TEXTO DEL DÍA
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CITA BÍBLICA
Descripción Biblia
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Referencias BÍBLICAS
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*** Texto del Domingo, 17 de
Febrero de 2013 ***
Domingo 17 de febrero
La senda de los
justos es como la luz brillante que
va haciéndose más y más clara hasta
que el día queda firmemente establecido
(Pro. 4:18).
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(Proverbios 4:18) Pero la
senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más
clara hasta que el día queda firmemente
establecido.
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(2 Samuel
23:4) entonces es como la luz de la mañana, cuando brilla el sol, una
mañana sin nubes. Del resplandor, de la lluvia, hay hierba procedente de la
tierra’.
(Salmo 97:11)
Luz misma ha relumbrado para el justo, y regocijo aun para los rectos de
corazón.
(Salmo 119:105)
Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.
(Daniel 12:4)
”Y en cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro,
hasta el tiempo de[l] fin. Muchos discurrirán, y el [verdadero] conocimiento
se hará abundante”.
(Mateo 5:14)
”Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está
situada sobre una montaña.
(1 Corintios
13:12) Porque en la actualidad vemos en contorno nebuloso por medio de
un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. En la actualidad conozco
parcialmente, pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con
exactitud.
(2 Corintios
4:6) Porque Dios es el que dijo: “De la oscuridad resplandezca la
luz”, y él ha resplandecido en nuestros corazones para iluminar[los] con el
glorioso conocimiento de Dios por el rostro de Cristo.
(2 Pedro
1:19) Por consiguiente, tenemos la palabra profética [hecha] más
segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que
resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero se
levante, en sus corazones.
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Las palabras del texto
de hoy indican que nuestra conducta cristiana y nuestra comprensión del
propósito divino van mejorando con el tiempo. Después de la muerte de Jesús,
muchos discípulos suyos de origen judío seguían apegados a la Ley mosaica
(Hech. 21:20).
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(Hechos 21:20) Después de oír esto, ellos empezaron a
glorificar a Dios, y le dijeron: “Contemplas, hermano, cuántos millares de
creyentes hay entre los judíos; y todos son celosos por
la Ley.
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(Hechos 15:1)
Y ciertos hombres bajaron de Judea y se pusieron a enseñar a los hermanos: “A
menos que se circunciden conforme a la costumbre de Moisés, no pueden ser
salvos”.
(Hechos 22:3)
“Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad a los
pies de Gamaliel, instruido conforme al rigor de la Ley de nuestros
antepasados, siendo celoso por Dios así como todos ustedes lo son este día.
(Romanos 10:2) Porque les doy testimonio de que tienen
celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto;
(Gálatas 1:14) y estaba alcanzando mayor progreso en el
judaísmo que muchos de mi propia edad de mi raza, puesto que era mucho más
celoso por las tradiciones de mis padres.
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En sus escritos
inspirados, Pablo les demostró magistralmente que los cristianos
no tenían que obedecer dicha Ley, pero hubo quienes se negaron a aceptar
sus palabras (Col. 2:13-15)
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(Colosenses 2:13-15) Además, aunque estaban muertos en sus
ofensas y en el estado incircunciso de su carne, [Dios] los vivificó junto con él. Bondadosamente
nos perdonó todas nuestras ofensas 14 y borró el documento
manuscrito contra nosotros, que consistía en
decretos y que estaba en oposición a
nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de
tormento. 15 Desnudando por completo a
los gobiernos y a las autoridades,
los exhibió a la vista pública como vencidos, y los condujo en una
procesión triunfal mediante ello.
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(Efesios 2:1) Además, a ustedes [Dios los vivificó]
aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados,
(Efesios 2:5) nos vivificó junto con el Cristo, aun
cuando estábamos muertos en ofensas —por bondad inmerecida han sido salvados
ustedes—
(Efesios 2:13) Pero ahora, en unión con Cristo Jesús,
ustedes los que en un tiempo estaban lejos han llegado a estar cerca por la
sangre del Cristo.
(Hechos 2:38)
38 Pedro les [dijo]: “Arrepiéntanse, y bautícese cada
uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y
recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo.
