TEXTO DEL DÍA
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CITA BÍBLICA
Descripción Biblia
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Referencias BÍBLICAS
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*** Texto del sábado,
23 de febrero de 2013 ***
Sábado 23 de
febrero
Con certeza percibo
que Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia
le es acepto (Hech. 10:34, 35).
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(Hechos 10:34, 35) Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo:
“Con certeza percibo que Dios no es parcial, 35 sino
que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es
acepto.
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(Deuteronomio 10:17) Porque Jehová su Dios es el Dios
de dioses y el Señor de señores, el Dios grande, poderoso e inspirador de
temor, que no trata a nadie con parcialidad ni acepta soborno,
(2 Crónicas 19:7) Y ahora, que el pavor de Jehová llegue a
estar sobre ustedes. Tengan cuidado y actúen, porque con Jehová nuestro Dios
no hay injusticia ni parcialidad ni aceptación de soborno”.
(Job 34:19) [Hay Uno] que no ha mostrado parcialidad a príncipes y
no ha dado más consideración al noble que al de condición humilde, porque
todos ellos son la obra de sus manos.
(Romanos 2:11) Porque con Dios no hay parcialidad.
(Gálatas 2:6) Pero de parte de los que parecían ser algo —qué clase de
hombres hayan sido en otro tiempo a mí no me importa... Dios no se rige por
la apariencia exterior del hombre— a mí, de hecho, aquellos hombres
sobresalientes no me impartieron nada nuevo.
(Romanos 2:13) Porque los oidores de ley no son los
justos ante Dios, sino que a los hacedores de ley se declarará justos.
(1
Corintios 12:13) Porque, de hecho, por un solo espíritu todos
nosotros fuimos bautizados [para formar] un solo cuerpo, seamos judíos o
griegos, seamos esclavos o libres, y a todos se nos hizo beber un solo
espíritu.
(Gálatas 3:28) No hay ni judío ni griego, no hay ni
esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una
[persona] en unión con Cristo Jesús.
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Imagínese lo
incómodo que debió de sentirse Pedro al entrar en casa de Cornelio.
En vista de los prejuicios que había abrigado por tanto tiempo,
¿conseguiría “estar unido armoniosamente” con un gentil “en el
vínculo [...] de la paz”? (Efe. 4:3, 16.)
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(Efesios 4:3)
esforzándose solícitamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo
unidor de la paz.
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(Romanos 15:6)
para que, de común acuerdo, con una sola boca glorifiquen al Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo.
(1 Corintios
1:10) Ahora los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre
ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma
forma de pensar.
(Filipenses 1:27)
Solamente que pórtense de una manera digna de las buenas nuevas acerca del
Cristo, a fin de que, sea que yo vaya y los vea, o esté ausente, oiga de las
cosas que tienen que ver con ustedes, que están firmes en un mismo espíritu,
esforzándose lado a lado con una misma alma por la fe de las buenas nuevas,
(Colosenses 3:15)
También, que la paz del Cristo controle en sus corazones, porque, de hecho,
ustedes fueron llamados a ella en un solo cuerpo. Y muéstrense agradecidos.
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(Efesios 4:16) De él
todo el cuerpo, por estar unido
armoniosamente y hacérsele cooperar mediante toda coyuntura que da lo que se
necesita, conforme al funcionamiento de cada miembro respectivo en la medida
debida, contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.
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(1 Corintios
12:27, 28) 27 Pues bien, ustedes son el
cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. 28 . . .
(Colosenses 2:19)
19 puesto que no está firmemente adherido a la cabeza,
a aquel de quien todo el cuerpo, suministrado y armoniosamente unido por
medio de sus coyunturas y ligamentos, sigue creciendo con el crecimiento que
Dios da.
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Sí, pues días antes
comenzó a modificar su actitud hacia las personas de otras razas. ¿Qué le
ayudó a hacerlo? El espíritu santo le abrió el corazón, y Jehová le
reveló en una visión que él no considera mejor ni peor a ninguna
persona porque sea de determinada nacionalidad o raza (Hech. 10:10-15).
