*** Texto del Viernes, 22 de
Febrero de 2013 ***
► es13 pág. 24 Febrero
Viernes 22 de febrero
Jehová no abandonará
a su pueblo (1 Sam.
12:22).
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(1 Samuel 12:22)
Porque Jehová no abandonará a su pueblo,
por causa de su gran nombre, porque Jehová
ha tomado a su cargo hacerlos pueblo suyo.
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(1 Reyes
6:13) y verdaderamente residiré en medio de los hijos de Israel, y no
dejaré a mi pueblo Israel”.
(Salmo 94:14)
Porque Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia.
(Romanos 11:1) Pregunto, pues: Dios no rechazó a su
pueblo, ¿verdad? ¡Jamás suceda eso! Pues yo también soy israelita, de la
descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín.
(Josué 7:9)
Y los cananeos y todos los habitantes del país lo oirán, y ciertamente nos
cercarán y cortarán nuestro nombre de la tierra; y ¿qué harás por tu gran
nombre?”.
(Salmo 23:3)
Refresca mi alma. Me guía por los senderos trillados de la justicia por causa
de su nombre.
(Salmo 106:8)
Y él procedió a salvarlos por causa de su nombre, para dar a conocer su poderío.
(Jeremías 14:21) No [nos] muestres falta de respeto, por
causa de tu nombre; no desprecies tu glorioso trono. Recuerda; no rompas tu
pacto con nosotros.
(Ezequiel 20:14) Pero actué por causa de mi propio nombre
para que [este] no fuera profanado delante de los ojos de las naciones,
delante de cuyos ojos los había sacado.
(Éxodo 19:5)
Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi
pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre
todos los [demás] pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí.
(Deuteronomio 7:7) ”No porque ustedes fueran el más populoso
de todos los pueblos les mostró Jehová afecto de modo que los escogiera,
porque eran el más pequeño de todos los pueblos.
(Deuteronomio 14:2) Porque eres un pueblo santo a Jehová tu
Dios, y Jehová te ha escogido para que llegues a ser su pueblo, una propiedad
especial, de entre todos los pueblos que hay sobre la superficie del suelo.
(Deuteronomio 32:9) Porque la parte que corresponde a Jehová
es su pueblo; Jacob es el lote asignado que él hereda.
(Isaías 43:21)
el pueblo a quien he formado para mí mismo, para que relate la alabanza mía.
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En estos últimos días
tan críticos, Jehová no ha dejado de animar y consolar a su pueblo. Por
más de un siglo, miles de cristianos han sido perseguidos y encarcelados por
sus creencias. Todos ellos dan testimonio de que Dios siempre cuida de sus
siervos en tiempos de dificultad. Tomemos como muestra a un hermano de la
antigua Unión Soviética que recibió una condena de veintitrés años de reclusión
por causa de su fe y, aun así, siempre logró recibir de algún modo el
alimento espiritual que le brindaba aliento y energía. “Durante todos
aquellos años —señaló— aprendí a confiar en Jehová, y él me dio fuerzas.” (1 Ped. 5:6, 7.)
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(1 Pedro 5:6, 7) Humíllense, por lo
tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; 7 a la
vez que echan sobre él toda su inquietud,
porque él se interesa por ustedes.
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(Mateo 23:12)
El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.
(Lucas 14:11)
Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será
ensalzado”.
(Mateo 6:25)
25 ”Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a
su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en
cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento, y el
cuerpo que la ropa?
(Salmo 55:22)
22 Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te
sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo.
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No sabemos las
pruebas que nos quedan por soportar, pero sean cuales sean, hacemos bien en
recordar estas alentadoras palabras del salmista: “Jehová no desamparará
a su pueblo” (Sal. 94:14).
Pero el consuelo no solo es algo que necesitamos recibir. También es
algo que tenemos el honor de llevar a los demás. w11 15/10 3:18-20
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(Salmo 94:14) Porque Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia.
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(1 Samuel
12:22) Porque Jehová no abandonará a su pueblo, por causa de su gran
nombre, porque Jehová ha tomado a su cargo hacerlos pueblo suyo.
(Salmo 37:28)
Porque Jehová es amador de la justicia, y no dejará a los que le son leales.
