martes, 5 de febrero de 2013

Martes, 05 de Febrero de 2013


TEXTO DEL DÍA

CITA BÍBLICA
Descripción Biblia

Referencias BÍBLICAS
*** Texto del Martes, 05 de Febrero de 2013 ***
Martes 5 de febrero
Desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas (Dan. 9:25).

(Daniel 9:25) Y debes saber y tener la perspicacia [de que] desde la salida de [la] palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías [el] Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.

(Nehemías 2:5) 5 Después dije al rey: “Si al rey de veras le parece bien, y si tu siervo parece bueno ante ti, que me envíes a Judá, a la ciudad de las sepulturas de mis antepasados, para que la reedifique”. . .
(1 Samuel 2:10) En cuanto a Jehová, los que contiendan contra él serán aterrorizados; contra ellos él tronará en los cielos. Jehová mismo juzgará los cabos de la tierra, para dar fuerza a su rey, para ensalzar el cuerno de su ungido”.
(Salmo 2:2) Los reyes de la tierra toman su posición, y los altos funcionarios mismos se han reunido en masa como uno solo contra Jehová y contra su ungido,
(Lucas 17:21) ni dirán: ‘¡Miren acá!’, o, ‘¡Allá!’. Porque, ¡miren!, el reino de Dios está en medio de ustedes”.
(Juan 1:41) Primero halló este a su propio hermano, Simón, y le dijo: “Hemos hallado al Mesías” (que, traducido, significa Cristo).
(1 Crónicas 5:2) Pues Judá mismo resultó ser superior entre sus hermanos, y el que había de ser caudillo procedía de él; pero el derecho como primogénito fue de José—
(Isaías 55:4) ¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales.
(Daniel 11:22) Y en lo que respecta a los brazos de la inundación, serán inundados por causa de él, y serán quebrantados; como lo será también el Caudillo de[l] pacto.
(Mateo 23:10) Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo.
(Juan 1:49) Natanael le contestó: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
(Lucas 3:1) 3 En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, cuando Poncio Pilato era gobernador de Judea, y Herodes era gobernante de distrito de Galilea, pero Filipo su hermano era gobernante de distrito del país de Iturea y de Traconítide, y Lisanias era gobernante de distrito de Abilene,

Cuando Juan el Bautista apareció en escena, sus palabras y acciones llevaron a muchos a preguntarse si habría llegado ya el Mesías (Luc. 3:15).
(Lucas 3:15) Ahora bien, estando el pueblo en expectación, y todos razonando en sus corazones acerca de Juan: “¿Acaso será él el Cristo?”,
(Juan 1:25) 25 De modo que le interrogaron y le dijeron: “¿Por qué bautizas, pues, si tú mismo no eres el Cristo, ni Elías, ni El Profeta?”.

Es posible que algunos hayan logrado entender correctamente la profecía de las “setenta semanas”, que indicaba cuándo aparecería Cristo (Dan. 9:24).
(Daniel 9:24) ”Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, y para acabar con el pecado, y para hacer expiación por el error, y para introducir la justicia para tiempos indefinidos, y para imprimir un sello sobre visión y profeta, y para ungir el Santo de los Santos.
(Éxodo 33:16) 16 ¿Y mediante qué, entonces, se conocerá que he hallado favor a tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No será mediante el que vayas con nosotros, por cuanto a mí y a tu pueblo se nos ha hecho distintos de todo otro pueblo que está sobre la superficie del suelo?”.
(Nehemías 11:1) Ahora bien, los príncipes del pueblo tenían su morada en Jerusalén; pero en cuanto a los demás del pueblo, echaron suertes para hacer que uno de cada diez entrara a morar en Jerusalén la ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades.
(Salmo 87:3) Cosas gloriosas se están hablando acerca de ti, oh ciudad del Dios [verdadero]. Sélah.
