TEXTO DEL DÍA
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CITA BÍBLICA
Descripción Biblia
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Referencias BÍBLICAS
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*** Texto del Martes, 12 de
Febrero de 2013 ***
Martes 12 de febrero
Algunas han sido
apartadas para seguir a Satanás (1 Tim. 5:15).
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(1 Timoteo 5:15) Ya,
de hecho, algunas han sido apartadas para seguir a Satanás.
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Nada le gustaría más
al Diablo que conseguir que dejemos de anunciar las buenas nuevas (Rev. 12:17).
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(Revelación 12:17) Y el dragón se airó contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra
los restantes de la descendencia de ella, los cuales observan los
mandamientos de Dios y tienen la obra de dar
testimonio de Jesús.
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(Génesis 3:15)
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu
descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le
magullarás en el talón”.
(Mateo 24:9)
”Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio
de parte de todas las naciones por causa de mi nombre.
(Hechos 1:8)
pero recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán
testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta
la parte más distante de la tierra”.
(Revelación 1:9) Yo Juan, hermano de ustedes y partícipe
con ustedes en la tribulación y reino y aguante en compañía con Jesús, llegué
a estar en la isla que se llama Patmos por hablar acerca de Dios y por dar
testimonio de Jesús.
(Revelación 6:9) Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo
del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra
de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener.
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Para ello trata de
enredarnos en actividades que nos hagan perder tiempo o causen divisiones. En 1 Timoteo
5:11-14, Pablo menciona varias trampas en las que habían caído algunas
viudas. Primero, estaban “desocupadas, andorreando por las
casas”. Hoy, en esta era tecnológica, desperdiciaríamos nuestro tiempo
y el de otros si enviáramos mensajes electrónicos innecesarios y de dudosa
credibilidad. Algunas eran también “chismosas”. Difundir historias
negativas podría llevarnos a la calumnia, la cual siembra división (Pro. 26:20).
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(Proverbios 26:20) Donde no hay leña, se apaga el fuego, y
donde no hay calumniador, la contienda se aquieta.
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(Proverbios 16:28) El hombre de
intrigas sigue enviando contienda, y el calumniador está separando a los que
se han familiarizado entre sí.
(Proverbios 22:10) Echa al
burlador, para que se vaya la contienda y para que cesen el litigio y la deshonra.
(Santiago 3:6) Pues bien, la
lengua es un fuego. La lengua constituye un mundo de injusticia entre
nuestros miembros, porque mancha todo el cuerpo y enciende en llamas la rueda
de la vida natural y es encendida en llamas por el Gehena.
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Los calumniadores
imitan la actitud maliciosa de Satanás. Por último, esas hermanas eran “entremetidas
en asuntos ajenos”. Nadie tiene el derecho de decir
a los demás qué hacer en cuestiones personales. Si cayéramos en alguna
de estas trampas, estaríamos perdiendo el tiempo y sembrando cizaña, dejaríamos
de colaborar con fervor en la obra que Jehová nos ha asignado —la predicación—
y quedaríamos del lado de Satanás, pues no hay terreno neutral (Mat. 12:30). w11 15/7 2:14, 15
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(Mateo 12:30) El que no está de parte mía, contra mí
está; y el que no recoge conmigo, desparrama.
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(Marcos 9:40)
porque el que no está contra nosotros, está a favor nuestro.
(Lucas 9:50)
Pero Jesús le dijo: “No traten de impedír[selo], porque el que no está contra
ustedes está a favor de ustedes”.
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*** w11 15/7 ¿Haremos caso de
las claras advertencias de Jehová? ***
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¿Haremos caso de
las claras advertencias de Jehová?
“Este es el camino. Anden en él.” (ISA. 30:21)
IMAGINEMOS que, yendo por la carretera, nos encontramos con una señal que
apunta en la dirección equivocada. Si la siguiéramos, no solo
perderíamos tiempo, sino que podríamos poner en peligro nuestra seguridad.
¡Menos mal que un amigo nos ha avisado de que no nos guiemos
por la señal, pues alguien la ha cambiado con la intención de hacer daño
a los conductores! Sin dudarlo, hacemos caso de su advertencia.
2 ¿Quién encaja a la perfección con el individuo
malintencionado del ejemplo? Satanás, cuyo mayor deseo es que terminemos
extraviados (Rev. 12:9). Quiere sacarnos del camino que lleva a la vida
eterna, y para ello utiliza “señales de tránsito” manipuladas, entre ellas
las tres malas influencias que vimos en el artículo anterior Mat.