Hasta tiempo indefinido ciertamente serán guardados; pero en cuanto a la
prole de los inicuos, esta en verdad será cortada.
(Romanos 11:1)
Pregunto, pues: Dios no rechazó a su pueblo, ¿verdad? ¡Jamás suceda eso! Pues
yo también soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de
Benjamín.
(Hebreos 13:5)
Que [su] modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con
las cosas presentes. Porque él ha dicho: “De ningún modo te dejaré y de ningún
modo te desampararé”.
(Deuteronomio 32:9) 9 Porque la parte
que corresponde a Jehová es su pueblo; Jacob es el lote asignado que él
hereda.
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*** w11 15/10 Confiemos en Jehová,
“el Dios de todo consuelo” ***
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Confiemos en Jehová,
“el Dios de todo consuelo”
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo.” (2 COR.
1:3)
APENAS nacemos, tenemos una gran necesidad de atención y consuelo. Y enseguida
aprendemos a pedirlo valiéndonos de las cuerdas vocales, quizás gritando para
que nos tomen en brazos o nos den de comer. Con el paso de los años, nos
sigue haciendo falta que nos conforten, sobre todo en las situaciones más difíciles.
2 En muchas ocasiones, los familiares y amigos nos
alivian las penas. A veces, sin embargo, las condiciones se ponen tan
duras que ni siquiera ellos logran calmar nuestro dolor. De hecho,
el único que puede hacerlo siempre, incluso en los peores momentos, es Dios.
Su Palabra nos ofrece esta garantía: “Jehová está cerca de todos los que
lo invocan [...] y oirá su clamor por ayuda” (Sal. 145:18, 19). Y también
nos asegura que “los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están
hacia su clamor por ayuda” (Sal. 34:15). Claro, si queremos recibir su
respaldo y su consuelo, tenemos que confiar en él. Así lo expresó David en un
salmo: “Jehová llegará a ser altura segura para el aplastado, altura segura
en tiempos de angustia. Y los que conocen tu nombre confiarán en ti,
porque ciertamente no dejarás a los que te buscan, oh Jehová” (Sal. 9:9, 10).
3 Jehová aprecia enormemente a sus siervos. Bien lo
indicó Jesús al decir: “Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco
valor, ¿no es verdad? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante
de Dios. Pero hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos
contados. No tengan temor; ustedes valen más que muchos gorriones” (Luc.
12:6, 7). Además, mediante el profeta Jeremías, Jehová dirigió estas
palabras al pueblo de Israel: “Con un amor hasta tiempo indefinido te he
amado. Por eso te he atraído con bondad amorosa” (Jer. 31:3).
4 En tiempos de angustia, es un gran alivio confiar en
Jehová y sus promesas. Nuestra actitud debería ser la misma que la de Josué,
quien dijo: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su
Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una
sola palabra de ellas ha fallado” (Jos. 23:14). Aun si atravesamos las
situaciones más críticas, podemos tener la certeza de que “Dios es fiel” y
nunca nos abandonará si le somos leales (léase 1 Corintios
10:13).
5 Pablo escribió que Jehová es “el Dios de todo consuelo”.
La palabra consuelo significa: “Alivio que siente una persona de
una pena, dolor o disgusto”. Eso es exactamente lo que nos da nuestro Padre
celestial (léase 2 Corintios 1:3, 4).
No hay nada ni nadie que le impida actuar a favor de quienes lo
amamos con toda el alma. Y dispone de todos los medios necesarios para
hacerlo. Gracias al ánimo que nos infunde, nosotros podemos confortar a
nuestros hermanos “en cualquier clase de tribulación”. Para ello recurrimos
al “consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios”. ¡Qué
bien expresan las palabras que dirigió Pablo a los corintios la incomparable
capacidad de Jehová de brindar aliento a quienes sufren!
Ayuda para enfrentarnos a las situaciones
que nos causan dolor
6 Son muchas las situaciones en las que necesitamos
consuelo. Uno de los golpes más terribles es perder a un ser querido,
particularmente el cónyuge o un hijo. Pero también es duro sufrir en carne
propia la discriminación o el prejuicio, así como lidiar con las
enfermedades, la vejez, la pobreza, los problemas matrimoniales o el deterioro
en las condiciones de este mundo.