(Isaías 52:1) ¡Despierta, despierta, ponte tu fuerza, oh Sión! ¡Ponte tus hermosas prendas de vestir, oh Jerusalén, la ciudad santa! Porque ya no volverá a entrar en ti el incircunciso e inmundo.
(Isaías 61:1) 61 El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, por razón de que Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los [que han sido] llevados cautivos y la apertura ancha [de los ojos] aun a los prisioneros;
(Jeremías 31:34) “Y ya no enseñarán cada uno a su compañero y cada uno a su hermano, diciendo: ‘¡Conozcan a Jehová!’, porque todos ellos me conocerán, desde el menor de ellos aun hasta el mayor de ellos —es la expresión de Jehová—. Porque perdonaré su error, y no me acordaré más de su pecado.”
(Lucas 1:77) para dar conocimiento de salvación a su pueblo por el perdón de sus pecados,
(Romanos 6:18) Sí, habiendo sido libertados del pecado, vinieron a ser esclavos de la justicia.
(Hebreos 9:26) De otro modo, tendría que sufrir muchas veces desde la fundación del mundo. Mas ahora se ha manifestado una vez para siempre, en la conclusión de los sistemas de cosas, para quitar de en medio el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.
(Romanos 3:25) Dios lo presentó como ofrenda para propiciación mediante fe en su sangre. Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia, porque estaba perdonando los pecados que habían ocurrido en el pasado mientras Dios estaba ejerciendo longanimidad;
(2 Corintios 5:19) a saber, que Dios mediante Cristo estaba reconciliando consigo mismo a un mundo, no imputándoles sus ofensas, y nos ha encomendado la palabra de la reconciliación.
(1 Juan 2:2) Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
(1 Juan 4:10) El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.
(Isaías 53:11) A causa del penoso afán de su alma él verá, quedará satisfecho. Por medio de su conocimiento el justo, mi siervo, traerá una posición de justos a muchas personas; y él mismo cargará los errores de ellas.
(Isaías 61:11) Porque como la tierra misma produce su brote, y como el jardín mismo hace brotar las cosas que se siembran en él, de igual manera el Señor Soberano Jehová hará brotar justicia y alabanza enfrente de todas las naciones.
(Romanos 1:17) porque en ellas se revela la justicia de Dios a causa de fe y hacia fe, así como está escrito: “Mas el justo... por medio de la fe vivirá”.
(Juan 3:33) El que ha aceptado su testimonio ha puesto su sello a esto: que Dios es veraz.
(2 Corintios 1:20) Porque no importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él. Por eso también mediante él [se dice] el “Amén” a Dios, para gloria por medio de nosotros.
(Hebreos 9:7) pero en el segundo [compartimiento] el sumo sacerdote entra solo, una vez al año, no sin sangre, que él ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo.
(Hebreos 9:24) Porque Cristo entró, no en un lugar santo hecho de manos, el cual es copia de la realidad, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor de nosotros.
Numerosas obras explican que se trata de semanas de años, o sea, períodos de siete años. Por ejemplo, La Palabra de Dios para Todos aclara en una nota: “Setenta semanas de años, o sea cuatrocientos noventa años”. Hoy, los siervos de Jehová sabemos que las 69 semanas de Daniel 9:25 comenzaron en el 455 antes de nuestra era, cuando el rey Artajerjes de Persia autorizó a Nehemías a reconstruir Jerusalén (Neh. 2:1-8).
