viernes, 1 de febrero de 2013

Viernes, 01 de Febrero de 2013



TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
*** Texto del Viernes, 01 de Febrero de 2013 ***
Viernes 1 de febrero

Corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros (Heb. 12:1).

(Hebreos 12:1) Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos cerca, quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros,
(Hebreos 11:39) 39 Y, no obstante, todos estos, aunque recibieron testimonio por su fe, no obtuvieron [el cumplimiento de] la promesa,
(1 Corintios 9:26) Por lo tanto, la manera como estoy corriendo no es incierta; la manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire;
(Filipenses 3:13) Hermanos, todavía no me considero como si [lo] hubiera asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá,
(1 Pedro 2:1) Por consiguiente, desechen toda maldad y todo lo engañoso, e hipocresía, y envidias, y toda suerte de difamación solapada,
(Colosenses 2:8) Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el vano engaño según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo;
(1 Timoteo 6:9) Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina.
(Hebreos 3:12) Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo;
(1 Timoteo 6:12) 12 Pelea la excelente pelea de la fe, logra asirte firmemente de la vida eterna para la cual fuiste llamado y presentaste la excelente declaración pública enfrente de muchos testigos.
(1 Corintios 9:24) 24 ¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen.
(Filipenses 3:14) 14 prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús.
La Biblia usa competiciones deportivas para representar la vida cristiana. Así, cuando Pablo dirigió a los corintios su primera carta, les dijo: “¿No saben ustedes que [...] en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen” (1 Cor. 9:24).
Él no estaba indicando que solo uno de aquellos cristianos conseguiría la recompensa de la vida eterna. ¡Eso significaría que el esfuerzo de los demás habría sido inútil! Pablo quería destacar la necesidad de imitar a los atletas. Cada uno de ellos se preparaba a fondo y corría con empeño a fin de ser el ganador. Ese es el entusiasmo con el que el apóstol animaba a sus hermanos a correr la carrera cristiana. ¡Solo así podrían alcanzar el galardón de la vida eterna! Claro, en esta carrera reciben el premio todos los que la completan. Y el premio que nos espera —sea en los cielos o en la Tierra— es de un valor incomparable. w11 15/9 3:2-4
(1 Corintios 9:24) ¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen.

(Gálatas 5:7) 7 Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién les causó estorbo para que no siguieran obedeciendo la verdad?
(Filipenses 3:14) prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús.
(Colosenses 2:18) Que no los prive del premio nadie que se deleite en una humildad [ficticia] y en una forma de adoración de los ángeles, “plantándose en” las cosas que ha visto, hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal,
(Mateo 10:22) Y ustedes serán objeto de odio de parte de toda la gente por motivo de mi nombre; mas el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo.
(Mateo 24:13) Pero el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo.
(2 Timoteo 4:8) De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, el justo juez, me dará como galardón en aquel día; sin embargo, no solo a mí, sino también a todos los que han amado su manifestación.
“Corramos con aguante la carrera”
“Corramos con aguante la carrera”
“Corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros.” (HEB. 12:1)
TODOS los años se celebran maratones en muchos países. Unos pocos corredores —los de élite— participan con el claro objetivo de ganar, pero la mayoría lo hace con una expectativa mucho menos ambiciosa: poder decir con orgullo que consiguieron llegar a la línea de meta.
2 En varios pasajes, la Biblia usa este tipo de competiciones deportivas para representar la vida cristiana. Así, cuando Pablo dirigió a los corintios su primera carta, les dijo: “¿No saben ustedes que [...] en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen” (1 Cor. 9:24).
3 Por supuesto, Pablo no estaba indicando que solo uno de aquellos cristianos conseguiría la recompensa de la vida eterna. ¡Eso significaría que el esfuerzo de los demás habría sido completamente inútil! Entonces, ¿qué punto quería destacar? La necesidad de imitar a los atletas. Cada uno de ellos se preparaba a fondo y corría con empeño a fin de ser el ganador. Ese es el entusiasmo con el que el apóstol animaba a sus hermanos a correr la carrera cristiana. ¡Solo así podrían alcanzar el galardón de la vida eterna! Claro está, en esta carrera reciben ese premio todos los que la completan.