(Hechos 3:19)
19 ”Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que
sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de
la persona de Jehová
(Éxodo 34:27)
Y Jehová pasó a decir a Moisés: “Escríbete estas palabras, porque es en
conformidad con estas palabras como de veras celebro yo un pacto contigo y
con Israel”.
(Deuteronomio 31:24) Y aconteció que, tan pronto como Moisés
hubo acabado de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta dejarlas
completas,
(2 Reyes
23:2) Después de aquello el rey subió a la casa de Jehová, y también
todos los hombres de Judá y todos los habitantes de Jerusalén con él, y
también los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo, desde el pequeño
hasta el grande; y él se puso a leer a oídos de ellos todas las palabras del
libro del pacto que se había hallado en la casa de Jehová.
(Efesios 2:14) Porque él es nuestra paz, el que hizo de
los dos grupos uno solo y destruyó el muro de en medio que los separaba.
(Deuteronomio 4:8) ¿Y qué gran nación hay que tenga
disposiciones reglamentarias y decisiones judiciales justas como toda esta
ley que estoy poniendo delante de ustedes hoy?
(Efesios 2:15) Por medio de su carne abolió la
enemistad, la Ley de mandamientos que consistía en decretos, para crear de
los dos pueblos en unión consigo mismo un solo hombre nuevo, y hacer la paz;
(Romanos 7:10) Y el mandamiento que era para vida, este
hallé que fue para muerte.
(Gálatas 3:10) Porque todos los que dependen de obras de
ley están bajo maldición; porque está escrito: “Maldito es todo el que no
continúa en todas las cosas escritas en el rollo de la Ley a fin de
hacerlas”.
(Juan 20:25)
25 Por consiguiente, los otros discípulos le decían:
“¡Hemos visto al Señor!”. Pero él les dijo: “A menos que vea en sus manos la
impresión de los clavos y meta mi dedo en la impresión de los clavos y meta
mi mano en su costado, de ninguna manera creeré”.
(Gálatas 3:13) Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley,
llegando a ser una maldición en lugar de nosotros, porque está escrito:
“Maldito es todo aquel que es colgado en un madero”.
(Hebreos 9:15) Por eso él es mediador de un nuevo pacto, para que,
habiendo ocurrido una muerte para la liberación [de ellos] por rescate de las
transgresiones bajo el pacto anterior, los que han sido llamados reciban la
promesa de la herencia eterna.
(1 Pedro 2:24) Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio
cuerpo sobre el madero, para que acabáramos con los pecados y viviéramos a la
justicia. Y “por sus heridas ustedes fueron sanados”.
(Efesios 6:12) 12 porque
tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos,
contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad,
contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.
(1 Juan 5:4) porque todo lo que ha nacido de Dios vence al
mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
(Revelación 3:21) Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así
como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.
(Salmo 68:24)
Ellos han visto tus procesiones, oh Dios, las procesiones de mi Dios, mi Rey,
[entrando] en el lugar santo.
(2 Corintios
2:14) ¡Mas gracias a Dios que siempre nos conduce en una procesión
triunfal en compañía con el Cristo y hace que el olor del conocimiento de él
sea perceptible en todo lugar por medio de nosotros!
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¿Por qué? Tal vez
porque creían que cumpliendo la Ley —o al menos algunos de sus preceptos—
evitarían que los judíos los persiguieran. Sea cual haya sido la razón, en su
carta a los Hebreos, el apóstol les dejó claro que para entrar en el descanso
de Jehová era indispensable que se mantuvieran al paso con el desarrollo del
propósito divino (Heb. 4:1,
2, 6, 11). Si querían que Dios los aprobara, tendrían
que aceptar que él estaba dirigiendo a su pueblo por un camino
diferente. w11 15/7 4:7, 8
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(Hebreos 4:1, 2) Por lo tanto, puesto que queda
una promesa de entrar en el descanso de él,
temamos que en algún tiempo alguno de ustedes parezca no haberla
alcanzado. 2 Porque a nosotros también
se nos han declarado las buenas nuevas, así como a ellos también;
pero la palabra que fue oída no les aprovechó, porque no
estaban unidos por fe con los que sí oyeron.