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(Hechos 10:10-15) Pero le dio mucha hambre y quiso comer. Mientras hacían
preparaciones, a él le sobrevino un arrobamiento,
11 y contempló el cielo abierto,
y cierta clase de receptáculo que descendía como una gran sábana de lino que
era bajada por sus cuatro extremos sobre la tierra; 12 y
en este había toda suerte de cuadrúpedos y criaturas de la tierra que se
arrastran y aves del cielo. 13 Y
le vino una voz: “¡Levántate, Pedro, degüella y
come!”. 14 Pero Pedro dijo: “De ninguna
manera, Señor, porque jamás he comido cosa alguna contaminada e inmunda”.
15 Y le [habló] de nuevo la voz, por segunda vez: “Deja
tú de llamar contaminadas las cosas que Dios ha limpiado”.
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(Hechos 11:5) “Yo estaba en la ciudad de Jope
orando, y vi en un arrobamiento una visión: alguna clase de receptáculo que
descendía como una gran sábana de lino que era bajada por sus cuatro extremos
desde el cielo, y vino hasta mí.
(Hechos 22:17) ”Pero cuando hube vuelto a Jerusalén
y estaba orando en el templo, me sobrevino un arrobamiento
(Ezequiel 1:1) Ahora bien, en el año treinta, en el
[mes] cuarto, en el [día] cinco del mes, mientras yo estaba en medio del
pueblo desterrado junto al río Kebar, aconteció que se abrieron los cielos, y
empecé a ver visiones de Dios.
(Hechos 7:56) y dijo: “¡Miren! Contemplo los cielos
abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios”.
(Revelación 19:11) Y vi el cielo abierto, y,
¡miren!, un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y
Verdadero, y juzga y se ocupa en guerrear con justicia.
(Hechos 11:6) 6 Mirando en este con
fijeza, hice observaciones, y vi cuadrúpedos de la tierra y bestias salvajes
y criaturas que se arrastran y aves del cielo.
(Hechos 11:7) 7 También oí una voz
que me decía: ‘¡Levántate, Pedro, degüella y come!’. . .
(Levítico 11:4)
”’Solo que esto es lo que no deben comer entre los que rumian y entre los que
tienen partida la pezuña: el camello, porque es rumiante, pero no tiene
pezuña partida. Es inmundo para ustedes.
(Levítico 11:13)
”’Y a las siguientes les tendrán asco entre las criaturas voladoras. No
deberán comerse. Son cosa asquerosa: el águila y el águila pescadora y el
buitre negro,
(Levítico 20:25)
Y ustedes tienen que hacer distinción entre la bestia limpia y la inmunda y
entre el ave inmunda y la limpia; y no deben hacer asquerosas sus almas con
la bestia y el ave y cosa alguna que se mueve sobre el suelo que yo les he
separado al declararlas inmundas.
(Deuteronomio
14:3) ”No debes comer cosa detestable de clase alguna.
(Deuteronomio
14:19) Y toda criatura alada enjambradora es inmunda para ustedes. No se
deben comer.
(Ezequiel 4:14)
Y procedí a decir: “¡Ay!, ¡oh Señor Soberano Jehová! ¡Mira! Mi alma no es
[alma] contaminada; ni cuerpo [ya] muerto ni animal desgarrado he comido
desde mi juventud, aun hasta ahora, y en mi boca no ha entrado ninguna carne
asquerosa”.
(Mateo
15:11) No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que procede
de la boca, eso es lo que contamina al hombre”.
(Hechos
10:28) y les dijo: “Bien saben ustedes cuán ilícito le es a un judío unirse o
acercarse a un hombre de otra raza; y, no obstante, Dios me ha mostrado que
no debo llamar contaminado o inmundo a ningún hombre.
(Romanos
14:14) Yo sé, y de ello estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada de sí
mismo es contaminado; solo cuando el hombre considera que algo es
contaminado, para él es contaminado.
(1 Timoteo
4:4) La razón de esto es que toda creación de Dios es excelente, y nada ha de
desecharse si se recibe con acción de gracias,
(Tito 1:15)
Todas las cosas son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe
nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto la mente como la
conciencia.
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Pedro cambió, lo
que le permitió disfrutar de verdadera unidad con “toda la asociación de
hermanos” (1 Ped.
2:17).
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(1
Pedro 2:17) Honren a [hombres] de toda clase, tengan amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios, den honra al
rey.
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(Levítico 19:32)
”’Ante canas debes levantarte, y tienes que mostrar consideración a la
persona del envejecido, y tienes que estar en temor de tu Dios. Yo soy
Jehová.