(Nehemías 2:1-8) Y en el mes de Nisán, en el año veinte de Artajerjes el rey, aconteció que hubo vino delante de él, y yo como siempre alcé el vino y se lo di al rey. Pero yo nunca había estado triste delante de él. 2 De modo que el rey me dijo: “¿Por qué está triste tu rostro cuando tú mismo no estás enfermo? Esta no es otra cosa sino tristeza de corazón”. Ante eso, me dio muchísimo miedo. 3 Entonces dije al rey: “¡Viva el rey mismo hasta tiempo indefinido! ¿Por qué no debe ponerse triste mi rostro cuando la ciudad, la casa de las sepulturas de mis antepasados, está devastada, y sus mismas puertas han sido comidas por el fuego?”. 4 A su vez el rey me dijo: “¿Qué es esto que tratas de conseguir?”. Al instante oré al Dios de los cielos. 5 Después dije al rey: “Si al rey de veras le parece bien, y si tu siervo parece bueno ante ti, que me envíes a Judá, a la ciudad de las sepulturas de mis antepasados, para que la reedifique”. 6 Ante esto, el rey me dijo, mientras su regia consorte estaba sentada a su lado: “¿Cuánto va a durar tu viaje, y cuándo volverás?”. De modo que pareció bueno ante el rey enviarme, cuando le di el tiempo señalado. 7 Y pasé a decir al rey: “Si al rey de veras le parece bien, que se me den cartas [dirigidas] a los gobernadores de más allá del Río, para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá; 8 también una carta [dirigida] a Asaf el guarda del parque que pertenece al rey, a fin de que me dé árboles para edificar con maderas las puertas del Castillo que pertenece a la casa, y para el muro de la ciudad y para la casa en que he de entrar”. De modo que el rey me [las] dio, conforme a la buena mano de mi Dios sobre mí.

(Éxodo 12:2) “Este mes será para ustedes el comienzo de los meses. Será para ustedes el primero de los meses del año.
(Ester 3:7) En el primer mes, es decir, el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, alguien echó Pur, es decir, la Suerte, delante de Hamán de día en día y de mes en mes, [hasta] el duodécimo, es decir, el mes de Adar.
(Esdras 7:1) Y después de estas cosas en el reinado de Artajerjes el rey de Persia, Esdras hijo de Seraya, hijo de Azarías, hijo de Hilquías,
(Nehemías 13:6) Y durante todo este [tiempo] yo no me hallaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes el rey de Babilonia yo fui al rey, y algún tiempo después pedí licencia del rey.

(Nehemías 1:11) 11 ¡Ah!, Jehová, por favor, deja que tu oído se ponga atento a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en temer tu nombre; y, por favor, otorga éxito a tu siervo hoy, sí, y hazlo objeto de piedad ante este hombre”. Ahora bien, yo mismo estaba de copero del rey.
(Proverbios 15:13) 13 Un corazón gozoso tiene buen efecto en el semblante, pero a causa del dolor del corazón hay un espíritu herido.
(1 Reyes 1:31) Entonces Bat-seba se inclinó rostro a tierra y se postró ante el rey y dijo: “¡Viva mi señor el rey David hasta tiempo indefinido!”.
(Daniel 2:4) Ante eso, los caldeos hablaron al rey en el lenguaje arameo: “Oh rey, sigue viviendo aun para tiempos indefinidos. Di a tus siervos lo que el sueño es, y mostraremos la interpretación misma”.
(Nehemías 1:3) En conformidad, me dijeron: “Los que quedan, que han quedado del cautiverio, allí en el distrito jurisdiccional, están en una situación muy mala, y en oprobio; y el muro de Jerusalén está derribado, y sus mismísimas puertas han sido quemadas con fuego”.
(Salmo 137:5) Si te olvidara, oh Jerusalén, sea olvidadiza mi diestra.
(Nehemías 1:3) 3 En conformidad, me dijeron: “Los que quedan, que han quedado del cautiverio, allí en el distrito jurisdiccional, están en una situación muy mala, y en oprobio; y el muro de Jerusalén está derribado, y sus mismísimas puertas han sido quemadas con fuego”.
(Esdras 5:11) 11 ”Y esta es la palabra que nos devolvieron, diciendo: ‘Nosotros somos los siervos del Dios de los cielos y de la tierra, y estamos reedificando la casa que había sido edificada muchos años antes de esto, la cual un gran rey de Israel edificó y terminó.
(Daniel 9:24, 25) . . .. 25 Y debes saber y tener la perspicacia [de que] desde la salida de [la] palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías [el] Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.