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(Génesis 2:3)
Y Dios procedió a bendecir el día séptimo y a hacerlo sagrado,
porque en él ha estado descansando de toda su obra que Dios ha creado con el
propósito de hacer.
(Éxodo 20:11)
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo lo que
hay en ellos, y procedió a descansar en el séptimo día. Por eso Jehová
bendijo el día del sábado y procedió a hacerlo sagrado.
(Hebreos 3:11)
De modo que juré en mi cólera: ‘No entrarán en mi descanso’”.
(Gálatas 5:4)
Quedan separados de Cristo, quienesquiera que sean ustedes los que tratan de
ser declarados justos por medio de ley; han caído de la bondad inmerecida de él.
(Hebreos 3:12)
Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de
ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo;
(Hebreos 12:15)
vigilando cuidadosamente que nadie quede privado de la bondad inmerecida de
Dios; que no brote ninguna raíz venenosa y cause perturbación, y que muchos
no sean contaminados por ella;
(Mateo 4:23) Y recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y
predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y
toda suerte de mal entre el pueblo.
(Hechos 15:7) Ahora bien, cuando se hubo disputado mucho, se levantó
Pedro y les dijo: “Varones, hermanos, bien saben ustedes que desde los
primeros días Dios hizo de entre ustedes la selección de que, por mi boca,
gente de las naciones oyera la palabra de las buenas nuevas y creyera;
(Colosenses 1:23) con tal que, por supuesto, continúen en la fe, establecidos
sobre el fundamento, y constantes, y no dejándose mover de la esperanza de
esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se han predicado en toda la
creación que está bajo el cielo. De estas [buenas nuevas] yo Pablo llegué a
ser ministro.
(Éxodo 19:5) Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y
verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi
propiedad especial de entre todos los [demás] pueblos, porque toda la tierra
me pertenece a mí.
(Deuteronomio 32:1) “Presten oído, oh cielos, y déjenme hablar; y oiga la
tierra los dichos de mi boca.
(Hechos 10:36) Él envió la palabra a los hijos de Israel para declararles
las buenas nuevas de paz mediante Jesucristo: Este es Señor de todos [los demás].
(Deuteronomio 32:15)
15 Cuando Jesurún empezó a engordar, entonces pateó.
Has engordado, has engrosado, has quedado harto. De modo que abandonó a Dios,
quien lo hizo, y despreció a la Roca de su salvación.
(Isaías 10:22)
22 Pues aunque tu pueblo, oh Israel, resultara ser
como los granos de arena del mar, un simple resto entre él volverá. Un
exterminio ya decidido vendrá inundando en justicia,
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(Hebreos 4:6) Por lo tanto, puesto que falta que algunos
entren en él, y aquellos a quienes primero se declararon las buenas nuevas no
entraron a causa de desobediencia,
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(Números 14:30) En cuanto a ustedes, no entrarán en la tierra en la que
alcé la mano [en juramento] para residir con ustedes, salvo Caleb hijo de
Jefuné y Josué hijo de Nun.
(Deuteronomio 31:27) Porque yo... yo conozco bien tu rebeldía y tu dura cerviz.
Si ustedes, mientras todavía estoy vivo con ustedes hoy, se han mostrado de
comportamiento rebelde para con Jehová, ¡entonces cuánto más después de mi
muerte!
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(Hebreos 4:11) Hagamos, por lo tanto, lo sumo posible
para entrar en ese descanso, por temor de que alguien caiga en el mismo modelo de desobediencia.
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(Salmo 95:11)
respecto de quienes juré en mi cólera: “Ciertamente no entrarán en mi lugar
de descanso”.
(Romanos 11:30)
Pues así como ustedes en otro tiempo fueron desobedientes a Dios, mas ahora
se les ha mostrado misericordia a causa de la desobediencia de ellos,
(Hebreos 3:17)
Además, ¿de quiénes quedó asqueado [Dios] durante cuarenta años? ¿No fue de
los que pecaron, cuyos cadáveres cayeron en el desierto?