(Romanos 12:10)
En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse
honra unos a otros, lleven la delantera.
(Romanos 13:7)
Den a todos lo que les es debido: al que [pide] impuesto, el impuesto; al que
[pide] tributo, el tributo; al que [pide] temor, dicho temor; al que [pide]
honra, dicha honra.
(Gálatas 3:28)
No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni
hembra; porque todos ustedes son una [persona] en unión con Cristo Jesús.
(1 Juan
2:10) El que ama a su hermano permanece en la luz, y en el caso de él
no hay causa de tropiezo.
(1 Juan
4:21) Y este mandamiento lo tenemos de él, que el que ama a Dios esté
amando también a su hermano.
(Nehemías 5:15)
En cuanto a los gobernadores anteriores que me habían antecedido, ellos lo
habían hecho pesado sobre el pueblo, y siguieron tomando de ellos, para pan y
vino, cuarenta siclos de plata diarios. También, sus servidores mismos se
enseñoreaban dominantemente del pueblo. En cuanto a mí, yo no hice así a causa
del temor a Dios.
(Salmo 111:10)
El temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Todos los que las ponen
por obra tienen buena perspicacia. Su alabanza subsiste para siempre.
(Proverbios 8:13)
El temor de Jehová significa odiar lo malo. El propio ensalzamiento y el
orgullo y el mal camino y la boca perversa he odiado.
(2 Corintios
7:1) Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados,
limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando
la santidad en el temor de Dios.
(Proverbios 24:21)
21 Hijo mío, teme a Jehová y al rey. Con los que están
a favor de un cambio, no te entremetas.
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El caso de
Pedro ilustra el cambio tan espectacular que tiene lugar hoy entre los
cristianos (Isa.
2:3, 4). w11 15/4 3:16, 17
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(Isaías 2:3, 4) Y muchos
pueblos ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la montaña de
Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus
caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y
de Jerusalén la palabra de Jehová. 4 Y él
ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra
nación, ni aprenderán más la guerra.
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(Jeremías
31:6) Pues existe un día en que los vigías de la región montañosa de
Efraín realmente clamarán: ‘Levántense, y subamos a Sión, a Jehová nuestro
Dios’”.
(Zacarías
8:23) ”Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘En aquellos
días sucederá que diez hombres de todos los lenguajes de las naciones asirán,
sí, realmente asirán la falda de un hombre que sea judío, y dirán:
“Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído [que] Dios está con
ustedes”’”.
(Revelación
22:17) Y el espíritu y la novia siguen diciendo: “¡Ven!”. Y cualquiera
que oiga, diga: “¡Ven!”. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que
desee, tome gratis el agua de la vida.
(Salmo
110:2) La vara de tu fuerza Jehová enviará desde Sión, [diciendo:] “Ve
sojuzgando en medio de tus enemigos”.
(Isaías
51:4) ”Préstenme atención, oh pueblo mío; y grupo nacional mío, a mí
presten oído. Porque de mí saldrá una ley misma, y haré que mi decisión
judicial repose hasta como una luz para los pueblos.
(Romanos
10:18) Sin embargo, pregunto: No es que no hayan oído, ¿verdad? Pues,
de hecho, “por toda la tierra salió su sonido, y hasta las extremidades de la
tierra habitada sus expresiones”.
(Revelación
21:24) Y las naciones andarán por medio de su luz, y los reyes de la
tierra llevarán a ella su gloria.
(1
Samuel 2:10) En cuanto a Jehová, los que contiendan contra él
serán aterrorizados; contra ellos él tronará en los cielos. Jehová mismo
juzgará los cabos de la tierra, para dar fuerza a su rey, para ensalzar el
cuerno de su ungido”.
(Salmo
82:8) Levántate, sí, oh Dios, de veras juzga la tierra; porque tú
mismo debes tomar posesión de todas las naciones.
(Salmo
96:13) delante de Jehová. Porque ha venido; porque ha venido a juzgar
la tierra. Juzgará la tierra productiva con justicia, y a los pueblos con su
fidelidad.
(Salmo
110:6) Ejecutará juicio entre las naciones; causará una plenitud de
cuerpos muertos. Ciertamente hará pedazos al que es cabeza sobre una tierra
populosa.
(Hechos
17:31) Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra
habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a
todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos”.