4 A quienes ya estamos en la carrera por la vida, estas palabras nos dan mucho ánimo, pero también nos ponen a reflexionar. ¿Por qué? Porque el premio que nos espera —sea en los cielos o en la Tierra— es de un valor incomparable y no queremos perderlo. Comprendemos que se trata de un trayecto largo y difícil, plagado de obstáculos, distracciones y peligros (Mat. 7:13, 14). Y también sabemos que, por desgracia, hay quienes aminoran el paso, se detienen o incluso abandonan la carrera. ¿Cuáles son algunas de las trampas y dificultades que vamos a encontrar? ¿Cómo podemos evitarlas? ¿Qué podemos hacer para llegar a la meta y obtener el triunfo?
El aguante necesario para salir vencedor
5 Al escribir a los cristianos hebreos de Jerusalén y toda Judea, Pablo volvió a usar imágenes tomadas del atletismo y los juegos (léase Hebreos 12:1). Además de destacar las razones para no abandonar la carrera por la vida, les mostró cómo resultar vencedores. Pero antes de examinar sus consejos inspirados y la aplicación que podemos darles, veamos el motivo por el que les envió esta carta y las cualidades que les exhortó a demostrar.
6 Nuestros hermanos del siglo primero —y en particular los de Jerusalén y el resto de Judea— afrontaban muchos problemas y penalidades. Para empezar, los hostigaban constantemente las autoridades religiosas judías, quienes mantenían su firme control sobre el pueblo. Años antes, habían conseguido que Jesús fuera condenado como enemigo del gobierno y ejecutado como un vil criminal. Y seguían tratando con igual agresividad a sus discípulos. El libro de Hechos ofrece una crónica de sus continuos ataques, los cuales comenzaron poco después de los milagrosos sucesos de Pentecostés del año 33. ¡No era nada fácil ser cristiano en esas circunstancias! (Hech. 4:1-3; 5:17, 18; 6:8-12; 7:59; 8:1, 3.)
7 Aquellos cristianos se encontraban muy cerca del fin del sistema judío. Jesús les había hablado de la destrucción que sufriría aquella nación infiel. También les había indicado los sucesos que ocurrirían antes de la caída de Jerusalén y les había dado instrucciones para sobrevivir (léase Lucas 21:20-22). Debían tener muy presente esta advertencia que les había dado: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente” (Luc. 21:34).
8 Cuando Pablo escribe su carta a los cristianos hebreos, ya han transcurrido casi treinta años desde que Jesús dio esa advertencia. ¿Cómo les ha afectado el paso del tiempo? Algunos han cedido a las presiones y distracciones de la vida cotidiana y no han alcanzado el desarrollo espiritual necesario para mantenerse firmes (Heb. 5:11-14). Otros piensan, al parecer, que es mejor dejarse llevar por la corriente e imitar a las personas que los rodean, razonando quizás que, al fin y al cabo, se trata de judíos que no han abandonado del todo a Dios y cumplen a cierto grado la Ley. Por último, hay discípulos que se han dejado persuadir o intimidar por miembros de la congregación que defienden el cumplimiento de la Ley mosaica y las tradiciones religiosas. ¿Qué dirá Pablo a sus hermanos para ayudarlos a mantener la vigilancia espiritual y resistir en la carrera por la vida?
9 Notemos el mensaje divinamente inspirado con el que Pablo trata de fortalecer a los cristianos hebreos. En el capítulo 10 de su carta, les menciona que la Ley no es más que “una sombra de las buenas cosas por venir”, y les destaca el enorme valor del sacrificio redentor de Cristo. Y al final del capítulo les dice: “Ustedes tienen necesidad de aguante, para que, después que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban el cumplimiento de la promesa. Porque aún ‘un poquito de tiempo’, y ‘el que viene llegará y no tardará’” (Heb. 10:1, 36, 37).
10 A continuación viene el capítulo 11 de Hebreos, donde Pablo explica con maestría en qué consiste la verdadera fe en Dios. Y lo ilustra con ejemplos históricos de hombres y mujeres de fe. Al hacerlo, ¿se está apartando del tema del aguante? No. Él quiere recordarles a sus hermanos que la fe exige actuar con valor y perseverancia. Sabe que el extraordinario ejemplo de los siervos de Jehová del pasado los fortalecerá para que puedan hacer frente a las pruebas y dificultades. Así, después de enumerar las obras de fe de aquellos fieles, los anima nuevamente a mostrar aguante, diciéndoles: “Porque tenemos tan grande nube de testigos que nos cerca, quitémonos nosotros también todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros” (Heb. 12:1).