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*** w11 15/7 ¿Ha entrado usted
en el descanso de Dios? ***
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¿Ha entrado usted
en el descanso de Dios?
“La palabra de
Dios es viva, y ejerce poder.” (HEB. 4:12)
EN EL artículo anterior
vimos que, para entrar en el descanso de Dios, debemos obedecerle y actuar en
conformidad con su propósito. Ahora bien, no siempre resulta fácil. Por
ejemplo, si descubriéramos que algo que nos gusta hacer le desagrada a
Jehová, ¿nos resistiríamos a cambiar? Sin duda, esa actitud no sería
propia de una persona que está “lista para obedecer” (Sant. 3:17).
En este artículo analizaremos varias situaciones donde podemos demostrar
que somos obedientes, o, lo que es lo mismo, que de verdad queremos vivir de
acuerdo con el propósito de Dios.
2 ¿Nos cuesta a veces aplicar
los consejos bíblicos que recibimos? La Biblia dice que Dios quiere
reunir “las cosas deseables de todas las naciones”, es decir, personas a las
que considera muy valiosas porque aman la justicia (Ageo 2:7). Siendo
sinceros, antes de conocer la verdad, la mayoría de nosotros dejábamos mucho
que desear. Pero llegamos a amar tanto a Jehová y a su Hijo que hicimos
grandes cambios en nuestra forma de ser y actuar. A fin de agradar a
Dios, seguramente tuvimos que hacer muchos esfuerzos y muchas oraciones, pero
lo logramos. Y, finalmente, llegó el feliz día en el que pudimos
bautizarnos (léase Colosenses 1:9, 10).
3 Ahora bien, ¿terminó ahí
nuestra batalla? Claro que no. Sabemos que, mientras seamos imperfectos,
tendremos que seguir en la lucha. Pero estamos convencidos de que si
no aflojamos el paso, Jehová bendecirá nuestros esfuerzos por agradarle
cada día más.
Aceptemos los consejos
4 El primer paso para luchar
contra nuestros puntos débiles es identificarlos. ¿Cómo nos ayuda Jehová a
lograrlo? Puede valerse de un discurso que nos haga reflexionar o de un
artículo que nos cale hondo. Pero si no captamos el consejo o no lo
ponemos en práctica, puede utilizar a nuestros hermanos para que nos lo
recuerden (léase Gálatas 6:1).
5 No siempre es fácil
aceptar los consejos de otro ser humano, por muy prudente y bondadoso que
sea, pues sabemos que es tan imperfecto como nosotros. Con todo, conviene
recordar que es Jehová quien ordena a los responsables de la
congregación que “traten de reajustar [a los hermanos] con espíritu de
apacibilidad”, es decir, que los corrijan con cariño (Gál. 6:1).
Si aceptamos lo que nos dicen, seremos aún más “deseables”, o valiosos,
a los ojos de Dios. Es curioso que, cuando hablamos con Jehová, todos
admitimos sin problemas que cometemos errores. Pero quizá no nos resulte
tan fácil reconocer un error concreto cuando un anciano nos lo señala. Puede
que cuestionemos sus intenciones, nos quejemos de su falta de tacto, restemos
importancia al problema o pongamos excusas (2 Rey. 5:11). Y si se
trata de un asunto delicado —como la conducta de un familiar, la apariencia,
la falta de higiene o las diversiones que Jehová desaprueba—, tal vez hasta
nos enojemos y hagamos sentir mal al consejero. Pero, más tarde, cuando lo
pensamos en frío, comprendemos que reaccionamos mal y que el consejo era
oportuno.
6 El versículo que encabeza
este artículo nos recuerda que “la palabra de Dios [...] ejerce poder”.
En efecto, consigue que hagamos grandes cambios en nuestra vida, cambios
que no solo se producen antes de bautizarnos, sino también después.
