin embargo, durante
el trayecto tal vez se vea obligado a tomar una vía alternativa por causa del
mal tiempo, del tráfico o del cierre de carreteras. El asunto es que,
sin importar los cambios de última hora, consigue su objetivo, pues llega a
la localidad de destino.
6 De igual modo, Jehová lleva a cabo su propósito eterno
con notable flexibilidad. Sin dejar nunca de respetar la libertad de elección
de sus criaturas inteligentes, realiza cualquier modificación que estima
necesaria para lograr sus fines. Tomemos como ejemplo la forma en que ha
desarrollado su propósito valiéndose de la Descendencia Prometida. Después de
crear a nuestros primeros padres, Jehová les mandó: “Sean fructíferos y
háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Gén. 1:28). Ahora bien,
cuando ambos se rebelaron en el jardín de Edén, ¿se vio frustrado el
propósito que había expresado Jehová? De ningún modo. Ante la nueva
situación, él tomó de inmediato nuevas medidas, una “ruta” alternativa para
conseguir su propósito. Anunció que vendría una “descendencia” que remediaría
todos los daños ocasionados por los rebeldes (Gén. 3:15; Heb. 2:14-17;
1 Juan 3:8).
7 Ciertamente, Dios ha demostrado una gran capacidad de
adaptación al llevar a cabo su propósito. Y esto está en armonía con la
descripción que hizo de sí mismo al darle una comisión a Moisés. Cuando
Moisés señaló ciertos obstáculos que podrían impedirle cumplir dicha
comisión, Jehová lo tranquilizó diciéndole: “‘Yo resultaré ser lo que
resultaré ser’. Y añadió: ‘Esto es lo que has de decir a los hijos de
Israel: “Yo resultaré ser me ha enviado a ustedes”’” (Éxo. 3:14). Con esta descripción
de su persona, Jehová destacó su capacidad de llegar a ser todo lo que haga
falta a fin de llevar a cabo su propósito. El apóstol Pablo ilustra este
hecho de manera magistral en el capítulo 11 de la carta a los Romanos, donde
habla de un árbol simbólico, un olivo. Todos nosotros —tanto si esperamos
vivir eternamente en el cielo o en la Tierra— hacemos bien en examinar esta
comparación, pues nos ayudará a comprender mejor lo profunda que es la
sabiduría divina.
El propósito divino y la Descendencia
Prometida
8 Si queremos entender bien la comparación del olivo,
primero debemos recordar cuatro hechos sobre cómo desarrolla Jehová su
propósito valiéndose de la Descendencia Prometida. Primero, que Dios le hizo
esta promesa a Abrahán: “Mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán
todas las naciones de la tierra” (Gén. 22:17, 18). Segundo, que Jehová les
dio a los descendientes de Abrahán, la nación de Israel, la oportunidad de
producir “un reino de sacerdotes” (Éxo. 19:5, 6). Tercero, que Dios tomó
otras medidas para producir dicho “reino de sacerdotes” al ver que la mayoría
de los israelitas no aceptaron al Mesías (Mat. 21:43; Rom. 9:27-29). Y,
cuarto, que aunque Jesús es la parte principal de la descendencia de Abrahán,
Jehová concede a otras personas el honor de formar parte de dicha
descendencia (Gál. 3:16, 29).
9 A estos cuatro puntos se une otro dato que encontramos
en Revelación: 144.000 personas van al cielo para ser reyes y sacerdotes con
Cristo (Rev. 14:1-4). Este libro los designa también como “los hijos de
Israel” (Rev. 7:4-8). ¿Quiere decir lo anterior que todos los 144.000 son
israelitas de raza, es decir, judíos? La contestación a esta pregunta
revela lo flexible que es Jehová al cumplir su propósito. Para encontrar la
respuesta, fijémonos ahora en la carta que escribió Pablo a los romanos.
“Un reino de sacerdotes”
10 Como hemos visto, originalmente Israel fue la única
nación que tuvo el privilegio de proporcionar los miembros que formarían “un
reino de sacerdotes y una nación santa” (léase Romanos
9:4, 5). Pero ¿qué sucedería cuando llegara
la Descendencia Prometida? ¿Saldría de la nación judía la totalidad de los
144.000 israelitas espirituales, los cuales constituyen la parte secundaria
de la descendencia de Abrahán?
11 (Léase Romanos 11:7-10.)
En el siglo primero, la nación judía rechazó a Jesús. Por ello, la
oportunidad de producir la descendencia de Abrahán dejó de ser privilegio
exclusivo suyo. No obstante, el día de Pentecostés del año 33, cuando
comenzó a invitarse a los integrantes del futuro “reino [celestial] de
sacerdotes”, hubo algunos judíos que demostraron la debida disposición y
aceptaron esa invitación. Eran tan solo unos miles, nada más que “un resto”
en comparación con la entera nación judía (Rom. 11:5).