(Nehemías 5:14) Otra cosa: Desde el día en que él me comisionó para que llegara a ser gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos de Artajerjes el rey —doce años—, yo mismo y mis hermanos no comimos el pan que se había de dar al gobernador.
(Nehemías 13:6) Y durante todo este [tiempo] yo no me hallaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes el rey de Babilonia yo fui al rey, y algún tiempo después pedí licencia del rey.
(1 Crónicas 29:1) David el rey ahora dijo a toda la congregación: “Salomón mi hijo, el único [a quien] Dios ha escogido, es joven y delicado, pero la obra es grande; porque el castillo no es para hombre, sino para Jehová Dios.
(Esdras 1:3) Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel —él es el Dios [verdadero]— la cual estaba en Jerusalén.
(Esdras 7:6) dicho Esdras mismo subió de Babilonia; y era un copista hábil en la ley de Moisés, que Jehová el Dios de Israel había dado, de modo que el rey le otorgó, conforme a la mano de Jehová su Dios sobre él, toda su solicitud.
(Proverbios 21:1) El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová. Adondequiera que él se deleita en hacerlo, lo vuelve.
Si contamos desde entonces 69 semanas, o 483 años, llegamos al 29 de la era cristiana, cuando tuvo lugar el bautismo de Jesús. En ese momento fue ungido con espíritu santo y se convirtió en el Mesías (Mat. 3:13-17). w11 15/8 1:3, 4
(Mateo 3:13-17) Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero este trató de impedírselo, diciendo: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí?”. 15 En respuesta Jesús le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo”. Entonces él dejó de impedírselo. 16 Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. 17 ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.
(Marcos 1:9) 9 En el transcurso de aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado en el Jordán por Juan.
(Lucas 3:21, 22) 21 Ahora bien, cuando todo el pueblo se bautizó, Jesús también fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió 22 . . .
(Daniel 9:24) ”Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, y para acabar con el pecado, y para hacer expiación por el error, y para introducir la justicia para tiempos indefinidos, y para imprimir un sello sobre visión y profeta, y para ungir el Santo de los Santos.
(Mateo 5:17) ”No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir;
(Hebreos 10:9) entonces realmente dice: “¡Mira! He venido para hacer tu voluntad”. Elimina lo primero para establecer lo segundo.
(Ezequiel 1:1) Ahora bien, en el año treinta, en el [mes] cuarto, en el [día] cinco del mes, mientras yo estaba en medio del pueblo desterrado junto al río Kebar, aconteció que se abrieron los cielos, y empecé a ver visiones de Dios.
(Marcos 1:10) E inmediatamente que subió del agua vio que los cielos se abrían, y que, como paloma, el espíritu descendía sobre él;
(Lucas 3:21) Ahora bien, cuando todo el pueblo se bautizó, Jesús también fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió
(Hechos 7:56) y dijo: “¡Miren! Contemplo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios”.
(Juan 1:32) 32 Juan también dio testimonio, y dijo: “Vi el espíritu bajar como paloma del cielo, y permaneció sobre él.
(Isaías 11:2) Y sobre él tiene que asentarse el espíritu de Jehová, el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de poderío, el espíritu de conocimiento y del temor de Jehová;
(Lucas 3:22) y el espíritu santo bajó sobre él en forma corporal como una paloma, y salió una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”.
(Lucas 4:18) “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación,
(Hechos 10:38) a saber, Jesús que era de Nazaret, cómo Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los [que eran] oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él.
(Juan 12:28) 28 Padre, glorifica tu nombre”. Luego vino una voz del cielo: “[Lo] glorifiqué, y también [lo] glorificaré de nuevo”.
(Génesis 22:2) Y él pasó a decir: “Toma, por favor, a tu hijo, a tu hijo único a quien amas tanto, a Isaac, y haz un viaje a la tierra de Moria, y allí ofrécelo como ofrenda quemada sobre una de las montañas que yo te designaré”.