En el mismo pasaje, Pablo añade que “la palabra de Dios [...]
penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano,
y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Heb. 4:12). Aquí,
el “alma” se refiere a nuestro exterior, lo que parecemos ser, y el
“espíritu”, a nuestro interior, lo que en realidad somos. ¿Qué quiso decir el
apóstol? Que cuando examinamos la Biblia y entendemos lo que Dios espera que
hagamos, nuestra reacción revela cómo somos realmente. ¿Qué se puede decir de
cada uno de nosotros? ¿Concuerda siempre nuestro exterior con lo que hay en
nuestro interior? (Léase Mateo 23:27, 28.)
Pensemos en qué haríamos en las siguientes situaciones.
Vayamos al paso de
la organización de Jehová
7 Muchos de nosotros
conocemos muy bien Proverbios 4:18: “La senda de los justos es como la luz
brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente
establecido”. Estas palabras indican que nuestra conducta cristiana y nuestra
comprensión del propósito divino van mejorando con el tiempo.
8 En el artículo anterior
vimos que, después de la muerte de Jesús, muchos discípulos suyos de origen
judío seguían apegados a la Ley mosaica (Hech. 21:20). En sus escritos
inspirados, Pablo les demostró magistralmente que los cristianos
no tenían que obedecer dicha Ley, pero hubo quienes se negaron a
aceptarlo (Col. 2:13-15). ¿Por qué? Tal vez porque creían que cumpliendo la
Ley —o al menos algunos de sus preceptos— evitarían que los judíos los
persiguieran. En su carta a los Hebreos, el apóstol les dejó claro que
para entrar en el descanso de Jehová era indispensable que se mantuvieran al
paso con el desarrollo del propósito divino (Heb. 4:1, 2, 6; léase
Hebreos 4:11). Si querían que Dios los
aprobara, tendrían que aceptar que él estaba dirigiendo a su pueblo por un
camino diferente.
9 En la actualidad también
hemos visto cómo se han ido aclarando diversas doctrinas bíblicas. Lejos de
inquietarnos, estas actualizaciones refuerzan nuestra confianza en el
esclavo. Sabemos que el Cuerpo Gobernante, que actúa en nombre de este,
no duda en revisar o corregir algún punto cuando comprende que es
necesario. Y no tiene miedo a las críticas. Para estos hermanos, lo más
importante es mantenerse al día con el desarrollo del propósito de Dios. ¿Qué
hay de nosotros? ¿Cómo respondemos cuando se modifica una explicación
bíblica? (Léase Lucas 5:39.)
10 Examinemos ahora otra
situación. A finales del siglo XIX y principios del XX, entre los
Estudiantes de la Biblia —como se llamaba entonces a los testigos de Jehová—
había excelentes oradores. Pensaban que, en su caso, la mejor forma de
predicar era presentando buenos discursos. Les encantaba hablar en público, y
algunos parecían disfrutar con las adulaciones de los presentes.
No obstante, llegó un momento en que el pueblo de Dios comprendió que la
voluntad divina era que también se emplearan otros métodos de predicación,
como las visitas casa por casa. Cuando eso sucedió, algunos excelentes
oradores se negaron de plano a intentarlo. Daban la imagen de ser hombres
espirituales y entregados al servicio del Señor, pero cuando se les demostró
lo que Jehová esperaba que hicieran, salieron a la superficie sus verdaderas
intenciones y motivaciones. Su actitud los llevó a ser desaprobados por
Dios y a terminar abandonando su organización (Mat. 10:1-6; Hech. 5:42;
20:20).
11 ¿Qué sucedió con los que
permanecieron leales? ¿Acaso les resultó fácil ir de puerta en puerta? Claro
que no. A muchos se les hizo cuesta arriba, sobre todo al principio.
La diferencia es que ellos fueron obedientes. Poco a poco vencieron sus
temores, y Jehová los bendijo abundantemente. ¿Y usted? ¿Qué hace cuando
se le invita a probar un método de predicación al que no está
acostumbrado? ¿Está dispuesto a intentarlo?
Cuando un ser querido
deja a Jehová
12 Como bien sabemos, Jehová
solo acepta a quienes se mantienen puros física, moral y espiritualmente (léase
Tito 2:14). Ahora bien, este principio puede
plantearnos pruebas de lealtad especialmente duras. Por poner un ejemplo,
imaginemos que un matrimonio ejemplar ve cómo su único hijo abandona la
verdad. El joven desprecia la relación espiritual que lo une a Jehová y
a sus padres, opta por “disfrutar temporalmente del pecado” y acaba siendo
expulsado (Heb. 11:25).