7:13, 14)(. Afortunadamente, nuestro mejor Amigo, Jehová, nos previene
contra ellas. Pero el Diablo emplea muchas más trampas. Veamos a continuación
otras tres. Al repasar cómo nos ayuda la Biblia a no caer en tales
engaños, pensemos que, por así decirlo, Jehová va detrás de nosotros,
indicando la dirección correcta y diciendo: “Este es el camino. Anden en él”
(Isa. 30:21). Hacemos bien en meditar en sus claras advertencias, pues así se
fortalecerá nuestra determinación de seguirlas.
Evitemos a los “falsos maestros”
3 Volvamos a la comparación del viaje. Puede que al
atravesar una región árida divisemos un pozo a lo lejos. Nos dirigimos hacia
él con la esperanza de saciar la sed. Pero al llegar descubrimos que está
seco. ¡Qué desilusión! Así ocurre con los falsos maestros: quien acude a
ellos en busca de las aguas de la verdad queda decepcionado. Por eso, Jehová
nos previene de este peligro. Por ejemplo, a través de Pablo y Pedro, nos
advierte de tales engañadores (léanse Hechos 20:29, 30
y 2 Pedro 2:1-3).
Examinemos esos consejos y veamos quiénes son estos falsos maestros, de dónde
salen y cómo actúan.
4 Pablo dijo a los superintendentes de Éfeso: “De entre
ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas”, o retorcidas.
Y Pedro escribió a sus hermanos: “Habrá falsos maestros entre ustedes”.
¿Hemos notado de dónde proceden? En muchas ocasiones, los falsos
maestros salen de dentro de la congregación. En este caso, reciben el
nombre de apóstatas. ¿Qué es lo que pretenden? No se conforman con
abandonar la organización que quizás amaron en su día. Pablo deja claro qué
intención tienen: “arrastrar a los discípulos tras de sí”. Así
es, los apóstatas quieren llevarse a los que ya son discípulos de Cristo.
No salen a hacer discípulos de los no creyentes, sino que buscan
sus presas en la congregación. Como “lobos voraces”, quieren devorar a los cristianos
que hayan bajado la guardia, acabando con su fe y sacándolos del camino de la
verdad (Mat. 7:15; 2 Tim. 2:18).
5 ¿Cómo actúan los falsos maestros? Con mucha astucia.
La Biblia destaca que infiltrarían sus ideas destructivas
“calladamente”. Al igual que los contrabandistas introducen sus
mercancías a escondidas, los apóstatas intentan meter sus opiniones en la
congregación disimuladamente. Y tal como los falsificadores de dinero
tratan de que aceptemos sus billetes, estos maestros engañadores quieren
hacernos creer sus “palabras fingidas”. Ciertamente, infiltran “enseñanzas
engañosas” y “tuercen” los textos bíblicos para que cuadren con sus opiniones
(2 Ped. 2:1, 3 , 13; 3:16) . Es obvio que no buscan nuestro
bien. Si los siguiéramos, lo único que lograríamos sería alejarnos del
camino que lleva a la vida eterna.
6 ¿Cómo nos protegemos? Siguiendo los consejos de Jehová
(léanse Romanos 16:17 y
2 Juan 9-11). La Biblia
pide a los cristianos que “eviten” a los apóstatas, o, según otras versiones,
que “se aparten”, “permanezcan lejos” e incluso “huyan” de ellos. ¡Más claro,
imposible! ¿Cuál es nuestra reacción cuando un médico nos manda evitar todo
contacto con alguien porque tiene una enfermedad mortal muy contagiosa? Ante
una instrucción tan directa, no nos cabe ninguna duda de que debemos
seguirla rigurosamente. Pues bien, Jehová, el Gran Doctor, nos manda evitar
todo contacto con cualquier maestro desleal a la verdad, pues es alguien
“mentalmente enfermo” que procura infectarnos con sus doctrinas (1 Tim.
6:3, 4). Como vemos, el mandato divino también es muy directo, pero
¿estamos igual de decididos a seguirlo en todas las circunstancias?
7 ¿Cómo evitamos a los falsos maestros? No los
saludamos ni los recibimos en nuestro hogar. Nunca leemos
ni escuchamos la propaganda que difunden a través de la televisión, la
página impresa o Internet, y tampoco añadimos nuestros comentarios a las
páginas personales que tienen en la Red. ¿Por qué somos tan firmes? Por amor.