(Salmo 2:7) Déjeseme hacer referencia al decreto de Jehová; Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre.
(Lucas 9:35) Y de la nube salió una voz, y dijo: “Este es mi Hijo, el que ha sido escogido. Escúchenle”.
(Mateo 17:5) Mientras él todavía hablaba, ¡mire!, una nube brillante los cubrió con su sombra, y, ¡mire!, una voz procedente de la nube, que decía: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado; escúchenle”.
(Lucas 3:22) y el espíritu santo bajó sobre él en forma corporal como una paloma, y salió una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”.
(Isaías 42:1) ¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, [a quien] mi alma ha aprobado! He puesto mi espíritu en él. Justicia para las naciones es lo que él sacará.
(Mateo 12:18) “¡Mira! ¡Mi siervo a quien escogí, mi amado, a quien mi alma aprobó! Pondré mi espíritu sobre él, y aclarará a las naciones lo que es la justicia.
(2 Pedro 1:17) Porque él recibió de Dios el Padre honra y gloria, cuando palabras como estas le fueron dirigidas por la magnífica gloria: “Este es mi hijo, mi amado, a quien yo mismo he aprobado”.

*** w11 15/8 págs. 8-12 Esperaban al Mesías ***

Esperaban al Mesías
“Todos esperaban que el Mesías viniera pronto, y tenían muchas ganas de saber si Juan era el Mesías.” (LUC. 3:15, NUEVA TRADUCCIÓN VIVIENTE)
HA CAÍDO la noche. Los pastores se encuentran a campo raso, vigilando sus rebaños. De repente, se sobresaltan al ver que aparece a su lado el ángel de Jehová y que los envuelve la luz de la gloria divina. Escuchemos el emocionante anuncio que les hace este mensajero celestial: “No teman, porque, ¡miren!, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor”. Efectivamente, había nacido un niño que llegaría a ser el Mesías. Y podían encontrarlo en un establo de un pueblo cercano, acostado en un pesebre. “De súbito —añade la Biblia— se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, alabando a Dios y diciendo: ‘Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad[’].” (Luc. 2:8-14.)
2 Como judíos que eran, los pastores sabían que la palabra “Mesías”, o “Cristo”, se refería al “Ungido”, es decir, a la persona escogida por Jehová para desempeñar una función especial (Éxo. 29:5-7). Ahora bien, ¿cómo podría cualquiera de ellos aprender más sobre el Mesías y convencer a otras personas de que aquel niño era el elegido para serlo, tal como señaló el ángel? Examinando las profecías de las Escrituras Hebreas que hablaban del Mesías y observando cómo se cumplían durante la vida del niño.
¿Por qué tanta expectación?
3 Años más tarde, Juan el Bautista aparece en escena. Sus palabras y acciones llevan a muchos a preguntarse si habrá llegado ya el Mesías (léase Lucas 3:15). ¿Por qué piensan algunos que es el momento de que aparezca Cristo? Una posibilidad es que hayan logrado entender correctamente la profecía de las “setenta semanas”, la cual dice: “Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo [...]. Y debes saber [...] que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas” (Dan. 9:24, 25). Numerosas obras explican que se trata de semanas de años, o sea, períodos de siete años. Por ejemplo, La Palabra de Dios para Todos aclara en una nota: “Setenta semanas de años, o sea cuatrocientos noventa años”.
4 Hoy, los siervos de Jehová sabemos que las 69 semanas de Daniel 9:25 comenzaron en el 455 antes de nuestra era, cuando el rey Artajerjes de Persia autorizó a Nehemías a reconstruir Jerusalén (Neh. 2:1-8). Si contamos desde entonces 69 semanas, o 483 años, llegamos al 29 de la era cristiana, cuando tuvo lugar el bautismo de Jesús. En ese momento fue ungido con espíritu santo y se convirtió en el Mesías (Mat. 3:13-17).