(Proverbios 11:5) La justicia del
exento de culpa es lo que hará derecho su camino, pero en su propia iniquidad
el inicuo caerá.
(Mateo 3:3) Este, de hecho, es
aquel de quien se habló por medio de Isaías el profeta con estas palabras:
“¡Escuchen! Alguien clama en el desierto: ‘¡Preparen el camino de Jehová!
Hagan rectas las veredas de él’”.
(Lucas 3:5) Todo barranco tiene
que ser rellenado, y toda montaña y colina allanada, y las curvas tienen que
convertirse en caminos rectos, y los lugares escarpados en caminos llanos;
(Juan 1:23) Dijo: “Yo soy la voz
de alguien que clama en el desierto: ‘Hagan recto el camino de Jehová’, así
como dijo el profeta Isaías”.
(2 Timoteo 3:16) Toda
Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para
censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia,
(Hebreos 9:10) sino que tienen que
ver solamente con alimentos y bebidas y diversos bautismos. Eran requisitos
legales que tenían que ver con la carne y que fueron impuestos hasta el
tiempo señalado para rectificar las cosas.
(Isaías 1:18) “Vengan, pues, y enderecemos
los asuntos entre nosotros
—dice Jehová—. Aunque los
pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos
justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a
ser aun como la lana.
(Efesios 2:1) Además, a ustedes
[Dios los vivificó] aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados,
(Colosenses 2:13) Además, aunque
estaban muertos en sus ofensas y en el estado incircunciso de su carne,
[Dios] los vivificó junto con él. Bondadosamente nos perdonó todas nuestras
ofensas
(Salmo 46:9) Hace cesar las
guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente
corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.
(Oseas 2:18) Y para ellos
ciertamente celebraré un pacto en aquel día con relación a la bestia salvaje
del campo y con la criatura voladora de los cielos y la cosa del suelo que se
arrastra, y el arco y la espada y la guerra quebraré de la tierra, y sí haré
que se acuesten en seguridad.
(Zacarías 9:10) Y ciertamente
cortaré de Efraín [el] carro de guerra y de Jerusalén [el] caballo. Y el arco
de batalla tiene que ser cortado. Y él realmente hablará paz a las naciones;
y su gobernación será de mar a mar y desde el Río hasta los cabos de [la]
tierra.
(Salmo
72:7) En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que
la luna ya no sea.
(Isaías
60:18) ”Ya no se oirá la violencia en tu tierra, despojo violento ni
quebranto dentro de tus límites. Y ciertamente llamarás a tus propios muros:
Salvación, y a tus puertas: Alabanza.
(Miqueas
4:3) Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos, y
enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que
batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán
espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.
(Mateo
5:44) Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y
orando por los que los persiguen;
(Mateo
26:52) Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque
todos los que toman la espada perecerán por la espada.
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*** w11 15/4 “El fruto del espíritu”
glorifica a Dios ***
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“El fruto del espíritu”
glorifica a Dios
“Mi
Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto.” (JUAN
15:8)
IMAGINEMOS
estas dos escenas. Una cristiana madura se percata de que una muchacha de su
congregación está preocupada y la invita a salir a predicar.
Al conversar entre una puerta y otra, la joven se desahoga con ella, y
más tarde da gracias a Jehová por el interés que ha demostrado su compañera;
era justo lo que necesitaba. En otro lugar, un matrimonio que ha
regresado del país donde ha estado predicando cuenta con entusiasmo sus
experiencias en una reunión social. Entre los presentes hay un joven que los
escucha en silencio. Años más tarde, al prepararse para viajar a su propia
asignación, este hermano recordará a aquella pareja, cuyas palabras le
infundieron el deseo de ser misionero.
2
Puede que estas situaciones nos recuerden a alguien que nos cambió la vida o,
al revés, alguien en quien nosotros dejamos huella. Aunque no es
habitual que una sola conversación tenga un efecto tan profundo, todos los
días se nos presentan oportunidades de animar y fortalecer a quienes nos
rodean. Imagínese que hubiera algo que nos permitiera hacerlo mejor,
potenciando nuestras cualidades y aptitudes para que fuéramos más útiles a
nuestros hermanos y a Dios. Sin duda agradeceríamos contar con algo así.