La “nube de testigos”
11 La enorme “nube [o multitud] de testigos” no está formada por simples espectadores pasivos. No se encuentran en el estadio únicamente para presenciar la competición o quizás para ver si gana el deportista o equipo de su preferencia, sino para dar ánimo a los participantes. Y pueden muy bien hacerlo, pues ellos mismos fueron corredores en su día y finalizaron el trayecto con éxito. Aunque están muertos, se los presenta como personas vivas que están dando ánimo. ¿Qué efecto tiene en los nuevos saber que los observan veteranos atletas del más alto nivel? Los impulsa a correr lo mejor que pueden e incluso superarse. La “nube de testigos” que los rodea les garantiza que es posible ganar esta difícil prueba deportiva. Si reflexionan sobre su ejemplo, tendrán el valor necesario para seguir “con aguante [en] la carrera”. Este consejo fue muy útil para los hebreos del siglo primero, y no lo es menos para nosotros.
12 Nuestras circunstancias son parecidas a las de muchos de los fieles que menciona Pablo. Veamos varios ejemplos. Noé vivió los últimos días del mundo anterior al Diluvio. De igual modo, nosotros vivimos muy cerca del fin del mundo actual. Abrahán y Sara recibieron la orden de dejar atrás su país y mudarse a otro, donde adoraron al Dios verdadero mientras esperaban el cumplimiento de sus promesas. A nosotros también se nos pide que dejemos atrás preferencias personales y nos esforcemos por hacer la voluntad de Jehová mientras esperamos las bendiciones futuras. Moisés tuvo que afrontar por años los peligros del desierto en su viaje a la Tierra Prometida. Igualmente, nosotros tenemos que superar los peligros de esta sociedad moribunda en nuestro camino al nuevo sistema. Ciertamente, vale la pena repasar el ejemplo de estos hombres y mujeres, lo que incluye tanto sus éxitos y virtudes como sus fracasos y flaquezas (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11).
Lo que les permitió triunfar
13 Hubo una cualidad que permitió que los siervos de Jehová mencionados por el apóstol persistieran en la carrera y alcanzaran la victoria. Observemos cómo la manifestó uno de ellos: Noé (léase Hebreos 11:7). Jehová le prometió “traer el diluvio de aguas sobre la tierra para arruinar [...] a toda carne” (Gén. 6:17). ¿Por qué dice Pablo que eran “cosas todavía no contempladas”? Porque jamás se había visto una catástrofe así. Pero aunque era un suceso sin precedentes, Noé no consideró que fuera poco probable, o incluso imposible, que se hiciera realidad. La razón era que tenía fe. Creía que Jehová haría lo que había dicho y por eso no pensó que las órdenes que le había dado fueran demasiado difíciles. Por el contrario, “hizo [todo] precisamente así” como se lo había indicado Dios (Gén. 6:22). Y no era poca cosa, pues tenía que construir el arca, aprovisionarla con comida y forraje, reunir los animales, predicar un mensaje de advertencia y velar por la espiritualidad de su familia. Pero la fe y el aguante de Noé no quedaron sin recompensa, pues él y los suyos sobrevivieron y recibieron muchas bendiciones.
14 En la lista de la “nube de testigos que nos cerca” aparecen a continuación Abrahán y Sara. Ellos estaban bien asentados en Ur, y tener que mudarse los exponía a un futuro que pudiera parecer incierto. Sin embargo, dieron un magnífico ejemplo de fe y obediencia a pesar de las dificultades. Teniendo presentes todos los sacrificios que hizo este patriarca por causa del Dios verdadero, es justo que se le llame “el padre de todos los que tienen fe” (Rom. 4:11). Pablo tocó tan solo algunos puntos destacados de su vida, pues sus oyentes conocían perfectamente su historia. No obstante, extrajo una lección muy poderosa: “En fe murieron todos estos [siervos de Dios, incluidos Abrahán y su familia], aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron, y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra” (Heb. 11:13). Es patente que fueron su fe y su estrecha relación con Jehová lo que les permitió correr con aguante.