5 Examinemos ahora otras predicciones que hablan del nacimiento, los primeros años y el ministerio del Mesías. Al repasar cómo se cumplen, se fortalecerá nuestra fe en la Biblia y nos quedará aún más claro que Jesús era el esperado Mesías.
Los primeros años
6 Pertenecería a la tribu de Judá. En su lecho de muerte, Jacob pronunció bendiciones para sus hijos. En una de ellas profetizó: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos” (Gén. 49:10). Tal como lo reconocieron muchos estudiosos judíos, estas palabras tienen que ver con el Mesías. ¿Qué representan el cetro y el bastón de comandante? La autoridad real y el poder de mando. La profecía indica, por lo tanto, que todos los reyes serían de la tribu de Judá, tal como sucedió desde que David fue coronado. ¿Qué significa el nombre Siló? “Aquel de Quien Es” o “Aquel a Quien Pertenece”. Siló sería un descendiente de la casa real de Judá que reinaría para siempre. Algo que nos ayuda a identificarlo es lo que Dios le dijo a Sedequías, el último rey de Jerusalén. Le prometió que vendría un heredero al que le pertenecería el derecho al trono, y que a él se lo daría (Eze. 21:26, 27). Después de Sedequías, el único descendiente de David que contó con la promesa de recibir el reino fue Jesús. En efecto, meses antes de su nacimiento, el ángel Gabriel le dijo a María: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin” (Luc. 1:32, 33). Queda claro que Siló no es otro que Jesús, quien era de la tribu de Judá y descendía de David (Mat. 1:1-3, 6; Luc. 3:23, 31-34).
7 Nacería en Belén. Miqueas escribió: “Tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido” (Miq. 5:2). Como vemos, el Mesías nacería en Belén, población que al parecer se había llamado antes Efrata. María y su esposo José no vivían en aquella localidad de Judá, sino en Nazaret. Pero como tuvieron que ir a Belén para inscribirse en un censo ordenado por los romanos, fue allí donde nació Jesús en el año 2 antes de nuestra era (Mat. 2:1, 5, 6). ¡Qué forma tan extraordinaria de cumplirse la profecía!
8 Nacería de una mujer virgen. Isaías anunció: “La doncella [...] quedará encinta” (léase Isaías 7:14). Es cierto que este versículo no usa la palabra hebrea que significa específicamente “virgen” (bethuláh), sino otra que quiere decir “doncella” (‛almáh). Pero este último término también se aplicaba a las mujeres solteras que no habían tenido relaciones sexuales, como es el caso de Rebeca (Gén. 24:16, 43). Además, guiado por el espíritu de Dios, Mateo empleó el vocablo griego preciso para “virgen” (parthénos) cuando explicó que Isaías 7:14 se había cumplido al nacer Jesús. Y los Evangelios de Mateo y Lucas no dejan ninguna duda de que María lo había concebido sin haber tenido relaciones con ningún hombre, sino únicamente por la acción del espíritu santo (Mat. 1:18-25; Luc. 1:26-35).
9 Tras su nacimiento ocurriría una matanza de niños. Varios siglos antes de la era cristiana, cuando los hebreos vivían en Egipto, el faraón les mandó arrojar al río Nilo a todos sus varones recién nacidos (Éxo. 1:22). Mucho tiempo después, Jeremías 31:15, 16 anunció una matanza similar. La profecía habla de “Raquel que llora a sus hijos”, pues se los han llevado a “la tierra del enemigo”. Se lamenta con tanta fuerza que la oyen hasta en la lejana Ramá, en el territorio de Benjamín, al norte de Jerusalén. Mateo muestra que la predicción se cumplió cuando el rey Herodes ordenó ejecutar a los niños varones de muy corta edad de Belén y sus alrededores (léase Mateo 2:16-18). ¡Cuánto dolor tuvieron que sentir las familias de aquella región!