12 Entonces, ¿cómo completaría Jehová “el número pleno”
de miembros de la descendencia de Abrahán? (Rom. 11:12, 25.) Examinemos la
respuesta que da Pablo: “No es como si la palabra de Dios hubiera fallado.
Porque no todos los que provienen de [la nación literal de] Israel son
realmente ‘Israel’. Ni porque son descendencia de Abrahán son todos
hijos [o sea, parte de la descendencia de Abrahán] [...]. Es decir, los
hijos en la carne no son realmente los hijos de Dios, sino que los hijos
de la promesa son contados como descendencia” (Rom. 9:6-8). Por consiguiente,
Jehová ya no exigía que los miembros de la descendencia tuvieran a
Abrahán como antepasado.
El olivo simbólico
13 Pablo compara a los miembros de la descendencia de
Abrahán con las ramas de un olivo cultivado (Rom. 11:21). Este árbol
simboliza el cumplimiento del propósito divino en lo referente al pacto
abrahámico. La raíz del olivo es santa y representa a Jehová, pues él es
quien le da vida al Israel espiritual (Isa. 10:20; Rom. 11:16). El tronco
corresponde a Jesús, la parte principal de la descendencia de Abrahán. Y el
conjunto de ramas representa “el número pleno” de quienes forman la parte
secundaria de dicha descendencia.
14 En la ilustración del olivo, los judíos que nunca
aceptaron a Jesús son comparados a ramas que, al haber sido
“desgajadas”, o arrancadas, del árbol perdieron la oportunidad de formar
parte de la descendencia de Abrahán (Rom. 11:17). ¿Quiénes serían los
reemplazos? Serían personas en las que nunca habrían pensado los judíos,
quienes tan orgullosos se sentían de tener por antepasado a Abrahán. Pero
no olvidemos que Juan el Bautista ya les había advertido que, si Jehová
lo deseaba, podía crear descendientes de Abrahán hasta de las propias piedras
(Luc. 3:8).
15 Entonces, ¿qué hizo Jehová para realizar su propósito?
Como explica Pablo, sustituyó las ramas desgajadas por otras de acebuche.
O, lo que es lo mismo, injertó ramas de olivo silvestre en el olivo
cultivado (léase Romanos 11:17, 18).
En conformidad con estas palabras, los cristianos ungidos procedentes de las
naciones —entre ellos los miembros gentiles de la congregación de Roma—
fueron injertados, o incorporados, al olivo simbólico. De este modo
llegaron a formar parte de la descendencia de Abrahán. Aunque en un principio
no habían tenido ninguna posibilidad de participar en ese pacto
especial, pues eran como ramas de acebuche, Jehová les dio la oportunidad de
convertirse en judíos espirituales (Rom. 2:28, 29).
16 En una carta dirigida a los israelitas espirituales,
entre los cuales había cristianos gentiles, el apóstol Pedro les dio esta
explicación: “Para ustedes, por lo tanto, [Jesucristo] es precioso, porque
son creyentes; pero para los que no creen: ‘la mismísima piedra que los
edificadores rechazaron ha llegado a ser la cabeza del ángulo’, y ‘una piedra
de tropiezo y masa rocosa de ofensa’. [...] Pero ustedes son ‘una
raza escogida, un sacerdocio real, una
nación santa, un pueblo para posesión especial, para que
declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a
su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes
no eran pueblo, pero ahora son
pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se había
mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se ha mostrado
misericordia” (1 Ped. 2:7-10).
17 Jehová hizo algo que muchos jamás hubieran esperado.
Pablo describe lo sucedido como un proceso “contrario a la naturaleza” (Rom.
11:24). ¿En qué sentido? En el sentido de que resulta extraño, e incluso
antinatural, injertar la rama de un árbol silvestre en un árbol de huerto.
(Cabe señalar, sin embargo, que eso era precisamente lo que hacían algunos
agricultores en el siglo primero.) De igual modo, la medida que Dios
tomó fue algo fuera de lo común. A pesar de que los judíos consideraban que
los gentiles eran incapaces de dar buen fruto, él hizo que algunos de ellos
formaran parte de “una nación” que producía el fruto del Reino (Mat. 21:43).
En el año 36, Cornelio, el primer gentil incircunciso, abrazó el cristianismo
y fue ungido con espíritu santo. Desde ese momento quedó abierto el camino
para que fueran injertadas en el olivo simbólico personas que ni eran
judías ni habían pasado por la circuncisión (Hech. 10:44-48).
18 ¿Quiere decir lo anterior que después del año 36 ya
no podría ningún judío entrar a formar parte de la descendencia de
Abrahán? No. Pablo explica: “[Los judíos] también, si no permanecen en
su falta de fe, serán injertados; porque Dios puede injertarlos de nuevo.