15 Otro ejemplo excepcional de la “nube de testigos” es Moisés. En vez de continuar disfrutando de los privilegios y riquezas que tenía, prefirió llevar una vida en la que fue “maltratado con el pueblo de Dios”. ¿Por qué? Porque, como explica Pablo, siempre “miraba atentamente hacia el pago del galardón” y se mantenía “constante como si viera a Aquel que es invisible” (léase Hebreos 11:24-27). No se distrajo de su objetivo pensando en “disfrutar temporalmente del pecado”. Para él eran muy reales Dios y sus promesas. Por eso pudo demostrar un valor y un aguante nada comunes. Trabajó con muchísimo celo para sacar a los israelitas de Egipto y conducirlos hasta la Tierra Prometida.
16 Al igual que Abrahán, Moisés no vivió para ver cumplirse las promesas divinas. Cuando los israelitas estaban a las puertas de la Tierra Prometida, Jehová le dijo: “Desde lejos verás la tierra, pero no entrarás allá en la tierra que doy a los hijos de Israel”. ¿Por qué iba a castigarlos de ese modo a él y a Aarón? Porque, exasperados por los rebeldes israelitas, lo habían tratado con falta de respeto. En efecto, Jehová les dijo: “Ustedes actuaron en desacato para conmigo en medio de los hijos de Israel, junto a las aguas de Meribá” (Deu. 32:51, 52). ¿Cayó Moisés presa del desánimo y la amargura? De ningún modo. Al bendecir a la nación, terminó diciendo: “¡Feliz eres tú, oh Israel! ¿Quién hay como tú, pueblo que goza de salvación en Jehová, el escudo de tu ayuda, y Aquel que es tu eminente espada?” (Deu. 33:29).
Lecciones para todos
17 Al repasar la vida de algunos fieles de la “nube de testigos que nos cerca”, extraemos una clara lección: para llegar a la meta es preciso demostrar confianza absoluta en Dios y sus promesas (Heb. 11:6). La fe no puede ser un aspecto secundario de nuestra vida; tiene que ser lo principal. A diferencia de la gente del mundo, nosotros logramos ver más allá de las cosas materiales que nos rodean y contemplar a Jehová, “Aquel que es invisible”, lo cual nos anima a correr con aguante (2 Cor. 5:7).
18 La carrera cristiana no es fácil. Sin embargo, todos podemos obtener la victoria. En el siguiente artículo examinaremos con qué otras ayudas contamos para conseguirlo.
¿Sabríamos explicarlo?
• ¿Por qué habló Pablo tan extensamente sobre la “nube de testigos”?
• ¿Cómo se fortalece nuestro aguante cuando visualizamos la “nube de testigos que nos cerca”?
• ¿Qué aprendemos de fieles de la antigüedad como Noé, Abrahán, Sara y Moisés?
[Preguntas del estudio]
 1, 2. ¿Qué imagen usó Pablo para representar la vida cristiana?
 3. ¿Qué quería destacar Pablo al decir que solo gana un corredor?
 4. ¿Qué debemos recordar sobre la carrera por la vida?
 5. ¿Qué imágenes volvió a utilizar Pablo en Hebreos 12:1?
 6. ¿Cómo trataban a los cristianos las autoridades religiosas?
 7. ¿En qué momento crucial vivían los cristianos a los que escribió Pablo?
 8. ¿Cuáles pudieron ser las causas de que algunos cristianos redujeran el paso o se cansaran de correr?
 9, 10. a) ¿Qué palabras de ánimo incluyó Pablo al final del capítulo 10 de Hebreos? b) ¿Por qué habló el apóstol sobre las obras de fe de los testigos del pasado?
11. ¿Qué logramos al reflexionar sobre la enorme “nube de testigos”?
12. ¿Qué interés tienen para nosotros los ejemplos que cita Pablo?
13. ¿A qué dificultades se enfrentó Noé, y qué cualidad le permitió superarlas?
14. ¿Qué dificultades afrontaron Abrahán y Sara, y qué lección extraemos de su ejemplo?
15. ¿Qué motivó a Moisés a llevar una vida sacrificada?
16. ¿Por qué no se deprimió Moisés cuando Jehová le impidió entrar en la Tierra Prometida?
17, 18. a) ¿Qué lección nos enseña la “nube de testigos”? b) ¿Qué veremos en el próximo artículo?

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