10 Al igual que al pueblo de Israel, Dios lo haría salir de Egipto (Ose. 11:1). Antes de que Herodes decretara el exterminio de los niños, un ángel avisó a José para que huyera a Egipto junto con María y Jesús. De allí salieron tras “el fallecimiento de Herodes, para que se cumpliera lo que Jehová había hablado por su profeta [Oseas], que dijo: ‘De Egipto llamé a mi hijo’” (Mat. 2:13-15). Dado que Jesús no tenía control sobre ninguno de estos sucesos relacionados con su nacimiento y primeros años de vida, es imposible que hubiera tramado algún plan para que se produjeran.
Comienza su ministerio
11 Irían delante de él allanándole el camino. Malaquías anunció que “Elías el profeta” haría esta labor al preparar los corazones del pueblo para la llegada del Mesías (léase Malaquías 4:5, 6). El propio Jesús explicó que este “Elías” era Juan el Bautista (Mat. 11:12-14). Además, Marcos indicó que el ministerio de Juan cumplió una predicción de Isaías (Isa. 40:3; Mar. 1:1-4). Jesús no le pidió a Juan que fuera su precursor y realizara una obra como la de Elías. Fue Jehová quien le había encargado esa misión que ayudaría a los judíos a reconocer al Mesías.
12 Podría ser identificado por su comisión divina. En cierta ocasión, Jesús visitó la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde se había criado. Tomó el rollo de Isaías y leyó el siguiente pasaje: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación, para predicar el año acepto de Jehová”. Era innegablemente el Mesías, y por eso se aplicó a sí mismo aquellas palabras al decir: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír” (Luc. 4:16-21).
13 Realizaría su ministerio público en Galilea. Refiriéndose a “Galilea de las naciones”, en “la tierra de Zabulón y [...] Neftalí”, Isaías dijo: “El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz. En cuanto a los que moran en la tierra de sombra profunda, la luz misma ha brillado sobre ellos” (Isa. 9:1, 2). Pues bien, ¿dónde comenzó Jesús su obra? Precisamente en el distrito de Galilea. De hecho, vivió en una de sus ciudades, Capernaum. De este modo, los residentes de Zabulón y Neftalí pudieron disfrutar de su iluminación espiritual (Mat. 4:12-16). Además, fue en Galilea donde Cristo pronunció el Sermón del Monte, eligió a sus apóstoles y realizó su primer milagro. Y es muy probable que también fuera allí donde se apareció a más de quinientos discípulos después de resucitar (Mat. 5:1–7:27; 28:16-20; Mar. 3:13, 14; Juan 2:8-11; 1 Cor. 15:6). Como vemos, cumplió las palabras de Isaías al predicar en “la tierra de Zabulón y [...] Neftalí”. No obstante, llevó el mensaje del Reino por todo Israel.
Se predicen otras actividades
14 Utilizaría comparaciones y parábolas. El salmista Asaf cantó: “En un dicho proverbial [o “en parábolas”] ciertamente abriré mi boca” (Sal. 78:2; Reina-Valera Actualizada). ¿Por qué podemos asegurar que estas palabras son aplicables a Jesús? Porque así nos lo indica Mateo. Después de relatar las parábolas donde Jesús compara el Reino a una semilla de mostaza y a la levadura del pan, el evangelista añade: “Sin ilustración no les hablaba; para que se cumpliera lo que se habló por medio del profeta que dijo: ‘Abriré mi boca con ilustraciones, publicaré cosas escondidas desde la fundación [del mundo]’” (Mat. 13:31-35). Ciertamente, las comparaciones y parábolas eran un medio que usó con maestría para enseñar a la gente.
15 Haría curaciones milagrosas. Así lo había anunciado Isaías: “Nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó” (Isa. 53:4). Mateo señaló que, después de curar a la suegra de Pedro, Cristo sanó a otras personas “para que se cumpliera lo que se había hablado mediante Isaías el profeta, que dijo: ‘Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias’” (Mat. 8:14-17). Y este es tan solo uno de los numerosos relatos donde Jesús aparece curando enfermos.