En primer lugar, porque amamos a Jehová, “el Dios de la verdad”. Por eso
no nos interesan las manipulaciones que contradicen su Palabra de verdad
(Sal. 31:5; Juan 17:17). Y en segundo lugar, porque amamos a su
organización, gracias a la cual hemos aprendido cosas como el nombre divino y
su significado, el propósito con que fue creada la Tierra, el estado de los
muertos y la esperanza de la resurrección. ¿Recordamos cómo nos sentimos
cuando nos explicaron por primera vez estas maravillosas verdades? Entonces,
¿para qué escuchar a los apóstatas, a quienes les encanta insultar a la
organización que tanto nos ha enseñado? Solo lograríamos contagiarnos de su
amargura (Juan 6:66-69).
8 ¡Que digan lo que quieran los falsos maestros!
No les haremos el menor caso. ¿Para qué íbamos a hacerlo? Son pozos
secos que solo ofrecen engaños e insatisfacciones. Estamos decididos a ser
leales a Jehová y a su organización, la cual lleva mucho tiempo saciando
nuestra sed con las refrescantes aguas de la Biblia (Isa. 55:1-3; Mat.
24:45-47).
Evitemos los “cuentos falsos”
9 Cuando vamos por la carretera, a veces vemos una señal
y enseguida notamos que la han movido y que indica mal la dirección. Pero en
otras ocasiones no es tan fácil darse cuenta. Lo mismo
ocurre con las trampas de Satanás: algunas son más evidentes que otras.
Entre las más encubiertas figuran los “cuentos falsos” (léase 1 Timoteo
1:3, 4). Si no queremos perder el
camino de la vida eterna, debemos tener claro qué son estos cuentos que
menciona Pablo y cómo evitar que nos engañen.
10 La advertencia sobre los cuentos falsos se encuentra
en la primera carta a Timoteo. En ella, Pablo anima a este
superintendente cristiano a velar por la pureza espiritual de los hermanos y
ayudarlos a mantenerse fieles (1 Tim. 1:18, 19). El término
griego que se traduce “cuentos falsos” se aplica a narraciones
ficticias, mitos o falsedades. Se usa “para referirse a los relatos y
especulaciones inventados y carentes de verdad” (Diccionario exegético
del Nuevo Testamento). Es probable que
el apóstol estuviera pensando en las mentiras religiosas que aparecen en
historias sensacionalistas y leyendas fantásticas. ¿En qué sentido
“proporcionan cuestiones para investigación” estos cuentos? En el
sentido de que plantean temas intrascendentes que llevan a realizar estudios
inútiles. Son una de las tretas favoritas del Gran Engañador, Satanás.
En efecto, él se vale de innumerables mentiras y relatos de la religión
falsa para distraer a los desprevenidos. El consejo de Pablo
no pudiera ser más claro: ¡no hagan ni caso de esos cuentos!
11 ¿Qué cuentos pudieran engañar a los desprevenidos?
En sentido amplio, la expresión “cuentos falsos” es aplicable a
cualquier mito o mentira de carácter religioso. ¿Qué efecto pueden tener
estas falsedades? La Biblia señala que, por culpa de ellas, las personas
“apartarán sus oídos de la verdad” (2 Tim. 4:3, 4). Satanás, que se
hace pasar por “ángel de luz”, utiliza astutamente la religión falsa para
embaucar a la gente (2 Cor. 11:14). Las iglesias presentan como
cristianas doctrinas que en realidad se basan en leyendas y mentiras, por
ejemplo, la Trinidad, la inmortalidad del alma y los tormentos del infierno.
También promueven festividades como la Navidad y la Semana Santa, que
contienen muchas costumbres en apariencia inofensivas, pero que están tomadas
de la mitología y el paganismo. Para que no nos engañen con cuentos como
esos, sigamos en todo momento esta exhortación: “Sepárense —dice Jehová—, y
dejen de tocar la cosa inmunda” ( 2 Cor. 6:14-17).
12 El Diablo también fomenta otras mentiras que, si nos
descuidamos, podrían engañarnos. Veamos tres de ellas. Primera mentira: No hay
nada bueno ni malo. Todo depende
del cristal con que se mire. Los
medios de comunicación y el mundo del espectáculo nos bombardean
constantemente con esta idea, que nos anima a dejar de lado las normas
divinas. Sin embargo, los seres humanos tenemos la imperiosa necesidad de
recibir guía moral, y el único que nos la puede dar es Jehová (Jer. 10:23).