Y lo cierto es que Jehová nos ofrece esa ayuda: el don del espíritu santo
(Luc. 11:13). Cuando la fuerza activa de Dios opera en nosotros, produce
hermosas cualidades que nos ayudan a mejorar en todos los aspectos de nuestra
adoración. ¡Qué regalo tan maravilloso! (Léase Gálatas
5:22, 23.)
3
Las cualidades que produce el espíritu santo son un reflejo de la
personalidad de Jehová, pues de él se origina dicha fuerza (Col.
3:9, 10). Ahora bien, ¿por qué deberíamos esforzarnos por imitar a Dios?
Dirigiéndose a sus apóstoles, Jesús indicó la razón más importante: “Mi Padre
es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto” (Juan 15:8).
Cuando cultivamos “el fruto del espíritu”, se notan los efectos en nuestra
forma de hablar y de comportarnos, lo cual redunda en alabanza al Creador
(Mat. 5:16). ¿Qué contraste hay entre las características del mundo y las
cualidades que distinguen a los cristianos? ¿Cómo podemos cultivar el fruto
del espíritu? ¿Por qué nos resulta tan difícil hacerlo? Analicemos estas
preguntas a la vez que repasamos las primeras tres facetas del fruto del
espíritu: amor, gozo y paz.
Amor que se rige por
un principio más elevado
4
El amor que fomenta el espíritu santo es muy diferente del que suelen mostrar
las personas del mundo. ¿Por qué? Porque se rige por un principio mucho más
elevado. Jesús destacó la diferencia en el Sermón del Monte (léase
Mateo 5:43-48). Señaló que hasta los pecadores se
guían por la norma de la reciprocidad. En otras palabras, razonan: “Si
me tratas bien, yo también lo haré”. Pero ese no es un amor de verdad,
un amor sacrificado, sino un simple intercambio de favores. Los cristianos
tienen que ser diferentes “para que demuestren ser hijos de su Padre que está
en los cielos”. En vez de pagar a los demás con la misma moneda, debemos
verlos y tratarlos tal como lo hace Jehová. De hecho, como indicó
Cristo, tenemos que amar incluso a nuestros enemigos. ¿De verdad es eso
posible?
5
Reflexionemos sobre el ejemplo de Pablo y Silas. Mientras predicaban en
Filipos, los arrestaron, los llenaron de golpes, los arrojaron al calabozo y
les pusieron los pies en un cepo. Seguramente, entre quienes los maltrataron
estaba el carcelero. Cuando quedaron libres a consecuencia de un terremoto,
¿acaso pensaron en ajustar cuentas con él? Todo lo contrario. Movidos por
amor abnegado y sincero interés, lo ayudaron sin demora, gracias a lo cual
abrazó la verdad junto con toda su casa (Hech. 16:19-34). De igual modo,
muchos hermanos de tiempos modernos han puesto en práctica esta máxima:
“Sigan bendiciendo a los que los persiguen” (Rom. 12:14).
6
El amor por quienes comparten nuestra fe va mucho más allá: “Estamos
obligados a entregar nuestras almas por nuestros hermanos” (léase
1 Juan 3:16-18). Claro, a
menudo podemos demostrar que los queremos con cosas mucho más pequeñas; por
ejemplo, procurando hacer las paces si los hemos ofendido con nuestras
palabras o acciones (Mat. 5:23, 24). Pero ¿y si los ofendidos somos
nosotros? ¿Tenemos siempre el corazón “listo para perdonar”, o somos un tanto
rencorosos? (Sal. 86:5.) El intenso amor que produce el espíritu nos ayuda
a cubrir las pequeñas ofensas de los demás perdonándolos liberalmente, o con
generosidad, tal como “Jehová [nos] perdonó liberalmente” a nosotros (Col.
3:13, 14; 1 Ped. 4:8).
7
¿Qué se necesita para desarrollar este amor abnegado por los hermanos? Estrechar
la amistad con nuestro Padre celestial (Efe. 5:1, 2; 1 Juan 4:9-11,
20, 21). Para ello hemos de pasar momentos a solas con él orando,
leyendo la Biblia y meditando. Así crecerá el cariño que le tenemos. Como es
lógico, para poder acercarnos a Jehová es necesario que saquemos tiempo de
otras actividades.