13 Sus padres quedan
destrozados. Por supuesto, ellos conocen perfectamente las instrucciones
bíblicas para estos casos: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera
que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez,
o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y
ni siquiera coman con tal hombre” (1 Cor. 5:11, 13).
Comprenden que la palabra “cualquiera” también incluye a los familiares que
no vivan en la misma casa que ellos. Pero experimentan emociones
encontradas, pues quieren mucho a su hijo. Por eso, tal vez razonen: “Si
limitamos al máximo la relación con él, ¿cómo vamos a ayudarlo a volver a
Jehová? ¿No sería mejor ser un poco más flexibles?”.
14 Compartimos el dolor de
tales padres. Ellos no se encuentran en esta situación por voluntad
propia. Fue el propio hijo quien, cuando tuvo en sus manos la decisión de
corregirse, prefirió seguir en el mal camino, aun sabiendo que eso afectaría
gravemente la relación con ellos y con la congregación. Es natural que
los padres sientan desconsuelo e impotencia.
15 Pero ellos también tienen
en sus manos una decisión: ¿obedecerán las claras instrucciones de Jehová?
Es cierto que, en contadas ocasiones, será preciso reunirse con el hijo
para atender algún asunto familiar importante. Pero ¿utilizarán esta
excepción como excusa para relacionarse sin que haya necesidad?
Al decidir lo que van a hacer, no deben pasar por alto lo que
piensa Jehová. Él estableció la expulsión con un propósito: mantener
limpia su organización y, si es posible, lograr que el pecador recapacite.
¿Cómo pueden contribuir los padres a que se cumpla este propósito?
16 Aarón, el hermano de
Moisés, se enfrentó a una situación parecida con dos de sus hijos, Nadab y
Abihú. Jehová los castigó con la muerte por haber cometido la grave ofensa de
ofrecerle incienso de forma impropia. ¡Qué doloroso debió de ser para su
padre saber que nunca más volvería a verlos, hablarles ni estar con
ellos! Pero eso no fue todo. Aarón y sus demás hijos recibieron la orden
divina de evitar las muestras de duelo acostumbradas: “No vayan a dejar
sus cabezas desaseadas, y no deben rasgar sus prendas de vestir, para que
no mueran ustedes y para que no se indigne [Dios] contra toda la
asamblea” (Lev. 10:1-6). De este episodio extraemos una clara lección:
nuestro amor a Jehová siempre debe estar por encima de nuestro amor a un
familiar, y más aún si no se arrepiente de sus pecados.
17 En la actualidad, Dios
no ejecuta de inmediato a quienes violan sus leyes. En su gran
amor, les concede la oportunidad de demostrar arrepentimiento. Claro, si un
hijo es expulsado, es porque no ha aprovechado esta oportunidad. Por
tanto, ¿qué sucedería si sus padres siguieran relacionándose con él
innecesariamente? ¿No consideraría Jehová que lo están poniendo a
prueba?
18 Muchos cristianos que
estuvieron fuera de la congregación y fueron readmitidos reconocen que la
firmeza de sus familiares y amigos fue lo que les hizo recapacitar.
En una carta que recomendaba la readmisión de una joven, los ancianos de
su congregación escribieron que algo que la ayudó a cambiar fue que “su
hermano respetó las medidas disciplinarias de la expulsión”. Ella reconoció
que ver a este miembro de su familia “obedecer fielmente los principios
bíblicos la animó a regresar”.
19 Tal como hemos visto en
este artículo, no podemos dejarnos llevar por el corazón. Aunque nos
cueste obedecer algún principio bíblico, debemos hacerlo con la absoluta
seguridad de que la mejor manera de afrontar los problemas es la que Jehová
nos enseña.