Segunda mentira: Dios nunca solucionará los problemas
de la humanidad. Esta idea lleva a la gente a vivir tan
solo para el día presente. Si adoptáramos esa actitud, podríamos
terminar siendo “inactivos o infructíferos” en nuestro servicio a Dios
(2 Ped. 1:8). Pero lo cierto es que el día de Jehová se aproxima
velozmente, y tenemos que mantenernos pendientes de su llegada
(Mat. 24:44). Tercera mentira: Dios no se interesa
por mí. Satanás quiere que creamos que no somos dignos del
amor de Jehová, y lograr así que nos demos por vencidos. La realidad es
que Dios ama y valora muchísimo a cada uno de sus siervos (Mat. 10:29-31).
13 Tenemos que mantener los ojos bien abiertos.
No olvidemos que, a primera vista, pudieran parecernos muy lógicas las
ideas y actitudes del mundo. Hoy, más que nunca, necesitamos prestar atención
a los consejos y advertencias de las Escrituras. Solo así impediremos que el
maestro del engaño nos entrampe con sus “cuentos falsos artificiosamente
tramados” o, como dice La Biblia de las
Américas, sus “fábulas ingeniosamente inventadas” (2 Ped. 1:16).
Evitemos “seguir a Satanás”
14 Retomemos la ilustración de la carretera.
Si encontráramos una flecha que indicara: “Centro de seguidores de
Satanás”, ni se nos ocurriría tomar ese desvío. No obstante, Pablo
advierte de que el siervo de Dios podría llegar a desviarse “para seguir a
Satanás” (léase 1 Timoteo 5:11-15).
En el contexto, estaba aconsejando a “viudas de menos edad”, pero los
principios son aplicables a todos. Aquellas cristianas del siglo primero
probablemente no tenían idea de que estaban siguiendo al Diablo, pero
eso es lo que daban a entender con sus malas costumbres. Una de ellas era
esparcir chismes. Veamos el consejo de Pablo sobre este tema, pues nos
ayudará a no seguir a Satanás sin darnos cuenta.
15 Nada le gustaría más al Diablo que conseguir que
dejemos de anunciar las buenas nuevas (Rev. 12:17). Quiere que
no declaremos públicamente nuestra fe, y para ello trata de enredarnos
en actividades que nos hagan perder tiempo e incluso creen divisiones entre
nosotros. Eso es lo que hizo con las viudas del siglo primero. Las palabras
de Pablo muestran que habían caído en varias trampas de Satanás. Primero,
estaban “desocupadas, andorreando por las casas”.
Hoy, en esta era tan tecnológica, podríamos caer en el mismo error si
desperdiciáramos nuestro tiempo y el de los demás, tal vez enviándoles
mensajes electrónicos innecesarios e incluso de dudosa credibilidad.
En segundo lugar, aquellas hermanas eran “chismosas”. Nosotros
también podríamos difundir historias negativas sobre los demás, lo que
fácilmente podría llevarnos a la calumnia, la cual siembra la división entre
los hermanos (Pro. 26:20). Sea que se den cuenta o no, los
calumniadores imitan la actitud maliciosa de Satanás. Por último, aquellas
viudas eran “entremetidas en asuntos ajenos”.
Nadie tiene el derecho de andar diciéndoles a los demás lo que deben hacer en
cuestiones personales. Si cayéramos en alguno de estos tres errores,
estaríamos perdiendo el tiempo y, lo que es peor, sembrando cizaña. Pero
no solo eso; también dejaríamos de colaborar con fervor en la obra que
Jehová nos ha asignado: la predicación. Y al actuar así, nos pondríamos
del lado de Satanás, pues no hay terreno neutral (Mat. 12:30).
16 ¿Cómo podemos evitar la trampa de “seguir a Satanás”?
Obedeciendo los consejos de la Biblia. Veamos algunas sabias recomendaciones
de Pablo a sus hermanos. Deben tener “mucho que hacer
en la obra del Señor” (1 Cor. 15:58).
El celo por la obra del Reino es un antídoto contra la pereza y la
pérdida de tiempo (Mat. 6:33). Tienen que hablar lo
que sea “bueno para [la] edificación”
(Efe. 4:29). Debemos negarnos a escuchar o difundir rumores negativos. Más
bien, hemos de esforzarnos por confiar en nuestros hermanos y respetarlos.