8
Imaginemos por un instante que solo hubiera una hora durante el día en la que
se pudiera leer la Biblia, meditar y orar. ¿Verdad que la guardaríamos como
un tesoro y no permitiríamos que nada estorbara ese momento a solas con
nuestro Padre? ¡Menos mal que no es así! Nadie puede impedir que
acudamos a Jehová cuando queramos, y la mayoría de nosotros tampoco tenemos
limitado el acceso a su Palabra. No obstante, debemos tomar medidas para
que el torbellino de actividades cotidianas no nos robe el tiempo que
dedicamos a nuestra relación personal con Dios. ¿Sacamos todo el tiempo
posible cada día para estrechar los lazos con él?
“Gozo de espíritu santo”
9
Todas las cualidades del fruto del espíritu son perdurables y se mantienen
vivas a pesar de los problemas. Este interesante hecho se ve muy claro con la
segunda cualidad: el gozo. En efecto, el gozo es como una planta
resistente, que prospera hasta en los ambientes más hostiles. Recordemos que
un número considerable de cristianos “aceptaron la palabra bajo mucha
tribulación”, pero aun así experimentaron el “gozo de espíritu santo”
(1 Tes. 1:6). Otros se enfrentan ahora mismo a graves problemas y
privaciones. Pero Jehová, valiéndose de su espíritu, les da fuerzas a todos
“para que aguanten plenamente y sean sufridos con gozo” (Col. 1:11). Ahora
bien, ¿de qué manera nos infunde Dios este gozo?
10
A diferencia de “las riquezas inseguras” que nos ofrecen Satanás y su mundo,
los tesoros espirituales que nos regala Jehová nunca pierden su valor
(1 Tim. 6:17; Mat. 6:19, 20). Él nos llena de alegría al poner
ante nosotros un futuro eterno. También nos infunde una dicha incomparable al
hacernos parte de una hermandad mundial. Y, sobre todo, nos
colma de gozo al concedernos su amistad. Hacemos nuestros los
sentimientos de David, quien, durante el tiempo en que vivió fugitivo, cantó
en un himno a Jehová: “Porque tu bondad amorosa es mejor que la vida, mis
propios labios te encomiarán. Así te bendeciré durante el transcurso de mi
vida” (Sal. 63:3, 4). Como vemos, la alabanza a Dios brota con júbilo de
nuestro corazón aun en medio de las más duras pruebas.
11
El apóstol Pablo hace esta invitación a todos los cristianos: “Siempre
regocíjense en el Señor. Una vez más diré: ¡Regocíjense!” (Fili. 4:4). ¿Por
qué es tan importante que nos sintamos felices al adorar a Jehová? Porque así
le damos a él nuestro apoyo en la cuestión de la soberanía que planteó
Satanás. Recordemos que el Diablo afirma que nadie obedece a Dios de todo corazón
(Job 1:9-11). Por eso, si lo adoráramos por deber, pero sin alegría, le
estaríamos dando un sacrificio de alabanza incompleto. En vista de este
hecho, procuramos seguir la exhortación del salmista: “Sirvan a Jehová con
regocijo. Entren delante de él con un clamor gozoso” (Sal. 100:2).
Ciertamente, para glorificar a Dios hay que servirle con espíritu alegre, con
verdaderas ganas.
12
No obstante, debemos ser realistas: hay ocasiones en las que incluso los
siervos de Jehová nos desanimamos y tenemos que luchar por mantener una
actitud optimista (Fili. 2:25-30). ¿Qué nos ayuda en esos casos? Aplicar esta
recomendación de Efesios 5:18, 19: “Sigan llenándose de espíritu,
hablándose a sí mismos con salmos y alabanzas a Dios y canciones
espirituales, cantando y acompañándose con música en el corazón a Jehová”.
¿Cómo podemos poner en práctica este consejo?
13
Cuando nos invadan los sentimientos negativos, oremos a Dios y meditemos en
asuntos edificantes y dignos de alabanza (léase Filipenses
4:6-9). Algunos han visto que se sienten más animados y
optimistas cuando escuchan los cánticos del Reino y los van tarareando.
Un hermano solía sentir frustración y desaliento debido a un grave
problema. ¿Qué lo ayudaba? “Además de orar con constancia y devoción
—recuerda—, me aprendí de memoria varios cánticos. Me llenaba de paz
entonar estas hermosas alabanzas a Jehová, fuera en voz alta o en silencio.
Por aquellos días también salió el libro Acerquémonos a Jehová.