7 En tiempos de angustia es cuando más precisamos
consuelo. Veamos cómo se nos ayuda a sobrellevar los sufrimientos que tienen
que ver con el corazón, la mente, las emociones, la salud física y el
bienestar espiritual. Comencemos por el corazón. La Biblia señala
que a veces podemos tenerlo “quebrantado y aplastado” (Sal. 51:17). Pero
también muestra que Jehová venda nuestras heridas y nos cura el corazón (Sal.
147:3). Aun en las circunstancias más extremas, nos confortará si le oramos
con fe y cumplimos sus mandamientos (léanse 1 Juan
3:19-22 y 5:14, 15).
8 Nuestra mente también se ve expuesta a pruebas
de fe y otras circunstancias angustiosas. Necesitamos recibir ánimo y
fortaleza, ya que con nuestras propias fuerzas probablemente no seríamos
capaces de encarar tales situaciones. Contamos con el mismo apoyo que el
salmista que cantó: “Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser
muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma”
(Sal. 94:19). Además, Pablo escribió: “No se inquieten por cosa alguna,
sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a
conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento
guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”
(Fili. 4:6, 7). Sin duda, la lectura de la Biblia y la meditación son un
magnífico antídoto contra la ansiedad (2 Tim. 3:15-17).
9 Cuando nos sentimos muy desanimados, corremos el
peligro de dejarnos dominar por las emociones negativas. Quizás
pensemos que no podemos cumplir con algún mandato bíblico o con
determinada responsabilidad en la congregación. En tales casos, Jehová
también nos socorre y consuela. Notemos que, cuando Josué recibió el encargo
de dirigir a los israelitas en la lucha contra naciones poderosas, Moisés
hizo esta exhortación al pueblo: “Sean animosos y fuertes. No tengan
miedo ni sufran un sobresalto delante de ellos, porque Jehová tu Dios es
el que marcha contigo. No te desamparará ni te dejará enteramente”
(Deu. 31:6). Gracias al apoyo de Jehová, Josué logró introducir en la Tierra
Prometida al pueblo elegido y obtener la victoria sobre sus enemigos. Años
antes, Moisés había visto el mismo respaldo divino en el mar Rojo (Éxo.
14:13, 14, 29-31).
10 Las tensiones de la vida también afectan nuestra salud
física. Evidentemente, nuestro organismo se beneficia cuando adoptamos
hábitos sanos de alimentación, descanso, ejercicio e higiene. Pero no es
menos provechoso afrontar la vida con una actitud positiva basada en las
Escrituras. Cuando pasamos por circunstancias estresantes, debemos recordar
el ejemplo de Pablo y estas animadoras palabras que escribió: “Se nos oprime
de toda manera, mas no se nos aprieta de tal modo que no podamos
movernos; nos hallamos perplejos, pero no absolutamente sin salida; se
nos persigue, pero no se nos deja sin ayuda; se nos derriba, pero no se
nos destruye” (2 Cor. 4:8, 9).
11 Asimismo, las dificultades hacen mella en nuestro bienestar
espiritual. Y cuando esto sucede, nuestro Padre celestial también
puede acudir a rescatarnos. Su Palabra nos da esta garantía: “Jehová está
sosteniendo a todos los que van cayendo, y está levantando a todos los que
están encorvados” (Sal. 145:14). ¿Qué nos ayudará a combatir la enfermedad
espiritual? Acudir a los ancianos de la congregación (Sant. 5:14, 15).
Otra cosa que nos sustenta cuando nuestra fe se ve sometida a prueba es no perder
nunca de vista la esperanza cristiana de la vida eterna (Juan 17:3).
Fieles a los que Dios consoló
12 Por inspiración, un salmista le dijo a Jehová: “Acuérdate
de la palabra a tu siervo, la cual me has hecho esperar. Esta es mi consuelo
en mi aflicción, porque tu propio dicho me ha conservado vivo” (Sal. 119:49, 50).