Es necesario usar palabras que edifiquen su ánimo y su espiritualidad, y
no que los derrumben. “Ocúpense de sus propios
asuntos.” (1 Tes. 4:11, Traducción en lenguaje
actual.) Aunque hay que interesarse por los demás, también hay que
respetar su vida privada y su dignidad. Además, no debemos imponerles
nuestra opinión en cuestiones que les toca a ellos decidir (Gál. 6:5).
17 ¡Qué contentos estamos de que Jehová nos diga claramente
qué cosas debemos evitar! En este artículo y en el anterior hemos
repasado varias de sus advertencias. Nunca olvidemos por qué nos las ha dado:
porque nos ama muchísimo y quiere ahorrarnos todos los sufrimientos que
padeceríamos si hiciéramos caso de las engañosas “señales de tránsito” de
Satanás. El camino de Jehová quizás no sea el más fácil, pero lleva
directo al mejor destino: la vida eterna (Mat. 7:14). Por eso, no lo
dudemos ni un instante y sigamos la exhortación divina: “Este es
el camino. Anden en él” (Isa. 30:21).
[Notas]
Los apóstatas son las personas que desertan de la religión verdadera,
abandonándola con rebeldía y renegando de ella.
Tomemos como ejemplo uno de los libros apócrifos: Tobías (o Tobit). Esta
obra, redactada alrededor del siglo tercero antes de nuestra era y conocida
en tiempos de Pablo, presenta como si fueran reales muchas supersticiones y
narraciones absurdas de magia y brujería (véase Perspicacia para
comprender las Escrituras, volumen 1, páginas 154 y
155).
La palabra diablo viene del griego diábolos, que significa
“calumniador”. Es uno de los títulos que se aplican a Satanás, pues es
el mayor mentiroso que hay (Juan 8:44; Rev. 12:9, 10).
Véase el recuadro “Plumas al viento”.
¿Qué opina?
¿Cómo puede aplicar las advertencias de estos pasajes?
• 2 Pedro 2:1-3
• 1 Timoteo 1:3, 4
• 1 Timoteo 5:11-15
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿Qué está empeñado en hacer
Satanás, y cómo nos ayuda la Palabra de Dios?
3, 4. a) ¿Por qué decimos que los
falsos maestros son como pozos secos? b) ¿De dónde suelen salir los falsos
maestros, y qué intención tienen?
5. ¿A qué trampas recurren los
falsos maestros?
6. ¿Qué mandato acerca de los
falsos maestros nos da la Biblia?
7, 8. a) ¿De qué diversas maneras
evitamos a los falsos maestros? b) ¿Por qué razón toma usted una postura tan
firme en contra de los falsos maestros?
9, 10. ¿Qué advertencia le hizo
Pablo a Timoteo, y en qué “cuentos falsos” puede que estuviera pensando?
(Véase también la nota.)
11. ¿Cómo engaña astutamente Satanás a las personas con la religión
falsa, y qué exhortación nos ayuda a evitar esa trampa?
12, 13. a) ¿Qué tres mentiras difunde Satanás, pero cuál es la verdad? b)
¿Cómo impediremos que el Diablo nos entrampe con sus cuentos?
14. ¿Qué advertencia hizo Pablo a ciertas viudas jóvenes, y por qué
debemos tenerla muy presente?
15. ¿Qué objetivo tiene Satanás, y contra qué tácticas diabólicas nos
pone en guardia Pablo?
16. ¿Qué consejos evitarán que caigamos en la trampa de “seguir a
Satanás”?
17. a) ¿Por qué razón nos da advertencias Jehová? b) ¿Cuál debería ser
nuestra firme decisión?
[Ilustraciones y recuadro
de la página 19]
Plumas al viento
Hay un antiguo cuento judío que
ilustra los tristes efectos de los chismes. Aunque existen diversas
versiones, todas vienen a decir lo siguiente:
Había una vez un hombre que
estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel
chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdón al
sabio y le preguntó cómo podía corregir el error. El sabio le pidió una
sola cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir
al viento las plumas que tenía dentro. El chismoso se quedó extrañado,
pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le preguntó:
—¿Ya estoy perdonado?
—Primero tienes que ir a recoger
todas las plumas —respondió el sabio.
—¡Pero eso es imposible!
El viento ya las ha dispersado —protestó el chismoso.
—Pues igual de imposible es
deshacer el daño que has causado con tus palabras —concluyó el sabio.
La lección no puede estar
más clara: una vez que dejamos salir las palabras, no podemos
recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan.
Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos
a punto de soltar plumas al viento.
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martes, 12 de febrero de 2013
Martes, 12 de Febrero de 2013
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