Lo leí dos veces en un año. Era como un bálsamo para el corazón. Estoy
seguro de que Jehová bendijo todos mis esfuerzos.”
La paz es el vínculo
que nos une
14
En nuestras asambleas internacionales se respira un ambiente de hermandad
entre hombres y mujeres de orígenes muy diversos. Esta unidad mundial es una
magnífica demostración de la paz que reina en el pueblo de Dios.
La gente suele quedarse admirada al ver que tantos cristianos, a pesar
de provenir de grupos considerados irreconciliables, están “esforzándose
solícitamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo [...] de
la paz” (Efe. 4:3). Esta armonía es extraordinaria, sobre todo teniendo en
cuenta que para alcanzarla, muchos de ellos han tenido que vencer grandes
obstáculos.
15
No es nada fácil unir a personas tan distintas. Algo que nos ayudará a
comprender los retos implicados es examinar un ejemplo del siglo primero: el
apóstol Pedro. Originalmente, ¿qué opinaba él acerca de relacionarse con
gente incircuncisa de otras naciones? “Bien saben ustedes cuán ilícito
le es a un judío unirse o acercarse a un hombre de otra raza”, comentó. Pero
a continuación aclaró: “Dios me ha mostrado que no debo llamar
contaminado o inmundo a ningún hombre” (Hech. 10:24-29; 11:1-3). Todo indica
que desde niño le habían enseñado, como a la mayoría de los israelitas de la
época, que la Ley exigía que amara únicamente a sus hermanos judíos. Puede
que le pareciera muy normal ver a los gentiles como enemigos que merecían su
odio.
16
Imagínese lo incómodo que debió de sentirse Pedro al entrar en casa de
Cornelio. En vista de los prejuicios que había abrigado por tanto
tiempo, ¿conseguiría “estar unido armoniosamente” con un gentil “en el
vínculo [...] de la paz”? (Efe. 4:3, 16.) Sí, pues días antes comenzó
a modificar su actitud hacia las personas de otras razas. ¿Qué le ayudó a
hacerlo? El espíritu santo le abrió el corazón, y Jehová le reveló en
una visión que él no considera mejor ni peor a ninguna persona
porque sea de determinada nacionalidad o raza (Hech. 10:10-15). Por eso, el
apóstol le dijo a Cornelio: “Con certeza percibo que Dios no es parcial,
sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hech.
10:34, 35). Como vemos, Pedro cambió, lo que le permitió disfrutar de
verdadera unidad con “toda la asociación de hermanos” (1 Ped. 2:17).
17
El caso de Pedro ilustra el cambio tan espectacular que tiene lugar hoy entre
los cristianos (léase Isaías 2:3, 4).
Millones de hombres y mujeres “de todas las naciones y tribus y pueblos y
lenguas” están armonizando su forma de pensar con “la buena y la acepta y la
perfecta voluntad de Dios” (Rev. 7:9; Rom. 12:2). Muchos de ellos
manifestaron en su día el espíritu de este mundo marcado por el odio, la
división y la contienda. Pero el estudio de las Escrituras y la ayuda de la
fuerza activa de Dios les han enseñado a buscar “las cosas que contribuyen a
la paz” (Rom. 14:19). Como resultado, disfrutan de una unidad que da gloria a
Jehová.
18
¿Cómo podemos contribuir a que sigan reinando la paz y la unidad en el pueblo
de Jehová? En muchas congregaciones hay publicadores de origen
extranjero. A veces traen costumbres diferentes o no hablan bien
nuestro idioma. ¿Tomamos la iniciativa y nos acercamos a ellos? Eso es lo que
nos insta a hacer la Biblia. En su carta a la congregación de Roma,
donde había tanto judíos como gentiles, Pablo dijo: “Recíbanse con gusto unos
a otros, así como el Cristo también nos recibió con gusto a nosotros, con
gloria a Dios en mira” (Rom. 15:7). ¿Hemos pensado en alguien de nuestra congregación
a quien pudiéramos conocer mejor?
19
Ahora bien, ¿qué más podemos hacer para que el espíritu santo actúe en
nuestras vidas? En el próximo artículo analizaremos este punto y
repasaremos las restantes facetas del fruto del espíritu.
[Notas]
El
fruto del que habló Jesús engloba tanto “el fruto del espíritu” como “el
fruto de labios”, el cual ofrecemos como sacrificio a Dios mediante la
predicación del Reino (Heb. 13:15).