Porque si tú fuiste cortado del olivo que por naturaleza es silvestre, y
contrario a la naturaleza fuiste injertado en el olivo de huerto, ¡cuánto más
estos que son naturales serán injertados en su propio olivo!” (Rom. 11:23,
24).
“Todo Israel será salvo”
19 Ciertamente, el propósito divino sobre “el Israel de
Dios” se está cumpliendo de un modo maravilloso (Gál. 6:16). Como indicó
Pablo, “todo Israel será salvo” (Rom. 11:26). Cuando llegue el momento que
Jehová ha establecido, “todo Israel” —o sea, el número pleno de israelitas
espirituales— realizará sus funciones en el cielo. En efecto, servirán como
reyes y sacerdotes. ¡Nada puede impedir que se realice el propósito de Dios!
20 Gracias a la descendencia de Abrahán, formada por
Jesucristo y los 144.000, la “gente de las naciones” podrá recibir grandes
bendiciones, cumpliéndose así la promesa divina (Rom. 11:12; Gén. 22:18).
Como vemos, los beneficios se extenderán al pueblo de Dios en su totalidad.
Sin duda, al contemplar cómo se va haciendo realidad el propósito eterno de
Jehová, no podemos menos que exclamar: “¡Oh la profundidad de las riquezas
y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” (Rom. 11:33).
[Notas]
No hay razón para hablar de un olivo típico y de otro antitípico, como si
Israel fuera un olivo que representara simbólicamente a otro. ¿Por qué no?
Porque aunque la nación de Israel produjo reyes y sacerdotes, nunca se
convirtió en un reino de sacerdotes; la propia Ley prohibía que los reyes
israelitas ejercieran el sacerdocio. De modo que la nación de Israel
no fue ningún olivo que prefigurara a otro árbol posterior. Lo que Pablo
ilustró con su comparación era cómo se cumple en el Israel espiritual el
propósito de Dios de producir “un reino de sacerdotes”. Esta explicación
actualiza la que se publicó en La Atalaya del 1 de enero de
1984, páginas 14 a 19.
Véase el recuadro “¿Para qué injertar ramas de acebuche?”.
Ocurrió tal como había indicado la profecía de las 70 semanas de años:
los gentiles fueron admitidos cuando terminó un período de tres años y medio
durante el cual se invitó únicamente a los judíos a formar parte de la nación
espiritual (Dan. 9:27).
En Romanos 11:24, la expresión “de huerto” traduce un prefijo derivado de
un adjetivo que significa “bueno”, “excelente” o “idóneo para su propósito”,
y que se aplica en particular a objetos que cumplen su finalidad.
¿Lo hemos captado?
• ¿Qué aprendemos acerca de Jehová al examinar cómo cumple su propósito?
• ¿Qué representan los siguientes elementos de la comparación de Romanos
11?
El olivo
La raíz
El tronco
Las ramas
• ¿Por qué era “contrario a la naturaleza” el tipo de injerto que se usó?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Cuál es el mayor honor para el
cristiano bautizado?
2. ¿Por qué es un privilegio sin
par conocer a Jehová y ser conocidos por él?
3. ¿Qué está implicado en conocer
a Dios?
4, 5. a) ¿Con qué sentido se usa
en la Biblia la palabra “propósito”? b) Muestre con un ejemplo que es posible
lograr el mismo propósito de diversas maneras.
6. ¿Qué muestra de flexibilidad ha
dado Jehová al desarrollar su propósito?
7. ¿Qué nos enseña la descripción
que hace Jehová de sí mismo en Éxodo 3:14?
8, 9. a) ¿Qué cuatro puntos
básicos nos ayudarán a entender la comparación del olivo? b) ¿Qué pregunta
vamos a analizar, y qué nos revela sobre Jehová la respuesta?
10. ¿Qué privilegio tuvo en exclusiva la nación de Israel?
11, 12. a) ¿Cuándo comenzó a invitarse a los futuros miembros del Reino
celestial, y cómo respondió la mayoría de los judíos de la época? b) ¿Cómo
completaría Jehová “el número pleno” de integrantes de la descendencia de
Abrahán?
13. a) ¿Qué simboliza el olivo? b) ¿A quién representa la raíz? c) ¿Quién
es el tronco? d) ¿Qué son las ramas?
14, 15. ¿Quiénes son las ramas “desgajadas” del olivo de huerto, y
quiénes son las ramas injertadas?
16. ¿Cómo explicó Pedro la formación de la nueva nación espiritual?
17. ¿En qué sentido fue “contrario a la naturaleza” lo que hizo Jehová?
18. ¿Qué oportunidad tuvieron los judíos aun después del año 36?
19, 20. Tal como indica la comparación del olivo, ¿qué logra Jehová?
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domingo, 3 de febrero de 2013
Domingo, 03 de Febrero de 2013
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