“La palabra de Dios
es viva”
20 Cuando Pablo afirmó en
Hebreos 4:12 que “la palabra de Dios es viva”, no se refería
específicamente a la Biblia. El contexto muestra que estaba hablando del
conjunto de las promesas divinas. La idea principal es que estas
no son palabras muertas, vacías, sino que siempre se cumplen. Eso mismo
es lo que había destacado el propio Jehová al asegurar: “Así resultará ser mi
palabra [...]. No volverá a mí sin resultados, sino que [...]
tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isa. 55:11). Por
tanto, no hay razón para que nos impacientemos si las cosas
no avanzan tan rápido como quisiéramos. Jehová “ha seguido trabajando” y
lo seguirá haciendo hasta que su propósito termine de cumplirse (Juan 5:17).
21 Hay miembros de la “gran
muchedumbre” que llevan décadas sirviendo a Jehová (Rev. 7:9). Muchos
no esperaban tener que llegar a la vejez, pero no han permitido que
eso los desanime (Sal. 92:14). ¿Por qué? Porque saben que “la palabra de Dios
es viva”, pues Jehová está trabajando para que sus promesas se cumplan sin
falta. A él le importa mucho su propósito y le alegra comprobar que a
nosotros también. Durante el séptimo día en el que vivimos, Jehová ha estado
descansando, con la certeza de que su voluntad se cumplirá y de que su pueblo
siempre vivirá en conformidad con ella. Como hemos aprendido, todos podemos
entrar en el descanso de Dios. ¿Lo ha hecho usted ya?
[Notas]
Aunque muchos líderes judíos
obedecían la Ley mosaica al pie de la letra, cuando llegó Jesús no lo
reconocieron como el Mesías. El problema fue que no quisieron ver
cómo estaba desarrollando Dios su propósito.
Hallará más información en
las páginas 207 a 209 del libro “Manténganse en el amor
de Dios”.
En nuestros tiempos, Dios
nos habla por medio de la Biblia, la cual consigue que hagamos grandes
cambios en nuestra vida. Por lo tanto, la explicación de Pablo en Hebreos
4:12 también es aplicable a las Escrituras.
Recordemos las ideas principales
• ¿Qué debemos hacer para
entrar en el descanso de Dios?
• ¿Cómo deberíamos responder
a los consejos de la Biblia si hemos entendido lo que Dios espera de
nosotros?
• ¿Qué situaciones ponen a
prueba nuestra lealtad a Dios, y por qué es esencial ser obedientes?
• ¿Qué dos aplicaciones
tiene Hebreos 4:12?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué debemos hacer para entrar en el
descanso de Dios, y por qué puede resultarnos difícil?
2, 3. ¿Qué necesitamos para agradar a
Jehová?
4. ¿De qué tres medios se vale Jehová para
darnos consejos?
5. ¿Por qué deben los ancianos ayudar a los
hermanos, y qué reacciones debemos evitar cuando nos aconsejan?
6. ¿Cómo revela la palabra de Dios los
“pensamientos e intenciones del corazón”?
7, 8. a) ¿Por qué insistían en seguir
obedeciendo la Ley mosaica algunos cristianos de origen judío? b) ¿Por qué
decimos que estaban actuando en contra del propósito de Jehová?
9. ¿Cómo debemos responder cuando el esclavo
modifica una explicación bíblica?
10, 11. ¿Qué lección
aprendemos de lo que ocurrió cuando se introdujeron nuevos métodos de
predicación?
12, 13. a) ¿Por qué exige
Jehová que se expulse a quienes cometen pecados graves y no se
arrepienten? b) ¿A qué difícil prueba de lealtad se enfrentan algunos padres?
14, 15. ¿A qué decisión se
enfrentan los padres de un expulsado?
16, 17. ¿Qué nos enseña el
ejemplo de Aarón?
18, 19. ¿Qué alegría
pudieran recibir los cristianos que obedecen las instrucciones de Jehová
sobre el trato con familiares expulsados?
20. ¿Qué dos aplicaciones
tiene Hebreos 4:12? (Véase también la nota.)
21. ¿Qué ánimo les brinda
Hebreos 4:12 a los miembros de la “gran muchedumbre” de más edad?
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domingo, 17 de febrero de 2013
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