Levítico
19:18 dice: “No debes tomar venganza ni tener rencor contra los
hijos de tu pueblo; y tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. Había
maestros religiosos que afirmaban que la expresión “tu prójimo” significaba
lo mismo que la expresión “los hijos de tu pueblo” y que, por lo tanto, se
refería exclusivamente a los judíos. Aunque la Ley exigía que los israelitas
se mantuvieran separados de otras naciones, de ningún modo les mandaba que
consideraran enemigos a quienes no eran judíos y los odiaran, como
llegaron a enseñar los guías espirituales del siglo primero.
¿Qué
respuesta daríamos?
•
¿Cómo demostramos amor abnegado por los hermanos?
•
¿Por qué es tan importante que nos sintamos felices al adorar a Jehová?
•
¿Cómo podemos contribuir a que reinen la paz y la unidad en la congregación?
[Preguntas
del estudio]
1, 2. a) ¿Qué oportunidades tenemos de
animar a los demás? b) ¿Qué don divino nos permite ser más útiles en el
servicio a Jehová?
3. a) ¿Por qué recibe gloria Dios cuando
cultivamos “el fruto del espíritu”? b) ¿Qué preguntas vamos a analizar?
4. ¿Qué clase de amor enseñó Jesús a sus
discípulos?
5. ¿Cómo podemos amar a quienes nos
persiguen?
6. ¿De qué diversas formas demostramos amor
altruista por nuestros hermanos? (Véase el recuadro de la página 21.)
7, 8. a) ¿Qué relación hay entre el amor a
Dios y el amor al prójimo? b) ¿Cómo fortalecemos el amor por Jehová? (Véanse
las fotografías de esta página.)
9. ¿Qué interesante hecho podemos mencionar
acerca del gozo que produce el espíritu santo?
10.
¿Cómo nos llena Jehová de gozo?
11.
¿Por qué es tan necesario que sintamos gozo al adorar a Jehová?
12,
13. ¿Cómo podemos combatir los sentimientos negativos?
14.
¿Cuál es una magnífica demostración de la paz que produce el espíritu santo?
15,
16. a) ¿Por qué le costó tanto a Pedro modificar su actitud hacia los
gentiles? b) ¿Cómo ayudó Jehová al apóstol a cambiar su forma de pensar?
17.
¿Por qué es tan sobresaliente la unidad de que disfruta el pueblo de Dios?
18,
19. a) ¿Cómo podemos contribuir a que reinen la paz y la unidad en la
congregación? b) ¿Qué analizaremos en el próximo artículo?
“Estos son los
verdaderos cristianos”
Un libro que habla de la fidelidad de los
testigos de Jehová bajo el nazismo, incluye el siguiente comentario de un
joven prisionero judío sobre su primer encuentro con estos cristianos al
llegar al campo de concentración de Neuengamme:
“Cuando los judíos procedentes de Dachau
entramos en el barracón, los demás judíos escondieron lo que tenían para
no verse obligados a compartirlo con nosotros. [...] Aunque cuando
vivíamos fuera [del campo de concentración] solíamos ayudarnos, ahora, en una
situación de vida o muerte, cada uno se preocupaba ante todo por salvar su
vida y se olvidaba de los demás. Pero ¿sabe lo que estaban haciendo los
Estudiantes de la Biblia en esos días? Los tenían trabajando muy duro en la
reparación de unas tuberías. El tiempo era muy frío, y pasaban el día
entero en medio del agua helada. Nadie comprendía cómo podían soportarlo.
Ellos decían que era Jehová el que les daba las fuerzas. Como nosotros,
necesitaban el pan desesperadamente, pues estaban hambrientos. Aun así, ¿qué
hacían? Reunían todos los panes que tenían, tomaban la mitad para ellos y el
resto se lo entregaban a sus hermanos recién llegados de Dachau. Además, les
daban la bienvenida y los besaban. Antes de comer, hacían una oración. Luego
estaban todos tan contentos y satisfechos. Decían que ya no tenían
hambre. En ese instante yo pensé: ‘Estos son los verdaderos cristianos’.”
(Between Resistance and Martyrdom—Jehovah’s Witnesses
in the Third Reich [Entre la resistencia y el
martirio: los testigos de Jehová durante el Tercer Reich].)
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sábado, 23 de febrero de 2013
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