En la actualidad, contamos con la Palabra escrita de Dios, la cual
contiene muchos ejemplos de personas a las que él confortó. Tomemos por caso
a Abrahán. Seguramente, se sintió muy inquieto al enterarse de que
Sodoma y Gomorra iban a ser destruidas. Por eso le preguntó a Jehová: “¿Verdaderamente
barrerás al justo con el inicuo?”. Él lo tranquilizó asegurándole que
perdonaría a Sodoma si encontraba tan solo cincuenta personas justas en ella.
Sin embargo, el fiel patriarca le preguntó otras cinco veces qué sucedería en
caso de que hubiera algunas menos. Primero comenzó con cuarenta y cinco, y
luego fue bajando a cuarenta, treinta, veinte y diez. Dios lo escuchó con
mucha paciencia y le prometió que, si se daban esas condiciones, no ejecutaría
el castigo contra Sodoma. Y aunque ni siquiera aparecieron diez
justos, conservó vivos a Lot y sus hijas (Gén. 18:22-32; 19:15, 16, 26).
13 Pensemos también en Ana, la esposa de Elqaná.
Aunque sentía grandes deseos de ser madre, vivía frustrada por ser estéril.
Con esa inquietud, hizo una oración a Jehová, y el sumo sacerdote Elí le
dijo: “Que el Dios de Israel conceda tu petición”. Sin duda, recibió un gran
consuelo, de modo que “su rostro no volvió a mostrar preocupación” (1 Sam.
1:8, 17, 18). Llena de confianza, lo dejó todo en manos de Jehová. No sabía
cómo iban a desarrollarse los asuntos, pero sentía paz interior. Con el
tiempo, vio contestado su ruego al quedarse embarazada y dar a luz un hijo,
al que llamó Samuel (1 Sam. 1:20).
14 Otro fiel que se benefició del consuelo divino fue David.
Jehová, quien “ve lo que es el corazón”, sabía que se trataba de un joven
sincero y devoto cuando lo eligió como futuro gobernante de Israel (1 Sam.
16:7; 2 Sam. 5:10). No obstante, cuando ya era rey, cometió
adulterio con Bat-seba y trató de ocultarlo mandando matar a su esposo. Dándose
cuenta del horrible pecado que había cometido, le imploró a Jehová: “Conforme
a la abundancia de tus misericordias, borra mis transgresiones. Lávame
cabalmente de mi error, y límpiame aun de mi pecado. Pues mis transgresiones
yo mismo conozco, y mi pecado está enfrente de mí constantemente” (Sal.
51:1-3). En vista de que estaba arrepentido de todo corazón, este
humilde siervo de Dios fue perdonado. No obstante, pagó muy caras sus
malas acciones (2 Sam. 12:9-12). Con todo, encontró alivio en la
misericordia de su Padre celestial.
15 Durante su vida en la Tierra, Jesús también se
enfrentó a las grandes pruebas de fe por las que Jehová permitió que pasara.
Pero este hombre perfecto se mantuvo siempre fiel, demostrando confianza
absoluta en su Padre y defendiendo su soberanía. Cuando estaba a punto de ser
traicionado y ejecutado, le oró así: “Que no se efectúe mi voluntad,
sino la tuya”. Acto seguido, se le apareció un ángel para darle fuerzas (Luc.
22:42, 43). De este modo, Jehová le brindó el consuelo, la fortaleza
y el apoyo que necesitaba en aquella hora.
16 En nuestro caso, también podemos contar con la ayuda
de Jehová para mantenernos fieles, incluso en las situaciones en las que podríamos
perder la vida por defender nuestra fe. Además, él nos fortalece mediante la
esperanza de la resurrección. La muerte, el último enemigo, “ha de ser
reducida a nada” (1 Cor. 15:26). ¡Cómo anhelamos ver ese día! Dios
resucitará a todos los muertos que se encuentran en su infalible memoria,
entre los cuales figuran sus siervos leales y muchísimas otras personas (Juan
5:28, 29; Hech. 24:15). La confianza en esta promesa nos reconforta
y llena de esperanza, particularmente en tiempos de persecución.