16 A pesar de sus extraordinarias obras, no sería aceptado por la mayoría (léase Isaías 53:1). El apóstol Juan mostró cómo se había hecho realidad esta predicción en el caso de Jesús: “Aunque había ejecutado tantas señales delante de ellos, no ponían fe en él, de modo que se cumplió la palabra de Isaías el profeta, que él dijo: ‘Jehová, ¿quién ha puesto fe en la cosa oída por nosotros? Y en cuanto al brazo de Jehová, ¿a quién ha sido revelado?’” (Juan 12:37, 38). Estas palabras seguían cumpliéndose años después, pues cuando Pablo predicaba las buenas nuevas, la gente todavía se negaba a creer en Cristo (Rom. 10:16, 17).
17 Sería odiado sin motivo (Sal. 69:4). Juan cita este comentario de Jesús: “Si yo no hubiera hecho entre [los judíos] las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y también han odiado tanto a mí como a mi Padre. Pero es para que se cumpla la palabra que está escrita en la Ley de ellos: ‘Me odiaron sin causa’” (Juan 15:24, 25). ¿Por qué dijo que la predicción está en “la Ley”, si se encuentra en los Salmos? Porque a menudo se llamaba “la Ley” a todas las Escrituras Hebreas (Juan 10:34; 12:34). Los Evangelios confirman que Jesús tuvo muchos enemigos, sobre todo entre los guías religiosos judíos. Él mismo dijo a sus oyentes: “El mundo no tiene razón para odiarlos a ustedes, pero a mí me odia, porque doy testimonio [...] de que sus obras son inicuas” (Juan 7:7).
18 En el siglo primero, los discípulos no tuvieron la menor duda de que Jesús de Nazaret era el Mesías, pues había cumplido todas las profecías de las Escrituras Hebreas que ayudaban a identificarlo (Mat. 16:16). Como hemos visto, algunas se hicieron realidad durante sus primeros años de vida y otras durante su ministerio. En el siguiente artículo examinaremos más predicciones. Hacemos bien en reflexionar sobre ellas, pues así se fortalecerá nuestra convicción de que Jesús es, sin la menor duda, el Ungido de Jehová.
[Nota]
Las “setenta semanas” se explican con más detalle en el capítulo 11 del libro Prestemos atención a las profecías de Daniel.
¿Qué responderíamos?
• ¿Qué profecías se cumplieron cuando nació Jesús?
• ¿Quién preparó el camino para la llegada del Mesías?
• ¿Cómo se cumplieron en Cristo las predicciones del capítulo 53 de Isaías?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿Qué les anunció el ángel a los pastores?
 2. ¿Qué significa “Mesías”, y cómo se podría saber quién había sido elegido para serlo?
 3, 4. ¿Cómo debemos entender Daniel 9:24, 25?
 5. ¿Qué profecías vamos a examinar?
 6. ¿Cómo se cumplió Génesis 49:10?
 7. ¿Dónde nació el Mesías, y por qué es significativo?
 8, 9. Según las profecías, ¿de quién nacería el Mesías, y qué tragedia ocurriría después de su nacimiento?
10. ¿Cómo se cumplió Oseas 11:1 en el caso de Jesús?
11. ¿Cómo se preparó el camino delante de Cristo?
12. ¿Qué comisión identifica a Jesús como el Mesías?
13. ¿Qué predijo Isaías acerca del ministerio de Cristo en Galilea?
14. ¿De qué forma cumplió Jesús Salmo 78:2?
15. ¿Cómo se hizo realidad Isaías 53:4?
16. ¿Cómo indicó el apóstol Juan que Isaías 53:1 era aplicable a Jesús?
17. ¿Qué aplicación hizo Juan de Salmo 69:4?
18. ¿Qué fortalecerá nuestra convicción de que Jesús es el Mesías?

No hay comentarios:

Publicar un comentario