17 Jehová nos da la alentadora seguridad de que nuestros
seres queridos que descansan en el Seol volverán a vivir en la Tierra, libres
de los sufrimientos que padecemos en la actualidad. Además, nos enseña que
sus siervos de la “gran muchedumbre” sobrevivirán al fin de este sistema
malvado, lo que les permitirá recibir a los resucitados en el nuevo mundo y
enseñarles la verdad (Rev. 7:9, 10). ¡Qué inmenso privilegio!
Nos sostienen sus brazos eternos
18 En un impactante y conmovedor canto, Moisés dio esta
garantía a los israelitas: “Un escondite es el Dios de la antigüedad, y
debajo están los brazos de duración indefinida” (Deu. 33:27). Y el
profeta Samuel les dijo años después: “No se desvíen de seguir a Jehová,
y tienen que servir a Jehová con todo su corazón. [...] Jehová no abandonará
a su pueblo, por causa de su gran nombre” (1 Sam. 12:20-22). Como vemos,
mientras seamos fieles al Dios verdadero y su adoración, él nunca nos dejará.
Siempre nos brindará el apoyo que necesitemos.
19 En estos últimos días tan críticos, Jehová no ha
dejado de animar y consolar a su pueblo. Por más de un siglo, miles de
cristianos han sido perseguidos y encarcelados por sus creencias. Todos ellos
dan testimonio de que Dios siempre cuida de sus siervos en tiempos de
dificultad. Tomemos como muestra a un hermano de la antigua Unión Soviética
que recibió una condena de veintitrés años de reclusión por causa de su fe y,
aun así, siempre logró recibir de algún modo el alimento espiritual que le
brindaba aliento y energía. “Durante todos aquellos años —señaló— aprendí a
confiar en Jehová, y él me dio fuerzas.” (Léase 1 Pedro
5:6, 7.)
20 No sabemos las pruebas que nos quedan por
soportar, pero sean cuales sean, hacemos bien en recordar estas alentadoras
palabras del salmista: “Jehová no desamparará a su pueblo” (Sal. 94:14).
Pero el consuelo no solo es algo que necesitamos recibir. También es
algo que tenemos el honor de llevar a los demás. Como veremos en el próximo
artículo, podemos confortar a quienes sufren en medio de este mundo plagado
de problemas.
¿Qué respuestas daríamos?
• ¿Cuáles son algunas causas de angustia?
• ¿Cómo consuela Jehová a sus siervos?
• ¿Qué nos fortalece al vernos frente a la muerte?
[Preguntas del estudio]
1. ¿Qué necesidad tenemos a lo
largo de toda la vida?
2. ¿Qué garantías da la Biblia de
que Jehová consolará a quienes confían en él?
3. ¿Cómo ilustró Jesús el gran
amor que Jehová siente por sus siervos?
4. ¿Por qué podemos confiar en las
promesas de Jehová?
5. ¿Qué nos permite consolar a los
demás?
6. ¿Qué situaciones pueden
causarnos aflicción?
7. a) ¿Qué consuelo
necesitamos en tiempos de angustia? b) ¿Qué puede hacer Jehová por el
corazón “quebrantado y aplastado”?
8. ¿Cómo nos ayuda Jehová a
tranquilizar nuestra mente?
9. ¿Cómo podemos enfrentarnos a
las emociones negativas?
10. ¿Con qué ayuda contamos cuando nuestra salud física se resiente por
las tensiones de la vida?
11. ¿Qué nos ayudará a combatir la enfermedad espiritual?
12. ¿Cómo tranquilizó Jehová a Abrahán?
13. ¿Cómo demostró Ana que confiaba en Jehová?
14. ¿Por qué necesitaba David consuelo, y a quién se lo pidió?
15. ¿Qué ayuda recibió Jesús antes de ser ejecutado?
16. ¿Cómo nos ayudará Jehová si encaramos la posibilidad de morir por
defender nuestra fe?
17. ¿Qué consuelo nos brinda Jehová cuando perdemos a un ser querido?
18, 19. ¿Cómo ha fortalecido Jehová a sus siervos en tiempos de persecución?
20. ¿Qué garantía tenemos de que Jehová nunca nos abandonará?
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viernes, 22 de febrero de 2013
Viernes, 22 de Febrero de 2013
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